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Capítulo Único

Otro año más.

Otra navidad más sin su madre.

La casa no poseía otra decoración que no fuera el árbol navideño y unas cuantas esferas grises alrededor de este.

El chico veía el gran pino de la sala, pero sentía que algo le faltaba, quizás era por los colores pálidos o quizá porque aquello no le daba sentido a la festividad sin su familia.

Su padre, Gabriel Agreste, lo dejó a cargo de Nathalie para atender sus negocios, por lo que el joven no tuvo más remedio que ir a su habitación.

Adrien ya había dejado la etapa de la pubertad, tenía dieciocho años, pero aún seguía sin ser libre como los demás.

Estar encerrado se hizo una costumbre, pero él aún seguía anhelando la oportunidad de salir con sus amigos, de ir al cine sin tener a su guardaespaldas al lado, de disfrutar su adolescencia...

Pero al parecer éso no pasaría.

El chico entró a su habitación y encendió la televisión. Una película navideña anunciaba su final para dar inicio a especiales de la festividad.

Desganado, apagó el televisor para dormir un rato. No es que no le gustara la navidad; al contrario, le agradaba ver a los niños sonriendo; gente cantando villancicos por las calles; personas vestidas de Santa Claus en las tiendas departamentales; la ciudad iluminada por luces de colores, guirnaldas, esferas, figuras de la ocasión y el acostumbrado árbol navideño.

Pero no le encantaba la idea de estar solo, para él la navidad no tenía sentido sino estaba con su familia; poco le importaban los adornos, pues solo eran cosas materiales.

Dinero, a él no le importaba sí su cartera estaba vacía o llena de billetes. A él sólo le importaba dejar esa parte solitaria de su corazón y recibir cariño,ese que el dinero no podía darle.

Y es que ya había alguien ahí en su corazón, pero tenía miedo de perderla.

Le aterraba la idea de que su padre quisiera separarlos o de no ser lo suficientemente bueno para Marinette.

Sabía que su padre no aprobaría su relación con ella por haber destruido sus planes de obtener los prodigios, y aunque hubiera un nuevo Hawk Moth, el hombre que lo crió seguía con esa mala fama de villano...

Despertó, se levantó de la cama para dirigirse a su computadora y revisar si tenía mensajes.

La computadora se encendió mostrando una fotografía de él y Ladybug, ya no tenía tantos retratos de su madre por su habitación, ahora sólo quedaba un pequeño retrato de lo que un día fue Emilie Agreste.

<Tiene un mensaje nuevo de Mi Lady❤>

Sonrió.

Siempre adoraba recibir mensajes de su tierna y querida novia.

Mi Lady❤
Hola gatito, espero que estés bien...¿Quieres que nos veamos donde siempre? Es algo importante.


No lo sé, bugaboo...

Mi Lady❤
Vamos gatito...Di que siiiiiii 🙌


Esta bien...Nop :b

Mi Lady❤
😢😢😢😢😢 ¿Por qué? 😦


Dudo que Nathalie me deje salir sin el permiso de mi padre.

Mi Lady❤
Oh...Entonces no hay problema, hablamos luego.

« Mientes y lo sé, se que te preocupas por mi, pero debo quedarme »

El rubio estaba por escribir una respuesta para la azabache cuando una idea invadió su mente.

No podía escapar o su padre lo sabría, pero tal vez...

Nathalie.

Quizás si le rogaba un poco ella lo dejaría salir.

Salió de su habitación apresuradamente a la búsqueda de Nathalie para conseguir el permiso de estar fuera por un momento en Nochebuena.

Revisó en la oficina de su padre, por la cocina, en el baño, la sala, buscó por todas partes pero no la encontró.

Luego de un buen rato se rindió y volvió de nuevo a su habitación dispuesto a dormir para no sentirse tan mal.

Levantó la mirada y ahí estaba ella. Nathalie estaba revisando cosas de su agenda pero al sentir que alguien la observaba decidió dejarlo para después.

— Te estaba buscando — dijeron al unísono la secretaria y el modelo.

— ¡Nathalie! ¿Pero dónde estabas si te busqué por toda la casa? — preguntó curioso.

— Lo mismo te pregunto yo, fui a buscarte pero al no encontrarte decidí quedarme aquí a esperar que aparecieras y funcionó — contestó con su usual seriedad.

El joven asintió con una sonrisa ladina en su rostro mientras que la mujer sólo lo observaba sin entender la razón de su optimismo.

— ¿Puedo preguntarte algo? Es importante, Nathalie — cuestionó nervioso.

— Ya lo has hecho.

— Bien, ¿Entonces puedo salir esta noche, cierto? Por favor.

La mujer pensó por un momento la situación, examinando posibles escenarios y preguntándose sí su jefe la dejaría sin trabajo por cometer tal cosa.

— La limusina no está, tendríamos que convencer a tu guardaespaldas para evitar que el señor Agreste se entere; además de que deberás volver temprano para no levantar sospechas.

— ¿Eso es un sí?

No podía ocultarlo, le alegraba saber que tenía el apoyo de Nathalie para ver a Marinette.

— ¿Dejarás de hacer más preguntas?

— Claro.

— Entonces puedes irte, pero necesito que me ayudes con el guardaespaldas.

Luego de unos minutos y una larga charla extraña sobre figuras de acción coleccionables el hombre accedió a ayudar al joven rubio a cambio de sus juguetes de colección.

Adrien ya estaba listo para salir, tenía algo de frío, pero valía la pena resistir un poco el clima tan helado.

Nathalie lo observaba pensativa, no sabía porqué, pero creía haber olvidado algo.

— ¡Adrien! — exclamó la mujer antes de que el rubio cruzará la salida.

El joven se detuvo en seco para dirigir sus ojos verdes a los azules de Nathalie. No era necesario preguntar porque el silencio era más que suficiente.

— Tu padre me dijo que te entregara esto. — habló serenamente y le dio una caja envuelta en papel verde, decorada con un pequeño moño azul justo en el centro del regalo.

Se sorprendió, pues su padre no acostumbraba darle obsequios, o a menos nunca le regalaba algo que no fuera una pluma con un listón.

— Wow…Gracias Nathalie, pero ¿Puedo dejarlo aquí? Tengo miedo de perderlo sin saber que hay dentro.

La mujer asintió en silencio.

Adrien estaba por irse, pero antes abrazó a Nathalie y Gorila, sorprendiendo a ambos por la acción del chico.

— ¡Feliz Navidad adelantada!

Y se fue, sin saber que aquel abrazo dejó un poco de alegría en los empleados de la familia; quienes regresaron a sus puestos poco después de que él saliera.

Libertad, justo lo que necesitaba Adrien Agreste para despejar su mente.

La nieve caía lentamente en pequeños y delicados copos de nieve que le daban un toque especial a la noche.

El chico iba caminando tranquilamente cuando encontró algo en el suelo.

Era una luz de bengala.

Un recuerdo fugaz atravesó sus pensamientos para mostrar una imagen de su madre y él celebrando con esas luces que eran tan especiales para los dos, pues cada navidad solían encenderlas y admirar su brillo.

Con cuidado la tomó sin evitar pensar  si a Marinette también le gustaría hacer eso en estas fechas.

Después de alejarse unos cuantos metros de su casa y encontrar un lugar aislado, el chico dejó salir a su pequeño kwami para invocar su transformación y así ir en busca de su Lady.

Mientras tanto, Ladybug se encontraba en uno de los balcones a los que solían encontrarse para una mejor vista de la ciudad.

La joven chica esperaba con ilusión que su compañero de batallas estuviera con ella, pues había adornado el espacio de una forma especial por las fechas navideñas.

— De seguro no va a venir...

— ¿Éso significa que esperamos a alguien más?

Y ahí estaba, recargado sobre su bastón, sin olvidar que tenía una sonrisa pícara en su rostro.

Ladybug lo abrazó en cuanto lo vio, pues si bien se habían visto antes, a ella le encantaba abrazar a su novio y sentir como ambos transmitían su amor al darse calor en temporadas donde un suéter no era suficiente.

— Gato tonto, pensé que no vendrías — tocó su nariz de una forma juguetona y mantuvo sus manos rodeando el cuello del chico.

— ¿En que piensas, Mi Lady?

Era extraño que ella lo hubiera necesitado justamente hoy para vigilar París, por lo que el chico comenzó a dudar de el porqué tenían que verse.

La heroína motada se separó nerviosa de su pareja, no sabía que decirle, así que optó por hablar sin rodeo alguno.

— Yo...se que puede sonar a un capricho pero...quiero estar contigo por lo menos un momento en navidad, sabes que nunca podemos vernos porque tu padre no te lo permite...Y menos si supiera que sales conmigo, por eso te cité hoy, porque la navidad no tiene sentido si no estás con las personas que más amas...Y tú eres una de ellas.

Chat Noir se mantuvo en silencio dirigiendo sus verdes a Ladybug, quien se mostraba apenada de su acción.

La chica agachó la mirada, pensaba que tal vez su novio se molestaría por hacerlo venir sin una razón importante, por lo que no tenía el ánimo para verlo a la cara.

Pero al sentir como una de sus manos se entrelazaba a la de él, y como la acercó de nuevo para abrazarla fue mágico, simplemente olvidó sus preocupaciones al estar con él.

— Tu también eres muy importante para mi, no sabes cuánto tiempo espere a que nuestra relación fuera más que un sueño, buginette, por eso estamos juntos, porque nos amamos y nos tenemos el uno al otro siempre.

Y era verdad, él la amaba con todo su corazón, conocía tanto sus defectos y virtudes que aprendió a quererla aún más de lo que ya lo hacía.

— ¿Entonces que vamos a hacer hoy? — interrogó mientras tomaba asiento en el suelo buscando una posición cómoda.

— Recuperar tiempo perdido.

Ambos comenzaron a hablar sobre sus vidas, llevaban tiempo sin verse frente a frente, por lo que guardar recuerdos del otro era más importante que un tema de conversación.

Estaban en silencio, Ladybug sostenía aquella luz que su compañero de batallas le dio, los dos sonreían por estar juntos.

Él la admiraba sin hablar, mirando cada detalle de su rostro y esa sonrisa que se asomaba al verlo.

Ella se dio cuenta de lo que hacia y movió su cabeza a un costado mostrando así su forma más tierna.

Un pitido.

Dos pitidos.

— Lamento arruinar el momento pero creo que se nos acabó la hora de estar juntos. — afirmó al momento de levantarse los dos.

Faltaba poco para destransformarse y por más que quisiera ése tiempo no era suficiente para llegar a su casa.

— ¿Me concederías el honor de llevarme a casa? — soltó entre risas la peliazul mientras su forma civil aparecía.

— Claro que si, princesa. — respondió dedicándole una sonrisa dulce.

Él héroe la cargó en brazos como si de una princesa se tratase para llevarla a la puerta de su hogar.

El viaje fue rápido y silencioso, la chica había estado reposando tranquilamente sobre su pareja, y él intentaba no tropezar al avanzar.

Bajó a la chica con sumo cuidado hasta que sus pies tocaran suelo firme.

— ¿Quieres entrar? A mis padres no les molestaría recibirte.

— No me vendría mal hablar con mis suegros un rato. — aseguró antes de esconderse para mostrar su forma civil y después entrar a la casa.

El ambiente del lugar era cálido, a diferencia de su hogar donde el frío se colaba por todas partes.

La noche pasó entre risas y conversaciones que ayudaban a que el rubio se sintiera más cómodo en aquel lugar.

Luego de que la medianoche diera fín, Adrien se despidió de Marinette con un pequeño pero dulce beso.

Ahora se dirigía a su casa felíz y recargado de ésa energía tan potente que le faltaba.

Llegó a su hogar, al parecer su padre aún no llegaba debido a que la limusina no estaba, así que entró tranquilamente por la puerta principal.

Entró a su habitación y abrió aquel regalo que lo tenía tan entretenido.

Era un gorro negro con pequeñas orejas de gato a los costados y detalles de un verde fosforescente.

También había algo más: Una carta.

La abrió con lentitud, evitando romperla o doblarla, y la leyó.

Querido hijo...

Es triste para mi el saber que no estaremos juntos en navidad, pero te doy este regalo como una pequeña muestra de lo mucho que te quiero.

Se que éso no repone el no estar cerca de ti, conviviendo y hablando como toda familia, pero me gustaría que lo conserves; pues dediqué todo mi esfuerzo para ti.

Hice que Nathalie te diera mi regalo hasta ahora porque no quería afectar tus emociones para cuando partiera de aquí...

Te quiero mucho mi querido hijo, aunque mi ausencia diga lo contrario, siempre serás lo más importante para mi y para tu padre.

Espero que algún día encuentres al amor de tu vida como yo lo hice con tu padre. Porque el amor es lo que más te deseo.

¡Feliz navidad, hijo!
Emilie.

Intentó ponerse el gorro y por suerte pudo ajustarse bien a su cabeza.

Ahora que lo pensaba bien, él solía usar un gorro parecido cuando era pequeño y su madre le cantaba...

Se acostó en cama recordando ésa canción hasta quedar dormido.

En la mañana, se encontraba sentado en su escritorio redactando una respuesta a la tarjeta de su madre, no tardó mucho, pues también recibió ayuda de Plagg, quien estaba descansando sobre la almohada del joven modelo, dejándolo trabajar a solas.

Hola mamá:

Hace tiempo que no volvía a escribir una carta para ti. Se que no podrás leerla, pero aún así me encantaría compartirte aunque sea un poco de mi vida.

He visto tu regalo, me sorprendió la idea de que tuvieses algo preparado para mi navidad número 18.

¿Tu regalo? Ahora lo tengo puesto y no pienso dejarlo hasta que vuelva la primavera.

Tengo una novia, se llama Marinette, es una gran chica y me atrae demasiado, se que tú y ella se llevarían muy bien, pues a veces me recuerda a ti...

En éstas fechas ya no me siento tan mal, aprendí que tu recuerdo siempre seguirá en mi, y eso es suficiente para mi. Porque también se que hay personas que me quieren como tú lo hacías.

Ayer pasé navidad con Marinette, fue un buen detalle de ella invitarme a celebrar con sus padres.

Deberías probar los postres de los Dupain Cheng, son simplemente deliciosos pero malos si quiero seguir mi carrera como modelo y esgrimista profesional.

Así que sólo los disfrutaré por pocas veces e intentaré resistir la tentación de comer demasiados.

Marinette me recuerda en muchas cosas a ti, pero hay algo que simplemente me hace quererla más...

Tiene tu sonrisa.

Y éso es lo que más me gusta, saber que soy yo quien la hacer sonreír de esa manera única.

Sé que si nos llegáramos a casar uno de nuestros hijos tendría esa sonrisa tan especial de ambas.

Pero en fín, no quiero hacerte perder tiempo, por lo que ahora me despido.

Con cariño,
Adrien.

Quizás en el pasado se sentiría melancólico por saber que no la vería decorando la casa con adornos navideños por doquier, pero ahora ya no era así.

— ¡Hey! — Era su Lady llamándolo desde una de las ventanas en su habitación.

Ahora se sentía totalmente feliz de saber que no volvería a estar solo en navidad, quizás era porque maduró, o quizás sea porque estaba al lado de la mujer de sus sueños...

Sí, de seguro era eso.

— ¿Qué pasa? — se acercó a la ventana de su habitación lentamente.

— Es un akuma, debemos irnos ya.

El rubio se transformó en su alter ego y depositó la carta en uno de los tantos cajones en su armario.

— ¿Listo para la acción?

— Contigo, siempre.

Y así sin más salieron para combatir aquel villano.

¡Fín!




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¡Hola!

Palabras: 2631.

Primer one-shot navideño que publicó en el perfil.

Esperemos que sea lo suficientemente bueno para ArtistasMiraculers o por lo menos para ustedes.

Aún no voy a actualizar historias porque tengo otro shot para otro concurso...Espero lo entiendan.

Comenten, voten o sean fantasmas.

Adiós=)

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