8.
Geno no se sentía tan solo cuando Blard salía a trabajar, pero le disgustaba un poco no poder hacer algo y no ser un estorbo, por ello ayudaba como podía en quehaceres que estaban bajo su mano, no debía sobreesforzarse por su condición.
Le gustaba ordenar y ofrecerse a limpiar, y por supuesto, cocinar ayudando al gran G con tal labor, habían monstruos que gustaban de comer allí en vez de prepararse la comida lejos, creando un ambiente más unido en el pueblo. Lo que adoraba era preparar un plato y al darse vuelta, ver a Blard que volvía de buscar el agua de cada día.
— Provecho. —Habló el menor, sonriendo al igual que su novio.
— Gracias, Tomatito.
Quizás no tenían una vida como cualquier pareja, pero la rutina de allí al ser distinta estaba llena de costumbres que Geno quería conocer, del mismo modo conocer mucho más al más alto.
¿Y cómo se conocieron, al fin y al cabo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro