Capitulo 9. La casa del terror I
Sintió algo frío sobre la frente y abrió los ojos con lentitud, dispuesto a volver a echar a Evan de allí pero no fue a su amigo al que encontró frente a él. Aún sorprendido se sentó sobre la cama intentando mantener la cabeza erguida para no comenzar a sangrar de nuevo.
— ¿Qué haces aquí?. ―preguntó Jose con brusquedad.
—Bel y Evan se empeñaron en que viniera a verte. ―contestó Nora entregándole la lata de coca-cola que antes le había colocado en la frente. ―¿Cómo está tu nariz?
—No está rota, si es lo que querías saber. ―Jose cogió la lata y la colocó al lado de su pierna, luego miró hacia Nora de nuevo, estaba cruzada de brazos mirando hacia el suelo. Carraspeó y ella levantó la mirada. ―Bueno... quizás antes me excedí un poco.
— Quizás...―murmuró ella algo retraída, Jose fijó en que estaba algo más distraída de lo normal y suspiró, si ya normalmente le costaba mantener una conversación hoy iba a ser algo imposible.
—Lo que quiero decir, es... que bueno... yo... no debí gritarte. ―musitó a regañadientes, al final estaba disculpándose tal y como Evan le había dicho, estúpido Evan. Nora lo miró algo estupefacta unos segundos pero no dijo nada y apenas cambió su expresión.
—La verdad es que no quise golpearte sólo desviar el balón para que no golpease a Bel.
Eso no era una disculpa oficial, pero era mejor que nada. Además no podía pedirle algo más a Nora, ya que al parecer mantener esta simple conversación parecía estar costándole un debate interno. Nora descruzó los brazos y se agarró con fuerza al bolso.
—Yo... el lunes cuando nos quedamos encerrados. ―Jose la miró con gran interés y ella desvió la mirada hacia sus zapatos. ―Gracias.
—No... no hay de qué. ―tartamudeó nervioso por lo que tosió para aclararse la voz. ―Pero la próxima vez que quieras agradecerme algo, trata de no romperme la nariz.
Comentó Jose en tono jocoso esperando provocar una sonrisa en ella pero Nora sólo asintió levemente.
—¿Qué vamos a hacer con el trabajo de historia? ―Jose abrió la lata y tomó un sorbo antes de mirar hacia Nora.
—Ya lo tengo hecho.
— Oh, no tenías por qué.
—Claro que sí, el trabajo había que entregarlo hoy y cómo no conseguí hablar contigo en toda la semana pues tuve que hacerlo todo yo. ―Jose tomó otro trago más largo y recapacitó lo que acababa de decirle a Nora, ella no se había molestado en contactar con él a pesar de que parecía ser una buena estudiante, además antes de que Sonia llegase diciendo que la profesora no había ido Nora ya había guardado sus pertenencias y también estaba la mirada que la pelirroja le había lanzado a Nora cuando se quejaba de que nadie los había avisado de que la profesora iba a enfermar. ―Acaso tú...
La pregunta se quedó en el aire. Era imposible que ella supiese que la profesora no iba a asistir debido a una enfermedad, pero esa opción era la mejor explicación para todas sus dudas.
— ¿Tú sabías que no iba a venir? ―preguntó finalmente Jose con curiosidad.
—Bueno... yo... creo que será mejor que me marche ya.
Nora se dio la vuelta dispuesta a marcharse pero Jose se puso en pie de un salto y la agarró del brazo rápidamente para evitar que huyese. Ella se giró para encararlo y él cerró su mano alrededor de su muñeca para impedir que se soltase con facilidad.
—Suéltame. ―exigió Nora sin alzar la voz para así no llamar la atención.
—Primero contesta a mi pregunta. ―Nora rodó los ojos irritada y Jose sonrió satisfecho. ―Creo que tomaré eso como un sí, ¿y cómo lo sabías?
— Yo no lo sabía y ahora déjame ir.
—Mientes fatal. ―Jose se sentó sobre la cama y tiró de Nora para acercarla a él, Jose levantó la cabeza para evitar un nuevo sangrado y así poder tener una mejor visión de Nora que lo miraba con ira. ― El otro día no te quejabas tanto por tener contacto físico conmigo.
Nora lo fulminó con la mirada pero no dijo nada, únicamente comenzó a mover la mano con fuerza para intentar soltarse de Jose; él la observaba entretenido y soltó una fuerte carcajada. Era tan divertido hacerla enojar y taaaaan fácil. Dejó de sonreír cuando vio el ceño fruncido de Nora por lo que ladeó la cabeza para mirar hacia el mismo lugar que ella. Unas camas atrás estaba Iván sentado mientras Bel hablaba animadamente.
—Hay algo en ese chico que no termina de gustarme. ―murmuró Jose haciendo que Nora centrase toda su atención en él, ella no dijo nada pero no hacía falta ya que por el brillo de sus ojos notó que estaba de acuerdo con él. ―¿Y bien? ¿Cómo sabías que no iba a venir la profesora? ¿La envenenaste?
— ¡Qué! ¡No! Yo no hice nada. ―Nora se mordió el labio obligándose a callar.
Jose entrecerró los ojos analizando sus palabras. Puede que ella no hubiera hecho nada, pero estaba claro que sabía quién había sido y estaba al tanto desde hace tiempo que la profesora no iba a recoger el trabajo hoy como indicaba el hecho de que no se preocupase en toda la semana de quedar.
— ¡Nora! ―exclamó Matt entrando a la enfermería, Nora agitó la mano y Jose la soltó, el rubio se colocó al lado de ella y le entregó un bocadillo luego se volteó hacia Jose y lo examinó concienzudamente.―¿Y a ti que te ha pasado?
—Me golpearon con una pelota en la cara.―contestó el moreno secamente mirando fijamente hacia Nora, ella por su parte no hizo ningún movimiento.
— ¿Y Sonia? ―preguntó Nora para cambiar de tema.
—Creo que aún sigue buscando a Dan para partirle los brazos, sabes cada vez estoy más seguro de dónde deberían resolver sus problemas.―comentó Matt con voz pícara mientras le guiñaba un ojo a Nora, ella se sonrojo y le dio un flojo puñetazo en el brazo.
—Que ninguno de los dos te escuche decir eso o te harán picadillo. ―recomendó Nora con una sonrisa.
Jose se fijó en Nora, siempre era tan distinta cuando estaba con Matt. Sonreía, se sonrojaba, hablaba, protestaba... vamos que parecía una chica de verdad. Sentía curiosidad por cómo se habían conocido esos dos y cómo habían llegado a ser tan íntimos amigos, ya que a la vista estaba que Nora no era una persona con la que fuese fácil entablar una amistad así que le costaba mucho imaginarla tratando de hacerse amiga de Matt, seguramente su amistad fue iniciada por el rubio.
—Por cierto, gracias por cuidar de Nora cuando os quedasteis encerrados en el ascensor. ―dijo Matt, Jose dejó de observar a Nora y le prestó atención a Matt que le sonreía abiertamente.
¿Por qué le daba él las gracias?
— Sí, bueno no fue nada. ―comentó Jose intentando sonar despreocupado mientras veía a Cris y Evan entrar a la enfermería. ―¿Dónde estabais?
Escucharon un pitido procedente de los altavoces seguido de un gong.
"Buenos días"
Saludó Triz con una voz enérgica y alegre. Siempre que pensaba en esa tal Triz se la imaginaba como alguien como Bel pero tal vez un poco más alta.
"Gutiérrez, parece mentira que seas profesor de tecnología. Cada vez nos es más sencillo piratear el sistema de megafonía."
Se escucharon risas en toda la enfermería.
"¡Noticias! ¡Tatata-chan! Los alumnos de segundo de bachillerato se han pegado de lo lindo, así que la enfermería está a tope, por lo que recomiendo a las demás clases a esperar a mañana para solucionar sus problemas. La profesora Beatriz Blanco hoy no ha asistido... ¡oooooh, qué pena!.
Triz hizo un minuto de silencio en señal de respeto y luego siguió hablando.
An y Dafne han recuperado el control total sobre el territorio de los de primero de la E.S.O ya que los muy inútiles secuestraron a la persona equivocado (todos sabemos a quién).Y por último pero no menos importante, el director ha dado su visto bueno para hacer una casa del terror, así que Matt y Nora ya estáis tardando en subir a la clase 4ºA a organizarlo todo, clase donde por cierto no estoy profesor Gutiérrez.
Los dos aludidos comenzaron a reírse antes de despedirse y marcharse.
"Sin más dilación me despido hasta la próxima emisión, ¡que guay me ha quedado!"
Volvió a escucharse un pitido y luego silencio.
Jose se fijó en que todos los alumnos de la enfermería se habían puesto a murmurar entre ellos sobre la casa del terror haciendo planes para ir o sobre si participarían en la casa; Cris le colocó una mano sobre el hombro captando su atención. Sin embargo Bel llegó hasta ellos y le dio un fuerte abrazo.
—¿Estás bien? ¿No tenias buen aspecto? Me tenías preocupada, pensaba que ibas a morir desangrado.―después de abrazarlo con fuerza y dejarlo casi sin respiración se soltó de él y fijo toda su atención en Evan y Cris. ―No puedo creer que el director accediese al final a que montasen una casa del terror en el instituto, ¿vamos a venir, verdad? Seguro que será una pasada, estoy deseando que nos digan cuando la van a hacer.
Jose puso los ojos en blanco. Bel hablaba demasiado.
— El año pasado también lo intentaron pero el claustro de profesores se negó en rotundo, como castigo los alumnos pincharon las cuatro ruedas de todos los coches que habían en los aparcamientos y les pintaron caritas sonrientes con pintura fluorescente en los cristales. ―Bel se cruzó de brazos pensativa― Seguramente este año tenían miedo de las represarías, aún recuerdo como el profesor de educación física se paso llorando tres días por su Ford Focus; al parecer se lo había comprado dos semanas antes.
Cris y Jose intercambiaron miradas de preocupación.
— ¿Y por qué quieren hacer una casa del terror en el instituto? ―preguntó Evan interesado, Bel se encogió de hombros. ―Además Halloween fue hace unos días, ¿no deberían haberlo hecho entonces?
—Cierto, de hecho lo propusieron para esa fecha pero hasta ayer no nos pusimos de acuerdo en autorizarlo.―contestó la enfermera acercándose a Jose y examinando su nariz, le sacó las gasas y lo observó desde diferentes ángulos. ―¡Listo! Ya puedes marcharte, necesito tu cama para un alumno que sufre una indigestión. Al parecer apostó con otro que era capaz de tragarse treinta chicles.
Jose se puso en pie y se marchó de la enfermería junto con Evan, Bel y Cris mientras dejaban atrás a la enfermera ayudando a un chico a tumbar a su amigo. Los tres jóvenes se dirigieron a la entrada del instituto donde siempre se sentaban encontrando allí a Helena leyendo una revista, Bel apresuró el paso y se sentó al lado de ella. Los tres chicos siguieron el ejemplo de la pelinegra y tomaron asiento también.
—¿Cuándo crees que harán la casa del terror? ―preguntó Bel con ilusión a Helena, ésta dejo de prestarle atención a la revista y miró a la pelinegra.
—Pues... dentro de tres días o en una semana, todo depende de si obligan a los de primero, segundo, tercero y cuarto de la E.S.O a colaborar. ―respondió Helena pasando la página, Bel asintió y miró hacia el cielo.
Un niño de unos catorce años se acercó a ellos y le entregó a cada uno un panfleto informativo. Jose examinó el suyo, había dibujada un árbol con cuatro ramas y sin hojas sobre un fondo azul oscuro, sobre la rama principal había un pequeño búho blanco y al final de la misma rama había una calabaza con una sonrisa espeluznante; al pie del panfleto con letra roja se podía leer:
"Casa del terror en el instituto Góngora"
Precio: 4€ Abierto sábado 7 de noviembre de 18:00-3:00
"Lo pasarás de miedo"
¿Sábado 7? Eso era mañana, ¿cómo iban a organizarlo todo de un día para otro? Bueno en aquel instituto cualquier cosas era posible, pero eso ya era pasarse. Dobló el panfleto y se lo guardo en el bolsillo. No pensaba ir, ya pasaba bastante miedo diariamente allí, no le apetecía para nada volver mañana para gastarse cuatro euros en asustarse, si quisiese pasar miedo de verdad iría a comprar comida a la cafetería e insultaría a uno de los miembros de la banda de la Gorra. Eso sí que era miedo. Vio como Bel se había puesto en pie y daba pequeños saltos emocionada.
—Debo decir que hasta yo estoy sorprendida por tanta rapidez.―murmuró Helena guardando su folleto en la revista.
—Me parece entretenido, yo voy a venir.―comentó Evan
—Claro que ibas a venir, alguien tiene que entrar conmigo.―agregó Bel fingiendo un enojo.―Sonia, Matt y Nora seguramente trabajen en la casa del terror y Helena no me da mucha confianza para entrar, no te ofendas Hele (la aludida levantó la mano pero no dijo nada); así que necesito un chico al que agarrarme y estrujarlo cuando tenga miedo y que pueda ponerlo entre el tío de la sierra y yo.
—¿Sonia hará de algún personaje?―preguntó Cris algo asustado, Jose comprendía el terror de su amigo, ya de por sí Sonia daba miedo e imaginarla vestida de la niña del exorcista gritando insultos y retorciendo la cabeza daba autentico pavor; pero daba mucho más miedo imaginarla vestida así corriendo detrás de ti por haber hecho algún comentario que no le gustase.
—Ni idea, puede que sea parte de la seguridad; ¿vosotros dos vais a venir? ―Bel lo miró a él y a Cris, su amigo respondió que sí enseguida pero él negó con la cabeza. ―¿No? ¿Por qué no? Tienes que venir, ya verás cómo te lo vas a pasar genial, no seas amargado y ven con nosotros.
Jose respiró hondo, de verdad que Bel lo sacaba de sus casillas; ¿por qué tenía que ser tan insistente? No quería ir y no iba a ir, y no existía razón lo suficientemente importante para hacerle cambiar de idea.
* * * * *
No podía creer que estuviese allí haciendo cola por entrar a la casa del terror de su instituto, miró con odio hacia la razón de estar allí. Nora estaba sentada tras una pequeña mesa poniendo sellos sobre las manos de los que iban entrando al instituto mientras Matt a su lado recogía el dinero y lo guardaba en una pequeña caja roja metálica. Bufó por enésima vez, aún les quedaba un buen rato a ellos para entrar. Se cruzó de brazos y le lanzó una mirada asesina a Evan, su amigo le respondió con la mejor de las sonrisas.
—Me alegro de que al final te animaras a venir. ―comentó Bel dándole palmadas en la espalda.
Jose chasqueó la lengua irritado, cómo si él se hubiese "animado" a ir. Evan prácticamente lo obligo a asistir con sus indirectas bien directas sobre que empezase a ahorrar para pagarle los cien euros. Así que se tuvo que tragar su orgullo y meterse dentro de unos vaqueros y una camiseta e ir a la dichosa casa del terror, dónde ya llevaban más de media hora haciendo cola, ya que cuando llegaron habían unas cincuenta personas delante de ellos. Sacó el móvil y miró la hora, ya eran casi las diez y estaba empezando a hartarse de estar ahí.
—¿Alguna pista sobre cómo es por dentro? ―preguntó Cris, Helena que estaba al lado suyo meneó la cabeza indicando que no.
— ¡Qué ganas tengo de entrar! ―exclamó Bel levantando los brazos al aire y mirando hacia la entrada, dónde Nora sellaba a otras tres personas y luego éstas entraban al instituto.
Ese era otro de los asuntos que no le gustaba a Jose, al parecer sólo se podía entrar en grupos de tres sin importar si conocías o no a las otras personas con las que te juntaban. Por lo que iba a tener que entrar con dos desconocidos, ya que ninguno de sus "amigos" iba a querer cambiarse con él. Evan, Bel e Iván (si el chico estaba ahí porque Bel lo había invitado, como no...) iban juntos y no creía que ninguno de los tres se intercambiase con él; mientras que Cris iba a entrar con Helena y con la hermana pequeña de ésta ya que la niña de unos diez años se había encariñado con su amigo.
—¿Preparados para pasar auténtico terror? ―preguntó Matt con voz tenebrosa, Bel le entregó las monedas y Nora le selló la mano tras ella pagaron Iván y Evan, pero ninguno de los tres pudo entrar todavía.
—¿No puede entrar Jose con nosotros? ―Evan miró hacia su amigo con pena haciendo que todos fijasen su mirada en él.
—No, hay que entrar de tres en tres; esas son las normas.―contestó Matt negando con la cabeza.
—Pero... vosotros fuisteis los que establecisteis esas normas; ¿no podéis hacer una pequeña excepción?―rogó Bel poniéndoles ojitos, el walki-talkie que tenían sobre la mesa pitó.
—Precisamente por eso no podemos hacer excepciones, iríamos contra nuestras propias normas.―les explicó Nora, Jose la fulminó con la mirada, seguro que ella estaba disfrutando con eso. ―Ya podéis pasar.
Bel y Evan miraron a Jose con pena y se despidieron de él. El moreno no les dijo nada, sólo bufó y vio como los tres desaparecían en el interior del edificio.
—¿Cómo pudisteis organizarlo todo en tan sólo un día?―preguntó Cris mientras entregaba sus cuatro euros y los de Helena y su hermana; Matt los guardo en la caja y Nora les puso los sellos.
—Ya lo teníamos todo organizado de antes, sólo nos hacía falta el visto bueno del director para decorarlo todo.―contó Matt mientras apuntaba algo en una libreta.
—¿Y cómo conseguisteis que el director os diera permiso para abrir el instituto en sábado?―volvió a preguntar Cris con curiosidad, Matt dejó de garabatear la libreta y miró a Nora.
—La mitad de lo que recaudemos es para el instituto para invertirlo en nuevo mobiliario para los de la E.S.O, al parecer casi están sin mesas porque los alumnos las han quemado en hogueras.―aclaró Nora, el walkie-talkie volvió a pitar y Nora les indicó que podían entrar.
— Nos vemos luego Jose.―se despidió de él Helena agarrando de la mano a su hermana y entrando con Cris dentro del instituto. Jose se giró hacia Matt y Nora y vio como el rubio lo observaba con cierta diversión, Jose le sonrió falsamente pero no le dijo nada. No quería que el rubio se regodease sobre el claro abandono que sufría por parte de sus amigos.
—¡Matt, Nora! ―una chica de unos dieciséis años llegó corriendo hasta la mesa; llevaba puesto ropa vieja y rota además de que tenía el lado izquierdo de la cara pintada como si estuviera desgarrándose pero lo que más llamo la atención de Jose fue su pelo, ya que era muy corto y de color blanco. ―Venimos a sustituiros.
— ¿Venimos? ―preguntó Matt buscando a alguien más, a lo lejos divisó a un chico vestido de zombi que caminaba a paso lento y que estaba intentado comerle la cabeza a una chica que estaba en la cola. Matt silbó y el chico lo miró, el rubio le indicó que se acercase por lo que el zombi comenzó a caminar hacia ellos a paso de tortuga.
— Todos los de dentro han sido sustituidos ya, a excepción de vuestras hermanas porque sus sustitutos tenían miedo de entrar a buscarlas. Así que os toca entrar y sacarlas.—explicó la chica del pelo blanco, Nora suspiró y se puso en pie, Jose la miró expectante y ella le puso el sello en la mano.
—¿Entras con Matt y conmigo?. —Jose la miró sorprendido pero enseguida acepto; entrar a la casa con ella podía conseguirle puntos extras; Nora se asustaría y ahí estaría él para consolarla.
El chico zombi llegó al fin hasta ellos cargando una caja idéntica a la de Matt pero de color azul. El rubio cogió su caja entre sus manos y la chica del pelo blanco les puso un sello a él y a Nora.
—Apuntad en esa libreta el dinero que vais cobrando. —indicó Matt señalando la libreta que estaba sobre la mesa.
—¡A sus órdenes! —contestó la chica del pelo blanco sentándose en la silla, el walkie-talkie pitó y los tres caminaron hacia la entrada del instituto. —¡Preparaos para pasar miedo! ¡Hasta mañana!
Jose se giró para ver como la chica se despedía de ellos con las dos manos y como el zombi ya había empezado a cobrar a los siguientes clientes. Los tres avanzaron en silencio adentrándose en un pasillo que cada vez estaba más oscuro, Jose se fijo en que habían modificado la iluminación y habían colocado fluorescentes de color rojo por lo que el pasillo parecía que estaba lleno de sangre.
—¿De quién está disfrazada Sonia? —preguntó Jose pero su pregunta quedó en el aire ya que las luces comenzaron a parpadear; al final del pasillo había una chica descalza en camisón con el pelo largo negro ocultando su rostro.
Jose tragó saliva nervioso, las luces volvieron a parpadear durante unos segundos antes de quedarse totalmente a oscuras; sin embargo sólo estuvieron así unos breves segundos tras los cuales las luces se volvieron a encender y se encontraron cara a cara con la niña del camisón que estiraba una mano hacia ellos. Jose dio un respingo y se agarró a Nora que estaba al lado de él, ella lo miró y él tosió y se separó de ella.
Las luces volvieron a apagarse y al encenderse la niña del pozo había desaparecido. Siguieron caminando por el pasillo y escucharon gritos. Las escaleras tenían el suelo lleno de papel higienico de color negro y rojo, y justo en la esquina de la caja de escaleras había una chica ahorcada, iba vestida de negro y rojo y tenía cortes en las muñecas y por toda la cara, por lo que estaba bastante desfigurada, además de que tenía parte de la frente y la cabellera llena de sangre y se le veía parte del cerebro. Era una muñeca bastante realista, sin embargo la chica levantó la mano y los señaló.
—Vosotros...—la voz de la chica era como un murmullo, los apuntó con el dedo a los tres. — Vosotros me matasteis.
—Los que nos van a matar van a ser papá y mamá como no volvamos antes de las doce.—habló Nora, Jose parpadeó sorprendido. ¿Esa era Dafne? Estaba totalmente irreconocible.
— Pero si todavía no ha llegado mi sustituto. —protestó la chica quitándose el arnés y saltando al suelo.
—Está fuera esperando a que salgas.—comunicó Matt.—Así que ya estás tardando en ir a quitarte todo el maquillaje.
—Joo...¿no puedo quedarme más? Es divertido ver cómo la gente grita, teníais que haber visto a Bel, estaba agarrada a un chico como si fuera un koala. —contó Dafne riéndose a más no poder. —Oye, oye...¿cuánto dinero hemos recaudado?
—La verdad es que bastante. —Matt apretó la caja entre sus manos y Dafne se puso a aplaudir para luego quitarle la caja a Matt de las manos, la chica intento abrirla pero al no conseguirlo se la entregó de nuevo al rubio.
—Nosotros vamos a buscar a An, así que sal fuera y quítate todo el maquillaje.—indicó Nora
—¿Estás loca? De aquí me voy al parque a asustar a la gente. —terminó la frase con una risa macabra, Jose la observó horrorizado; esa chica no se cansaba de hacer el mal, empezaba a entender por qué era la jefa de allí. —¿Quién os sustituyo?
—Triz y Héctor. —contestó Matt; Jose pestañeó un par de veces, ¿la chica de cabello blanco era Triz? Acababa de conocer a la loca que pirateaba la megafonía y ni se había enterado de ello, de ahora en adelante debería prestar más atención.
—Voy a asustar a Triz, ji ji. —Dafne salió corriendo escaleras abajo y se perdió de su vista rápidamente.
Jose ladeó la cabeza, en cuanto viese a Evan le contaría que había visto a Triz, seguro que se moriría de envidia. Los tres siguieron subiendo las escaleras, Jose notó como sus zapatillas se quedaban pegadas al suelo y le costaba mover las piernas, así que miró al suelo y vio como todo el suelo estaba cubierto de babas que les llegaban por los tobillos.
—Puag, que asco.
—Creía que les habíamos dicho que nada de llenar el suelo con esta cosa. —comentó Matt agachándose y metiendo el dedo dentro de la baba, Jose lo miró con repulsión, ¿cómo podía meter el dedo voluntariamente ahí?.
Avanzaron un par de pasos con mucho cuidado de no resbalar, ya que la baba los hacía escurrirse por lo que tuvieron que apoyarse los unos en los otros para no caer. Las luces parpadearon y se escucharon gritos seguidos de el ruido metálico de una motosierra, se escucharon más gritos y luego el silencio. Las luces se apagaron quedando los tres completamente a oscuras. Escucharon un nuevo grito y luego todo volvió a quedarse en completo silencio.
Debía de ser sincero, la casa del terror se la habían currado; y si su objetivo era que la gente estuviese aterrada debía de felicitarlos porque estaba al borde de un infarto.
—¿Tienes miedo Jose? —preguntó Matt con tono de burla, él trago saliva.
—Para nada. —negó el moreno intentando sonar valiente a pesar de que estaba completamente aterrado.
—¿Ah no? Entonces, ¿por qué estas agarrado a mi brazo? —preguntó Matt con sorna, Jose apartó sus manos del rubio y las metió en los bolsillos.
¿En qué momento se había agarrado a Matt? Ahora debía de parecer un autentico cobarde, pero una idea aun peor se le pasó por la mente, ¡él era la chica miedosa del grupo!. Se escuchó un nuevo grito desgarrador y luego sonido de cadenas que golpeaban las paredes acercándose a ellos, las luces parpadearon y sólo unas pocas y de color rojo se encendieron. La iluminación solo les permitía mirarse los unos a los otros, Matt lo miraba divertido y se fijó en que Nora estaba al lado de él frotándose los brazos. Fue en ese momento en el que notó que la temperatura había descendido, y que los espejos que habían a su alrededor estaban empañados. Una de las puertas de los laterales se abrió chirriando, por lo que caminaron hacia allí.
Una vez dentro se encontraron a una chica vestida de muñeca de porcelana, con el rostro completamente pálido y los ojos inyectados en sangre, su pelo rubio le caía en cascada por los hombros y en la cabeza llevaba un lazo, a sus pies se encontraban un montón de extremidades descuartizadas y alguna que otra cabeza en cuyas bocas habían velas que iluminaban la habitación dándole un aire más tétrico. La puerta se cerró de golpe y la chica levantó la cabeza, sacó un cuchillo de entre sus ropas y se puso en pie.
— Con vosotros mi preciada colección estará completa. —murmuró la chica acercándose a Matt y hundiéndole el cuchillo en el pecho. Jose abrió los ojos de par en par, y vio como el rubio caía al suelo; mientras la chica ahora clavaba la mirada en él y Nora.
¡Joder, qué clase de casa del terror era esa! ¡¿Y esa chica por qué seguía acercándose a él con esa mirada de sádica?! Sintió como Nora le apretaba el brazo intentando calmarlo, sí definitivamente él era la chica cobarde el grupo. La fuerte carcajada de Matt lo hizo salir de su ensimismamiento. El rubio le enseñaba la lengua de detrás de la muñeca de porcelana que lo miraba divertida.
—Ann creo que es suficiente, le va a dar un infarto si sigues acercándote. —comunicó Matt poniendo su mano sobre el hombro de la chica. — Eres un poco cobardica, ¿no?
¿Qué? Claro que no lo era; entonces ¿porqué sudaba frío y tenía la boca seca?. Fulminó a Matt con la mirada, claro el rubio no tenía de qué asustarse ya que él había colaborado en la creación de la casa del terror así que conocía todos los trucos, al igual que Nora. Pero él no, así que tenía derecho a asustarse ¿¡vale?!
—¿Estás seguro que estás bien? Estás muy pálido. —Nora se acercó a él y lo miró preocupada, Jose se apartó de ella y se cruzó de brazos. No necesitaba su compasión, iba a demostrarle a Matt que él no se acobardaba fácilmente, se iba a enterar el friki de quién era él.
— No te preocupes, tenías que haber visto a uno de los chicos que entró con Bel; no paró de gritar desde que entró y cuando me acerqué a él se desmayó. —contó An mientras jugaba con el cuchillo, Jose solo esperaba que ese chico no fuese Evan. —¿Y qué te trae por aquí hermanito?
—Vine a avisarte de que ya llegó tu sustituto, así que vete a desmaquillarte para irnos. —comunicó Matt, pero An se cruzó de brazos y se negó.
—De eso nada, de aquí me voy al parque ese donde se dan el lote; ya verás que susto se van a llevar las parejas cuando me vean aparecer así entre los setos. —contestó An abriendo la puerta y saliendo por ella; Matt se encogió de hombros.
— ¿Seguimos o prefieres salir por la entrada? —le preguntó Matt en tono burlón, Jose caminó con paso decidido hacia la puerta, si sus amigos habían conseguido pasar por ahí él no iba a ser menos. Iba a demostrarle a Matt que a él nada le daba miedo.
Salió al pasillo seguido por Nora y Matt y dieron unos cuantos pasos en silencio. Escucharon el sonido de una moto-sierra y vieron como de una fuerte patada se abría la puerta que estaba al lado de ellos y salía de ahí un chico enorme con una máscara blanca y una sierra eléctrica. El chico caminó hacia ellos y los tres como pudieron corrieron por el pasillo sin embargo al final del pasillo se encontraron con otro chico vestido de blanco aunque la mayor parte de ella era de color rojo y chorreaban liquido del mismo color, el chico tenía los ojos amarillos y en las manos portaba unas cadenas que terminaban en una especie de pequeña guadaña.
Conscientes de que Jason se acercaba a ellos cada vez más y de que no iban a poder subir más pisos debido a que el chico de blanco les bloqueaba el camino, comenzaron a intentar abrir puertas, pero todas estaban bloqueadas. Matt llamó a Jose y entre los dos empujaron una de las puertas que se abrió con un click haciéndolos a los dos caer al suelo, Nora entró tras ellos y la cerró justo cuando Jason estaba por llegar.
Jose examinó la habitación en la que acababan de entrar, en ella había una gran cama de matrimonio. La niña del exorcista pensó. Ya que en toda buena casa del terror no debía faltar una niña en pijama gritando y vomitando. Sin embargo, lo que vio lo sorprendió, no había una niña del exorcista, había dos. Las dos chicas iban vestidas exactamente igual con un pijama de dos piezas con dibujos de ovejitas, llevaban el pelo rojo y rizado, y en sus caras y brazos habían estigmas y bultos que sobresalían. Las dos intercambiaron miradas cómplices y luego los miraron a ellos, se pusieron en pie sobre la cama y cogidas de las manos los señalaron. Sin embargo, la puerta llamó su atención pues recibía fuertes golpes y escuchó como ponían en marcha la sierra y comenzaban a destrozar la puerta.
¡Quien cojones usaba una sierra de verdad en una casa del terror! Jose miró aterrorizado hacia Nora, la chica estaba al lado de Matt temblando mientras éste miraba sorprendido hacia la puerta. Vaya al fin reaccionaba alguno de esos dos, ahora ¿quién era el cobarde? ¡eh! ¡quién!. Sin embargo su regodeo no duró mucho, ya que un trozo de la puerta cayó al lado de él y por el hueco pudo ver como Jason y el chico de blanco se asomaban para luego ponerse a serrar la puerta de nuevo. Para terminar de fundir sus nervios las dos chicas seguían de pie sobre la cama señalándolos sin ni siquiera pestañear.
Le pegaron una patada a la puerta y ésta cayó al suelo, Jason entró con la sierra aún funcionando sobre sus manos, a su lado el otro chico entró con la cadena girando sobre sus cabezas (como si fuera un cowboy). Las dos chicas bajaron de la cama y se acercaron a Matt por lo que Nora se separó de él para alejarse de las dos chicas. Lo siguiente pasó muy rápido, el chico lanzó la cadena hacia las piernas de Nora haciéndola caer al suelo para luego comenzar a tirar de ella arrastrándola por todo el suelo mientras Matt era sujetado por las dos chicas que trataban por todos los medios de atarlo a una de las patas de la cama.
—¡Matt! —gritó Nora mientras intentaba quitarse la cadena de las piernas, Jose miró hacia Jason que lo apuntaba con la sierra, no obstante se tiró al suelo y sujetó a Nora de la muñeca impidiendo que siguieran arrastrándola fuera de la habitación.
—Te tengo.—murmuró Jose tirando de ella, de reojo vio como Matt intentaba librarse de las dos chicas. Nora lo miró horrorizada, por lo que se percató de que esa parte no había sido planeada por ellos.
Las luces parpadearon y muchas de ellas se apagaron dejándolos prácticamente a oscuras, a excepción de por una pequeña luz que apenas iluminaba. Jose escuchó cómo el chico de la sierra la movía a escasos centímetros de su cuerpo, sin embargo no soltó a Nora.
— Trata de quitarte la cadena de la pierna. —pidió Jose, Nora asintió y con la mano que tenía libre empezó a mover la cadena, pero ésta estaba demasiado enredada y el otro chico había comenzado a tirar de ella de nuevo.
Para su desgracia había empezado a sudar, por lo que la muñeca de Nora poco a poco se iba escurriendo hasta que quedaron sujetos de las manos. Sintió como la morena apretaba su mano contra la de él y trató de sonreír para tranquilizarla pero sólo consiguió hacer una mueca de horror cuando vio como el de la sierra iba directo a cortarle el brazo. Nora al verlo se soltó de él y dejó que el chico la arrastrase fuera.
—¡Nora! — gritaron Jose y Matt antes de que las luces se apagaran por completo dejándolos totalmente a oscuras.
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