Todo lo que se relacione con la familia Jarvis y Elaine es invento mío.

-y cómo es?, cómo son los dos?!, de seguro la princesa es hermosa y su majestad muy apuesto!.

Bebió su té tranquila escuchando la voz desde hace media hora de su prima.

Las dos estaban en el cuarto de la peli marrón, la rubia había ido a verla para salir al jardín e ir al invernadero pero desde que entró al cuarto Jeanette la invadió de preguntas.

-Jenny respira por favor -se burlo haciendo sonrojar a la nombrada.

-l-lo siento es que estoy muy emocionada.

La rubia sonrió y miro al conejo blanco en la mesa de la peli marrón.

Su habitación estaba llena de peluches y muñecas.
Recordaba que cuando ella le dijo que se iba a ir de viaje con su tía, Jeanette se puso muy triste y Adara en uno de sus viajes compró, con ayuda de Kiel, un conejo parecido al suyo pero color blanco.

Jeanette siempre dormía con el conejo que le regalaron sus primos o a veces se ponía algo de ropa de su prima para recordar su aroma sino no podía dormir de noche.

-aunque tienes razón -dejó con delicadeza la taza en la mesa ante ella y entrelazo sus manos en su regazo -su majestad y su alteza son personas muy atractivas, su alteza es inteligente y amable, su majestad es apuesto y algo amable, aunque da miedo.

Sonrió al ver el aura brillante de su prima.

-ya veo -susurro con un rostro soñador.

Adara era consciente de que Jeanette era hija del emperador actual y que sus padres y tía habían ocultado su nacimiento por temor al emperador.
Pero...era una realidad estupida.

El emperador debía de ser consciente sobre la posible existencia de un hijo de su antigua prometida si mantuvo relaciones con ella.

Pero el emperador ni siquiera se mostraba inquieto o curioso por la posible existencia de un hijo o hija que provenga de su prometida muerta.

Eso significaba tres cosas; el emperador en verdad no era consciente de la existencia de un posible hijo o hija ilegítimo, sí era consciente y no tenía interés en ella y solo consideraba a la princesa Athanasia como digna de ser su hija, o...él estaba libre de todo cargo por no ser el padre de ese niño ilegítimo.

Miro atenta los ojos celestes de su prima y luego miro el anillo en su dedo, Jeanette tenía las gemas imperiales pero no podía usar magia ya que no había heredado algún tipo de mana.

Sus ojos dejaban en claro que era alguien de la realeza pero eso no significaba que sea hija del actual emperador.

Y por lo que sabía, su tía Penélope no era una santa que le era fiel a su ingenuo prometido.

Su tía Rosalía dejaba salir a la luz muchas cosas cuando estaba ebria.

La puerta fue tocada dos veces y ante la voz de Adara el mayordomo entró.

-segunda joven maestra, la duquesa Jarvis ha llegado -hizo una reverencia ante la mirada de la rubia.

-jeanette, debo de irme, luego nos vemos -se levantó de su asiento sonriendole amable a su prima.

-sí, mucha suerte en tus clases Ada -le sonrió brillante.

La rubia salió seguida del mayordomo que cerró la puerta con cuidado.

La peli marrón suspiro moviendo levemente el anillo en su dedo, los sirvientes la trataban con respeto pero eran amables y mucho más respetuosos con su prima.

Incluso se demostraban disgustados cuando ella ni siquiera se levantaba para despedir a su prima.

Como hace unos segundos.

El mayordomo había demostrado disgusto al ver que Jeanette no se levantó para despedir a Adara.

Incluso si los sirvientes sabían de su origen gracias a su niñez la seguían mirando con disgusto cuando ella no mostraba educación ante la familia ducal.

-"yo soy una princesa, pero siempre me miran mal por no ser educada con los tíos y mis primos".

Frunció el ceño triste y luego suspiro decidiendo descansar un poco.

Su mente estaba tan centrada y cegada en ser reconocida por la familia Real que jamás se dignó a observar que por más disgusto y rechazo de todos en la mansión, su prima fue la única que la aceptó como su familia y la ayudó en todo lo que pudo.

-duquesa, me da gusto volver que verla.

Hizo una reverencia ante la duquesa Sarah Jarvis que le sonrió alegré al ver la perfecta reverencia de su alumna.

-duquesa me da gusto que siga siendo la maestra de mi hija.

-aún si dejo de ser su maestra me gustaría seguir charlando con ella, es una pequeña muy adorable e inteligente.

-maestra! -la rubia sonrió alegré abrazándola de golpe haciéndola reír.

-aunque por más inteligente que sea sigue siendo una niña -bromeo la duquesa Alfierce al ver la alegría de su hija.

Cuando la duquesa Alfierce se fue  Sarah y Adara se sentaron a conversar alegres.

-escuché que fuiste a ver al emperador y a la princesa, felicidades Ada, al parecer serás alguien importante en el séquito de su alteza.

-gracias maestra, su majestad me ha designado como la consejera temporal de su alteza, ella me agradó mucho!, espero que podamos ser amigas o al menos me consideré alguien de su confianza.

Su rostro inocente y soñador hizo enternecer a la duquesa.

Su pequeña alumna por más rodeada de riqueza que esté no era ambiciosa y seguía siendo tan humilde como cuando era niña.

-estoy segura que la princesa verá lo maravillosa que eres y serán grandes amigas -acarició su cabello con ternura y la menor le sonrió alegré.

-por cierto maestra, cómo se encuentra el joven duque?, la última vez me dijo que en unos años iba a hacerse cargo del ducado -la miro preocupada por el cargo tan importante que iba a asumir su joven amigo.

La mayor sonrió alegré al saber que la relación de su hijo y su alumna se mantenía muy estable.
Tal vez a futuro su alumna sea su hija en ley.

-mi hijo ha estado muy bien, ha estado ayudando a su padre con su labor, espero que algún día puedas ir a visitarnos, haré unos dulces específicamente para ti -propuso alegré.

-eso es genial maestra!, ojalá pueda probar sus dulces muy pronto -la abrazó nuevamente haciendo reír a la mujer.

Ella no tenía hijas y siempre anhelo tener una.

Acarició el cabello de la menor con suavidad sin darse cuenta de la oscuridad en el rostro del pequeño Ángel.

-"me adoras y eres muy admirable maestra, eres uno de mis preciados escudos, tu hijo sabe perfectamente mis planes y ha propuesto un futuro compromiso para nuestros propios beneficios".

El futuro duque Jarvis conocía perfectamente la oscuridad en el interior de su pequeña amiga y la aceptaba.

Porque para sobrevivir en un imperio minado de nobles avariciosos debías de ser uno de los líderes de la oscuridad.

Los dos eran aliados por motivos privados muy importantes y no les importaba llegar a comprometerse para cumplir sus espectativas.

Después de todo, qué mejor que comprometerse con un amigo que estaba de acuerdo con tus planes y aceptaba ser uno de tus futuros escudos?.

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