Capitulo 39.¿Correr desnudo? ¡Ni loco!
Bostezó por enésima vez y se estiró un poco, desde que había llegado a clase Evan y Bel no habían parado de cotorrear sobre la salida tan increíble y grandiosa que se había perdido al sábado. Rodó los ojos y se recostó sobre la silla, esos dos eran unos pesados; de reojo miró su mochila y vio sobresalir el tupperware lleno de profiteroles que su padre le metió por la fuerza en la mochila. Se echó hacia adelante y se acostó sobre la mesa, ¿y cómo se suponía que se los iba a dar a Nora si ella ni le hablaba? Miró hacia la puerta con esperanza, a lo mejor hoy lo saludaba...¿a quién quería engañar? En un fin de semana ella no iba a pasar de odiarlo a quererlo, quizás debería plantearse que quizás nunca se solucionarían las cosas entre ambos.
― ¿Estás pensando en Nora?―preguntó Bel con interés, la pelinegra estaba sentada sobre las piernas de Evan y ambos lo miraban con ternura.―No te preocupes, yo sé que volverá a hablarte tarde o temprano...es sólo cuestión de tiempo. De hecho el viernes parecía más animada, aunque bueno... tampoco es que pueda asegurarlo porque no habla demasiado conmigo. ¡Pero no te preocupes, todo va a solucionarse! Antes de que te des cuenta estaréis saliendo junto con nosotros; será tan divertido, ¡oh! y luego podemos tener citas dobles como en las películas, siempre he querido hacerlo.
Jose bufó, sinceramente no creía que nada de eso fuera a pasar.
―¡Deja de reírte maldito bastardo!―el grito de Sonia retumbó por todo el instituto e inmediatamente toda la clase miró con interés y expectación hacia la puerta.
No obstante lejos de aparecer una furiosa Sonia intentando asesinar a Dan, la pelirroja venía tomada de la mano con el chico y su ira estaba dirigida a Matt que no paraba de reírse. Nora como era habitual entró leyendo un libro aunque de vez en cuando miraba al rubio.
― Os echaron de un partido de baloncesto, ¿a quién echan de un partido de baloncesto por conducta indecente?―preguntó Matt en voz alta mirando con diversión a Sonia que cada vez iba poniéndose más roja de la rabia.
Jose miró con interés la escena, a ver si había suerte y la pelirroja lo mataba.
―La culpa es de la kiss-cam, somos unas víctimas de esa malévola cámara.―expuso Dan, Matt enarcó la ceja y lo miró con escepticismo.
―Par de pervertidos.―comentó Matt señalándolos por lo que Sonia se soltó de Dan y caminó hacia Matt con enfado, el rubio rápidamente se escondió tras Nora y comenzó a hacerle burlas a Sonia que chocaba el puño derecho contra la palma de la mano.―Sonia deberías guardar tu energía para Dan.
―Tranquilo, ella tiene energía de sobra.―comentó Dan guiñándole el ojo a Matt y ganándose un fuerte pisotón de parte de la pelirroja.
― ¿Decías algo Dan?―inquirió Sonia con mirada sombría, el chico negó con la cabeza pero luego sonrió con maldad.
―Sólo decía que eres una tabla de...¡ay, joder! ¡Pero serás bruta! ―exclamó Dan doblado a la mitad tratando de recuperar el aire, la pelirroja sacudió la mano y se colocó frente a él.―¡Deberías tratar mejor a tu novio, soy el único que vas a tener en toda tu miserable vida!
―¡Y una mierda, siempre puedo volver con Will!―exclamó la pelirroja por lo que Dan le lanzó una mirada asesina.
―No lo nombres que me gafas.―exclamó Nora para bufar en cuanto comenzó a escucharse una fuerte melodía; la morena sacó el móvil del bolso y Matt trató de arrebatárselo tras leer el nombre en la pantalla pero ella se lo impidió y le entregó su libro a cambio. El rubio se cruzó de brazos con enfado y Nora le enseñó la lengua antes de descolgar.―Will, es muy temprano para...¿qué dices? Está bien, pongo el manos libres.
Jose vio como toda la clase se quedaba en silencio y miraban hacia Nora que apretaba un botón en su móvil e inmediatamente la voz de Will surgió tan melodiosa y carismática como era siempre; lo que hizo que más de una chica suspirase.
―Pongo el manos libres también mi bella Nora, que Ren quiere escuchar tu preciosa voz.―dijo Will, Jose rodó los ojos... ¿ese tío no se cansaba nunca? ―Por cierto, ¿está mi ex novia por ahí?
―Will lo que quieras decir dilo rápido.―indicó Dan de malhumor tapándole la boca a Sonia para que no hablase, pero la pelirroja le pegó un mordisco y se libró de él rápidamente.
―Sólo queríamos saber si los rumores son ciertos.―preguntó esta vez Ren.
Jose miró hacia Nora y los demás, ¿qué rumores?
―¿Qué os ha llegado? ―preguntó Nora
―Cosas que no pueden ser ciertas, pero todas tienen en común que Damien y Dafne están en el hospital y también tenemos un mensaje de Damien que dice textualmente: "¡La Oye, oye ha caído; yo Damien el todopoderoso por fin la he derrotado! ¡Góngora será mío en cuanto me quiten la maldita morfina! ¡Os veo el martes!"―contó Ren con voz monótona, Matt negó con la cabeza y Sonia y Dan rieron.―Y nos mandó una foto de Dafne en una cama del hospital, aunque puede ser la "oye, oye" o un monstruo del circo.
―¿Es cierto? ¿Tu hermana ha caído? Porque si lo es, debes estar triste Nora pero no te preocupes yo te consolaré.―dijo Will con voz seductora.
―¡¿Te mandó una foto?! ―exclamó Nora con sorpresa para luego negar con la cabeza.―Nunca aprenderá, Dafne va a matarlo en cuanto se recupere.
―¿Entonces es cierto?―volvió a preguntar Ren.―¡Chicos Damien ha derrotado a una de las hermanas Castillo! ¡Quevedo manda!
Al otro lado de la línea se escucharon silbidos y aplausos mientras que en su clase la gente decía que no podía ser cierto, que era imposible que Dafne hubiera caído ante Damien.
―¡No tan rápido Jackie Chan! ―exclamó Sonia con fuerza.
― ¡Que soy japonés!
―¡Me importa una mierda! ¡Vuestro estúpido líder no le ha ganado a Dafne, en todo caso quedaron en empate porque ambos están en el hospital!―recalcó Sonia asintiendo con fuerza.
―Sonia me alegra escuchar tu voz.―aseguró Will haciendo sonrojar a la pelirroja por lo que Dan le lanzó una mirada asesina.―¿Aún sigues llevando esos vestidos tan sexis?
―¡Nora al grano! ¡Dinos qué pasó realmente en esa acampada!―exigió Ren mandando a callar a Will.
― A ver, cuando estábamos en la tienda de campaña Damien apareció con una colmena clavada en el tridente e intentó hacer que Dafne le suplicase por su vida, como era de esperar ella se puso histérica y le disparó una flecha con el arco que se le clavó en el hombro por lo que Damien soltó la colmena.... tras eso todo fueron gritos, sangre, más sangre y abejas asesinas tras nosotros.―explicó Nora con voz tranquila, como si no acabara de contar que su hermana casi se carga a alguien con una flecha.―Tuvimos que saltar al lago en mitad de la noche para despistar a las abejas y tras eso nos fuimos al hospital dónde aún siguen ingresados.
― Si es que cuanto más veces lo oigo más surrealista me parece.―dijo Dan mirando hacia Nora.
―Mmmm...Nora mojada en mitad de la noche, tenía que haber ido...―murmuró Will con voz ronca.
―¡Adiós William!―exclamó Matt colgando el teléfono y arrebatándoselo a Nora de las manos.―¡Te lo confisco! De hoy no pasa que bloqueé todas sus llamadas.
―Como quieras...―respondió la morena encogiéndose de hombros tomando su libro de las manos del rubio que comenzó a pulsar botones a toda velocidad en el móvil.―Pero no me cambies el tono de llamada.
― A tus órdenes, ¿nos vamos Dan?―el rubio miró hacia Dan para encontrárselo en una situación un tanto comprometida con Sonia.―Par de pervertidos.
―¡Que no somos unos pervertidos!―exclamó Sonia separándose de Dan y caminando hacia el rubio con claras intenciones asesinas, Matt volvió a esconderse tras Nora pero esta vez la abrazó por la espalda por lo que la morena se sonrojó levemente.―¡No podrás esconderte para siempre tras Nora!
―Siempre te sonrojas enseguida. ¡Es tan divertido!―comentó Matt ladeando la cabeza para poder ver el rostro de Nora, ella resopló indignada y el rubio la estrujó entre sus brazos.
Jose admiró la situación con irritación, a él sí que le encantaría estrujar el cuello de Matt entre sus manos. Por suerte llegó la profesora de Lengua y echó al rubio odioso y a Dan de la clase.
* * * *
Le lanzó una mirada asesina a Evan y su amigo negó con la cabeza, le había pedido a su supuesto mejor amigo que le entregase los profiteroles a Nora en su nombre pero el pelinegro se negaba en rotundo.
―¿Pero por qué no se los das? ―preguntó Jose por décima vez.
―Porque es mejor que se los des tú, así hablas con ella.―repitió Evan con cansancio, Jose frunció el ceño, ambos sabían que ella no le iba a hablar, de hecho la morena ni lo había mirado en todo el día.
―¡Que se los des!―exigió Jose pegándole con su mochila en el pecho, Evan negó con la cabeza por lo que Jose entrecerró los ojos, vio como Evan hacia una señal y antes de darse cuenta Cris lo empujaba hacia la pizarra justo en el momento que Nora pasaba por allí con Sonia. La morena parpadeó con sorpresa unos segundos y Jose carraspeó con nerviosismo. Iba a matar a ese par.―Yo...mmm... te traigo los profiteroles que cocinó mi padre.
Sacó el tupperware de la mochila y se lo tendió a Nora, la morena lo examinó durante unos segundos hasta que Sonia se lo arrebató de un manotazo.
―Profiteroles, ¡guay!―exclamó la pelirroja quitando la tapa y tomando un par del interior para metérselos en la boca.―Están muy ricos.
Jose asintió, ya sabía que estaban ricos se había pasado todo el día de ayer supervisando a su padre para asegurarse que no intoxicaba a ningún miembro de la familia Castillo con su desastrosa cocina. Jose fijó sus ojos en Nora y notó como ella evitaba mirarlo por lo que suspiró con resignación; ella no iba a perdonarlo jamás, sería mejor que fuese haciéndose a la idea de que la había perdido para siempre. Nora le dio un pequeño toque a Sonia en el brazo y la pelirroja con la boca llena de profiteroles la miró, luego le ofreció unos cuantos pero la morena negó y ambas abandonaron la clase.
―¿No ha ido tan mal, verdad?―preguntó Evan dándole una palmadita en la espalda, Jose enarcó una ceja y su amigo le pasó el brazo por encima de los hombros para intentar consolarlo pero Jose se zafó de él y se puso a guardar sus cosas en la mochila de mal humor.
― Creo que deberías hablar con Nora.―indicó Cris, Jose miró a su amigo con sorpresa.
―Como si eso fuera tan fácil, no quiere saber nada de mí.―recordó Jose con amargura.
―¿Y? A principios de curso tampoco y eso no te detuvo.―dijo Cris apoyando sus carpetas sobre la mesa.―Todos te han dicho que te mantengas alejado para no hacerla sufrir, pero nadie ha pensado cómo te sientes tú viéndola todos los días sin poder acercarte a ella.
Jose miró hacia Cris, ¿por qué parecía como si su amigo supiese perfectamente de lo que estaba hablando? Cris negó con la cabeza y lo miró.
―Las cosas no pueden ir a peor, y cruzarte de brazos nunca ha sido tu estilo.―comentó Cris sonriéndole de medio lado para mostrarle apoyo; Jose se echó hacia atrás, tenía razón, quedarse de brazos cruzados nunca había sido lo suyo. Incluso cuando todo parecía perdido él buscaba la manera de penetrar la defensa contraria y marcar gol... si, ahora no jugaba un partido de fútbol; pero necesitaba la determinación que tanto le había ayudado como capitán para lograr su final feliz con Nora.―Lucha, como el capitán terco y orgulloso que eres.
Cris tenía razón, no había pasado todo el curso soportando sus gritos y golpes para darse por vencido ahora... ahora que por fin sabía lo mucho que ella le importaba. Ya había fastidiado su oportunidad con Nora una vez, no iba a volver a hacerlo. No esperaría otros diez años para volver a encontrarla.
―Gracias.―masculló Jose con ánimo.
―Espero que todo te vaya bien, de verdad.―comentó Cris dándole su apoyo, Jose asintió y de repente sintió unas manos sobre los hombros.
¿De qué habláis? ¿No estarás metiéndote con Jose sin mí?―curioseó Evan dándoles empujones para colocarse entre ambos, Cris negó con la cabeza y Jose rodó los ojos.―Porque sólo yo puedo meterme con este inútil despistado.
― ¡Oye! ―protestó Jose haciéndolos reír.
* * * *
― La comida estaba riquísima, cariño cada vez cocinas mejor.―expuso su madre poniéndose en pie y dándole un beso a su padre en la mejilla que infló el pecho con orgullo.―Jose, ¿por qué te quitaste el cabestrillo?
―Ya pasaron las dos semanas, no voy a estar con esta cosa para siempre.―se defendió el castaño agitando el brazo para que su madre viese que estaba bien, no obstante ella frunció el ceño.
―Deberías dejártelo un par de días más igualmente.―dijo su madre con voz más severa, él asintió a regañadientes y en cuanto se dio la vuelta le hizo burlas por lo que su padre lo regañó con la mirada antes de ponerse en pie y ayudar a su madre a recoger la mesa.
Jose vio como su madre miraba el reloj antes de suspirar y abandonar la cocina a toda prisa, seguramente su turno empezaba dentro de poco.
―¿Ya te vas? ―preguntó su padre gritando.
―¡Sí, tengo una operación en dos horas! ¡Y quiero ver al chico que vino con una flecha clavada en el pecho, los de urgencias llevan desde ayer hablando de eso como locos y tengo curiosidad!―exclamó su madre entrando en la cocina como una bala para besar a su padre en los labios y luego darle un rápido beso en la mejilla a Jose.―¡Hasta la noche mis amores! ¡Jose ponte el cabestrillo!
―¡Sí! ―chilló Jose para segundos después escuchar la puerta cerrarse.
―Nos quedamos solitos, otra vez.―dijo su padre con tristeza y poniéndose a fregar.―¿Tienes deberes hoy?
Dos horas y quince minutos más tarde...
¿Por qué? ¿Por qué le dijo que no tenía deberes? Nota mental: próxima vez, mentir, mentir, mentir y mentir como un bellaco. Miró hacia su padre y vio como él limpiaba el mueble del salón al son de la música de la radio, con su delantal rosa y un gorro blanco. Afortunadamente esta vez se había librado de tener que ir a juego con su padre.
―¿No oíste el timbre?―inquirió su padre, Jose ladeó la cabeza; él no había escuchado nada pero cualquier excusa era buena para alejarse de aquella locura.
En serio, iba a buscar por internet algún lugar dónde asesinar perritos y disparar a patitos; su padre necesitaba actividades más masculinas cuanto antes. Se acercó a la puerta y la abrió sin esperar encontrar a nadie por lo que al encontrarse a Nora allí de pie mirándolo con curiosidad se quedó paralizado. ¿Qué narices hacia ella ahí? Miró hacia los lados buscando a Matt o a Sonia, pero la morena se encontraba totalmente sola lo que lo confundió aún más.
―¿Qué...―murmuró Jose.
― ¡Nora! ¡Me alegra verte!―saludó su padre apareciendo de la nada y tomando a la morena de la mano obligándola a entrar.―¿Viniste sola? ¿Y Matt?
― Está dándole clases de inglés a unos chicos de nuestro instituto.―respondió la morena; Jose sonrió de medio lado y cerró la puerta de su casa para rápidamente ir a la cocina que era dónde su padre había llevado a Nora.―Vine a devolverle el tupperware y a darle las gracias, los profiteroles estaban muy ricos.
Nora sacó el recipiente de plástico del bolso y se lo entregó a su padre, Jose se apoyó sobre el umbral de la puerta con los brazos cruzados y contempló a la morena. Ella había ido sola a su casa, eso tenía que significar algo ¿verdad? De todas maneras, aunque ella sólo hubiese ido a devolverles eso, no iba a desaprovechar esta magnífica oportunidad.
― ¿Cómo te fue la acampada?―preguntó su padre con interés sentándose en la silla y mirando a Nora con expectación.
―Bien... fue divertido, estuvimos pescando e intentando hacer fuego con dos palos.―contestó Nora con timidez.
―¿Y lo conseguisteis? ―volvió a preguntar su padre, Nora negó con la cabeza y su padre pareció desilusionado.―La próxima vez será; tiene que ser divertido eso de irse de acampada, deberíamos probarlo Jose.
Jose asintió y no se movió del umbral al igual que tampoco apartó los ojos de Nora, tenía que hablar con ella pero sin su padre. ¿Cómo iba a hacer para echarlo?
―Vosotros dos hacéis buena pareja―dijo su padre de golpe señalándolos a ambos; Jose al escucharlo abrió los ojos de forma desmesurada, ¿su padre acababa de decir eso?.
―¡Papá!¿¡Por...por qué dices eso tan de repente?!―reclamó Jose completamente avergonzado, ni siquiera había mirado a Nora pero no le hacía falta, ella debía estar muchísimo más ruborizada que él.
―Oh, ¿lo dije en voz alta?―preguntó su padre con inocencia rascándose la nuca de forma despreocupada.
―¡Sí!―gritó Jose con enfado.
―Pero es verdad, hacéis buena pareja; y Nora me cae bien, ¿por qué no le pides salir?
― ¡Papá!
― ¿Qué?―comentó su padre en tono burlón, Jose entrecerró los ojos con enfado; es por eso que no llevaba a ninguna chica allí.―¡Oh! Es verdad, tú y Matt sois novios, lo olvidaba; lo siento.
― ¡Papá, ellos no son novios!―exclamó Jose con enfado.
―¿Ah no?―preguntó su padre mirando a Nora que se removía incómoda.―Pues hacéis una pareja muy linda.
―¿¡Qué?! ¡No! ¡No hacen una pareja muy linda! ¿¡Por qué todo el mundo dice eso?!―exclamó Jose con indignación
―Yo... creo que será mejor que me vaya.―masculló Nora en voz baja
―¿Qué? ¿Tan pronto? Pero si aún no has probado el postre que hice.―protestó su padre poniéndose en pie rápidamente y caminando hacia Nora.
―No importa, tengo prisa...tengo que hacer unos recados.―explicó Nora brevemente.
Jose rodó los ojos, obviamente estaba huyendo descaradamente aunque no la culpaba después de la que su padre había liado; pero no se iba a salir con la suya. Hoy no, hoy iban a aclararlo todo. Se llevó la mano al bolsillo trasero del pantalón y comprobó que su cartera estaba ahí, luego caminó hacia la mesa de la entrada y tomó sus llaves del cuenco. Se miró en el espejo y sonrió, gracias a que su padre lo obligó a limpiar con él no se había cambiado de ropa así que podía salir con lo puesto.
―Pero prométeme que vendrás otro día a verme...―comentaba su padre a Nora saliendo ambos de la cocina, la morena asintió y su padre sonrió con felicidad. ―¿Jose vas a algún sitio?
―Sí, acabo de acordarme que tengo que comprar un par de cosas.―contestó intentando por todos los medios no mirar a la izquierda, su padre pareció confuso unos segundos pero luego se encogió de hombros y les abrió la puerta.
Nora lo observó durante unos segundos pero no dijo nada y abandonó su casa despidiéndose cordialmente de su progenitor que agitaba la mano y le pedía que volviese cuanto antes. Jose puso los ojos en blanco y caminó tras ella mirando en todo momento hacia atrás para ver cómo su padre finalmente se cansaba de despedirlos y se metía en casa. ¡Ese hombre necesitaba un trabajo o un hobbie urgentemente!
―¿No lees?―preguntó Jose con interés extrañado porque Nora no hubiera sacado un libro del bolso, ella negó con la cabeza.―Puedes leer si quieres, yo me aseguraré que no te golpees con una farola.
Comentó con gracia para romper el ambiente tan tenso, pero Nora no sonrió ni hizo ningún comentario por lo que metió las manos en los bolsillos y suspiró pesadamente.
―Mmm...¿cómo está tu hombro?―se interesó Nora en voz baja sin mirarlo; Jose se sorprendió por la pregunta y recordó que no llevaba el cabestrillo.
―Bien.―contestó Jose con timidez pateando una pequeña piedra que encontró por el camino.―Sobre lo que pasó...
―Gracias.―dijo Nora mirándolo fugazmente, Jose parpadeó confuso...¿qué demonios había sido eso? Caminó al lado de la morena mirándola de reojo en todo momento, ella estaba seria pero no parecía enfadada.―Sonia me dijo que te dislocaste el hombro intentando abrir la puerta; debiste ir en busca de ayuda.
―¿Y dejarte allí encerrada? No.―contestó con rotundidad.
Ambos se quedaron en silencio y Jose la siguió a la parada de metro; se subieron al tren y ambos se sentaron en los asientos, mientras Nora sacaba un libro del bolso y se ponía a leer él se quedaba pensativo mirando por la ventana. ¿Qué debería decirle? Obviamente, tenía que decirle algo, no estaba acompañándola para pasar el rato con silencios incómodos. Suspiró y la miró de reojo, ella parecía tan calmada leyendo su libro.
―Esto...¿a dónde vamos?―preguntó con timidez, ella pasó la página y no lo miró.
―Yo voy al hospital a ver a mi hermana, tú no sé.―respondió ella con brusquedad, Jose rodó los ojos y de un manotazo le arrebató el libro de las manos por lo que la morena lo miró furiosa.
― Deberías ser más agradable conmigo, me disloqué el hombro intentando sacarte.―contestó Jose jugueteando con el libro.
―Eso es porque eres un flojo; Sonia no tuvo problemas en abrir la puerta de una patada.―dijo Nora, Jose abrió la boca con sorpresa
―¡Sonia consiguió abrir la puerta porque yo ya había hecho todo el trabajo!―exclamó el castaño muy molesto fulminando a Nora con la mirada, ella lo miró con sorpresa unos segundos y luego esbozó una pequeña sonrisa que rápidamente tapó con su mano. Jose la miró con enfado.―Si Sonia la abrió tan fácil fue porque yo ya la había desencajado de su sitio, no creas que ella tiene todo el mérito. Y no soy un flojo.
―Sí que lo eres.―contradijo Nora en tono burlón, él la miró ofendido y ella le sonrió.
Ambos abandonaron el tren y subieron a la superficie caminando en silencio hacia el hospital.
Entraron al hospital por la entrada principal y Jose vio con horror como Will ligaba con las enfermeras que había en recepción mientras Ren esperaba de brazos cruzados a que su amigo terminase. Miró de reojo a Nora y vio como ella levantaba la mano dispuesta a saludar a ambos chicos por lo que sin pensarlo dos veces la tomó de la mano y le tapó la boca para a la fuerza obligarla entrar en el primer sitio que vio que resultó ser donde estaban las escaleras. Con cuidado de no ser descubierto asomó la cabeza por la puerta y vio como ese par no se había percatado de nada así que suspiró aliviado y le apartó a Nora la mano de la boca.
―¡¿Estás loco?! ―exclamó Nora a continuación le dio un empujón para apartarlo de ella pero el castaño permaneció impasible.―¡Sepárate! ¡Ahora!
― No puedo tomarte en serio cuando estás sonrojada, sólo pienso en besarte.―comentó Jose haciendo que Nora abriese los ojos con sorpresa y toda la sangre de su cuerpo se concentrase en sus mejillas.
―No digas esas cosas.―masculló ella en un susurro apartando la mirada de él; Jose carraspeó con nerviosismo y tragó saliva.
―Yo...tú...verás... mmm... creo que todo el mundo tiene bastante claro que estoy loco por ti pero ¿tú que sientes por mí?―dijo con algo de miedo y muy nervioso, quería saberlo, quería conocer la respuesta pero tenía miedo de que su contestación no le gustase; Nora intentó empujarlo y apartarlo de ella pero él permaneció inmóvil.―Ah no, hoy no te mueves de aquí hasta que sepa qué demonios sientes por mí.
Vio como ella se movía incómoda y evitaba mirarlo en todo momento por lo que Jose suspiró con resignación, iba a rechazarlo y a decirle que lo odiaba y que durante todos estos años había estado enamorado secretamente de Matt...¡ay no! ¡Todo menos eso!
―Al principio te odiaba, no quería verte, ni que te acercarás a mí porque... pero... pero ahora cuando estás cerca, haces que mi corazón lata muy rápido...me pongo tan nerviosa que no puedo pensar con claridad...y si... y si te acercas mucho no puedo evitar sonrojarme y pienso en sí me besarás... y deseo que lo hagas porque me hace sentir como si estuviera flotando, se siente bien, como si fuera lo que estábamos destinados a hacer y a veces pienso que podría besarte durante horas. Todo se complica cuando estás alrededor mío con tu actitud impulsiva y tu empeño en rescatarme, quiero que te alejes porque.... pero al mismo tiempo quiero que no te separes de mi porque soy ridículamente feliz, sé que es raro después de todo lo que ha pasado entre nosotros pero creo que me he enamorado de...
Pero no pudo continuar pues lo labios de Jose ya estaban sobre los de ella impidiéndole decir nada más. A Jose no le hizo falta escuchar más, ella estaba declarándose, ¡ella lo quería! A pesar de todo, ella lo quería. Se separó de ella lentamente y abrió los ojos para encontrarse el rostro de Nora a escasos centímetros del suyo, esbozó una sonrisa feliz de ver que Nora seguía con los ojos cerrados y respirando entrecortadamente por lo que no pudo resistirse a darle otro beso mucho más largo y luego pequeños y rápidos besos.
―Te quiero.―susurró acariciándole el rostro con delicadeza y mirándola con admiración.
Nora abrió los ojos sorprendida ante su declaración. El castaño ladeó la cabeza, ¿por qué no parecía feliz? Oh, oh..
―Jose, tú me gustas pero...
―¿Pero? ¿Cómo que "pero"? Acabas de decir que me quieres y nos hemos besado, no acepto un "pero".―dijo el castaño alejándose de ella y revolviéndose el pelo con nerviosismo, Nora se mordía el labio y estrujaba sus manos, Jose lanzó un grito de frustración antes de caminar hasta ella.―No pienso dejar que digas "pero". Vamos a ser novios y vamos a ser felices y vas a dejar de juntarte con rubios odiosos.
―Jose...―susurró Nora, el castaño la miró con enfado.
―¡No! ¡No voy a volver a perderte, tardé diez años en encontrarte, no voy a perderte de nuevo y menos ahora que sé que también me quieres!―gritó el castaño señalándola con el dedo para luego revolverse el pelo con desesperación.
―¿De qué hablas?―preguntó Nora con curiosidad, el castaño dio un respingo y dio un paso hacia atrás; ya estaba hablando demasiado, como siempre.
― Nada, no importa.―murmuró para sí mismo; Nora respiró hondo y lo miró fijamente.―Y me da igual lo que digas, no pienso alejarme de ti. Me quieres y te quiero, no hay nada más que decir.
― Las cosas no son tan simples.―habló Nora con tristeza, Jose se cruzó de brazos.
¡Claro que eran simples! Ellos se querían, y ya está.
―Soy sonrisa de hojalata y tú eres... eres...
―La causa de tu claustrofóbica.―terminó Jose la frase con amargura, Nora asintió y él apretó los puños con frustración.
―Me gustas mucho, muchísimo, es verdad; pero gracias a Iván sé que siempre habrá una pequeña parte de mí que no podrá perdonarte por lo que pasó y te mereces a alguien que te vea como un héroe no a una chica que no puede superar su pasado, no es justo para ti.―dijo Nora mirándolo con seriedad para subir las escaleras a paso ligero y dejarlo allí solo y con una mezcla de tristeza y furia.―Mantente alejado de mí, por favor. Es lo mejor para ambos.
Frustrado le pegó un puñetazo a la pared y se sentó en el suelo escondiendo la cabeza entre las rodillas. Iba a perderla, iba a perderla después de todo. Ella lo quería sí, pero también le tenía rencor por lo que le había hecho en el pasado y al parecer no iba a olvidarlo nunca. Se revolvió el pelo con fastidio y cerró los ojos para tratar de calmarse para poder pensar con claridad. Sin embargo, no podía concentrarse en nada. Ahogó un grito de desesperación y subió las escaleras a toda prisa.
Se enamoró de niños de Nora, diez años después volvió a enamorarse de ella... y seguramente si volvían a separarse y encontrarse volvería a enamorarse de ella. Porque siempre iba a ser ella, tenía que ser ella. Pero esta vez no iba andarse con tonterías, no volvería a perderle el rastro, no iba a alejarse porque ella creyese que eso era lo mejor para ambos. Superarían su trauma juntos, tenía que existir alguna forma en que estuviesen juntos y ella no recordase su horrible pasado.
Una vez en la planta dónde se suponía que estaba ingresada Dafne buscó la habitación de la morena, por suerte escuchó a unos enfermeros comentar que la paciente de la habitación 202 era la que había disparado una flecha al de la 220. Reunió todo el coraje que tenía y abrió la puerta de la habitación.
―¡No voy a alejarme de ti porque creas que es lo mejor!―exclamó Jose sorprendiendo a Nora, Dafne y Ann.―Te quiero y haré cualquier cosa con tal de que me perdones por lo que pasó.
―¿Qué haces aquí? ―preguntó Nora con desconcierto.
―¡No puedes decirme que también me quieres y pretender que haga como si no hubiese escuchado nada! ¡Porque no puedo, te quiero demasiado como para rendirme ahora! Tiene que haber alguna forma de estar juntos y que no recuerdes que fui ese niño que te encerró.―comentó Jose con decisión.
―Oye, oye...¿cuándo dices que harías cualquier cosa es cierto?―preguntó Dafne, Jose asintió y Ann y ella se miraron con malicia.―¿Irías a Quevedo y gritarías que Damián se hizo pis en la cama hasta los nueve años?
Jose asintió.
―¿Repartirías bocadillos de grillos delante de una escuela? ―se interesó Ann, Jose volvió a asentir no muy convencido.
―Oye, oye...¿y...
― Si, haría cualquier cosa; trabajaría para los indios en su imaginario huerto, haría de conejillo de indias para Kyle, le gritaría a Sonia que es una marimacho, le quitaría las ruedas del coche al profesor de educación física, iría a Quevedo a gritar que Damien es un travesti, me ofrecería como sacrificio humano para Angy, le robaría las gorras a la Banda de La Gorra, correría desnudo por el instituto.―dijo Jose pensando que esa última cosa se la había dicho Matt.
― ¡Hazlo! ―exclamaron ambas jóvenes con enormes sonrisas y miradas brillantes llenas de ilusión.
―¿El qué? ―preguntó Jose con miedo.
Había dicho demasiadas tonterías, ¿por qué no aprendería a callarse?
―¡Correr desnudo por el instituto!―exclamaron las dos chicas al unísono, Jose sintió como la mandíbula se le desencajaba. Él no iba a hacer eso, ¡no iba a correr desnudo por el instituto! ¿Es que estaban locas? Lo había dicho por decir.
― ¡Si lo haces Nora dejará de pensar que la encerraste porque recordará que corriste desnudo por ella y Matt tendrá que darte permiso para salir con ella porque hiciste una idiotez para demostrar que la quieres!―exclamó Dafne agitando las manos con emoción mientras Ann que estaba sentada a su lado asentía. Jose negó con la cabeza.―Oye, oye.. dijiste que harías cualquier cosa para que te perdonase.
―¡Cualquier cosa razonable! ¡Eso es una locura! ―protestó Jose
―Cobarde.―masculló Ann por lo que Jose le lanzó una mirada asesina.
Él no era cobarde, ¡es que eso era una locura! Miró hacia Nora y vio como ella apartaba la mirada de él mientras mostraba un notable sonrojo, ¡¿es que no iba a decir nada a ese par de dementes?! ¡Que querían que corriese desnudo por el instituto! Él, corriendo desnudo para que todos lo viesen como vino al mundo, ¡no! ¡ni loco! ¡no iba a hacerlo y no había nada en este mundo que lo hiciese cambiar de opinión!
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