Geno respiraba hondo, debía prepararse pues tenían que caminar bastante, ya estaban en la última semana del sexto mes, su vientre ya era bastante grande, Blard tomó el bolso donde estaban algunas cosas necesarias como las vitaminas del menor. Una vez listos, se alejaron del pueblo para llamar a Ink y así ir por primera vez a aquel universo que tanto amaban todos, Outertale.

Ambos quedaron fascinados por el cielo estrellado, aunque Geno se rió bajo al ver como Blard se quedó plasmado en la nieve, hace muchos más años que él no la veía, y ahora le cubrían sus pies descubiertos, allí vio la naturaleza friolenta de los huesos ajenos, sacando el abrigo del bolso para colocárselo, ya estaba temblando y llevaban unos minutos.

— Este lugar es hermoso. —Dijo Geno después de un rato, Blard se sobaba las manos mientras le escuchaba— Ya sé por qué Stave lo ama tanto.

— Obviamente, son mis Dioses al fin y al cabo.

Ambos se giraron viendo al de pecas con su característica sonrisa. Habían ido a visitar justamente a él junto a Outer, quien era su pareja desde más tiempo que Blard y Geno, solo que llevaban todo con mucha más lentitud a pedido de Stave. 

— Hola, Stave.

— ¡Hola, pfft! Por las estrellas, solo han pasado unas semanas pero parece que pasaron meses. —Bromeó.

— Ja, ja... ¿Esa es la forma de saludar a tus sobrinos? Además, esas semanas son igual a meses.

— Los días pasan volando. —Se encogió de hombros— Vamos, Outer está en casa.

Los tres partieron al interior, con varias bromas entremedio.