Sarocha estaba dibujando en una hoja algunos corazones con el nombre de Becky en el centro, mientras sonreía como una tonta. El día de ayer su osita le dio muchos besitos y estuvieron mucho tiempo juntas mientras comían algunas golosinas, después se la pasaron mirando el cielo.

—Sarocha, te estoy hablando. —Charlotte movió sus manos para que la menor le prestará atención.

—Char... ¿Qué sucede? —Cuestionó, ocultando la hoja con corazones.

—Te vine a traer estos informes. —Habló mientras dejaba tres carpetas en el escritorio.

—Ugh, lo revisaré después. Gracias.

—¿Cómo vas con la chica? ¿Ya te pidió un carro o una casa a su nombre?

—Vamos bien, ella me ama y yo a ella. —Respondió sonriendo. —Y no te preocupes, no me ha pedido nada, de hecho, nunca me pidió nada.

—¿Cómo que no te pidió nada? ¿Y los regalos costosos que siempre traías? ¿No te los pidió ella? —Interrogó confundida.

—Ella nunca me pidió nada, cada cosa que compré fue porque yo quise y para evitar que sucediera lo que pasó antes de conocerla. —Habló jugando con un bolígrafo. —De hecho, siempre que le daba un regalo se veía bastante incómoda pero cuando le compraba un tazón de fideos o brochetas de cordero se ponía muy feliz.

—Joder, ahora me siento terrible. La juzgue sin conocerla. —Dijo Charlotte.

—Le platiqué un poco de ella y me dijo que a ella no le importaban los regalos lujosos que lo único que quería de mí era amor. Me ama, Charlotte. Ella me ama.

—Espero que sea cierto y que esa chica no te lastime.

—No lo haría, ambas estamos muy enamoradas. —Comentó sonriendo.

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Becky estaba sentada en el verde pasto mientras esperaba a su novia. Aquel árbol se había convertido en un pequeño "nido de amor" ya que ambas se encontraban ahí y se la pasaban platicando, dándose besos, mimos, abrazos y demás. La castaña agradecía internamente que casi nadie fuera a ese lugar del parque, así tenían un poco más de privacidad y no corrían riesgo de verlas juntas.

—Osita... —Susurró mientras se sentaba en el pasto a un lado de su novia.

—Saro.

—Perdón por la tardanza, la junta duró un poco más de lo que creí. —Besó la mano de la menor.

—Eso explica por qué traes traje el día de hoy, aunque debo de admitir que me gusta cómo te ves con traje. Habló mientras guardaba unos lápices en su mochila.

—Oh, ¿Esa es la razón por la cuál a veces me visitas de sorpresa en la empresa?

—Estaría mintiendo si digo que no. —Rio. —Te ves muy bien con traje, me encanta.

—Tal vez deba usar traje todos los días. —Habló mientras agarraba la mano de la castaña.

—No, también me gusta cuando te vistes casual. Tienes un estilo muy único. —Becky se acurrucó en Sarocha. —Mis compañeros piensan que me estoy metiendo con viejitos.

—¿Es por el teléfono no es así?

—Sí, también porque nunca llevo dinero y de un día a otro ya llego con una bolsa de comida.

—Entonces, ¿Ya no debería comprar tantas cosas? ¿Qué te gustaría que comprara? —Preguntó.

—Ugh, no sé, lo que tú compres me lo comeré solo no compres mucho o puedo llevar mi almuerzo para que no gastes. —Respondió con una sonrisa.

—No. Compraré solo lo necesario.

—¿Por qué no quieres que haga mi almuerzo? —Cuestionó.

—Porque entonces no vamos a tener tiempo de estar juntas antes de que entres a la escuela. —Contestó. —Si cuando te compro la comida apenas y tenemos unos diez minutos, no me imagino si haces tú almuerzo.

—Oh, mi pequeña Freenky me ama mucho. —Apretó las mejillas de la más alta.

—¿Tú me amas? —Cuestionó.

—Por supuesto y mucho, mucho, mucho. —Empezó a dejar varios besos por toda la cara de su novia. —Por cierto, Gemini aceptó ayudarme para ir a tu casa a dormir.

—Esa es maravilloso. ¿Pidió algo a cambio?

—No, bueno sí... —Rascó su nuca. —Quiere conocerte.

—Pensé que iba a pedir dinero. —Murmuró. —Está bien, supongo que es justo. Te va a ayudar a escapar.

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Becky estaba en la cama de Gemini mientras esperaba que su novia llegara a recogerla.

—Dios, voy a conocer a la mujer más exitosa de Bangkok y a tu sugar. —Habló mientras miraba por la ventana.

—No es mi sugar, es mi novia.

—Es tu sugar. ¡Creo que esa! Ah, no es el vecino.

—¿Cuándo volverán tus padres? —Preguntó.

—Hasta el martes, están en su 'luna de miel' —Respondió. —No tienes nada de qué preocuparte, todo va a salir bien.

—¡Oh, Saro dice que ya viene!

Ambos esperaron unos minutos más y escucharon el timbre de la casa, los dos bajaron corriendo para ir abrir.

—¡Bienvenida! —Dijo Gemini mientras sonreía. —Es más perfecta de lo que imaginé... —Murmuró.

—¡Saro! —Sonrió mientras veía a su novia.

—Becca, te ves muy linda. —Comentó.

—Sigo aquí. —Habló el chico haciendo acto de presencia ya que la pareja se veía con una tonta sonrisa sin hacerle caso.

—Lo siento mucho. Muchas gracias por ayudar a Becky a qué pase tiempo conmigo. —Hizo una reverencia.

—No es nada, con tal de ver a mi amiga feliz soy capaz de cualquier cosa. —Dijo con una sonrisa. —Bec, ve por tus cosas.

Becky asintió y subió las escaleras para ir por sus cosas. Una vez se quedaron solos Gemini miró con seriedad a la mujer.

—Bec se va ir de aquí virgen y espero que regrese como tal. Si la amas espera que al menos tenga la mayoría de edad ¿Entendiste?

—La amo y esperaré lo que sea. —Habló mirando con seriedad al pequeño. —También espero que tú no andes diciendo sobre nuestra relación.

—Tenlo por seguro, su secreto está a salvó conmigo. Solo te aviso que soy muy bueno dando golpes así que ten cuidado si veo a Rebecca llorar ¿Crees que no conozco tus escándalos de citas?

—Soy cinta negra, mocoso también se boxeo. Pero ten por seguro que Rebecca no llorara y desde que estoy con ella ya no he tenido escándalos de citas. Tonto.

—¡Ya estoy! —Grito la castaña bajando por las escaleras mientras daba pequeños brincos.

Inmediatamente ambos se sonrieron.

—Bec, tu novia es muy amable. —Comento su amigo.

—Me alegro que se lleven bien. Vamos, Freenky. —Hablo tomando su mano. —Gracias, Gemini.

—Becca estará aquí al medio día. —Aviso la pelinegra.

—Está bien, diviértanse.

La pareja salió de la vivienda con una sonrisa. Freen abrió la puerta de su carro para que su novia subiera.

Ya en el carro, Becky le iba contando cómo fue su día en la preparatoria mientras Freen sonreía.

—En la próxima clase de cocina vamos hacer unos deliciosos cupcakes. ¿De qué sabor te gustaría que los hiciera?

—Mmm... Cupcakes... Chocolate, me gusta el chocolate. —Respondió.

—Oh, casi lo olvido. La próxima semana van a juntar las clases de educación física. —Hizo un mohín.

—Es cuando los ponen a competir con otras clases ¿No?

—Sí. ¿Cómo sabes?

—Osita, yo también fui a la preparatoria. —Soltó una risita.

—Cierto. —Rió.

—¿No te gusta ese tipo de actividades? —Cuestionó al ver como su novia hacia una mueca.

—Soy un poco torpe a la hora de hacer actividades físicas y eso provoca la burla junto con malos comentarios. —Confesó. —Tal vez ese día deba fingir que estoy enferma o algo así.

Freen se sintió mal por ver la expresión de tristeza de su novia. Mañana pensaría que hacer respecto a ese problema, no quería ver a su osita de ese modo.

—Llegamos. —Anuncio con una sonrisa.

—Wow, Freenky. Tu casa es muy linda. —Hablo.

—Vamos adentro, dame tu mochila.

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La castaña estaba encerrada en aquel lujoso baño, ambas habían decidido cambiarse en el baño. Ahora en estos momentos Freen la estaba esperando en la cama con un pijama de seda mientras ella estaba ahí encerrada con un pijama de oso, uno que le compro su madre hace tiempo.

—Osita, ¿Estás bien? Ya tardaste mucho. —Freen golpeó suavemente la puerta.

—Eh, sí... Ya salgo. —Soltó un suspiro y trato de calmar sus nervios. Abrió la puerta viendo cómo Freen estaba ahí parada.

—Que tierna te ves así, dios pareces una osita. Una osita muy tierna. —Abrazo a su novia.

Becky se regañó mentalmente por pensar que su novia se fijaría si su pijama era de marca o no. Si Freen se enamoró de ella aún sabiendo que no tenía lujos.

—¿Recuerdas el día que nos conocimos? —Pregunto Becky mientras era alzada por su novia hasta la cama.

—Claro que sí, me golpeaste con tu mochila. —Respondió mientras cobijaba a Becky.

—Es que pensé que eras una secuestradora.

—Tenía que estar así porque no quería que me reconocieran en las calles. Me enamore de ti a primera vista. —Hablo.

—Yo igual.

—¿Cuál película quieres ver? —Cuestionó prendiendo la gran televisión que estaba enfrente de ellas.

—Tu película favorita de Shin-chan. —Respondió acurrucándose en Freen.

—Ahora me acabo de enamorar más de ti.

Ambas rieron por eso y se dieron un pequeño beso.