Se había acostumbrado a ver todos los días en la tienda a su contrario, era una de las únicas razones por las cuáles realmente le alegraba ir a trabajar. Y se lo hacía saber haciéndole pequeñas platicas hasta que llegaba otro cliente, se daba cuenta que cuándo habían más personas su menor se ponía nervioso así que sin más le decía adiós y que se cuidará mucho.

   Le parecía increíble haber formado una amistad a alguien que le parecía lejano, alguien que tenía la oportunidad de no hacerle caso desde la primera vez que le empezó a hablar pero que sin duda alguna lo hizo de igual forma. A veces pensaba que fue por lastima, pero se daba cuenta de las pequeñas risas y sonrisas que le sacaba al de cabello blanco, ahí se daba cuenta que realmente lo hacía feliz.

   Pero aún así veía tonta la cosa de ilusionarse. No creía en realidad que alguien tan precioso, bello y inteligente realmente quisiera estar junto a él. Así que jamás le haría esa pregunta en específico.

   —No has dormido...— Escuchó la suave voz de su contrario, está vez había venido por unos cacahuates —¿Verdad?

   —¿Se nota?

   Preguntó mientras soltaba una pequeña risa seguido de un suspiro, frotando las manos en sus ojos.

   —Lo siento... Ahora trabajo la mayoría del día y he tenido insomnio últimamente

   —Ya veo... ¿No hay nadie más que te cambie turnos?

   —¿Mh?... No, la cosa es que estoy ahorrando para algo importante

   —Ya veo

   Su “algo importante” era regalarle algo lindo a Science.