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Capitulo 30. Valentin's Day

Odioso rubio.

Jose vio como varios alumnos lo miraban para luego centrar su mirada en el móvil y observarlo mientras se reían. El muy desgraciado de Matt había enviado un enlace al video suyo del youtube a todos los alumnos de Góngora –él incluido-. Respiró hondo y entró en el instituto arrastrando los pies; desde que había amenazado con robarle a Nora, él y Matt habían empezado una guerra silenciosa, bueno quizás no tan silenciosa... todo el mundo se había dado cuenta de que se llevaban fatal. Incluso Evan había tenido que admitir que el rubio lo miraba como si quisiera asesinarlo; ¿ahora quién era el paranoico, ¡eh!?

―Buenos días.―saludó a Cris que estaba sentado en la silla mirando el móvil, al ver a Jose lo escondió rápidamente. ―¿A ti también te han mandado el video?

―Sí, ¿me puedes explicar a qué viene toda esta guerra que tenéis montada?―preguntó Cris, Jose depositó la mochila sobre la mesa y se dejó caer en la silla.

Ni a Evan ni a Cris les había contado lo que había hablado con el rubio por teléfono hacía ya casi una semana, pero es que sabía que le echarían la bronca y le darían una charla sobre que debía pensar antes de hablar y no dejarse llevar por sus emociones.

―¡Jose! ¡Ya tienes más de cinco millones de visitas, eres famoso!―exclamó Evan saludándolo con efusividad como si fuera una estrella de cine.―Me llevarás contigo a la alfombra roja de Hollywood, ¿verdad? Yo siempre he creído en ti y en tu talento como actor de comedia.

―Vete a la mierda.―murmuró Jose de mal humor, Evan se carcajeó para luego sacar su móvil del bolsillo y reproducir una y otra vez el video; Jose enojado se puso en pie y trató de arrebatarle el teléfono pero el pelinegro huyó por la clase.

―Es que es tan divertido cuando te caes, ¡no puedo dejar de verlo!―comentó Evan riéndose a más no poder momento que aprovechó Jose para agarrar el móvil e iniciar una pelea con su amigo por obtener la posesión.

―¡Dámelo!

―Nunca.―se negó el pelinegro, de reojo vio como Matt entraba con Sonia y Dan por lo que dejó de pelear con Evan momento que aprovechó su amigo para arrebatarle el móvil e irse victoriosamente hacia su lugar, no obstante fue interceptado por Angy que comenzó a narrarle anécdotas de las invocaciones que realizaba.

Enojado abandonó la clase. Una vez fuera comenzó a caminar por el pasillo sin rumbo fijo, en seguida percibió como todos lo miraban y hacían comentarios absurdos sobre el hielo. Estúpido Matt. Dobló la esquina para bajar por las escaleras y chocó con alguien. Levantó la vista para disculparse pero al encontrarse a Iván frente a él no lo hizo.

 ―¿No vas a disculparte?―dijo Iván, Jose apretó los puños con frustración, estaba al límite de su tolerancia con el mundo.―Por cierto, muy divertido el video.

―Cállate.―masculló Jose intentando no levantar la voz pero dejando notar su ira algo que pareció divertir al chico. 

―Lástima que llegases tan pronto a la biblioteca, tenía curiosidad por saber que pasaba si estaba mucho tiempo encerrada.―dijo Iván en un murmullo apenas audible, Jose se dio la vuelta y antes de percatarse sujetaba a Iván de la pechera y tenía el puño frente a su cara. El chico sonrió con malicia.

―¿Se puede saber cuál es tu problema? Ella es claustrofóbica, no es para tomárselo a broma.―Jose apretó el agarre entorno al cuello de la camisa e Iván sonrió de medio lado.―No sé qué cojones te hemos hecho, pero Evan no se merecía lo que le hiciste y Nora tampoco.

―Evan se merecía lo que le pasó.―Jose levantó  Iván un par de centímetros del suelo.

―¿Y Nora? ¿Qué te ha hecho ella? ―preguntó Jose entre dientes.

―Nada realmente, digamos que ella es una víctima colateral.―contestó Iván con una sonrisa macabra deshaciéndose del agarre de Jose y caminando hacia su clase.

¿Qué cojones significaba eso? ¿Cómo que ella era una víctima colateral? Se revolvió el pelo, no entendía nada.

― ¿Pasó algo con Iván?―Jose se sobresaltó al escuchar la voz de Nora tan cerca, rápidamente se dio la vuelta y se encontró a la morena mirándolo con curiosidad.

―Joder que susto, ¿de dónde has salido? ―preguntó Jose llevándose la mano al pecho, Nora señaló al pasillo que conectaba con la torre de tercero y cuarto de la E.S.O por lo que supuso que vendría de hablar con su hermana.―¿Estabas con Dafne?

―Ajá...¿qué pasó con Iván? Te vi agarrarlo del cuello como si fueras a pegarle. ―Jose suspiró, no podía contarle nada de lo sucedido, no quería que se preocupase.

―Nada, es sólo que me saca de mis casillas.―contestó el castaño sin dejar de revolverse el pelo, como era de esperarse Nora no pareció muy satisfecha con la respuesta.

―Cuando mientes miras hacia la izquierda, ¿lo sabías?―aseguró Nora mirándolo fijamente, Jose tragó hondo; claro que lo sabía, ese era el truco de Evan para saber cuándo le estaba ocultando algo.―¿Qué te dijo?

― Nada...―murmuró Jose centrando su mirada en ella para que no se diese cuenta de que volvía a mentirle, Nora frunció el ceño dispuesta a decirle que no se creía una sola palabra por lo que él habló antes.―¿Acaso estás preocupada por mi?

―No digas tonterías.―contestó la morena apartando la mirada de él, Jose sonrió y vio como las mejillas de la chica se encendían levemente por lo que soltó una carcajada feliz.

Ambos comenzaron a caminar hacia su clase, Jose rozó levemente sus manos y de reojo vio como ella daba un respingo y apartaba la mano rápidamente.

 ―¡Houston tenemos un problema!―escucharon gritar a un alumno e inmediatamente apareció un cohete blanco de la nada que volaba sin control por el pasillo.―¡Trata de arreglar el control remoto!

―¡Estoy en ello! ―gritó otro chico.

―¡Cuidado!―gritó Nora dándole un fuerte empujón haciéndolo caer al suelo, inmediatamente el cohete pasó a gran velocidad por dónde él había estado segundos antes. Jose se quedó sentado en el suelo y miró hacia arriba para ver a Nora mirando amenazadoramente a dónde se encontraban tres chicos peleando por un control remoto.―¿De dónde habéis sacado eso?

―¿A qué mola? Llevamos una semana construyéndolo.―dijo uno de ellos con orgullo. ―Gira, gira... que se va a estrellar. ¡Quita déjame a mí!

― ¡Esta mierda no funciona! ―gritó el que tenía el panel de control; el primer chico lo tomó entre las manos y comenzó a golpearlo contra la pared.

Jose miró hacia el cohete, daba vueltas por el pasillo sin control haciendo eses, cayendo en picado para remontar el vuelo, haciendo loopings, etc... La mayoría de los alumnos estaban tirados en el suelo o habían huido al interior de sus clases, Jose miró de nuevo el cohete y con horror vio como éste se dirigía a Nora que estaba de espaldas a él echándole la bronca a los tres chicos. Sin pensarlo se puso en pie y le hizo un placaje cayendo los dos al suelo al otro lado del pasillo.

―Por los pelos.―murmuró Jose suspirando con alivio, Nora que estaba bajo él abrió los ojos y al verlo tan cerca comenzó a sonrojarse.

―¡Eh tío, eso ha sido una pasada!―alabó uno de los chicos alzando el pulgar en señal de aprobación.

―Creo que ya estamos en paz.―dijo Jose, Nora asintió lentamente y trató de apartarlo de encima de ella pero Jose al escuchar el cohete sobre ellos se acercó más a ella.―Este instituto es de locos.

Murmuró el castaño hasta quedarse a escasos centímetros de su boca, Jose no pudo evitar sonreír de medio lado al ver como ella cada vez se sonrojaba más.

 ― Estás toda roja, ¿qué estás pensando? ―preguntó Jose deslizando una de sus manos por la cintura de ella.

―Nada, y quítate de encima.―ordenó la morena girando la cara y pegándole un empujón en el pecho.

Jose soltó una risita antes de apartarse de encima suya y sentarse en el suelo con la espalda apoyada en la pared, en cuanto Nora notó que ya no estaba hizo lo mismo y se quedó sentada a su lado abrazando sus piernas y respirando profundamente. Jose la miró de reojo, era divertido que cuando se acercaba e invadía su espacio personal la morena se acalorase y sonrojase enseguida. ¿Pensará en sus besos cada vez que está más cerca de la cuenta? Vio como el color en sus mejillas comenzaba a disminuir por lo que se acercó a su oído.

 ―¿Pensaste en cuando nos besamos?―inmediatamente la cara de la chica se encendió hasta niveles desconocidos y le lanzó una mirada asesina.

―Me besaste, tú me besaste... no nos besamos.―remarcó con voz muy bajita lo que lo hizo volver a sonreír.

― ¡Profesores, cuerpo a tierra!―gritó el profesor de educación física a los que subían con él por las escaleras.―¿¡Por qué hay un cohete fuera de control volando sin autorización por el pasillo?!

― ¿Por qué hay tanto escándalo aquí fuera? ―gritó Sonia asomando la cabeza justo cuando el cohete pasaba por delante de la puerta, la pelirroja lanzó un gran grito y cerró la puerta de golpe para luego volver a abrirla y asomar la cabeza.―Si no son los tarados de química, son los de aeronáutica. ¡Me tenéis harta los de ciencias, me voy a liar a palos y os voy a quitar las ganas de hacer experimentos!

― Ohhh, al final conseguisteis que volase.―comentó Dan asomando la cabeza también al igual que Matt. ―¿Habéis reiniciado el panel de control?

―Buena idea.―dijo el que tenía el control pulsando unos cuantos botones, inmediatamente el cohete hizo un ruido extraño y empezó a salirle humo blanco.―¿Por qué te haremos caso, Dan?

―¡Va a explotar, todos al suelo! ―gritó otro de los chicos tirándose al suelo y colocando las manos sobre su cabeza, el resto de alumnos que estaban en el pasillo lo imitaron y los que estaban en las clases cerraron la puerta.

Jose se tumbó en el suelo pero no pudo evitar colocarse al lado de Nora para cubrirse a ambos con sus manos. Escucharon un pitido seguido de un golpe seco y una explosión, Jose sintió como varias piezas caían sobre su espalda pero sin mucha fuerza, cuando la lluvia de piezas terminó, abrió los ojos y se encontró a los alumnos poniéndose en pie y sacudiéndose la ropa.

―¿Estás bien? ―le preguntó a la morena tomándola de la mano y ayudándola a incorporarse, ella asintió con timidez y comenzó a sacudirse la ropa y el pelo.

―¡Nora! ¿Estás bien?―preguntó Matt corriendo hasta ellos y tomando a la morena de los hombros para alejarla de él lo antes posible.

Jose puso los ojos en blanco. Estúpido rubito. Se sacudió la chaqueta y se revolvió el pelo antes de volver a entrar a su clase dejando fuera a los profesores echándoles una bronca monumental a los tres alumnos responsables del cohete.

 El resto del día pasó con tranquilidad y sin Matt a la vista se quedó sentado en las gradas descansando y escuchando los desvaríos de Bel. Escucharon un pitido seguido de un gong. Triz.

 ¡Buenos días mis queridos compañeros! Gutiérrez poner de contraseña "Triz deja de piratear" no es una gran contraseña, cúrratelo para la próxima vez. Necesito un desafío para mi intelecto.

 Bel soltó una carcajada y Evan la miró con una sonrisa.

 ¡Las noticias! ¡Tatata-chán! Los tres alumnos responsables del cohete están examinando los restos para analizar que falló; el profesor de filosofía le compró a la de Lengua un bonito collar por San Valentín (profe si no lo quieres yo me lo puedo quedar); los indios han capturado a varios alumnos que trataban de robar en su huerto y ahora los tienen trabajando desde que sale el sol; y por último.... ¡mañana es San Valentín chicas!

 ¡Triz me jodiste la sorpresa! ―se escucharon golpes en una puerta.

 ¡Lo siento profesor, pero mi deber es informar al alumnado! ¡Me despido mi querida audiencia hasta la próxima emisión!

 Se escuchó otro gong y un fuerte pitido.

 ―Mirad.―Cris señaló hacia la torre central, en una de las ventanas de la segunda planta se podía ver a la que supusieron que sería Triz (por el pelo blanco) saliendo por la ventana y agarrándose a las tuberías como podía, bajo la ventana se colocaron Dafne, Ann y unos cuantos alumnos con una colchoneta y animaron a la peliblanca a que se tirara, algo que hizo en cuanto el profesor de filosofía asomó la cabeza por la ventana.

Lo siguiente que vieron fue como el profesor levantaba la mano al cielo y los alumnos corrían con Triz tumbada en la colchoneta como si fuera Cleopatra.

 ―Eso es huir con estilo.―indicó Evan.

―Pues tenías que haber visto sus demás huidas...―Bel comenzó a hablar sobre las diferentes formas de escaparse de Triz en los últimos años por lo que Jose desconectó y se concentró en el partido que se jugaba delante de él.

Sin embargo, se aburrió en seguida y miró la hora; aún quedaban unos cinco minutos para que sonase el timbre. Recogió su mochila del suelo y se marchó sin decirle nada a sus amigos, pero todos estaban demasiado entretenidos escuchando el relato de Bel y los comentarios que iba añadiendo Evan así que no notarían que se había marchado. Caminó hacia el instituto mirando siempre a su alrededor para esquivar los balones que iban y venían por todo el patio, una vez dentro del instituto subió las escaleras que conducían a su clase pero no entró ya que escuchó voces en el interior. Al identificar a Sonia, se colocó al lado de la puerta mirando de reojo hacia dentro; la pelirroja como era de esperarse no estaba sola, dentro estaba Nora leyendo un libro y Matt y Dan jugando a las psp.

―Matt, ¿se puede saber que pasa entre Jose y tú? ―preguntó Sonia mientras hacía dibujos en la pizarra.―Ya sé que nunca ha sido muy de tu agrado, pero lleváis una semana que da miedo estar en la misma habitación que vosotros.

―No sé de que hablas.―contestó el rubio, Sonia frunció el ceño y le tiró la tiza a la cabeza pero el rubio la esquivó.

―No me hagas sacártelo a la fuerza.―amenazó Sonia lanzándole otra tiza que también fue esquivada por el rubio.

―Sonia que poca intuición femenina tienes.―habló Dan guardando su psp en el bolsillo y caminando hacia la pelirroja.

Jose miró hacia el pasillo y suspiró aliviado al ver que estaba vacío; si alguien lo pillaba ahí espiando ya podía darse por muerto.

 ―Lo que pasa entre ellos, es que Jose quiere algo que Matt siempre ha protegido.―explicó Dan guiñándole un ojo a Sonia.―Si te fijas bien es bastante fácil saber que quiere Jose; se le nota un montón.

Sonia miró con confusión a Dan y siguió pintando en la pizarra hasta que se detuvo y le lanzó una tiza a Nora que la morena esquivó por los pelos.

― ¿Algún día nos dirás de que narices lo conoces? ―preguntó Sonia con interés.

―No, y como no creo que él lo recuerde nunca no es necesario remover esos recuerdos tan horribles.―contestó Nora depositando el libro sobre la mesa y sentándose sobre ella de un salto.

¿Recuerdos horribles? ¿Qué demonios se suponía que le había hecho? Jose se echó un poco más hacia adelante lo suficiente para ver mejor pero sin ser visto.

 ―¿Por qué lo proteges?―preguntó Matt encarando a Nora, ella se encogió de hombros y el rubio entrecerró los ojos.

―No lo protejo, es sólo...es sólo que él es una buena persona ahora; si no os lo dije es porque quería comprobar si había cambiado y sí lo hizo.―explicó Nora en voz baja, Matt frunció el ceño.―Matt, quieras o no tienes que reconocer que tiene agallas, vino al Parque Lorca solo para buscarme para ayudar a Evan.

—Y subió a tu casa, mientras que Dan tardó tres años en reunir el coraje suficiente para entrar en tu casa cuando estaba tu padre.―comentó Sonia burlándose del chico de los rizos que le lanzó una mirada asesina.

―También ayudó a Bel con lo de Iván y no sé cómo se las ingenia pero siempre acababa ayudándome aunque realmente no necesite su ayuda.―habló Nora, Jose frunció el ceño; ¡si que necesitaba su ayuda! ¡Si no fuera por él llevaría medio curso hospitalizada!―Es un poco temperamental e impulsivo pero no es mala persona aunque me pone de los nervios cada vez que me grita por cualquier cosa.

¡Claro que le gritaba! Si no fuera tan jodidamente despistada no tendría que gritarle a todas horas que tuviera cuidado.

 ― Y a mí me cae bien.―opinó Sonia levantando la mano, Dan se echó a reír y tomó la mano de la pelirroja y la bajó con cuidado quedando ambos tomados de la mano.―Venga Matt, Jose es un buen tío.

―Me da igual, no me fío de él...me cae mal y me quiere robar algo que es mío.―dijo Matt cruzándose de brazos con enfado haciendo que sus tres amigos se riesen.

¡Pero de que va ese!  ¡Nora no es suya! Jose apretó los puños y escuchó sonar el timbre.

 ―Cuando salgamos te compro un helado.―dijo Nora acercándose a Matt, el rubio la fulminó con la mirada mientras ella le sonreía, al ver que la cara de enfado de su amigo no se iba levantó dos dedos.―Te compro dos helados.

―¿Y vienes a mi casa a jugar a la Wii? ―curioseó el rubio, ella asintió.―¡Yujuu!

― Vosotros siempre igual con los helados.―comentó Dan riéndose, soltó la mano de la pelirroja y con el móvil en las manos se acercó a Matt y Nora.―Ven Sonia, vamos a echarnos una foto.

Jose se separó de la puerta y corrió hacia el baño para que nadie se percatase de que había estado espiando. Al cabo de unos segundos salió y se unió a la marabunta de alumnos que caminaban hacia sus respectivas clases, una vez que llegó vio a Evan saludándolo con la mano.

 ―¿Dónde te metiste? ―preguntó el pelinegro, Jose se encogió de hombros.

―Por ahí.―contestó sin ganas sentándose en su silla.

Fuera lo que fuera de lo que conocía a Nora no lo iba a saber nunca a no ser que él mismo lo recordara. Y su única pista era que le había hecho algo horrible, genial. Bueno, al menos Nora lo había defendido ante Matt. Chúpate esa rubito.

                                                                                      * * * * 

Su padre no iba a matar solo patitos cuando salieran, mataría gatitos y a la madre de Bambi si hacía falta. ¡No podía obligarlo a pasar toda la tarde cocinando tartas con él! ¿Dónde estaba su lado masculino? ¿dónde? Y para colmo lo había obligado a ponerse un delantal rosa a juego con el suyo. Miró hacia Evan y vio a su amigo adornando las tartas mientras sonreía con felicidad, ese ya estaba perdido...

 ―¿Le importa si luego me llevo una de las tartas? ―preguntó Evan levantando la cabeza, su padre negó con la cabeza.

―Claro que no, llévate la que quieras. Jose deja de aporrear la masa, trátala con cariño.―Jose resopló con indignación y siguió desahogando su ira con el bizcocho.―¿Te quedas a cenar Evan?

―Claro.―respondió su amigo.

Una vez que Evan se marchó, subió las escaleras y se tiró sobre su cama. Escuchó con horror como su madre le decía a su padre que se pusiera el delantal que con él estaba muy sexy así que se puso en pie y cerró de un portazo para luego tumbarse de nuevo sobre la cama. Esos dos, a veces parecían adolescentes. Estrujó la almohada entre sus brazos y miró la hora, era un poco tarde para llamar a Nora pero por intentarlo que no fuera. Además, por culpa del rubio llevaba un par de días sin hablar con ella, ya que misteriosamente la llamada era cortada y cuando lo volvía a intentar el móvil estaba apagado. Estiró la mano y tomó el móvil de la mesa.

 ― ¿Sí? ¿Quién es? ―escuchó preguntar a la morena.

―¿Cuándo vas a guardar mi número?―curioseó Jose, escuchó un suspiro al otro lado pero no le hizo caso.―¿Qué haces?

―Estoy buscando un libro, pero no lo encuentro; ¿me llamas para decirme que te dijo Iván?―Jose resopló, no iba a decirle nada de eso, no quería que se preocupase por culpa de ese loco.

―No me dijo nada importante; pero prométeme que te mantendrás alejada de él. ―dijo Jose con preocupación, al otro lado de la línea escuchó un poco de ruido.―Nora.

―Sí, sí... lo que tú digas. ¿Dónde estará?―Jose se acarició la sien, ¿por qué nunca lo escuchaba? Se dio la vuelta y se quedó mirando hacia el techo con la mano sobre la frente.―Ya sé, Jose espera un momento.

El castaño miró el teléfono, y luego se lo colocó de nuevo en la oreja; no le había colgado por lo que supuso que colocó el móvil en algún lugar para ella seguir con su búsqueda del libro perdido. Escuchó un fuerte estruendo de fondo, seguido de una queja y un "¡Dafne voy a matarte!".

 ―¿Nora? ¿Sigues ahí? ―preguntó Jose comenzando a desesperarse.

― Sí, estoy aquí.

―¿Qué pasó? ¿Estás bien?

―Nada, bueno que Dafne puso bajo mi cama un tirachinas de huevos; pero está todo solucionado.―aseguró Nora, Jose escuchó ligeramente los muelles de una cama por lo que sonrió al imaginarse que ella se había tumbado sobre la cama al igual que él.―¿Y por qué me llamaste si no vas a contarme qué paso con Iván?

―Estaba aburrido, así que pensé en molestarte un poco.―habló con voz alegre esperando alguna bordería por parte de ella pero su respuesta no llegaba. ―¿Nora?

―Mmmm...¿dónde habré puesto ese libro?―masculló la morena pensativa, Jose rodó los ojos, esa chica vivía en las nubes.―Por cierto, ¿la pista de patinaje la abren todos los días?

―¿Estás pidiéndome una cita?―preguntó Jose aún sabiendo que eso era imposible.

―¡Claro que no!―exclamó Nora con fuerza; Jose comenzó a reírse dando vueltas por la cama; ¿estaría sonrojada? ―Preferiría salir con...

―Sí, sí... lo sé, preferirías salir con Jason antes que conmigo.―interrumpió Jose nombrando él esta vez al asesino en serie dejando de dar vueltas y quedándose bocarriba con la mano sobre el pecho.―Algún día se te acabaran los asesinos en serie ¿sabes?

―No creo.―contestó Nora con simpleza.―¿Por qué estás tan empeñado en salir conmigo?

― No sé... pienso que a lo mejor así te recuerdo; no es agradable que una chica te odie y no sepas el por qué... yo quiero recordarte.―contestó el castaño murmurando la última parte.

―¿Y si no te gusta lo que recuerdas? ―preguntó Nora, Jose dio un respingo, nunca se había planteado eso.―Eres afortunado ¿lo sabes? No poder recordar a veces es bueno; te facilita el poder avanzar.

―Te equivocas, sólo conociendo los errores del pasado puedes avanzar porque así no puedes repetirlos.―contestó Jose con firmeza.

Jose se puso a tamborilear con sus dedos sobre su estómago y ambos estuvieron en silencio unos minutos hasta que escuchó unas pequeñas risas al otro lado de la línea.

 ―¿De qué te ríes?―preguntó Jose enarcando la ceja y sonando un poco molesto.

―Es que sonaste tan serio y sabio que no parecías tú.―respondió la morena, Jose separó el móvil de su oreja y lo miró con fastidio.

― Oye que yo puedo ser muy serio y sabio.―contestó ofendido provocando más risas al otro lado por lo que no pudo evitar sonreír él también. Le encantaría poder verla, Nora debía de estar tumbada en su cama riendo, debía ser una imagen adorable, ¿adorable? Ok, debía ir a matar patitos cuanto antes. 

―Jose, vamos a ver una peee...¿con quién hablas? ―curioseó su padre corriendo hacia él y mirándolo con ojos brillantes, Jose escondió el aparato tras él.―¿Es una chica? ¿Es tu novia? ¿Puedo saludarla?

―¡Papá!―gritó Jose viendo con horror como su progenitor trataba de quitarle el móvil pero al ver que no lo conseguiría trato de leer el nombre de la pantalla. ―¡Vete!

―¿Quién es? ¿La conozco? ¿Es guapa? ¿Cómo es? ―interrogó su padre mientras Jose lo empujaba hacia la puerta y lo echaba de la habitación.―Invítala un día de estos, quiero conocerla. ¡Dile que le haré un pastel!

―¡Papá no sabes cocinar, asimílalo cuanto antes y así no tendré que volver al hospital con indigestión! ―gritó Jose a la puerta tapando el auricular del móvil con la mano para que Nora no escuchase nada.

―¡Si que sé cocinar, mis galletas son todo un éxito! ―reclamó su padre al otro lado, Jose apoyó la espalda en la puerta y se dejó caer.―¡Cariño, nuestro hijo tiene novia!

―¡No es mi novia! ―exclamó Jose con furia apretando el móvil entre sus manos; fue entonces cuando se acordó de que Nora seguía al teléfono.

Sintió como las manos empezaron a sudarle y toda su sangre empezaba a acumularse en su rostro. Lentamente miró el móvil, respiró aliviado al ver que la llamada se había cortado hacía varios minutos, sin embargo tenía miedo por lo que podía haber escuchado así que rápidamente le dio a rellamada.

―¿Quién es? ―dijo Nora.

―Muy graciosa.―respondió Jose con sarcasmo, el castaño se abanicó la cara con la mano libre, ¿por qué hacía tanto calor? ―¿Escuchaste algo de lo que dijo mi padre?

―Sólo lo oí preguntar con quién hablabas, luego se cortó; ¿por qué?―Jose suspiró, era una suerte que se cortase la llamada tan pronto.

― Por nada, bueno eso era todo...buenas noches.―se despidió con nerviosismo.

―Buenas noches.―contestó Nora antes de colgar.

Jose se puso en pie y apagó el móvil por si a su padre le daba por ir en mitad de la noche a mirar el registro de llamadas. Lo dejó sobre la mesa y se puso el pijama, mañana sería otro día.    

                                                                        * * * * 

 Decir que el instituto era una locura era quedarse corto. Desde que había puesto el pie en los dominios de Góngora había visto varios chicos huir mientras un grupo de chicas cargadas con chocolates los perseguían; además de que habían dos chicas en la entrada que entregaban un collar de flores a todos los alumnos. Cuando por fin consiguió entrar a su clase, se desplomó sobre su asiento y saludó a Evan y Bel que rapidamente se acercaron a él y le ofrecieron bombones.

―¡Jose! ¡Feliz San Valentín!―saludó Evan obligándolo a tomar bombones con una enorme sonrisa.

―¿Y a mí porque no me das chocolates? Te parecerá bonito darle a Matt y a mí no.―protestó ¿Dan? Jose miró con extrañeza al chico que seguía a Sonia; su cuerpo era igual que el del Dan pero su pelo... su pelo no era rizado, era liso y le llegaba hasta la mitad de la espalda, ¿seguro que ese era Dan? Estaba totalmente distinto.―¿Sabes qué? No me los des, con mi nuevo look seguro que hay una gran fila de chicas esperando a darme sus chocolates llenos de amor; no necesito los de una pulga.

Jose suspiró, sin lugar a dudas ese era Dan. Sólo él podía ser tan idiota como para decirle todo eso a Sonia.

―¡No soy una pulga!―exclamó Sonia con furia golpeando su mesa con las libretas luego volteó hacia Dan y señaló su pelo.―¿Y a qué viene ese ridículo cambio de look? Tu pelo no aguantará liso ni la primera hora de clase.

―No es ridículo, estoy genial; y ya me lo han dicho varias chicas.―aseguró Dan agitando el cabello como si estuviese en un anuncio de champú; Sonia le lanzó una mirada asesina.

―¿Quiénes? Que voy a mandarlas directas al manicomio, porque si creen que estás genial es para internarlas de urgencia.―gritó Sonia dispuesta a caminar hacia la puerta, sin embargo Dan la detuvo y extendió la mano.

―Dame mis chocolates, si no me los das a mi vas a tener que tirarlos porque nadie más va a querer los chocolates de una marimacho gritona y bruta.―expresó Dan con seriedad, Sonia lo miró enfadada antes de pegarle una fuerte patada en la entrepierna que hizo que todos los chicos de la clase se llevaran las manos a sus partes para protegerlas.

―Sonia te pasaste.―indicó Matt, el rubio llevaba los brazos llenos de cajas de bombones, Nora estaba a su lado con una caja abierta y comiendo chocolates.

                                                                        * * * * 

 En cuanto sonó el timbre recogió sus cosas y siguió Evan fuera de la clase.

 ―Jose.―llamó Helena, el aludido se dio la vuelta y se encontró con la rubia tendiéndole una caja de bombones. Detrás de ella estaban Nora y Sonia mirándolo con interés, ¿por qué Helena le daba chocolates el día de San Valentín y delante de Nora?

―Gra...gracias.―tartamudeó con nerviosismo tomando los bombones con vergüenza y mirando en todo momento a la morena; Nora lo miraba de forma un tanto extraña pero no sabría decir que era lo que pasaba por su mente.

―¡Te has puesto rojo!―exclamó Sonia señalándolo y burlándose de él; Helena sonrió con timidez y se acicaló la falda antes de caminar y dejarlo solo con aquellas dos.―No sabía que fueras tímido, por cierto... entre tú y yo, ¿Qué quieres robarle a Matt?

―¡Luna Resplandeciente!―un grupo de indios aparecieron de la nada y se colocaron frente a Nora.―Hao, hoy reunión del Consejo Nuboso; nuestro gran jefe Colmillo Negro querer que tú ir, hao.

―Está bien, os veo luego.―dijo Nora despidiéndose de ellos para luego seguir a los niños indios.

Jose suspiró y comenzó a caminar, no obstante, en seguida notó como Sonia se ponía a su altura y lo miraba fijamente.

― ¿Qué le quieres robar a Matt? O me lo dices o te pego.―amenazó Sonia arremangándose la camisa por lo que Jose la miró con miedo y comenzó a correr hacia las gradas para pedir ayuda a Evan y Bel.―¡No huyas cobarde!

Cuando llegó a las gradas se encontró a sus amigos hablando animadamente, miró hacia atrás y vio que Sonia no lo seguía por lo que se sentó y trató de recuperar el aliento. De reojo miró hacia Helena, ¿por qué le tuvo que dar chocolates delante de Nora? ¿Es que no había decidido rendirse?

 ― ....el chico ese que era tan bajito y que parecía un duende con sus orejas afiladas.―habló Bel, Helena abrió la boca y luego comenzó a reírse.―No te rías, era tan mono con sus orejitas en punta y esos ojitos que ponía cuando hacía algo malo; era una ricura.

― ¿De qué hablan? ―curioseó Jose acercándose a Cris y sacando su bocadillo de la mochila.

― De sus primeros amores.―respondió su amigo; Jose asintió y se puso a comer mientras Bel seguía parloteando.

―Ya lo conté yo.. ahora le toca a....¡Jose! ―dijo Bel con alegría señalándolo, el castaño se atragantó con su bocadillo y Cris le tuvo que dar varias palmadas en la espalda mientras Evan se burlaba, por lo que una vez que estuvo recuperado le lanzó una mirada asesina. ―Así que dinos Jose, ¿quién fue tu primer amor?

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