Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XIV

El viaje a Osorno es un sábado, un hermoso sábado en que tendré que levantarme temprano. Ese día me levanto, me visto, saco una manta, dos almohadas, dos pares de guantes y una parca.

Después de tomar desayuno llaman por celular a Ricardo, y como siempre va a hablar al patio. Quedamos mi hermana y yo solas pudiendo hacer cosas malvadas y de tan malvadas que somos nos fuimos al otro patio a jugar con una pelota. Después de que la pelota cayera al vecino y éste la devolviera, vamos al living a esperar a que mamá y Ricardo vengan para llevarme al colegio y a mi hermana a la guardería.

Subimos a la camioneta de Ricardo al colegio pero hay una congestión automovilística terrible. Llego tarde aunque ni siquiera hay clases, sólo hay que llegar a subirse al bus y a que la familia se despida, pero nadie me dijo que era a las 9. Me levante más temprano para nada, y ni siquiera ha llegado el bus, y Ricardo se tiene que ir. Este no es mi día.

Él se despide y se va. Nos quedamos largo tiempo a la intemperie hasta que llega el bus a las 8:30.

Mientras, me subo junto a las pocas que ya llegaron y me siento al fondo. Los asientos son de a dos. Después llega Nataly con su maleta, la pone arriba junto a la mía y se sienta conmigo. Pongo la manta encima de nosotras y atrás las almohadas. La mejor manera de que pase el tiempo rápido es durmiendo.

Ella saca su termo en que lleva té y en otro café. Tomamos té para que nos dé menos sueño. Después de unos minutos el bus se llena hasta que son las 9 y el conductor enciende el motor. Nos despedimos enérgicamente de los pocos familiares que estaban afuera viéndonos partir.

Nataly se apoya en mi hombro para dormir, le digo que no lo haga pero igual lo hace y yo me apoyo en la ventana acurrucada. El viaje dura 12 horas por lo que algún momento no tendremos sueño y tendremos que pararnos a caminar en el bus aunque sea un poco para no tener calambres en las piernas (me lo dijo Ricardo). Mamá me llama al celular 3 horas después de que empezó el viaje.

—¿Ya llegaron? —me pregunta.

—Mamá, el viaje dura 12 horas ¿cómo vamos a llegar si ni siquiera llevamos la mitad? —le digo.

—Lo siento, es que me preocupo.

—No hay razón para preocuparse. Estamos en un bus con un conductor experimentado rumbo a un lugar al que nunca he ido ¿es razón para preocuparse?

—No, pero igual. ¡Ah! Tu hermana quiera hablar contigo.

—Pásala.

—¿Hola? —dice mi hermana. Su voz se escucha más infante por el celular.

—¿Qué pasó?

—Nada. Es que mi perrito te extraña.

—Lo dudo.

—Sí lo hace. Ya estamos en la casa viendo Barnie ¿quieres escucharlo?

—No, gracias. Estaba durmiendo cuando llamaron.

—Bueno. Sigue durmiendo y roncando como dinosaurio.

—Así roncas tú.

—Mentira, yo no ronco.

— Sí lo haces, admítelo.

—No lo hago.

—Te da vergüenza admitirlo.

—No me da, sólo no es verdad.

—Mejor olvidemos esto.

—Quieres dejar de discutir para que no se te salga que sí roncas.

—No es por eso. Adiós.

Le corto la llamada para no escuchar lo que me pueda responder. Me vuelvo a dormir. Cuando se cumple la mitad del viaje, Nataly no puede seguir durmiendo, me despierta y terminamos por caminar un poco sujetándonos de los asientos. La profesora nos va pasando a todos dos cajas de plumavit, una con una ensalada y otra con arroz con pollo asado.

—¿Cómo va tu mamá? —le pregunto a Nataly cuando nos volvemos a sentar.

—¿En lo del embarazo?

—Sí ¿cómo va?

—Bien ¿y tu mamá?

—Abortó.

—¿Cómo?

—Se cayó de la escalera.

—¿Cómo? ¿Se resbalo?

—Algo así.

—A ya... lo siento mucho.

Me limito a mirar por la ventana el paisaje. No volver a hablar hasta que llegamos. Nos dan en un comedor la cena y nos vamos a las habitaciones (pequeñas cabañas con un camarote, un baño y una televisión) con quién nos tocó y para mi mala suerte es con Constanza.

Será eterno este gran sufrimiento. Lo difícil será ponerse el pijama. Me meto al baño y todo el tiempo me toca la puerta; dice que porque quiere ir, yo creo que es para molestar.

Antes de dormir llamo a mi mamá para decirle que ya llegué y que estoy bien. La tenía que llamar hace horas; quizás está desesperada, espero con ganas que no. Me contesta Ricardo, me pasa a mamá y le cuento todo incluyendo que me toca la habitación alguien que no es mi amiga y a quien no le tengo confianza.

Termino la llamada y me duermo. Constanza enciende la televisión y a propósito la pone fuerte para que no pueda dormir, o eso supongo.

Al día siguiente nos hacen levantarnos a las 8. Lo hago con mucho sueño y esfuerzo y llego como todas al comedor. Por suerte ahí me puedo sentar con quién quiero y por eso me siento con Nataly. Después de desayunar nos vamos a una cabalgata por los alrededores. Intento subirme al caballo pero por la estatura no lo logro. Nataly me busca una silla pero aún así me caigo. Ella lo hace y lo logra inmediatamente. Le enseñan cómo hacer que avance y que doble y lo aplica. No logra avanzar mucho y se asusta.

Al llegar nos dejan descansar en las habitaciones. Veo en la habitación la televisión. Ya es tarde, me voy a dormir. Mañana iremos a ver el volcán Osorno, pero no lo subiremos.

Empieza a llover y despierto cuando nos avisan que hay que ir a almorzar ya que son las 13:30 horas, me avisa Constanza gritándomelo en el oído. Cuando lo hace miro la hora en mi celular y me doy cuenta que es verdad. Voy a almorzar nuevamente con Nataly, quien ya estaba preocupada.

Unos minutos después de que todas hubiéramos terminado de almorzar, nos subimos al bus rumbo al volcán Osorno. Cuando llegamos allá todas sacan sus cámaras a sacarse fotos al lado del volcán. Hacemos una caminata a su alrededor, pero después de un poco más de 3 kilómetros recorridos, rogamos al guía que nos devolviéramos. Al regresar vamos casi todas durmiendo.

Ya en la cabaña, dejo la maleta debajo de la cama en que duerme Constanza.

Al día siguiente me despierto a las 12:00 horas. No tome desayuno y me perdí la caminata a un bosque, al menos alcanzaré a almorzar y a ir a una cabalgata al mismo bosque, aunque creo que Nataly tendrá que ayudarme mucho para que me pueda subir al caballo, y mucho más para no asustarme y querer bajarme en el acto.

Me pongo la ropa, encima una gran parca y la ropa más abrigada que encontré. Miro debajo de la cama de Constanza y saco mi bolso.

Salgo de la cabaña a las 13:00 horas, me quedo paseando alrededor de las cabañas hasta la hora del almuerzo en que voy al comedor, con Nataly enojada por mi manía de levantarme tarde. Al siguiente día por fin me levanto a tiempo. Cuando Constanza duerme, me pongo la ropa, me peino, me pongo un abrigo y salgo.

Tomo el desayuno sola, porque parece que me levante mucho más temprano de lo que creí, pero al menos no soy la única tomando desayuno: también está Tamara.

No considero que este sea el último día, eso entristece y da nostalgia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: