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39. Yoongi (+21)

Por unos momentos pensé que Jimin pediría la habitación primero, pero ni siquiera lo hizo, al parecer todo estaba perfectamente planeado por él, ¿por qué no me sorprende? A él le gusta anticipar muchas cosas, y entre esas cosas por lo visto, se encontraba pedir una habitación a un hotel, eso explicaba el porque le indico al conductor que se detuviera justo aquí, este hombre tiene todo bajo control, es impresionante, puede que antes me hubiese sentido mucho más impresionado que ahora, pero eso no quita el hecho de que en verdad me sienta sumamente impresionado por sus acciones. Ambos nos subimos al ascensor, la tenue música que había me hizo sentir menos nervioso.

El hombre situado a mi lado derecho no tardo en presionar el botón del tercer piso y alejarse del tablero de botones para después hablarme.

—Esta es la llave —menciono mientras me mostraba la llave que sostenían sus dedos—, te daré unas indicaciones, y más vale que las acates, o sino —me miro de soslayo—, te daré un pequeño castigo, gatito.

Trague saliva con pesadez, mire las llaves que colgaban de sus dedos, el brillo de las mismas me hacía sentir escalofríos, las llaves se mecían de un lado a otro de forma levemente frenética, chocando entre ellas y sin producir alguna clase de ruido, el metal platinado que las hacía relucir brillaba con la luz del ascensor encima de nosotros.

—Tómalas —de inmediato mis manos se dirigieron a las llaves, y en cuanto mis dedos las sostuvieron, Jimin las soltó—, quiero que ingreses a la habitación, te quites cada una de las prendas que cubren tu lindo cuerpo, y te pongas lo que veas sobre la cama.

—Sí, amo —respondí, ¿qué planeaba? Mordí levemente mi labio inferior, no sabía lo que habría en esa cama, y mi curiosidad me estaba matando por saberlo.

—Después de que te coloques lo que encuentres, te sentarás cobre la cama, justo en medio, rodillas separadas, con tu lindo culo tocando la cama, ¿estoy siendo claro? —sentí mis mejillas arder levemente, su tono de voz era demandante, y el que no estuviera ni siquiera dándome una mirada me hacía sentir mucho más nervioso.

—Sí, amo —volví a responder, sé que en estos momentos no soy Yoongi para él, ni para mí él es Jimin, a menos que me pida lo contrario.

El ascensor se detuvo, y un pequeño tintineo fue lo que anuncio a que las puertas se abrieran, mir ojos se fijaron en el pasillo que había allí en frente, era pequeño, como de dos metros, y dirigía exactamente hacia una puerta de color blanco, las paredes estaban recubiertas por papel tapiz de color vino con algunos dibujos en color rojizo menos intenso, y el piso era afelpado, parecía incluso de terciopelo rojo, tragué saliva con pesadez en cuanto di un paso al frente para salir.

—Tienes tres minutos —menciono Jimin, gire mi rostro para mirarle, y él no tardo en mirar su reloj—, pásate del tiempo y sabrás las consecuencias, gatito —dejo de mirar su reloj—, ahora.

Me encanta que sea tan controlador, pero esto en verdad era ridículo, salí a pasos apresurados del elevador, sintiendo como la sangre abandonaba mi cuerpo y mi corazón se aceleraba con la presión del tiempo que tenía encima. Lo primero que hice fue tomar las llaves, y de inmediato la inserte en el cerrojo de la puerta para después girarla y de ese modo abrir de inmediato, en cuanto entre la deje entreabierta para que Jimin entrase, en cuanto entre no había ni siquiera un pequeño recibidor, sino que mis pasos se detuvieron en cuanto mire lo que había dentro, sentí como si mi corazón quisiera salirse por la garganta en cuanto mis ojos se percataron de lo que estaba ahí, había una cama matrimonial, con sabanas de color rojizo, la tela era brillosa demostrando ser sedosa al tacto, había una mesita de noche en la cual justo encima se encontraba una botella de lubricante y un par de condones, mis ojos viajaron a la habitación, la cual tenía luces neón iluminándola, eran blancas, pero había algunas en una pared en especifico la que se encontraba en la cama, eran de color rojo e iluminaban un poco la zona. Quite mis zapatos en la entrada, no podía entretenerme por mucho tiempo, me saque los calcetines y me encamine hacia la cama mientras me quitaba la camisa que llevaba puesta, mire hacia la cama mientras llevaba mis manos hacia mis pantalones para bajarlos y quitármelos por completo, pude notar que encima había un maldito collar con un cascabel, y no era todo, había una diadema que portaba unas peludas orejas de gato de color negro y una cola... pero por lo visto, la cola no iba a ser para amarrarla en mi cintura, maldición, esa cosa tenía una especie de tapón pequeño metálico, trague saliva con pesadez.

Sacudí mi cabeza con frenesí, debía dejar de distraerme, no quiero que ese hombre venga y me diga que me ponga en cuatro solamente para darme azotes, no de nuevo, de sólo recordar el terrible dolor de cada uno de esos duros golpes me daba miedo, así que deje de lado toda distracción, saque mi ropa interior y la deje en el suelo, tome la diadema de las orejas y la coloque en mi cabeza, no ajustaba mucho lo que agradecí, detesto estás cosas, luego tome el collar, el encaje que le adornaba se sentía totalmente bien al tacto, el cascabel sonó en cada uno de mis movimientos, lo acomode, sintiendo como esa cosa rodeaba mi cuello por completo, lleve mis manos detrás de mi cuello para realizar un nudo que impidiera que el collar fuera a caerse de mi cuello, y luego mire aquella cola afelpada de color negro, aprete mis labios formando una línea recta, ¿esto iba a doler? No lo sabía con exactitud, y no quería ni siquiera imaginar si acaso esa cosa me iba a doler en cuanto la adentrará en mí, pero no tenía opción, era dejarla y obtener un castigo, o ser un buen sumiso y ponérmela y hacer feliz a mi amo, prefiero hacerlo feliz.

Tome la cola, la cual se sentía sumamente suave bajo mis dedos, mire detrás de mí, observando hacia abajo, joder, esto era una tontería, aprete mis nalgas sintiéndome totalmente retraído a hacer algo como esto, pero debía pensar en el bienestar de mi trasero si es que no quería azotes, deje mirar para después observar el lubricante en la mesita de noche, camine la poca distancia que me separaba que aquella botella, y no dude en tomar un poco, exprimí la botella y pronto el liquido transparente y viscoso toco la palma de mi mano, la textura se sentía ligera, como la de un gel, y el aroma que despidió me hizo sentir levemente cohibido, durazno, maldición. Unte el gel sobre todo aquel tapón platinado y después tome un poco más para colocarlo justo en mi entrada, metiendo mis propios dedos solamente un poco en mi entrada para lograr lubricarla, sentí la humedad en mi piel, y la leve sensación de incomodidad al tener ese gel inundando mi entrada, pero no tarde en llevar la cola detrás de mí.

El frio del metal se introdujo entre mis glúteos y poco a poco fui introduciendo esa cosa dentro de mí, aprete los labios levemente y solté un pequeño quejido por el leve dolor que me causaba, mis paredes apretaban esa cosa y en cuanto logré meterla totalmente me sentí menos estresado, solté un bufido corto y moví mis caderas levemente, sintiendo el movimiento de aquella cola y como la suavidad de la misma rozaba la parte trasera de mis muslos haciéndome cosquillas.

Jamás creí que llegaría al punto en que Jimin quisiera darme un pequeño disfraz, pero aquí estaba, vestido con algunas pocas cosas que me caracterizaron como un felino, me encamine hacia la cama y me subí sobre la misma, tratando de tomar la posición que Jimin me había indicado, aunque pensé que sería incomodo debido a la cola entre mis nalgas, no fue así, logré posicionarme de acuerdo a sus gustos, aunque solté un pequeño jadeo al sentir esa cosa dentro mío hundirse un poco más. Maldita sea. Estuve a punto de quejarme por esa cola, pero el rechinido de la puerta abriéndose me alertaron.

Levante la mirada al escuchar unos pasos aproximarse, y maldita sea, la imagen frente a mí me hizo sentir totalmente entusiasmado, joder, era Park Jimin, sin camisa, mostrándome su trabajado cuerpo, esos abdominales bien marcados, su tonificado pecho, sus brazos marcando sus músculos, sus cabellos rubios cenizos estaban revueltos dándole una imagen sumamente sexy, tenía su pantalón puesto todavía, pero lo llevaba abierto, dejándome ver un poco aquel problema entre sus piernas, mierda, me sonrío ladino mientras me miraba de arriba hacia abajo y relamía sus labios con lentitud ante mi mirada.

—Por un momento creí que terminarías desobedeciendo, gatito —joder su maldita voz grave hizo que se me erizará la piel—, pero veo que has mejorado mucho acatando órdenes.

Estaba sin palabras, mire que en una de sus manos traía un maldito cinturón, así que si planeaba pegarme, maldita sea, me removí un poco y reprimí un jadeo, maldita cola, Jimin en cuanto me escucho sonrió de manera juguetona, y dirigió sus pasos hacia mí, rodeo la cama hasta quedar del lado izquierdo, sus ojos no se apartaron en ningún momento de mi cuerpo y sentía la necesidad de escabullirme entre las sabanas para que él dejase de mirarme como si fuera su platillo favorito y él no hubiera comido en meses.

—Bien, gatito —dejo caer el cinturón, el cual hizo un ruido sordo al caer al suelo, la hebilla se escuchó tintinar, Jimin dirigió sus manos hacia su pantalón—, llego la hora de jugar un poco, ¿no crees?

Maldita sea, gire mi rostro para evitar mirarlo, el cascabel en mi cuello sonó, mire de soslayo lo que hacía Jimin, y me percate de que se quitaba los pantalones, de ese modo logré ver su erección la cual seguía cubierta por sus boxers, me relamí levemente mis labios en cuanto vi aquello.

—¿Ansioso, gatito? —me pregunto y yo volví a girar mi rostro para mirarlo—. Ven, gatito —no debía desobedecerle, sé que habrá un castigo si lo hago, así que de inmediato y como pude me removí sobre la sedosa tela debajo de mí y me acomode para estar ahora frente a él—, de rodillas y estira tu cuerpo hacia el frente, y coloca tus manos sobre el colchón para que te sostengas —seguí sus instrucciones al pie de la letra, y en cuanto me quede sobre mis cuatro extremidades agache la cabeza—, muy bien, gatito —sentí sus dedos comenzar a acariciar un camino que iba de los pequeños cabellos de mi nuca hacia los más largos de mi cabello, y en cuanto llego a los que estaban por fin detrás de mi cabeza, los jalo para obligarme a levantar el rostro, jadee al sentir aquel tirón tan brusco—, hay que probar un poco tus sentidos, gatito —vi su mano libre, en la cual se encontraba una venda para los ojos de color blanco—, cierra los ojos y mantén la cabeza hacia arriba.

—Sí, amo —respondí en un susurro y él entonces soltó mis cabellos.

Cerré mis ojos y espere a que él colocará la venda en mis ojos, la suave tela acaricio mi rostro haciéndome sentir un ligero frío ante su contacto, era sedosa y sumamente deleitante al tacto, sentí como rodeo mi cabeza y luego la sentí ajustarse más cuando Jimin realizo un nudo detrás de mi cabeza, ahora lo único que podía ver era la oscuridad.

—¡Muy bien! —me felicito—. Eres un buen gatito.

Lo escuche alejarse un poco, y pequeños ruidos de algo deslizarse, tela, suponía estaba quitándose sus boxers, trague saliva con pesadez, después volví a escucharlo moverse, rodeaba la cama y escuche como jalaba el cajón de la mesita de noche y sacaba algo, el crujir de algo pequeño se escuchó, después de un rato escuche un pequeño rasgado y después un ruido sordo de algo siendo puesto dentro del bote de basura que se encontraba cerca de la mesita de noche, lo escuche soltar un resoplido y como volvía a caminar, sus pasos volvían a acercarse y se detuvieron en cuanto estuvo por fin frente a mí.

—Abre la boca, gatito —me ordeno, y con un poco de miedo, la entreabrí, quiero que adivines de que sabor es esto, no sabía a qué se estaba refiriendo, pensé que iba a introducirme algún dulce o no lo sé, quizás algo más, y no tarde en sentir algo cerca de mis labios.

La textura sobre mis labios era lisa, y tenía algo rodeándola algo levemente aceitoso, cerré mis labios para permitirme tragar saliva antes de llevar lo que tenía enfrente a mi boca, volví a abrirla pero esta vez saque mi lengua, di una lamida a lo que parecía ser la punta de algo, y escuche la pesada respiración del hombre frente a mí, su perfume no tardo en rodearme, mientras sentía el leve sabor dulce y semi amargo del chocolate en mi boca, pronto caí en cuenta que estaba a punto de chuparle la polla a ese hombre, joder.

—¿Y bien, gatito? —me pregunto—. ¿Has adivinado?

No sabía que clase de juego era este, pero definitivamente le iba a seguir la corriente, sonreí con poca inocencia y aprete un poco mis labios.

—Mmmm, me es conocido, pero no recuerdo bien, amo —respondí, y en ese momento, sentí como me tomaba duramente por los cabellos.

—Supongo que tendrás que seguir probando —abrí mi boca y cuando menos sentí él me metió parte de su miembro a la boca.

Joder.

—Mmmmmmhh —no pude articular palabra alguna al sentir la polla de Jimin dentro de mi boca, pero sabía lo que quería y por supuesto no me negaría a jugar un poco con él, así que me dispuse a comenzar a mover mi legua, acariciando aquel falo duro en mi boca, el cual era rodeado por ese condón de sabor chocolate.

—M-mierda —mascullo Jimin por lo bajo, mientras yo me dedicaba ahora a aplastar su miembro con mis mejillas y comenzar a mover mi boca, con cuidado alejaba mi cabeza como podía, para sacar un poco y volver a meter su miembro a mi boca sin sacarlo por completo, Jimin gruño bajo, casi podía verlo, seguramente estaba cerrando con fuerza sus ojos y manteniendo la mandíbula apretada para evitar soltar una maldición—, sigue, jodeeer —soltó en un jadeo, su voz grave me encantaba y saber que era yo quien provocaba esas sensaciones en aquel hombre me volvía loco, removí mis caderas, meneando la cola un poco haciendo que sintiera las ganas de gemir, aunque los sonidos fueron desplazados en vibraciones por mi boca, haciendo que Jimin apretase con fuerza el agarre de mis cabellos.

Solté un quejido que fue silenciado por su miembro dentro de mi boca, y Jimin soltó un largo suspiro, complacido por lo que estaba haciendo.

—Joder, gatito —soltó en un suspiro—, lo haces tan malditamente bien —soltó un largo suspiro y sin pedirme permiso, comenzó a mover sus caderas, embistiendo mi boca con su polla y haciéndome apretar los ojos al sentir como su glande me llegaba a querer entrar más por mi garganta, aprete las sabanas con mis manos mientras sentía a Jimin moverse de adelante hacia atrás embistiéndome la boca una y otra vez—, bien, gatito —casi podía verlo sonreír.

Y antes de que tan siquiera tuviera la necesidad de hacer arcadas debido a sus movimientos bruscos, jalo mis cabellos hacia atrás obligándome a sacar su miembro de mi boca, la garganta me ardió en cuanto trague un poco de saliva, el sabor del chocolate se mantenía por todo mi paladar.

Jimin me soltó y no tardo en desatar el nudo de aquella venda para dejarme mirar, abrí los ojos en cuanto la tela abandono mi rostro y parpadee un par de veces para acostumbrarlos a la luz, eleve mi rostro hacia Jimin, y mis ojos no pudieron evitar mirar hacia su miembro el cual era cubierto por aquel condón de tono marrón, pero el hombre frente a mí no tardo en mirarme.

—Ponte en la posición anterior —me ordeno, me arrastre en la cama hasta quedar sentado de nuevo—, y bien, ¿qué sabor percibiste, gatito? —volvió a preguntarme.

—C-chocolate, amo —esta vez respondí bien, y él me regalo una sonrisa mientras se despojaba de aquel condón frente a mis ojos, dejándome ver su duro miembro por completo, maldición, baje la mirada sintiendo mis mejillas calentarse debido a la vergüenza.

—Muy bien, gatito —él comenzó a acercarse de nuevo—, todo buen gatito merece su recompensa —tomo mi mentón y me obligo a elevar el rostro para verlo a los ojos—, ¿deseas que use protección contigo, o prefieres que no lo haga, gatito?

Me encanta que me lo pregunte, joder. No estaría nada mal que use condón, aunque no me molesta que me llene por completo, así que sonreí.

—No lo uses, amo, quiero sentirlo, quiero que me llene, amo —pedí suplicante, mi tono de voz salió levemente delgado, Jimin no tardo en sonreír ante mi petición.

—Te complaceré, mi gatito —maldición, removí mis caderas, inquieto por saber lo que haría—, hazme espacio en la cama —no tarde en alejarme para que el subiera a ella.

La mullida cama no tardo en hundirse un poco con el peso de su cuerpo sobre ella, lo mire acomodarse, Jimin se fue directo al respaldo, reposando su espalda sobre las esponjosas almohadas blancas que se encontraban allí, su miembro viril parecía estar tentándome a ir tras él, y maldición en verdad lo quería, esta maldita cola estaba haciendo estragos en mí, porque esa cosa si me sentada se introducía en mí más, y si la movía aquella cosa en mi interior lo hacía de igual forma, me estaba haciendo sentir más con el deseo de tener la polla de Park en mi interior.

—Ven aquí, ahora —la voz demandante de Jimin me hizo gatear sobre las sabanas hasta quedar con él, pero no me acerque tanto, solamente a una distancia prudente entre nuestros cuerpos—, siéntate sobre mi polla, gatito.

Mordí mi lengua dentro de mi boca al escucharlo decir esas palabras, y me aproxime de nuevo, ahora mucho más cerca, con cuidado pase una de mis piernas al lado del cuerpo de Jimin y después la otra, y antes de que tan siquiera pudiera medir un poco para saber como introducir su pene en mi entrada, sus manos se colocaron sobre mis caderas con firmeza, apretándolas levemente y haciéndome soltar un jadeo por la sorpresa.

—Deja que te ayude, gatito —menciono Jimin, mis manos fueron a dar a sus hombros para así sostenerme, Jimin pego más su cuerpo al mío, su rostro quedando cerca de mi pecho—, te has olvidado de algo —me sonrió ladino, con su brazo derecho me abrazo por la cintura, y su mano izquierda no tardo en ir hacia mi entrada, y entonces lo comprendí cuando sentí como la felpuda cola acaricio un poco mi trasero—, estás tan ansioso por que te la meta, que te olvidas que aún tienes esto —soltó una risa en un resoplido—, tu mala memoria solo me indica lo desesperado que estás por montarme.

—Aaaa-a-a-aah —gemí por lo bajo al sentir como Jimin utilizaba esa maldita cola para torturarme, aquel tapón metálico ahora salía y entraba una y otra vez gracias a Jimin, entrecerré mis ojos, disfrutando de aquel contacto, el lubricante ayudaba mucho a que esa cosa saliera y entrará en mí—, A-amo... p-p-por favooor, p-p-pare...

—¿Por qué? —Jimin me sonreía con diversión—. ¿No te gusta?

—Y-yo... ¡Ah! —gemí en alto al sentir como introducía esa cosa de forma brusca, aprete sus hombros con fuerza—. J-jimin, t-te lo s-suuplicóoo —volví a gemir cuando sentí como ahora metía esa maldita cosa en movimientos mucho más rápidos.

—Mmmmh te escuchas tan excitado, gatito —volví a gemir bajo, mi respiración era entrecortada mientras que mis paredes apretaban ese juguete—, vamos, gime un poco más, quiero escucharte.

—¡J-jimin! —gemí en lo alto al sentir como volvía a sus movimientos entre lentos y rápidos, entreabrí mis labios dejando escapar mis jadeos, mi voz se volvía aguda ante todas esas embestidas que me daba con aquella cosa.

—Creo que es suficiente —dijo Jimin y dejo mi entrada libre, sacando por fin aquel tapón de ella, mi entrada palpitaba levemente, me había dilatado, maldición, me removí un poco sintiendo la necesidad de volver a sentir algo dentro de ella, miré a Jimin a los ojos—, ¿qué pasa, gatito? —su semblante lleno de despreocupación me indicaba que estaba haciéndolo apropósito—. ¿Deseas algo más?

—S-sí, amo —mencione y me acerque un poco más—, m-métame su p-polla.

Jimin me dedico una sonrisa ladina, antes de relamerse los labios y mirarme desde mi pecho hasta mi rostro.

—Te ves tan encantador con ese sonrojo tenue en tus lindas mejillas, gatito —de nueva cuenta sus manos tomaron mis caderas con fuerza—, te ves tan exquisito, Yoongi, que en verdad lo único que deseo ahora es complacerte en todo lo que me pidas —sentí como me acomodaba para que su pene quedase en mi entrada, no tarde en sentir la punta del mismo en mi entrada, fue entonces que Jimin fue bajando poco a poco mi cuerpo—, así que aquí tienes, joder —soltó en un suspiro, aprete con fuerza sus hombros mientras sentía como se introducía dentro de mí—, medición, gatito, aprietas exquisito.

—¡M-mierda, Jimin! —exclame en un jadeo al sentir como su extensión invadía mi interior.

—Eso es gatito —suspiro—, trágatela toda.

—¡Ah! —gemí en lo alto en cuanto sentí que entro por completo.

—Vamos gatito, salta —empujo sus caderas hacia arriba, incitándome a saltar sobre su miembro, solté un pequeño jadeo al sentir sus acciones.

Pero no tarde en acatar sus órdenes, así que como pude, comencé a subir mi cuerpo para comenzar a saltar sobre su miembro, y joder, se sentía tan bien como su pene salía por breves instantes y volvía a entrar en mí con firmeza y fuerza, Jimin no soltaba mis caderas y comenzó a ayudarme, cargándome para que así pudiera enterrarme mejor su polla, nuestros movimientos comenzaron a ser más rápidos mientras ambos no reprimíamos ni un solo jadeo o gemido que salía por nuestros labios, sentía como poco a poco el cosquilleo en mi vientre bajo iba en aumento mientras Jimin seguía apretando con fuerza mis caderas y me hacía caer sobre su polla con dureza.

—Maldición, Y-yoongi, estás tan caliente —menciono en un gruñido.

—J-jimin... —jadee su nombre y saboree cada una de sus letras en mi boca—, m-me encanta tu p-polla, a-amooo....

El movimiento brusco fue suficiente para que ambos llegáramos al orgasmo, Jimin soltó mi nombre para después decir una mala palabra y apretar mis caderas con fuerza, casi enterrando sus cortas uñas en mi piel, mientras que yo gemí en lo alto su nombre dejándome caer sobre su miembro y dejar que me llenase con su espesa y caliente esencia, me estremecí al sentir como llenaba por completo mi interior y deje caer mi cuerpo encima del suyo, nuestros pechos casi lograban rozarse uno con el otro, y nuestros alientos golpeaban la piel levemente sudorosa del contrario. Jimin soltó un largo suspiro antes de rodear mi cintura con sus brazos.

—Maldición —dijo mientras trataba de recuperar el aliento—, mierda, esto estuvo mejor que nunca —me permití reír levemente ante su comentario—, perdona si fui algo brusco contigo, encanto.

—Me gusto, Jimin —me separa un poco para mirarlo, el brillo en sus ojos me hacía sentir como en casa—, te amo —me atreví a decirle.

—También te amo, gatito —y esa respuesta fue inclusive más satisfactoria que un orgasmo.

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