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El Es Diferente.

Cuando nací, estaba seguro que mi destino ers ser caballero de la reina; mi hermana mayor, la cual guiará el sendero y la prosperidad de nuestro reino.

Sin embargo, aquello ya no er a posible.

Yo me iba a convertir en un fiel caballero.

Y ella iba ser la reina que tendría mi vida entre sus manos.

Pero ahora los planes habían cambiado totalmente.

Qué fastidio.

- Yugi. - Joey se coloco a mi lado, sonriendo mientras yo me dirigía hacia  los baños.

- Escucuche que volviste esta mañana de tu misión con el rey de las montañas de nieve. - Hable serio.

- Kaiba es un poco distante y no sabe expresar sus emociones, pero puedo asegurar que es un buen hombre. -

Seto Kaiba o mejor conocido por mi pueblo como el hermoso hombre de hielo, era aliado de mis padres, el favorito de hecho de todos los aliados que contaba el reino.

- ¿Cómo lo sabes?. - Interrogue viendo por fin las aguas humeantes enfrente de mi.

- Es tímido. - Dijo Joey mientras se quitaba sus ropas hasta que quedó desnudo totalmente. - Pero fuerte y feroz.  Un tipo así es alguien peligroso.  Por eso... - Se sumergió en las aguas calientes. - Me he ofrecido para escoltarlo hasta el reino. -

- ¿Motivos?. - Le sumergi en el agua para poder relajarme.

- Quiere darle su pésame a tus padres, ya sabes, por lo de tu hermana. -

Silencio total.

- Ya veo. -

- Lo siento amigo. - Dijo Joey.

- No te preocupes... Quiero creer que hice lo correcto. - Dije.

Mentira.

¡Mi mente, mi cuerpo y alma me reprochaba que eso no era cierto!

Me sentía asqueado conmigo mismo. No podía creer que había asesinado a la persona que amaba fraternalmente por personas que realmente no valían la pena, sin embargo... Lo hice solo para terminar con su imperio de poder oscuro hacia mi pueblo y los reinos vecinos.

Se que por ahora no tenía sentido, pero todo cobraría sentido en cuanto mis padres estuvieran muertos, y yo, como heredero, tomaría el poder.

Las gotas del agua en mi cuerpo recorrían cada herida en mi cuerpo, golpes, rasguños y las marcas de la espada de mi hermana en mi torso y espalda resaltaba en un rojo brillante.

Parecia que lucían mal, pero para mí eran el mejor trofeo que se le puede dar a un guerrero.

- Y dime ¿es cierto?. -

- ¿El qué?. - Pregunté peinando mi cabellera hacia tras con el agua.

- Qué ya te propusicieron matrimonio. -

- Oh, eso. - dije. - El rey no me lo a propuesto. Así que, digamos que estoy a la espera de que me lo pregunte. -

-¿Atem no te gusta?. -

- ¿Lo conoces?. -

- Digamos que algunas veces me lo tope. Es muy amable con todos, es muy querido en varios reinos, se dice que también tiene poder por algunos reinos y aliados muy fuertes por otras partes del país y fuera de. -

Qué interesante.

- No me gusta. - Dije seguro.

- ¿Qué?  ¿De verdad?, ¡pero si él es...! -

-Por muy buen hombre que sea y tenga mucho poder. No es suficiente para mí. No es mi tipo. -

- ¡Pero ni siquiera lo conoces!. -

- Y el tampoco a mi, ¿por qué él querría casarse con un extraño?. -

- No lo sé. - Dijo Joey. - Tal vez, eres el extraño más bonito que ha visto. -

Fruncí mi ceño.

- Ridículo. - Argumente para luego salir del agua, envolví mi cuerpo en una toalla y después me retire dejando a Joey atrás.

El tiempo paso, el atardecer llegaba tan lento y hermosos que me dejaba contemplar la vista desde mi habitación.

El sol brillaba tanto, el viento soplaba y me hacía sentir tranquilo.

Nada ni nadie parecía interrumpir este momento hasta que escuche algunos golpes a la puerta y después la puerta se abrio con un crujido.

Voltee lentamente para encontrarme de nuevo con esos ojos rojos.

- Perdona la interrupción. - Dijo Atem mientras pasaba con una charola llena de alimentos que me gustaban y otros que no. - Nos comido nada, así que te traje algo de comer. -

- ¿Cómo sabes donde está mi habitación?. - Pregunté.

- Tus padres... -

- ¿Al igual que los alimentos?. - Me acerque a él mientras notaba un sonrojo en sus mejillas.

- No. Solo adivine que te podía gustar. - Dijo.

-Comprendo. - Respondí tomé una fruta y se la enseñe.

- Soy alérgico a las moras. - Dije.

- ¡L-lo siento mucho!, ¡no sabía!, ¡yo las retiraré de inmediato!. - Dijo tan nervioso que intentó moverse rápido, sin embargo al hacerlo la charola se le cayó de las manos.

Es muy torpe para ser un Rey, ¿de verdad, lo será?.

- ¡Oh, no!, ¡lo siento tanto!. -

¿Lo siente de verdad?, ¿enserio lo dice?.

No le creo.

- Me retiro. - Le dije, saliendo de mi habitación.

- ¡Yugi!. -

Me detuve apenas me nombró.

- No te vayas. - Dijo Halackti. - Se que no me conoces, es entendíble. - Sus ojos mostraron algo de tristeza pero luego se volvieron fieroz. - ¡Pero sinceramente quiero estar a tu lado!. -

¿De qué está hablando?, ¿se volvió loco?.

- Quiero decirte lo mucho que me gustas. -

Sí, definitivamente se volvió loco.

- Y quiero ser tu compañero de vida, si me lo permites. -

Ya ha sido suficiente.

- No. - Respondí.

- ¿Eh?, ¿no?. -

Suspiré.

- No quiero a alguien como tú a mi lado. - Su mirada me mostraba que mis palabras lo habían lastimado un poco. - Tu eres tan... Molesto. -

- ¡P-pero!. -

- Eres como el sol. - Atem callo por un minuto sin entender mis palabras, yo me acerque a él y lo tomé de los hombros. - Yo... Envidio mucho al sol. - Lo Solté y me retire.

-Yugi... -

*Continuará...

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