Capitulo 22. Un día explosivo
Después de esquivar los tornillos que los tenistas estaban lanzando a unas dianas móviles entró en el edificio, vio como varios alumnos lo miraban y luego se ponían a murmurar entre ellos. Le pareció escuchar comentarios sobre qué le habría pasado para tener la cara así, pero lo jóvenes lo saludaron y levantaron el pulgar para animarlo, Nora tenía razón, en Góngora lo felicitaban por haberse pegado, continuó caminando y entró en la clase. Allí encontró a Evan y a Bel hablando tranquilamente mientras Iván los miraba desde la lejanía, Jose se fijó en el chico y vio que tenía un enorme moratón en el rostro y un corte en el labio por lo que sonrió satisfecho. Depositó la mochila sobre la mesa y se dejó caer en su silla, después de pasarse la noche de ayer soportando una charla de su madre sobre lo irresponsable que había sido al pegarse con otro chico las clases serían pan comido.
— ¡Jose! ¿Estás bien?―preguntó Helena sentándose en el asiento de Evan para luego ponerse a examinarle la cara, Cris que había entrado tras ella se sentó en su silla. ―Bel me contó lo que pasó, fuiste muy valiente.
—Estoy bien, mi madre dice que en unos días se me pasará. ―respondió Jose con voz dulce, Helena asintió y colocó la mano sobre la mesa para luego mirarlo con ternura.
— ¿Te duele mucho? ―curioseó la rubia
—No, duele pero tampoco es para tanto―contestó con timidez, la verdad era que había pasado buena parte de la noche sin poder dormir debido al dolor pero él no iba a reconocerlo, era bueno que los demás creyesen que él era un tipo duro.
—Pobrecito, debiste pasar una noche horrible.―se preocupó Helena acercándole la mano a la mejilla y acariciándole el moratón; Jose puso cara de pena y se hizo la víctima hasta que recordó que la chica lo había besado, dio un respingo y se separó de ella.
— Me voy a ver cómo está Bel. ―indicó Cris con una sonrisa malvada dejando a Jose.
Será hijo de... se marchaba y lo dejaba a él con Helena cuando sabía perfectamente que la chica estaba tras él y que tenía que rechazarla por la maldita apuesta que había hecho con Evan. Resignado se tumbó sobre la mesa y se puso a mirar hacia la puerta mientras Helena a su lado miraba hacia la pizarra.
—Hagamos un cine de verano, será divertido...¡y una leche! ¡Achís! ―gritó Sonia entrando en la clase sonándose con fuerza, tras ella entró Dan que tenía la cabeza envuelta con una bufanda.―¡¿De quién coño fue la idea?!
—Deja de gritar.―pidió Dan con voz ronca tumbándose como un alma en pena sobre las mesas de Nora y Sonia, la pelirroja se puso a estornudar como loca y se paró delante de ellos.―Ay, me muero...¡Sonia! ¡Hazme caso!
— Dan si de casualidad ves una luz al final de un túnel, tú no lo dudes y corre hacia ella.―dijo la pelirroja centrando su mirada en la rubia.―¿Qué haces ahí sentada?
—Me cambié con Evan.―respondió la rubia con una sonrisa; Sonia enarcó una ceja y Helena negó con la cabeza.―Es broma, estoy aquí mientras Evan esté en mi sitio hablando con Bel.
—¡Ya la veo, veo la luz!―exclamó Dan con la mano levantada hacia el techo. ―Sonia adiós, me voy a un lugar mejor; sé que me echarás de menos y luego te suicidarás para estar conmigo de nuevo pero...
—¡Joder, quieres morirte de una vez! ―espetó la pelirroja caminando hacia Dan y pegándole un puñetazo en la pierna, al ver que el chico seguía quejándose decidió usar la bufanda que le cubría la cabeza para ahorcarlo.
—Un día de estos, lo mata.―murmuró Jose levantando la cabeza y mirando hacia la pareja que discutía en voz alta aunque tuvieron que dejarlo ya que ambos se pusieron a toser con fuerza.
— Sí, Sonia a veces es un pelín bruta... ¿pero alguna vez has visto a sus hermanos? ―se interesó Helena mirando hacia él, Jose se recostó hacia atrás en la silla; la verdad era que sólo recordaba haber visto a uno de sus hermanos –Fran, el policía- y la verdad era que daba bastante miedo.
—Si, vi a uno que es poli. ―contestó Jose
—Pues los demás son parecidos a él, y claro... Sonia al ser la única chica tuvo que sacar carácter para que no abusaran de ella.―explicó Helena mirando hacia la pelirroja que en esos momentos se sentaba en su silla y se sonaba la nariz mientras Dan tumbado sobre las mesas tosía.
—¿Por qué siempre tengo que encargarme de todo el papeleo?―preguntó Nora entrando en la clase con una pila de folios sobre la mano, Matt a su lado jugaba con la psp.―Encima cada año pedís cosas diferentes, nunca puedo usar el mismo tratado que el año anterior.
—Y prepárate para cuando vayamos a hablar con los de Quevedo, seguro que tendrán un montón de exigencias.―contestó Matt sin dejar de mirar la pantalla de la psp, Nora a su lado suspiró y caminó hasta su sitio pero al ver que Dan estaba tumbado allí se dirigió a la mesa del profesor y depositó los folios sobre la mesa.
—No hace falta que vayamos; Ren me ha mandado un email con todas sus exigencias, ahora tengo que mandarle las nuestras e imprimir las suyas para ver que tanto estamos dispuestos a aceptar.―indicó Nora colocando el bolso sobre la pila de papeles y mirando hacia Matt.
— ¿Eso quiere decir que hoy volvemos a tener Asamblea? ―preguntó Dan sin levantarse.
—No, faltan varios jefes que están enfermos en sus casas habrá que posponerlo unos días.―explicó Matt dejando de jugar y guardando la psp en el bolsillo del pantalón; Matt cogió los papeles de encima de la mesa y caminó con Nora hacia su mesa.
¿De qué narices estaban hablando? ¿Asamblea para qué? ¿Y quién era el tal Ren que le mandaba email a Nora? ¿Y qué tenía que ver Quevedo en todo eso? No entendía nada, que alguien le explicase las cosas pero ya.
—¿Por qué está medio instituto enfermo?―preguntó a modo de saludo la profesora entrando en la clase y colocando sus cosas sobre la mesa; Evan al igual que Helena y los demás alumnos regresaron a sus lugares.―Acabo de pasar por la enfermería y hay una cola enorme de alumnos pidiendo aspirinas y pastillas para la tos.
— Es que ayer hicimos un cine de verano.―contestó Matt mientras a su lado Sonia se sonaba la nariz y le lanzaba una mirada asesina.
— Será divertido... ¡y una mierda! ¡Me pase toda la noche tratando de no morir asfixiada con el trancazo que tenía! ―espetó Sonia con furia. ―Y tú tan fresco como una lechuga, como te odio.
—¿Qué quieres? Soy inglés, mi cuerpo está habituado a soportar temperaturas bajo cero.―contestó Matt orgulloso dándose un golpe en el pecho, Sonia enarcó una ceja antes de ponerse a estornudar.
—Claaro, no tiene nada que ver que le robaras la manta eléctrica a Nora.―recordó Dan con sarcasmo poniéndose en pie con ayuda de Helena y Bel, Dan le quitó el paquete de clínex a Sonia y sacó un par de pañuelos, luego miró a Matt. ―Egoísta.
—No se la robé, ella me la cedió amablemente y te ofrecí taparte con ella, pero tú estabas demasiado ocupado discutiendo con Sonia cuál de los dos tenía más manta.―dijo Matt haciendo que los dos aludidos bajasen la cabeza avergonzados por lo que el rubio no pudo evitar soltar una pequeña risita; Matt depositó los papeles sobre la mesa de Nora y la morena se sentó.
—Vosotros dos a vuestra clase.―indicó la profesora señalando la puerta; Matt asintió y esperó a que Dan tosiese y abandonase la clase quejándose sobre lo enfermo que estaba. ―Os voy a repartir los exámenes que hicimos el otro día.
Evan lanzó un largo suspiro antes de tumbarse sobre la mesa, Jose se limitó a quitarse la chaqueta para estar más cómodo y esperó pacientemente a que le entregaran su examen. De reojo vio como la profesora felicitaba a Sonia por su examen y como luego hacia lo mismo con Bel, tragó saliva al ver como la mujer se dirigía hacia ellos y los miraba.
— Chicos, vais a tener que pedir ayuda a vuestros compañeros si queréis aprobar el curso.―dijo la profesora entregándoles sus exámenes, Jose tomó el suyo y suspiró con cierto alivio al ver que tenía un suficiente bajo. Bueno, al menos estaba aprobado.
—Suspendí.―lloriqueó Evan viendo el enorme dos que tenía en rojo dentro de un círculo.
—Yo también.―indicó Cris depositando su examen sobre la mesa.
Después de eso la profesora corrigió el examen en voz alta y dio la fecha para el siguiente examen que sería en tres semanas (justo antes de las vacaciones de navidad). Al igual que la profesora de Lengua, los siguientes profesores también establecieron la fecha del examen final de su asignatura, todos ellos en la misma semana, y por si fuera poco la profesora de Historia les acababa de mandar otro trabajo por parejas que consistía en decir qué papel había tenido el país del que hicieron el primer trabajo en la Primera Guerra Mundial.
—¿Sí? ―indicó la profesora señalando hacia Sonia.
—¿Y cuándo se entrega este trabajo? ―preguntó la pelirroja con interés.
— El día del examen final por supuesto.―respondió Beatriz Blanco depositando la tiza en la pizarra justo cuando el timbre del recreo sonaba.―Hasta mañana.
La profesora recogió sus pertenencias y abandonó la clase, al igual que la gran mayoría de los alumnos. Jose respiró hondo, hacer ese trabajo significaba volver a quedar con Nora, y seguramente la chica volvería a poner trabas a la hora de establecer el lugar, el día y la hora. Pero, con la excusa del trabajo podía avanzar su relación con ella, miró hacia Helena, aunque antes debía de dejar las cosas claras con la rubia.
—El día del examen por supuesto.―imitó Sonia de mal humor dándole una patada a la silla. ―Que mal me cae, a ver si se jubila de una vez ¡achís!
— Sonia, ¿podrías venir conmigo cuando tenga que hacer el trabajo? ―preguntó Bel con timidez captando la atención de sus amigos.
Ninguno se había acordado que la pareja de Bel en el trabajo era Iván, Sonia asintió con firmeza y sacó otro pañuelo del paquete.
—Podemos quedar nosotros también el día que tú hagas el trabajo, ¿te apuntas Nora? ―preguntó Sonia mirando hacia la morena, Nora asintió y luego miró hacia Jose.
—Por mi no hay inconveniente, yo no tengo problemas en volver a pegarle.―dijo Jose guiñándole un ojo a Bel, la pelinegra soltó una risita nerviosa y siguió jugueteando con sus dedos saliendo por la puerta.
—¡Vamos a ver si Dan ya se murió! ―exclamó Sonia arrastrando a Nora fuera de la clase.
Los demás salieron con tranquilidad y caminaron hasta el patio, dónde como siempre se sentaron en las gradas. Jose centró su mirada en el campo de fútbol; estaban los chicos que normalmente jugaban pero apenas se movían sin tener un ataque de tos por lo que al cabo de unos minutos se dieron por vencidos y se tiraron al suelo; algo parecido les paso a los de baloncesto que habían optado por sentarse y pasarse la pelota unos a otros sin moverse.
—Están todos enfermos, si que fue gente ayer al cine de verano.―comentó Helena mirando al campo de fútbol, Jose abrió la mochila y sacó su bocadillo.
—Tengo curiosidad, ¿de qué hablaban esta mañana Nora y Matt?―preguntó Cris mirando hacia Bel, Jose hizo lo mismo, esa era una de las pocas cosas sobre las que tenía curiosidad.
—Del Tratado de Paz con Quevedo, todos los años por estas fechas hacen un pacto de no agresión para así poder estudiar sin tener que preocuparse, por eso tuvieron una Asamblea ayer; todos los líderes de Góngora tienen que reunirse para decidir que van a pedirle a los líderes de Quevedo a cambio de la paz. ―explicó Bel, la pelinegra se aclaró la garganta antes de continuar. ―En Quevedo hacen lo mismo, y luego creo que es Nora la que se encarga de redactar un tratado que ellos siete y los tres jefes de Quevedo firman. ¿Son tres los de Quevedo?
—Sí, son tres o cuatro los jefes... aunque no estoy muy segura, nunca los he visto.―contestó Helena abriendo una chocolatina. ―Sólo sé que uno de ellos pide todos los años salir con Nora.
¿¡Qué!? ¿Cómo que uno pide salir con Nora? ¿No se supone que tienen que pedir cosas como: no invadir mi territorio o algo así? Jose se revolvió en su asiento, sólo esperaba que la chica se negase todos los años a salir con ese tipejo.
—¡Es verdad! ―exclamó Bel dando una palmada al aire y balanceándose de adelante a atrás.―¿Ella nunca ha aceptado verdad?
Helena negó con la cabeza y Jose relajó los hombros; no sabía por qué pero la idea de que Nora pudiese estar teniendo citas con otro le causaba cierto ardor de estómago. Inmediatamente Bel cambió de tema y se puso a hablar sobre lo difícil que le sería hacer el trabajo ya que Suecia era una birria de país por lo que Jose decidió desconectar como hacía habitualmente.
—Voy a por agua, ¿quieres algo? ―preguntó Evan a Bel, la chica negó con la cabeza y el pelinegro dio un salto y bajó de las gradas; Jose dejó su mochila y salió corriendo tras Evan.
— Espera, voy contigo.―Jose se colocó al lado de Evan y ambos entraron en el instituto, vieron a varios grupos de alumnos sentados en las escaleras tosiendo y compartiendo pañuelos mientras se quejaban del cine de verano. Jose los ignoró y miró hacia Evan, su amigo estaban echando monedas en la máquina expendedora.―¿Estás bien?
— Claro, ¿por qué iba a estar mal? ―preguntó Evan pulsando el botón del agua y agachándose a recogerla.―Es sólo... bueno... estoy preocupado por Bel.
—No tienes por qué preocuparte, Bel es bueno...Bel, enseguida se pone a hablar por los codos como has visto.―intentó reconfortarlo Jose dándole una palmadita en el hombro; Evan lanzó un gruñido y se puso a beber agua.
Escucharon una explosión en las plantas de arriba por lo que instintivamente ambos se agacharon; al ver que no se caía el techo sobre ellos se levantaron como si nada hubiese sucedido.
—¿Qué demonios ha sido eso? ―preguntó Evan mirando hacia el techo como si fuese a ver algo, Jose se encogió de hombros y escucharon como un grupo de alumnos corría hacia la enfermería.
— ¡Qué! ―el grito de Sonia retumbó por toda la planta baja, en seguida vieron a la pelirroja abandonar la enfermería y correr hacia dónde estaban ellos.
—Sonia, ¿qué ocurre? ―preguntó Evan, la pelirroja se detuvo de golpe estando a punto de caerse, luego miró hacia ambos chicos con desesperación.
—Matt y los demás están arriba.―contestó la chica antes de retomar la carrera.
Nora. Nora estaba arriba. Jose se mordió el labio con nerviosismo y miró hacia Evan; el pelinegro asintió y ambos corrieron tras Sonia.
Cuando llegaron a la planta superior lo primero que Jose percibió fue un extraño olor que hacía que le picase la nariz y le secaba la garganta; además el pasillo estaba lleno de humo blanco, Jose agitó la mano y buscó con la mirada a la pelirroja pero apenas distinguía a Evan y eso que su amigo estaba a su lado. Le dieron un empujón y escuchó como varios alumnos bajaron por las escaleras huyendo de ese irritante humo que empezaba a hacer estragos en su garganta.
—No veo nada. ―murmuró Jose.
—Yo tampoco, deberíamos irnos.―indicó Evan comenzando a bajar las escaleras, pero Jose se quedó inmóvil; ladeó la cabeza con preocupación y miró hacia el pasillo. El humo le estaba secando la garganta y comenzaba a costarle respirar, tosió con fuerza para intentar aclarar la garganta pero no lo consiguió. Sin lugar a dudas, lo mejor era hacerle caso a Evan, pero justo cuando se dio la vuelta escuchó unas voces que le eran conocidas.
—Vete a la enfermería.―ordenó Matt con voz grave y con tos, Jose entrecerró los ojos y vislumbró la figura del rubio y a su lado una figura más pequeña.
—Pero Dafne y Ann siguen dentro; y también Triz. ―protestó Nora tosiendo, los dos jóvenes llegaron hasta ellos y Jose se fijó en que Nora presionaba con un pañuelo una herida en el brazo.―Mi hermana está atrapada y Triz inconsciente, y a ti solo se te ocurre echarme. Puedo ayudar ¿sabes?
—¿Me harías el favor de llevártela a la enfermería? ―preguntó Matt a Jose dándole un pequeño empujón a Nora para acercarla a él; Jose asintió y Matt miró hacia Evan.―Evan, ¿puedes echarme una mano? El humo es tóxico así que trata de respirar lo menos posible o hazlo por la boca.
—¿Él si puede ir y yo no?―preguntó Nora, Matt se llevó las manos a la cabeza y le señaló el brazo.―Estoy bien.
— No lo estás, van a tener que darte puntos y has respirado mucho gas; tienes que irte.―contestó Matt con voz sería, luego miró hacia Jose. ―Me da igual si te la llevas a rastras pero haz que la vea la enfermera. Vamos.
Matt le hizo una señal a Evan y ambos se perdieron por el pasillo. Nora infló las mejillas con enfado antes de bajar dos escalones y sentarse en el suelo. Jose suspiró y se sentó a su lado, tras pelear con ella durante unos segundos la obligó a que le enseñase la herida. Era un corte no muy profundo y al contrario de lo que Matt creía no iba a necesitar puntos, pero era mejor que se lo curasen cuanto antes.
—Tienes que ir a la enfermería, el corte se te puede infectar.―dijo Jose poniéndose en pie frente a ella y tendiéndole la mano.
— No voy.―se negó ella en rotundo; Jose puso los ojos en blanco, se agachó y la cogió en brazos. ―¿¡Qué crees que haces?!
—Llevarte a la enfermería, chica testaruda.―dijo Jose mirándola a la cara y bajando las escaleras, Nora se movió incómoda e intentó bajarse por lo que Jose se detuvo a mitad de camino. ―Sólo te bajare si vas a la enfermería sin rechistar.
—Está bien; tú ganas.―respondió Nora de mal humor haciendo una mueca de dolor al mover el brazo; Jose la depositó en el suelo con cuidado y ella comenzó a bajar las escaleras dignamente, el moreno puso los ojos en blanco antes de seguirla. No obstante, se paró de repente y se puso a toser con fuerza.
—¿Estás bien? ―preguntó Jose pensando que si él tenía la garganta hecha polvo y estaba teniendo problemas a la hora de respirar no podía ni imaginarse lo mal que estaba ella cuando llevaba mucho más rato respirando el humo.
—Estoy bien, sólo me cuesta respirar.―Nora miró hacia el piso de arriba con preocupación. ―Espero que los demás estén bien.
—Lo estarán, ahora vamos a que te curen y nos den un poco de oxígeno.―Jose le sonrió y ella asintió con energía antes de seguir bajando las escaleras con él a su lado.
Ambos llegaron hasta la enfermería encontrándose con un panorama desolador, a los alumnos enfermos con gripe se les habían sumado los intoxicados por el gas que estaban tumbados sobre las camas de dos en dos y compartían mascarillas de oxígeno. La enfermera trataba de atenderlos a todos pero por desgracia no lo conseguía y pese a que la profesora de Lengua se le había unido e intentaba ayudar, lo único que hacía era entorpecer.
—Nora, por aquí.―gritó Dan señalando hacia la cama dónde él estaba; Jose le dio un empujón en la espalda y ambos caminaron hacia Dan que nada más verla se sentó para que ella pudiese sentarse sobre la cama.―¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? ¿Y Sonia?
—Sonia está bien, como tiene la nariz trancada no puede respirar el humo y está ayudando a Matt a sacar mi hermana y Triz del laboratorio.―explicó Nora rápidamente haciendo que Dan relajase la postura; sin embargo, volvió a tensarse al ver cómo la morena se inclinaba hacia adelante aunque por suerte Jose la sujetó de los hombros evitando así que se cayese.
—¿También respiró el humo blanco?―preguntó la enfermera acercándose a ellos, Jose asintió y la enfermera le trajo una pequeña botella de oxígeno y una mascarilla que le colocaron en seguida.―Está aguantando bastante, la mayoría se ha desmayado en seguida. Déjame ver tu brazo.
—No necesita puntos, sólo es necesario limpiar la herida y vendarle el brazo. ―dijo Jose por lo que la enfermera, Nora y Dan lo miraron con interés. ―Mi madre es médico.
—¿Y sabes hacer lo que has dicho? ―preguntó con interés la enfermera, Jose asintió. Claro que sabía hacerlo, durante los veranos su madre le daba cursos de primeros auxilios, sabía vendar, curar, poner puntos, detener una hemorragia, entablillar una pierna o brazo roto, colocar un hombro dislocado y hacer la maniobra de Heimlich―Genial, en el mueble blanco del fondo tienes las vendas y todo lo que necesitas.
Y tras eso la enfermera se fue a atender a una nueva oleada de alumnos enfermos, Jose se puso en pie y caminó hacia el mueble blanco, reconoció a varios alumnos de los que estaban en las camas como los que jugaron al rugby pero siguió adelante. Tomó algodones, vendas, alcohol y desinfectante y luego regresó a dónde Nora y Dan estaban. Depositó todo sobre la cama y se sentó en ella, Nora lo miró con recelo antes de estirar el brazo y dejar expuesta su herida.
—¿Y en qué está especializada tu madre?―preguntó Dan con interés poniéndose en pie para dejarles espacio en la cama, Jose tomó el brazo de Nora entre sus manos y luego echó desinfectante sobre un trozo de algodón para comenzar a frotar con suavidad su herida y limpiar la sangre.
—Es cirujana cardiotorácica, y muy buena por cierto.―contestó Jose con orgullo, terminando de limpiar la herida de Nora y tomando otro algodón para desinfectar.―Ahora te va a picar un poco.
Nora asintió y miró hacia la herida.
—¡Si es que eres gilipollas!―los tres se voltearon y vieron entrar a Sonia arrastrando a un chico que llevaba una sudadera verde con una capucha que impedía que se le viera el rostro.―¡Cómo vuelvas a acercarte al aula de química juro que te castro!
—Pero Sonia...
—¡Que te castro he dicho y sin anestesia! ¡Tarado! ¡Que eres un tarado!
—Oye, oye... Kyle tienes que volver a hacerlo pero está vez lo soltamos en Quevedo.―expresó Dafne entrando en la enfermería subida a la espalda de Matt, Ann que estaba a su lado levantó la mano y las dos chicas chocaron las manos para luego hacer el signo de la victoria.
— ¿Ese es el chico que hizo el atrapa-rayos de la otra vez?―preguntó Jose a Nora, ella asintió y Jose trató de ver al chico que había bajo la capucha pero Sonia se encargó de arrastrarlo hasta una cama lejos de su vista.
—Está un poco loco, pero es simpático.―comentó la morena, Jose vertió un poco de líquido sobre su herida. ―Pica, pica.
Nora se puso a abanicar con la otra mano sobre su herida y Jose divertido comenzó a soplar para aliviarla.
—¿Un poco loco? Yo vivo en su mismo edificio y en lo que va de mes nos han desalojado cinco veces los bomberos, ¡cinco veces!―se quejó Dan haciéndolos reír. ―De hecho uno de ellos ha invitado a mi familia al bautizo de su hijo.
— ¡Los que no se estén muriendo fuera! ―gritó Dafne al ver que no habían camas disponibles.
—Hemos dicho.―sentenció Ann mirando hacia los alumnos que estaban en la enfermería que empezaron a recoger y a abandonar la enfermería en silencio. ―Como mola ser jefa.
Ann se tumbó sobre una de las camas mientras Matt depositaba a Dafne en la cama de al lado; tras ellos entró Evan con Triz en brazos, el pelinegro la acostó en una y él se tumbó en la que estaba enfrente. Matt lanzó una mirada rápida por la enfermería y cuando los localizó caminó hasta ellos.
—Veo que conseguiste traerla.―indicó Matt señalando hacia Nora, la morena entrecerró los ojos y se quitó el oxígeno, Jose asintió y siguió curándole la herida. ―¿Y qué hiciste?
—Le dije que venía sin rechistar o la traía yo mismo en brazos. ―contestó Jose tapándole la herida con una gasa, Matt soltó una risita burlona y Nora le lanzó una mirada asesina.
—Eso nunca falla.―el rubio tomó la botella de oxígeno de Nora y se tumbó en la cama de al lado; Jose lo ignoró y siguió a lo suyo, tomó la venda y comenzó a envolver el brazo de la morena.―Tres...dos...uno...
—¡Que me dejes en paz!―gritó Sonia dándole una patada a Dan en el espinilla, la pelirroja se tumbó en la cama que estaba al lado de ellos.
—Para un chico que se preocupa por ti, mira como lo tratas.―protestó Dan caminando hacia la cama de Matt y tumbándose a su lado.―Morirás soltera y ¡virgen! por marimacho.
—¡Vete a la mierda! ―gritó Sonia lanzándole la almohada pero al ver que fallaba se quitó los zapatos y también se los lanzó.
—¡Eh! Que estoy en medio.―se quejó Matt quitándose momentáneamente la mascarilla de oxígeno y devolviéndole uno de los zapatos a Sonia, Nora soltó una risita.―¡Tú no te rías!
—Me voy a echar un novio guapísimo, ya verás.―comentó Sonia con enojo, Dan enarcó las cejas.
—Eso me gustaría verlo.―dijo Dan con incredulidad, Sonia le enseñó la lengua y miró hacia el techo.
—Será muy guapo, inteligente, rubio y sin rizos ridículos (Sonia miró hacia Dan), de ojos claros, simpático, divertido, agradable, fuerte....
—Sonia, ¿estás tratando de decirme algo? ―preguntó Matt con diversión.
—¡Que! ¡No! ―gritó la pelirroja con desesperación.
—¡Sonia quiere a Matt! ―gritaron Dafne y Ann a coro.
—Lo siento, pero para mí eres una de mis mejores amigas; no puedo verte de otra forma.―dijo Matt con voz seria mirando con pena hacia Sonia, Jose se mordió el labio para no reírse de la cara desencajada que tenía la pelirroja; parecía que iba a saltar sobre Matt y arrancarle el corazón con la mano.
—¡Vete a la mierda tú también!―declaró la pelirroja dándose la vuelta y haciendo que todos los presentes se rieran.
— Ya está. ―dijo Jose terminando de vendar el brazo de Nora, la chica examinó la venda y pareció satisfecha. ―Ni la enfermera lo hubiera hecho mejor.
—Gracias.―murmuró la morena sin mirarlo, Jose deslizó su mano desde el vendaje hasta la mano de la chica comenzando a moverlas como si estuviera estrechando su mano; Nora levantó la mirada y lo miró fijamente a los ojos con dudas y con un creciente sonrojo en las mejillas que hicieron que esbozase una pequeña sonrisa; últimamente siempre se sonrojaba cada vez que se acercaba más de la cuenta, era divertido.
—No hay de qué, te lo debía por el hielo de ayer.―contestó Jose con simpatía, Nora asintió y separó sus manos, se puso en pie y fue hacia Dafne; Jose sintió la mirada penetrante de Matt sobre él pero decidió ignorarlo, llevó las gasas sobrantes al mueble de dónde las había cogido y se dirigió a la cama dónde Evan estaba tumbado con oxígeno.―¿Qué tal estas?
— Sobreviviré.―contestó Evan apartándose la máscara de la cara. ―¿Y tú?
— Bien, apenas respiré el aire tóxico ese.―indicó Jose viendo de reojo como Nora se sentaba sobre la cama de Dafne y hablaba con ella y con Ann. ―Al parecer el causante de todo es el mismo chico que se cargó el sistema eléctrico.
— Si, el de la capucha verde; Sonia se puso a gritarle de todo cuando lo sacamos de debajo de una estantería.―explicó Evan indicándole a Jose que se sentase, el moreno hizo lo que su amigo le indicaba y tomó asiento. ―No sé qué mezclarían pero el aula de química estaba hecha polvo; tuvimos que sacar a Dafne de debajo de escombros; y Triz y Ann salieron despedidas contra la pared, por eso está inconsciente.
Ambos miraron hacia Triz y vieron como la enfermera le colocaba una venda sobre la frente y la examinaba.
—Según me dijo Matt la explosión la causó Kyle y luego al mezclarse varias sustancias de las que cayeron al suelo apareció el humo tóxico; por suerte llegaron los de segundo con ventiladores al poco tiempo.―siguió contando Evan colocándose la mascarilla de oxígeno y dando grandes bocanadas de aire.―Me encanta este instituto, el nuestro era un aburrimiento.
— Creo que el humo te afectó el cerebro.―contestó Jose apoyando su mano sobre el hombro del pelinegro y mirándolo con seriedad.
Ciertamente, su antiguo instituto comparado con Góngora era un aburrimiento pero es que hasta un parque de diversiones era un aburrimiento comparado con Góngora. Echaba de menos su viejo instituto, era un lugar seguro dónde no podías morir si mirabas a la persona equivocada, ni alumnos chiflados trataban de cazar rayos y luego se ponían a mezclar productos químicos como si estuvieran jugando a las cocinitas. Góngora era el lugar menos seguro del planeta, todavía no se explicaba cómo había hecho para sobrevivir durante tanto tiempo. El sonido de la alarma les indicó el final del recreo, Jose miró hacia Evan y su amigo se puso en pie y se quitó la mascarilla, pero fue el único ya que los demás se quedaron tumbados en las camas.
— Nora pásate por nuestra clase y diles que no podemos ir... y ya de pasó amenazas a los de la gorra.―pidió Ann mientras Dafne asentía con los ojos cerrados, Evan y Jose se acercaron a Sonia y la chica se puso en pie como si tuviera un resorte en la espalda.
—Me pido ir a la clase de Dan y Matt.―gritó la pelirroja levantando la mano hacia el cielo y luego riendo de forma malvada, Dan le lanzó una mirada asesina pero no dijo nada, sólo se escondió bajo la manta y la almohada pero enseguida cambió de idea y asomó la cabeza.
—Deberías quedarte para cuidar de mí, ¿no ves que me muero pecho plano?―ordenó Dan mirando fijamente a Sonia, la pelirrojo le lanzó una mirada asesina para luego acercarse a él, quitarle la almohada de golpe e intentar matarlo con ella. ―¡Socorro!
—Sonia que lo matas.―indicó Nora separando a la pelirroja de Dan.
—Nos vemos luego, panda de enfermos.―se despidió Sonia lanzándole la almohada a Matt y luego sacudiendo las manos.
Evan y Jose intercambiaron miradas pero decidieron quedarse callados y seguir a Sonia fuera de la enfermería, una vez fuera la pelirroja los esperaba con los brazos en la cadera y mirada seria.
— Y yo que pensaba que erais unos inútiles.―dijo la pelirroja dándole una fuerte palmada en la espalda; a continuación le hizo lo mismo a Evan al que casi empotra contra la pared.―Pero al final habéis servido para algo.
¿Eso era un cumplido o un insulto sutil? No sabía si sentirse halagado o indignado porque creía que no servían para nada; decidió ignorarla y seguir caminando hacia su clase. No obstante se fijo en que Nora no estaba y ralentizó el paso dejando que Evan y Sonia se adelantasen un poco. La morena apareció segundos después por el pasillo y cuando estuvo a su altura comenzaron a caminar juntos.
—Tú... mmm....―masculló ella en voz baja por lo que la miró de reojo esperando a que volviese a hablarle, se veía bastante concentrada en algún punto en el suelo hasta que al final levantó la mirada.―¿Tú estás bien? Digo, también respiraste el humo pero no tomaste oxígeno.
—Estás preocupada por mí, quién lo diría.―comentó sin poder esconder su alegría aunque no entendía muy bien el porqué de esa felicidad; miró hacia ella con diversión y la encontró apretando sus manos mientras negaba con la cabeza.
—No lo estoy.―negó ella fervientemente, él enarcó las cejas y comenzó a toser mientras se llevaba la mano al estómago y se inclinó fingiendo dolor, vio como Nora se agachaba y lo observaba preocupada e incluso hasta lo ayudó a sentarse en el suelo para ponerse a dudar en sí ir a la enfermería o no por lo que decidió finalizar con su pequeño engaño, ella al darse cuenta de la farsa frunció el ceño y le dio un golpe en el pecho.―¡Eres demasiado!
—Si, pero yo tenía razón; estás preocupada por mí.―sentenció Jose poniéndose en pie también y corriendo tras ella.―Si no fueras tan testaruda y dijeras las cosas de forma clara, no tendría que recurrir a tantos trucos.
Inmediatamente ella se paró de golpe y volteó para examinarlo con cara de enfado.
—¿Lo de ayer fue otro de tus trucos?―preguntó ella ligeramente sonrojada, Jose parpadeó confuso, ¿lo de ayer? ¡El casi beso de ayer! Carraspeó con nerviosismo y se pasó la mano por el pelo un par de veces, ¿qué le tenía que responder? Ni siquera tenía claro qué es lo que le había pasado ayer por la cabeza.―Eres increíble.
Oh mierda. Ella había interpretado su silencio como un sí.
—Nora.―la llamó tomándola del brazo y obligándola a darse la vuelta.―No fue un truco lo prometo, te lo juro por Evan, que caiga muerto ahora mismo si miento. Fue... fue... no sé.... no sé qué me pasa contigo que....
Respiró hondo tratando de aclarar sus ideas pero que ella lo observase tan fijamente lo ponía nervioso.
—¡Será mejor que vuelvas a la enfermería! ―escucharon gritar a Sonia por lo que Nora se soltó de él y ambos caminaron por el pasillo hasta que llegaron a donde estaban Sonia y Evan, para su desgracia su amigo tosía con fuerza y estaba inclinado tratando de respirar con normalidad. Nora lo miró de reojo y él sonrió con nerviosismo, ¿es que Evan no tenía otro momento más oportuno para sufrir un ataque respiratorio? Ahora quedaba como mentiroso.―Vamos, yo te llevo. Súbete a mi espalda.
—Estoy bien, estoy bien.―indicó Evan enderezándose e indicándole a Sonia que podía apartarse.
—Por ahora...―susurró Iván al oído de Jose saliendo de la nada y subiendo las escaleras sin dejar de mirarlo.
Jose parpadeó confuso, ¿de dónde carajos había salido? ¿y acababa de amenazar a Evan? ¿Pero qué demonios tenía en contra del pobre Evan?
—¿Qué te dijo? ―murmuró Nora acercándose a él al percatarse de su cara de fastidio.
—Nada.―mintió revolviéndose el pelo, la chica frunció el ceño no contenta con su respuesta.―No es nada por lo que haya que preocuparse.
O al menos eso era lo que esperaba, ya tenía demasiados problemas con cierta chica como para encima tener que preocuparse porque un loco amenazase a su mejor amigo.
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