Capitulo 4
Nos separamos, mire al albino, no podía mentirle con lo que me pedía. Sólo sonreí y asentí, esperaba que creyera mis acciones.
- Cambiemos de tema - murmure- lo pasado es pasado, ¿Bien?- asintió y sonrió un poco.
- Si, está bien- seguimos caminando- ¿Disfrutaste tu vida fuera de la hechicería?
- Si te dijera que si, estaría mintiendo, pero si dijera lo contrario... También- contesté sincera- extrañaba toda la adrenalina y lo que implicaba ser un hechicero, pero al mismo tiempo, amaba ser alguien normal, preocuparme por otras cosas.
-Entrenaste?- pregunto. Para mi andar y este volteo a verme cuando hice eso- Tn...
- Desde que deje la hechicería que no lo hago- murmuré. Este soltó una risita- no te rías- fruncí el ceño.
- Tranquila- levantó sus manos en son de paz- de todas formas, nunca fuiste buena en las peleas cuerpo a cuerpo- se burló.
- Si que lo era!!- grite haciendo berrinche. Tal vez había cosas que nunca cambiaban.
- No es cierto- rio sarcástico- siempre volvías herida, y con suerte llegabas a dar un golpe a las maldiciones de grado uno.
- Pero debes de admitir que siempre fui tu mejor contrincante- entrecerré los ojos viéndolo amenazante- tardabas en vencerme.
- Si.. por tu técnica que...- paro de hablar y me miró como si se diera cuenta de algo.
-¿Satoru?- llamé. Sonrió y tomo mi muñeca para comenzar a arrastrarme hacia algún sitio- oye! ¿donde me llevas?
- A entrenar- dijo enseguida- ¿Comiste verdad?
- Si, pero ... Apenas son cuatro días lo que tenemos.
- Tres- dijo. Abri los ojos de golpe- al no haber usado tu técnica maldita ni tampoco entrenar tu cuerpo, si llegaras a usar tu poder, te pasaría factura rápidamente.
- ¿Y crees que en tres días estaré preparada por si vuelvo a utilizar mi técnica maldita?- cuestione.
- No lo creo, lo sé- freno y volteo a verme- ¿Te acuerdas aquel día, en el entrenamiento de resistencia que nos había hecho hacer Yaga? Peleamos nosotros dos y te gane fácilmente.
- Y luego te burlaste- fruncí el ceño- me decías débil y que nunca podría salvar a nadie.
- Pero me restaste- dijo enseguida- me restaste a una revancha al día siguiente.
- No gane- respondí obvia.
- Pero me diste pelea, casi pudiste vencerme- trate de recordar aquel día.
- Y eso no fue todo- lo mire- hay algo que no te dije.
- ¿Que?- pregunte con duda- ¿Que cosa no me dijiste?
- Pudiste atravesar mi infinito y cortarme- reveló. Abrí los ojos enseguida ante su declaración, tragué saliva al imaginarme eso.
-¿Q-que?- pregunte incrédula- ¿como?
-Tu ritual de dominio dirigidos junto al de los cinco segundos al futuro- fruncí el ceño.
- No recuerdo haberlo usado- mire al suelo unos segundos- el de los cinco segundos nunca pude mantenerlo a más de diez minutos activado y los dominios dirigidos no me salían por completo.
- La respuesta está cuando me explicaste tu dominio- contesto- es de energía negativa, retrocede mientras que tu técnica de los cinco segundos es positiva y avanza.
- Toma todo- dije pensando.
- Exacto, cuando extiendes tu dominio completo para retroceder en el tiempo, cubres el universo entero y todo lo que hay adentro, el infinito mismo también entra y retrocedes- explico- pero cuando haces los dominios dirigidos, sólo cubres la parte que quieres con energía negativa para retroceder a tu antojo, la energía negativa allí implantada más la positiva de activar el ritual de los cinco segundos, forma un quiebre, un choque entre las dos energías, como lo que pasa cuando yo creo el púrpura.
- Entonces encierro tu infinito, y hago que falle.
- Puedo controlar la materia, pero tu técnica confunde a esta, hay otro poder que contrarresta el mío y su control, por eso pudiste atravesarlo. El choque de fuerzas no lo destruyó, lo anulo.
- Pero no entiendo a qué quieres llegar con todo esto.
- Tardaste un día en llegar a mi nivel- respondió- y si hay alguien con el cual puedo entrenar sin que me sea un estorbo, eres tú.
Odiaba la sensación de calidez que se había instalado en mi pecho, siempre había sido igual, antes de lo que paso con Seguru.
-¿Por qué siempre me trataste así?- pregunte mirándolo a los ojos. Debía levantar la cabeza para eso.
- ¿Tratarte como?- pregunto.
- Siempre... Tú trato hacia mi fue diferente al del resto de las chicas- sonrió y miró hacia otro lado- quiero tus razones.
- Tu eras quién me trataba diferente- volvió a verme- siempre fuiste tranquila desde el primer momento, nunca te quejaste, nunca me reclamaste, siempre todo lo que reprochaban era para ti, cuando me retaste aquella vez, lo hiciste por ti, no por mis burlas.
- En realidad... No sólo por eso te trate de esa forma- lo mire sonriendo- sino que... Me recordabas a alguien.
- Nunca hablaste del tema- dijo tranquilo.
- Y no lo haré- respondí- al menos...no ahora.
- Bien- aplaudió y me vio con una sonrisa característica suya- es hora de comenzar el entrenamiento!- dijo feliz.
Por más que todos dijeran que creían conocer a Satoru Gojo, que era elas fuerte o el más problemático. Yo siempre vi en el, a alguien que te podía arrancar una sonrisa mientras alrededor el mundo se prendía fuego.
Aveces, sólo aveces, pensaba que Satoru Gojo además de ser el pilar del mundo de la hechicería y quién mantenía el equilibrio, era esa persona que... Nos mantenía a todos de pie.
El pequeño faro de luz y esperanza que nos sostenía a todos. Tenia más que clara mi decisión cuando me contactaron hacia apenas un día atrás.
El mundo no podía perderlo, no a él. Muchas muertes, mucho miedo y tensión. Mantenía cuerdos a muchos hechiceros que creían en él. Sus mismos alumnos como viejos compañeros.
Y no era justo.
No era justo que luego de tanto sufrimiento en la vida de una persona, el peso de su poder y todas las responsabilidades y muertes, terminará así.
Había ciclos que cerrar. Recuerdos pasados y heridas que debían sanar.
Megumi.
Geto.
- Hoy empezaremos con lucha cuerpo a cuerpo, nos centraremos en eso, mañana pasaremos a tus técnicas- explico. Asentí.
- Hagámoslo...
Le diste a todas las cosas un maravilloso brillo
Ahora apaga todas las estrellas
Porque esto es lo que se
Que duele demasiado...
El dejar ir a alguien
Let somebody go// Coldplay
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