Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ruptura

Hola a todos 😊 aquí yo con el siguiente capítulo de este desastre n.n espero les guste owo

╭━━━━╯☆●ʚ♡ɞ●☆╰━━━━╮
Ruptura
╰━━━━╮☆●ʚ♡ɞ●☆╭━━━━╯

━ ❧—❧—❧-• [•◦ ❁ •◦] •-❧—❧—❧ ━

Silas Karlisle, un joven de 25 años de edad, bastante atractivo y con personalidad... Pero, así como era todo eso, tenía su punto malo debido a que: lo que tenía de guapo lo tenía también de temperamental... Sus pretendientes se daban cuenta enseguida que no tenían realmente oportunidad... Pues además de ser bastante inteligente su carácter altanero y arrogante hacia más difícil la conquista.

Pero... dicen que polos opuestos se atraen ¿no es así? Pues algo así había ocurrido con Silas.

Ya que llevaba una relación de poco más de dos años con un joven de su edad, llamado Rantaro Kiyama. Un pelirubio de ojos castaños bastante agradable. Pues no solo era atractivo, sino que también su carácter lo era. Pero él era todo lo contrario a Silas: pues era agradable, amable, divertido... Su sentido del humor era bastante, y tenía bastantes cualidades que lo hacían especial.

Una persona divertida véase por dónde se vea.

¿Realmente es posible que dos polos tan opuestos se atrayeran? Naturalmente si.

Se habían conocido en la escuela... gracias a amigos en común.  Quizás el carácter y la forma de ser chocó varias veces durante la amistad... Y eso... Termino floreciendo a algo más.

Pues Silas, si, negándose a pensar en un romance termino enamorado de Rantaro y este con naturalidad había correspondido a esos sentimientos, porque también era lo mismo que el sentía.

Que si bien a veces chocaban demasiado por el carácter, en especial porque a Silas algunas cosas que hacía Rantaro no le gustaban, y a Rantaro por su parte no le gustaba que Silas todo se lo tomara a la ofensiva a veces, eran felices.

Silas estaba seguro que era su persona destinada. Era algo que el no creía al principio... En qué hay personas que están hechas el uno para el otro como se diría coloquialmente... no era de pensar en ese tipo de cosas.

Pero una tarde cuando era niño, su abuela le contó la historia de dos personas enamoradas que un día se encontraron, pero el destino las separó y el mismo destino años después las reunió dejando ver qué, a pesar del tiempo y la distancia, cuando se quiere de verdad el amor es más fuerte que cualquier otra circunstancia.

"Y un día te va a pasar a ti".

Cosa que claro, el no creía. Hasta ese momento en que conoció a Rantaro...

Pensaba que era la persona que estaba esperando.

Ya habían decidido a dar el paso a vivir juntos... Pero todavía no lo daban debido a múltiples cosas, una de ella claro, era que sus departamentos eran pequeños así que buscaban una cosa un tanto más cómoda para dos personas.

Pero aún así eran felices de ese modo. Amándose como cualquier pareja lo haría.

— Te amo.— Rantaro sonrió mientras le sujetaba la cara.

— Yo más.— Silas sonrió.— Mucho más, torpe.— Le dio un beso.

— El torpe aquí eres tú.— Se burló para jalarlo y volver a besarlo.

Ese es un paso muy importante el hecho de vivir juntos, ya faltaban unos cuantos meses para ello. De hecho Silas tenía también en mente un paso también más importante que ese.

— ¿Me puede mostrar aquel anillo?

El peliverde estaba en una joyería conocida de la ciudad y la joven le mostró la pieza que le pidió.

Si... era fácil adivinar que el siguiente paso que quería dar con Rantaro era el de casarse. Estaba plenamente seguro que quería unir su vida con la de su adorable pelirubio.

Pero las cosas pueden cambiar efimeramente en cuestión de tiempo.

— ¿Porque te tienes que ir ya?.— Silas se cruzó de brazos con la camisa todavía sin abrochar, se recargo en el marco de la puerta viendo a su pareja.

— Tengo algo importante que hacer por el trabajo.— Rantaro por su parte termino de arreglarse la ropa.— Lo siento Silas.

— No importa.— Aunque sonó amable, su expresión si delataba su enojo.

— Oye.— El pelirubio se acerco a él para tomar su cara y hacer que lo vea.— Te lo compensaré ¿esta bien? al rato iremos a cenar.— Sonrió para animarlo.

— Está bien.— Se resigno al ver la sonrisa de su amado.

Por una vez que los planes no se den como se espera no pasa nada ¿verdad? lo verdadero malo es cuando eso ocurría de vez en vez con más frecuencia.

Pues los meses poco a poco comenzaron a caer en cierta monotonía... Y Silas no era un tonto, se daba cuenta de la situación, el ejemplo más claro fue cuando cierta tarde había pasado por él en el auto y Rantaro curiosamente iba bastante callado, normalmente habla hasta por los codos y ese día no era así, lo cual le parecía extraño.

Pero no importaba, sus planes con Rantaro seguían en pié. Como aquella cosa especial que había planeado después de ello.

— ¿Señor, ya va a ordenar?

Un camarero esa noche se había acercado al peliverde, el cual se aflojó la corbata y afirmó con la cabeza.

— Solo quiero una copa de su mejor whisky.— Ya era evidente su mal humor.— O toda la botella quizás...

Y dejo en la mesa aquella cajita forrada en un terciopelo azul marino. Silas suspiro fastidiado cruzándose de brazos viendo la mesa perfectamente arreglada para una cena de dos. Sin ser dos...

Esa noche le pensaba proponer matrimonio a Rantaro... y esa noche su novio lo había dejado plantado.

Ya era bastante tarde en la madrugada  y Silas había llegado a su departamento... tenía un ligero aroma a alcohol pero estaba consciente... no deja que el alcohol lo maneje y ese día era el caso. Azotó la puerta y saco el celular para realizar una llamada, valiendole un comino la hora.

— ¡Me dejaste plantado idiota!.— Silas no le dio tiempo a hablar a Rantaro, había alzado la voz al momento de que le contestaron.

— ¡Silas lo siento lo olvidé por completo!.— Del otro lado de la línea Rantaro se intentó disculpar más dormido que nada.

— ¡Nada de lo siento!.— Le reclamó.— ¡Llevaba planeando esto por semanas!

Un silencio sepulcral inundó el ambiente... realmente no había pretexto por haberlo dejado plantado.

— Silas, lo siento... de verdad.— Después del rato, el pelirubio comenzó a hablar, sin obtener respuestas.— ¿sigues ahí?

— Estoy escuchando.— Silas aún estando ebrio estaba consciente.

— ¿Podemos hablar mañana? Hay algo que debo decirte y no puedo por teléfono.

— Está bien...— Ya un poco más calmado Silas accedió.

Después de colgar y quedar en una hora específica, Silas se tiró a la cama sacando la cajita, quizás el plan no salió como esperaba... pero podía todavía hacerlo realidad aún.

Había llegado la mañana y aunque Silas tenía un dolor de cabeza causado por la resaca era soportable... Por lo que comenzó a vestirse para acudir a su cita con Rantaro.

Habían quedado de verse cerca del riachuelo que cruzaba la ciudad y era llamativo para los niños pequeños que jugaban a veces ahí acompañados de sus padres. Era un lugar lindo y aunque no era lo que esperaba, era un lugar idóneo para pedir matrimonio... seguramente.

— Silas, lamento la demora.— Rantaro había llegado 20 minutos después de su novio, pero, el pelirubio tenía una mirada diferente.

Estaba serio.

— No importa, llegaste.— Silas sonrió levemente, no le diría que le dolía la cabeza a causa del alcohol que ingirió.

Duraron unos minutos sin hablar.

— Escucha.— Hablaron al mismo tiempo.— yo quería.— Por segunda vez habían vuelto a sincronizar.

Ambos rieron un poco.

— Te escucho.— Silas sonrió levemente mientras tenía las manos dentro del saco, pero una de ellas sujetaba la cajita.

— Silas yo...— Rantaro balbuceo.— No se cómo decirte esto...— Dudo guardando silencio nuevamente.

— ¿Que ocurre?

— Lo siento...— Fue sin rodeos viéndolo seriamente.— Esto no está funcionando.

— ¿Que?.— Silas no entendió.

— Creo que, debemos terminar.

Esa frase le cayó como un balde al peliverde... obviamente su mirada delataba sus sorpresa. Pero Rantaro se veía tan serio.

— ¿Que?.— Silas tartamudeo sin entender.— ¿Porque?

— Lo siento...— Desvío la mirada a un lado.— Me di cuenta de que, tenemos muchas diferencias... somos tan diferentes...

— ¿Es eso?.— Silas había sacado las manos de dentro del saco sin fijarse que no soltó la cajita, apretandola en su puño derecho.— ¿O hay alguien más?

Cómo se dijo, no es tonto, y muchas cosas y expresiones de Rantaro a largo de aquéllos últimos meses delataban sus sospechas...

Rantaro se había quedado callado... y si, había notado que algo sujetaba Silas en su mano, ya imaginaba que era.

— La verdad... conocí a alguien...— Eso sorprendió, enojo... e hizo sentir mal a Silas.— Es, una persona interesante, y quiero intentarlo...

— ¿Quién es?

— No la conoces.

— ¿¡Que quién es!?.— Silas había alzado aún más la voz.

— Que no la conoces.— Había vuelto a repetirlo.

No quería decirle que, la persona que había conocido era un tanto parecida a él... Un joven pelirubio de ojos azules y de carácter especial... pero, no era tan opuesto a Rantaro como Silas lo era de él... Había una química especial y eso había hecho que el pelirubio quisiera dejar a su actual pareja para iniciar algo con ese joven. Tampoco quería serle infiel a Silas y por esa razón debía hablarlo en cuanto antes con él.

Para terminar las cosas bien.

Algo que no sería tan fácil dado el carácter del peliverde.

— Debía decírtelo antes de terminar mal.

— ¡Ja!.— Ocultando su coraje y tristeza Silas se burló.— Y yo que pensaba que esto era "para siempre".

— Lo siento, las cosas no siempre tienen un final feliz.

Silas no dijo nada, había desviado la mirada y los mechones de su cabello le ocultaron un poco la mirada... No iba a llorar frente a Rantaro, si no es tan débil como el piensa.

Después de un rato en silencio Rantaro comenzó a hablar.

— Lo siento, creo que es el mal menor antes de que las cosas fueran a empeorar más...— Al no obtener nuevamente respuesta el pelirubio suspiro.— Espero me puedas perdonar, y que seas feliz.

Finalmente Rantaro le dio la espalda para comenzar a caminar hasta alejarse de ahí. Silas no se había movido para nada de su sitio, hasta rato después de que su, ex novio, se alejó.

— Maldición...

Había abierto esa caja, dentro tenía un anillo especial encargado para Rantaro... Silas siendo un joven que no expréss fácilmente sus emociones no se digno a llorar, por lo que su tristeza y decepción la soltó en un grito de coraje.

Y con fuerza lanzó la caja con ese anillo, los cuales salieron volando cayendo dentro del arroyo hundiéndose en este.

— El amor es el sentimiento más estúpido que hay.

Comezó a caminar alejándose de ahí. Con eso que había ocurrido debido a su despecho, enseguida comprendió, a su parecer... Que "el felices para siempre" y las personas destinadas...

...son estupideces y algo que no existe...

—❧-• [•◦ ❁ •◦] •-❧—

Cuando todo eso ocurría en una residencia en especial, un joven pelirojo estaba recostado en su escritorio ocultando la cabeza entre sus brazos.

— Hyuga amor, ya está la comida.— La señora Asahi se había acercado con una sonrisa.

— Ya voy mamá.

Y aunque Hyuga demostraba una sonrisa... la verdad es que detrás de ello había una tristeza y ella sabía de que se trataba, o más bien por quién se trataba.

Pues ya habían pasado unas semanas desde que Free lo había rechazado pero a Hyuga aún le estaba costando asimilar todo ello. Son cosas que no cambian de la noche a la mañana y llevan su tiempo.

Las personas no siempre están con la persona que esperan, porque sin darse cuenta la persona destinada a veces tarda en aparecer, pero siempre está ahí.

━ ❧—❧—❧-• [•◦ ❁ •◦] •-❧—❧—❧ ━

╭━━━━╯☆●ʚ♡ɞ●☆╰━━━━╮
CONTINUARÁ
╰━━━━╮☆●ʚ♡ɞ●☆╭━━━━╯

Chanchanchan owo
Y así fue como Silas perdió la fe en el amor y ahora piensa que es algo que no vale la pena...
.__. basado en mi realmente eso que le paso (algunos ya saben el porqué...)
Gracias por leer 😊❤️ y nos leemos pronto ❤️😊

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro