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El Príncipe De Hielo.

— Es inconcebible para la familia Mutuo, ¿cómo es posible que la realeza tuviera una traidora como hija?. —

— Pobre de la reyna debe estar devastada por la noticia. —

—¿Te refieres a la muerte de esa traidora?. —

—¿Qué?, ¡claro que no!. Yo hablo sobre de enterarse que su hija era la traidora, ¿puedes imaginarte tener a tu propio hijo que te de la espalda?, ¿qué te ofrezca en bandeja de plata hacia el enemigo?. —

— De solo pensarlo, me dan ganas de vomitar, pero gracias a Dios, que bueno que el príncipe se a encargado de la situación. Gracias a él estamos a salvo. —

—Viva el futuro el rey. —

Las sirvientas comenzaron a reírse entre ellas mientras cuchicheaban entre ellas, pero desde algún pasillo, oculto entre las armaduras de la familia que funcionaban como decorado, de brazos cruzados y la mirada era fría viendo hacia la nada, pero escuchando todo.

'Viva el futuro rey.'

Seguía resonando esa frase en su mente, despreciandose por ello.

Yo no soy ningún rey. Ni siquiera me consideraría humano.

Yugi comenzó a caminar por donde estaban aquellas mujeres, que al verlo, lo saludaron felices, y viéndolo con ojos orgullosos e iluminados, hablaudiendole solo por su mera presencia.

Yugi no dijo nada, ni siquiera las miró, sólo siguió adelante, teniendo su porte firme y frío, y aún así, las mujeres sólo suspiraron por amor hacia su futuro rey.

Ayer, estaba feliz por mi hermana y hoy... Solo puedo quedarme en silencio.

Así, solamente sentía, que le estaba guardando luto a su única hermana, a su compañera que lo vio venir al mundo.

Abrió las grandes puertas de aquella sala, donde se encontraban sus padres, Sentados en aquellos ostentosos tronos donde dirigían sus órdenes, su madre le dictaba una orden hacia su lacayo y su padre hacia otro, pero cuando lo vieron entrar, todo se detuvo.

De repente, toda la atención estaba sobre él, los caballeros al verlo le hicieron una reverencia y luego se marcharon dejándolo en privacidad con sus padres.

— Lo saludo mis reyes. — Dijo Yugi dando aquella reverencia que mostraba respeto hacia sus padres.

—Yugi. — Habló su padre. — Que orgullo verte de nuevo, hijo mío, veo que triunfaste en tu encargo. —

Yugi resistió el deseo de fruncir el ceño y de gritarle a ambos adultos.

— Claro que sí. — Dijo a duras penas el tricolor. — La misión se ejecutó a la perfección. El pueblo seguirá a salvo por mucho tiempo más. —

Su madre se puso de pie, con una sonrisa tan falsa como la promesa de que amaba a su padre con todo su corazón.

Lay, lo abrazo, riendo en el proceso.

— Estoy tan orgullosa de ti, cariño. — Dijo, luego alejo a su hijo de ella para mirarlo a los ojos. — Tan feliz por ti. —Acarició la cabellera de Yugi.

—Ya basta mujer, lo vas a empalagar de amor materno. — Yugi ahora posó su mirada en aquel hombre que decía ser su padre.

Un hombre de cabello castaño unos ojos verdes como el jade y barba del color que su cabello, avanzaba hacia él, hasta colocarse a su lado, dándole una palmada en su espalda como felicitación.

—Bien hecho muchacho. — Sonrió el hombre.

—Gracias padre. —

—Nada de agradecimiento hijo mío, sabes que el pueblo está en deuda contigo. —

—Al igual que nosotros, mi amor. — Argumento su madre pellizcandole la mejilla de Yugi. — De hecho en agradecimiento, te tenemos una sorpresa para esta noche para celebrar tu victoria. —

—¿Así?. —

'Yo no lo llamaría victoria, sino derrota.'

—Hoy será una noche que recordarás toda la vida. — Dijo su padre.

—Hoy celebraremos que ya eres todo un adulto, pequeño. — Dijo su madre

'Por favor no lo digan...'

—¿Es algo que me gustara?. — Al lanzar esa pregunta, su madre en sancho su sonrisa, pero su padre ko podría decir lo mismo, aún que su padre mantenía o intentaba tener buena actitud, su mirada lo delata a dándole su pesar.

— Es algo cómo... —

—¡Te va encantar mi amor!. — Interrumpió su madre feliz, lo tomo de las manos y lo dirigió hacia otras puertas, mientras dejaban al hombre parado y solo.

Yugi no pudo evitar mirar a su madre como voltea a hacía su padre para darle una mirada de advertencia.

'Ya se lo que se viene.'

—Detrás de esta puerta, mi amor, se encuentra tu felicidad, aquel que te dará todo y estará siempre contigo. Él nunca te va traicionar. —

—¿Él? —

—Ups. — Rio su madre y luego abrió la puerta empujando a Yugi adentro de la habitación para luego cerrar la puerta con llave.

Dejando a dos jóvenes solos.

*Continuará...

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