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18. Yoongi

En cuanto la comida desapareció de nuestros platos, decidimos que lo mejor era ir a la estancia, la copa de vino en mis manos permanecía casi intacta, apenas y había dado un ligero sorbo a la bebida, y el sabor acido y dulce de aquel vino tinto no tardo en inundar mis papilas gustativas, hace tiempo que no tomaba vino, no era una de mis bebidas favoritas, pero casi siempre lo tomaba cuando había alguna clase de ocasión que fuese más especial, y esta ocasión no es nada espacial.

Jimin llevaba aproximadamente dos copas de vino, y ya se había servido una tercera, este hombre bebe como si no hubiera un mañana, simplemente de dos largos tragos se termina la copa, aunque no esta completamente llena, pero me sorprende que pueda ingerir tan rápido esa bebida, apenas yo había dado un sorbo, y ya sentía mi rostro levemente acalorado, me acomode mejor en mi sitio, Jimin estaba sentado justo a mi lado en el sofá, ambas copas y la botella de color negro se mantenían sobre la mesa de centro, mientras que él soltaba un largo suspiro y dejaba caer su cabeza por encima del respaldo del sofá, el nerviosismo en mi cuerpo era mucho a decir verdad.

No sabía lo que este hombre planeaba, ni siquiera entendía si acaso podría estar planeando algo en realidad, quizás estaba poniéndome demasiado en guardia, la manzana de adán de Jimin subió y bajo un poco, había tragado saliva y antes de que me lo esperase, dejo de recargar su cabeza en el respaldo para pasar a encorvarse un poco y mirarme, paso una mano por sus rubios cabellos y soltó de nueva cuenta un suspiro.

—Esta cita seguramente es pésima para ti, ¿no? —me pregunto.

—No lo es —dije, junte un poco más mis piernas y luego estire mi brazo para poder tomar mi copa de vino, no dude en acercarla hacia mis labios y dar de nueva cuenta un pequeño sorbo, esto no me parecía aburrido, en realidad lo único que estaba sintiendo en ese momento es que debía de estar alerta ante cualquiera de los movimientos de Jimin—, es sólo que...

—Estas incomodo —completo él—, eres demasiado expresivo, Yoongi, puedo notar lo incomodo que estás —soltó un resoplido—, pero créeme cuando te digo, que no tengo intención alguna para hacerte algo.

Aleje la copa y la mantuve abrazada con mis dedos mientras la dejaba reposar sobre mi regazo, mire el liquido ligero y completamente de un morado oscuro casi tornándose a un rojo intenso, y luego lo miré a él, quizás no debía de colocarme tan rígido ante él, aunque estaba atemorizado por saber lo que pasaba por sus pensamientos, de cierta forma quería también que me propusiera algo más, trague saliva. Por todos los cielos, Min Yoongi, ¿por qué carajos estoy deseando que él me...? Apreté ligeramente mis labios, ¿sería una buena idea?

No tenerlo conmigo ha sido un problema en realidad, todavía tenía todas sus caricias sumamente bien marcadas en todo mi ser, sus besos húmedos por mi cuello seguían perdurando allí como si no quisieran desaparecer por completo, y aquel deseo de volver a querer que me hiciera suyo no desaparecía, no por completo, aunque recordar todo eso también me ponía triste, después de todo, este hombre me rechazo, pero ahora me había dicho que me ama, lo ha hecho más de dos veces y eso es lo que me mantenía en un debate mental constante y sin fin.

¿Qué debía hacer?

Por una parte, quiero ver de nuevo a ese Jimin tan dominante que había conocido desde un principio, pero por otra quería saber lo que iba a intentar para tratar de obtener de nuevo mi atención, pero el problema era que Jimin ya tenía mi total y completa atención hacia él, y por más que quisiera negar que mis sentimientos, no podía hacerlo. Cuando lo vi de nuevo, me atemoricé, pero me sentí feliz, y también triste, los recuerdos estaban presentes y no me estaban dejando avanzar en nada, y es lo que más detestaba.

Mis pensamientos me piden que me aleje, como sabios consejeros, pero mi corazón me dice que me acerque, ¿a quién debía hacerle caso? Mire a Jimin de nuevo, mantenía la copa en sus manos, y estaba a punto de darle un nuevo sorbo, mire a sus labios entreabiertos esperando por la copa de vino, trague saliva, ¿estaría bien lo que pensaba?

Quizás no, pero... necesitaba ver cómo reaccionaría. Me incline hacia él, y con la palma de mi mano tape la copa para que él no la acercase a sus labios, la empuje un poco y pronto el giro su rostro para encararme, apreté levemente mis labios antes su mirada, y tome un poco de aire, debía darme algo de valor, mi corazón me pedía a gritos esto, porque no podía soportarlo más, esta distancia entre nosotros solamente me hacía sentir tímido, y no me gustaba sentirme de ese modo.

Sé que le dije a Jimin que le daría otra oportunidad para que me enamoré, pero estoy enamorado de él, no es necesario que haga algo más, porque no podrá subir más en una escala, porque él ya la lleno por completo.

—¿No me dejarás tomar? —me pregunto en voz baja mientras alejaba la copa, deje de taparla y él la coloco sobre la mesa de centro de nuevo, soltó un suspiro—. Si te preocupa que acaba ebrio, no debería, soy muy tolerante a las bebidas alcohólicas, no me hacen efecto tan rápido —me dedico una suave sonrisa.

—No es eso —dije en voz baja, me acerque un poco más, arrastrándome por el sofá, hasta por fin casi chocar mi hombro con el suyo, relamí mis labios antes de hablar, y lo mire a los ojos—, yo... —su intensa mirada estaba sobre mí, su semblante era serio, indicándome que esperaba escucharme, trague en seco, necesitaba darme valor—, Jimin, yo...

—¿Qué pasa? —sonrió ladino, haciendo que el poco valor que había adquirido se fuera de inmediato—. ¿Qué es lo que quieres pedirme, gatito? —su voz enronquecida ligeramente penetraba mis oídos dejándome una sensación sumamente placentera, aprete mis muslos con fuerza, los ojos de Jimin viajaron un poco hacia mis delgados labios antes de volver a conectar su mirada con la mía—. ¿Qué es lo que quieres pedirme?

Volvió a preguntar, mi pulso comenzaba a temblar, y me comencé a preguntar si en verdad sería una buena idea decirle lo que quiero que haga en este momento. No podía culpar a la bebida por mis acciones, porque sería completamente ridículo que lo haga, porque no estaba siendo atontado por el alcohol, no había bebido mucho, ni siquiera lo suficiente para hacerme sentir mareado. No. En verdad quería pedirle esto, porque todo mi ser extraña ser tocado por él.

—¿No piensas hablar, gatito? —sentí una de sus manos acunar mi rostro, haciendo que mi corazón diera un vuelco por el contacto cálido de sus dedos sobre mi mejilla izquierda—. Pídeme lo que quieras... —susurro, sus labios estaban sonriéndome levemente, como si supiera lo que quiero, pero él quería escucharlo de mis propias palabras.

—Quiero que... —solté un suspiro cuando sentí como sus dedos comenzaban a darle caricias a mi piel, rozando ligeramente mi cuello y causándome un leve escalofrío en el proceso—, m-me...

—¿Quieres que te toque? —me pregunto, su voz era ronca, y suave como el terciopelo al tacto de los dedos, sentí mis mejillas arder ante su pregunta, pero no evite dar un pequeño asentimiento con la cabeza en respuesta, su respiración era pesada, relamió sus labios frente a mí—. Espero estes consciente de lo que me estás pidiendo, gatito.

Demonios, ¿por qué carajos me encanta esto? Su mano dejo mi mejilla y se acomodo en el sofá, llevo sus manos a sus cabellos, haciéndolos hacia atrás.

—Súbete a mi regazo —demando con tono duro, y yo no evite tensar mi cuerpo ante sus palabras, sus oscuros ojos brillaban en un deseo profundo porque le obedeciera, no rechiste ante su mandato.

No tarde en ponerme de pie y caminar enseguida los pocos pasos para acercarme a él, y en cuanto lo hice, él no permitió que fuera yo quien me posicionará sobre él, en un movimiento rápido, me tomo con brusquedad de la cintura, atrayendo mi cuerpo hacia el suyo y obligándome a abrir las piernas para colocarlas una a cada lado de su cuerpo, mi trasero no tardo en dar con su regazo, sentándome en sus fornidas piernas y haciendo que mis manos quedasen totalmente pegadas a su pecho, podía sentir la calidez de su cuerpo bajo mi tacto, y como su pecho subía y bajaba de forma pausada, como si estuviera conteniendo la respiración, relamí mis labios antes de mirarlo a los ojos, él me sonrió ladino mientras inspeccionaba con sumo cuidado cada una de las facciones de mi rostro.

No tarde en sentir sus manos encima de mi cintura, y como buscaban sus dedos colarse entre la ropa para buscar más contacto con mi piel, solté un jadeo corto cuando lo sentí apretar con fuerza mi piel, me obligo a mirarlo a los ojos de ese modo.

—¿Cómo quieres que te trate, gatito? —joder, trague con fuerza al sentir un nudo en mi garganta—. Puedo tratarte con gentileza —sentí sus dedos acariciar mi piel con suavidad—, pero puedo hacerlo de una manera sumamente distinta también —sentí sus uñas clavarse ligeramente en mi piel y comenzar a arañarla un poco, me removí al sentir aquel contacto—, ¿qué prefieres?

Este es el hombre que me encanta, este es el Park Jimin que quería ver ahora mismo, porque lo extrañaba, en verdad que lo extrañaba demasiado.

—Trátame como me gusta, amo —le respondí con voz suave, sus ojos brillaron en demasía con mi contestación.

Estaba a punto de despertar de nuevo al feroz tigre que lleva dentro.

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