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36. Yoongi

Una nueva mañana.

Una en la que ahora me presentaría como el nuevo asistente de Park Jimin, decir que me encontraba nervioso era poco, porque en realidad sentía que en cualquier momento estallaría, y ni siquiera era por la emoción, sino que me encontraba asustado, no quería cometer ningún error, y mucho menos en un primer día de trabajo, sé que Jimin tiene altas expectativas de mí, no quiero arruinarlo, pero me es imposible controlar mis propios nervios, maldita sea.

Suelto un resoplido, frustrado, aprieto los dientes con fuerza sintiendo como el peine que paso por mis negros cabellos los jala al sentirlos enredados consigo mismos, ¡vaya! Inclusive mis propias hebras no ayudan, quizás el dolor me haga olvidarme un poco del trabajo, pero definitivamente no puedo, las instrucciones de ese hombre habían sido precisas, y debía acatar cada una de ellas sin margen de error.

Veo mi reflejo en el espejo, Jimin no me dijo nada de código de vestimenta o algo por el estilo, pero sé que debo ir formal, me había puesto algo muy sencillo, una camisa de color verde pastel, unos pantalones de color negro y unos zapatos de cuero que mi hermana se había encargado de limpiar sin que se lo pidiera, Mina me dijo que me ayudaría con la vestimenta de vez en cuando si yo le ayudaba a cocinar, ¿cómo le explico que ahora Jimin quiere que me vaya a vivir con él? Seguramente se emocionaría, pero después se pondría furiosa por tener que hacerse cargo del departamento por su propia mano, sonreí ante la imagen de mi propia hermana refunfuñando.

Solté un largo suspiro en cuanto me mire al espejo, me veía como siempre, solamente que ahora si me había cepillado un poco el cabello, si iba a tener que estar detrás de Park Jimin todo el tiempo, debía verme presentable, soy el asistente después de todo.

Mire el reloj en mi muñeca derecha, Jimin me dijo que vendría por mi media hora antes, ya estaba listo, así que sin más salí de mi habitación para poder ir hacia la cocina, Mina ya no estaba en el departamento, se había ido temprano —por ordenes de mamá—, para abrir la cafetería y comenzar a limpiar antes de que los clientes llegasen, así que sin más me dispuse a tomar las llaves de la mesa de centro de la estancia para después dirigirme a la puerta principal del departamento, estuve a punto de abrirla cuando mi celular comenzó a sonar.

Rodé los ojos, y lleve mi mano derecha al bolsillo de mi pantalón, y saque el teléfono móvil, mire la pantalla y de inmediato el nombre de mi ahora nuevo jefe se apareció reflejado ante mis ojos, no tarde en deslizar mi dedo índice en la pantalla para contestar la llamada.

—¿Sí?

—¿Así es como te vas a dirigir a tu jefe? —volví a rodar los ojos, claro, ¿qué esperaba? Es Park Jimin.

—Perdona —comenté y solté un pequeño suspiro—, ¿qué desea señor Park?

—Ah, gatito —casi podía verlo sonreír—, deseo muchas cosas en estos momentos, como poder dormir un par de horas más, o inclusive dejar de asistir a la oficina por un día completo, pero el deber llama, pero ahora lo que más deseo es que abras la puerta.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste, gatito —antes de que pudiera decir algo más, corto la llamada, mire la pantalla de mi celular por breves instantes, y lo guarde, después me dispuse a abrir la puerta y en efecto, su silueta no tardo en ser divisada ante mis ojos, lo mire, estaba parado, recargando su espalda sobre la pared de enfrente, mantenía sus brazos cruzados sobre su pecho, sus cabellos no estaban peinados como de costumbre, esta vez dejaba que algunos mechos rebeldes le cubrieran un poco la frente, pero esa feroz mirada suya no tardo en cruzarse con la mía, haciéndome sentir una leve tensión sobre los hombros—, es bueno saber que ahora tienes la buena costumbre de abrir rápido la puerta.

—Buenos días para ti también, Park —sonrió ladino ante mi repuesta, dejo de recargar su peso y comenzó su camino hacia mí—, ¿ya nos iremos a la oficina?

—Aún no —el detuvo sus pasos cuando su distancia hacia mí fue más corta—, pero tengo algunas cosas que aclararte —eleve una ceja ante su comentario.

—¿Qué clase de cosas?

—Entremos, gatito —en cuanto dijo aquello, volvió a caminar haciendo que yo diera algunos pasos hacia atrás para darle el paso dentro del departamento, en cuanto me hice a un lado de la puerta, y el ingreso, no dudo en darme una orden—, cierra la puerta.

No sé lo que tiene planeado, pero en verdad me esta entrado bastante curiosidad al respecto, no dudo en acatar sus ordenes y cierro de inmediato la puerta, en cuanto lo hago, me dirijo hacia él para saber lo que tiene que aclararme, pero maldita sea, no me siento incomodo, pero saber que él esta aquí, y que Mina se ha ido a trabajar, y que ahora prácticamente estamos solos... de alguna forma no puedo evitar sentirme acorralado, trago saliva con pesadez, nada debía pasar ahora, se supone que tenemos que ir a la oficina para trabajar, así que no pasará nada, ¿verdad?

Trato de pensar que es así, pero no puedo dejar de tener la idea de que este hombre quiera intentar algo ahora mismo, aunque dudo mucho que lo haga, pero es Park Jimin, apenas y puedo descifrar bien lo que piensa, y definitivamente son pocas las veces en las que he acertado.

—¿Me dirás lo que ibas a decirme? —pregunté en cuanto lo vi detenerse en la estancia, me daba la espalda.

—¿Tu hermana no está?

—No esta —dije, maldita sea Min Yoongi, ¿acaso también le dirás donde esta tu habitación? ¡Soy un completo estúpido! Trague saliva después de reprenderme a mí mismo, pero definitivamente quería darme un buen golpe en la cabeza, debí contestar algo más y no esa estupidez—, J-jimin —lo llame y él giro su rostro para mirarme sobre su hombro—, deberíamos irnos, en la oficina...

—Nadie nos espera en la oficina ahora, gatito —maldición, sus brillantes orbes marrones me dieron un rápido vistazo de arriba abajo sin disimulo alguno—, a decir verdad, en estos momentos nos esperan en otro lugar, pero eso será más tarde —se giro sobre sus propios talones para encararme, comenzó a caminar hacia mí, pegue mi lengua justo en mi paladar con fuerza, sintiéndome completamente tenso al verlo dirigirse hacia mí—, en estos momentos —su voz sonó un poco más grave—, tengo unos planes distintos para ti.

—P-pero... —no pude decir nada más, no cuando sus pasos se detuvieron mucho más cerca de mí, sentí como mi respiración se corto durante pocos segundos y el aroma tan varonil de su perfume se colaba por mis fosas nasales—, Señor P-park...

Jimin soltó una suave risa al escuchar mi tartamudeo.

—Apuesto a que no tienes idea de lo mucho que me encanta cuando te pones nervioso ante mi cercanía, gatito —tragué en seco al escuchar eso, mi mirada estaba debajo de su cuello, mi cuerpo estaba totalmente paralizado—, ¿sabes algo? —sentí una de sus manos colocarse en mi espalda baja, tomándome de inmediato en un abrazo—. En este momento —su voz ronca salía en un tono suave—, en lo único que estoy pensando es en tenerte gimiendo para mí...

Mis ojos se abrieron en grande al escucharle, mi corazón había aumentado sus latidos, mientras que mi respiración era pesada, cada palpitar podía escucharlo claramente en mis oídos, el calor en mi rostro iba incrementando de a poco, no esperaba esas palabras.

—Quizás te mentí un poco al citarte temprano, pero solamente lo hice para tenerte para mí, aunque sea por unos momentos —eleve la mirada encontrándome con esos ojos suyos oscuros en el deseo, maldición, decir que me quiero negar sería una vil mentira, pero no ahora, todavía no podemos.

—C-creo que lo mejor es irnos, ¿no?

—¿Eso crees? —lo vi sonreír ladino—. A mí parecer lo mejor sería disfrutarte un par de horas.

Maldición.

Trague con pesadez, y cuando menos lo sentí, su rostro se dirigió hacia mi cuello, sus exhalaciones chocaban contra la piel de mi cuello, provocando que mi piel se erizará ante su cálido aliento, Jimin no tardo en inhalar profundamente mi cuello, aspirando mi aroma y reteniéndolo por breves segundos antes de soltar su cálido aliento sobre mi piel, dejándome una ligera sensación húmeda y fría al final, haciéndome sentir sumamente pequeño, soltó un breve suspiro lleno de satisfacción, y comenzó a repartir pequeños besos sobre mi cuello, apreté los dientes levemente mientras sentía cada uno de sus pequeños toques en mi piel, subiendo y bajando una y otra vez, con cada uno de sus besos me provocaba un ligero cosquilleo.

—Jimin... —suspiré su nombre al sentir como comenzaba a mordisquear mi piel ligeramente, mordía y chupaba con delicadeza una zona de mi cuello casi por debajo de mi mandíbula, solté un pequeño jadeo al sentirlo lamer ese lugar un par de veces—, aaaah, señor P-park, por fa-avor...

—Me gusta como suena —dijo en voz baja—, vamos, gatito, ¿por qué sigues suplicando? ¿Quieres que me detenga?

—S-sí —solté un pequeño jadeo—, por f-favor...

Mis piernas flaquearon y no pude contener un gemido al sentir como sus manos me tomaban por los glúteos, apretándolos con fuerza, mientras se empeñaba en seguir mordisqueando mi cuello, joder, cerré mis ojos con fuerza mientras me deleitaba con sus manos que no dejaban de masajear mis glúteos por sobre la ropa, pequeños gemidos salían de mis labios, mis manos se encontraban aprisionadas entre mi pecho y el suyo debido a nuestra cercanía.

—S-señor P-park... se lo p-pido, por favor ¡ah! —gemí en alto al sentir como me daba una fuerte palmada en mi glúteo izquierdo.

Se separo de mi cuello para mirarme a los ojos, sentía mis mejillas calientes, no dudaba en que estuviera sonrojado por las acciones tan repentinas de Jimin, pero joder, no podía decir que no me estaban gustando, me había pegado antes, pero era más como un castigo, no como algo placentero, y ahora en verdad no se había sentido para nada mal, me removí un poco debido al agarre en el que me tenía, sin querer rozando nuestras entrepiernas en el proceso, él no hizo algún gesto que me indicará que quisiera que continuara, pero en cambio yo, maldición tan solo ese roce me hizo morderme el labio inferior frente a él.

—Me encanta tu entusiasmo, gatito —dijo y me regalo una sonrisa—, pero tendrás que esperar, tenemos que irnos, iremos a un pequeño viaje a otro sitio, pero —acerco su rostro al mío para después hacerme sentir sus labios sobre los míos en un pequeño beso—, en cuanto terminemos con eso, me encargaré de ocuparme de ti.

—Eso no me parece justo, amo —Jimin me sonrió ante mis palabras.

—Pues tendrás que esperar, mi gatito.

Estaba aliviado por el momento, pero no podía evitar querer que él me tomará en este mismo instante, maldición.

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