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11. Jimin

Lleve mi mano derecha hacia mi mentón, pasando mis dedos con frenesí sobre mi piel, mientras que mi mirada dejaba de estar concentrada en todo lo que se encontraba sobre mi escritorio, todo se trataba de acuerdos financieros, es importante para la empresa que me encargue de revisar cada uno de los postulados que se encontraban escritos en los documentos presentes, pero mi cabeza estaba más en otro lugar que en la realidad, y eso solamente estaba causando que las sienes me comenzarán a pulsar causándome pequeños piquetes de dolor, la frustración estaba ganándome, solté un fuerte resoplido sintiendo el fastidio en todo mi ser para después dejar recargada mi espalda sobre el respaldo de la silla, ya pasaba de media noche, lleve mi mano hacia mi rostro pasándola hacia mi frente descubierta y soltando un bufido lleno de toda la frustración que estaba conteniendo en ese momento.

Necesitaba algo, lo sabía con certeza porque no suelo concentrarme mucho si es que necesito algo, lo sé porque era la misma sensación que tenía cuando estaba tratando de convencer a Yoongi de que fuera mi sumiso, lo sé porque aquella espantosa sensación se iba en cuanto lo tenía a mi merced, aprete los labios y mire de nuevo hacia mi escritorio, los tres distintos documentos separados, había leído uno y estaba por casi terminar el segundo, saber que me faltaba un tercero hacía que la pesadumbre en mis hombros aumentase, necesito descansar, cerré mis ojos por breves segundos, y la imagen de Yoongi no tardo en aparecer de inmediato en mi cabeza, joder.

¿Sería bueno ir con él?

Pensarlo... era una tontería y más ahora, él no dejaría ni siquiera que tocase ni un solo cabello suyo, por más que mis dedos picaran por tocar su sedoso cabello oscuro o de probar esos lindos y finos labios que tiene, o inclusive poder poseerlo de nuevo, mis impulsos serían todos negados por él, Yoongi no permitirá que lo toque hasta que merezca hacerlo, es comprensible que lo haga, pero mi ansiedad no va a dejarme actuar normal con él.

Quisiera que me dejará tocarlo de nuevo, quizás esta terrible sensación se culmine con un par de besos, aunque solamente me incitarían a querer mucho más de él. Ahora mismo Yoongi se estaba convirtiendo en una tortura para mí y seguramente él ni siquiera se ha enterado de eso, sonreí ladino ante mi pensamiento, y volví a prestar atención a mi respectivo trabajo, leer y aprobar, sería una larga noche para mí, una en la cual definitivamente quería que fuera mucho menos laboriosa, es la primera vez que quiero que el trabajo se termine más temprano.

Pase la página del documento para poder continuar leyéndolo con calma, aunque mi concentración era un asco, antes de que pudiera continuar con mi lectura, no pude evitar mirar hacia mi teléfono celular que se encontraba reposando sobre mi escritorio del lado izquierdo junto al teléfono de la oficina y sobre la carpeta que contenía todos los documentos que ahora estoy leyendo, parpadee un par de veces.

Mi gatito no ha cambiado de número, pero ¿me tendrá bloqueado? Quizás, aunque... mordí mi labio inferior, no perdía nada con intentarlo, me arme de valor y tome el teléfono móvil en un movimiento audaz, y no dude en encenderlo, desbloquee la pantalla y fui directamente hacia los contactos de mi celular, deslice mi dedo por la pantalla hasta dar con el número de mi amado gatito, una sonrisa surco por mi rostro en cuanto lo hice, y no dude en presionar el icono de llamada, de inmediato en la pantalla se colocó el nombre de mi contacto "Gatito" seguramente se reiría de mí si ve el nombre, pero por ahora no tenía por qué enterarse de como lo tengo agendado, coloque el altavoz y puse mi celular de regreso a su sitio original, mis manos estaban sobre el escritorio, solté un resoplido y me quedé mirando fijo a la pantalla, no había dado indicios de que su celular estuviese apagado, la llamada estaba entrando bien, trague saliva y comencé a tamborilear con mis dedos de la mano izquierda sobre el escritorio, el golpeteo de mis dedos sobre la madera hacía que los leves nervios que estaba comenzando a sentir se dispersaran un poco, seguí así y casi estaba por perder la esperanza de que él me contestará, pero para mí fortuna, contesto.

—¿Quién... —un bostezo escapo por sus labios—... es? —completo y no pude evitar reír al escuchar su adormilada voz.

—¿Acaso nunca revisas los números que te marcan, gatito? —pregunte.

Hubo un silencio, seguramente estaba revisando quien le estaba marcando y estaba sorprendido por mi llamada, ya casi podía verlo abrir sus hermosos ojos gatunos en grande al ver de quien se trataba, sonreí levemente, tomé de nuevo el documento que aún no terminaba de leer y proseguí a hablar con él.

—¿Sorprendido? —pregunte.

—A-algo... —mire la pantalla de soslayo y regrese de nuevo a mirar los documentos—, ¿no se supone que deberías estar durmiendo? —su vos estaba ronca, parecía inclusive que tenía la garganta sumamente seca.

—Cuando eres dueño de una empresa de automóviles, lo menos que puedes hacer es dormir, encanto —escuché un pequeño resoplido salir por sus labios—, ¿te desperté?

—¿Tú que crees? —su tono había sido levemente chillón, pero sin dejar de tener esa voz adormilada, aprete mis labios para no soltar a reír por su queja—. Es la una de la mañana, Park —volvió a quejarse—, ¿acaso no sabes lo que es dormir?

—Sinceramente los únicos días que podía dormir más tranquilo eran contigo —de nuevo silencio, escuche claramente cuando paso saliva con dureza—, ¿sabes? Estoy pensando en que sería una buena idea ir y darte una pequeña visita.

—Ni loco voy a abrirte la puerta —ya me temía esa respuesta—, ¿eso era por lo que me llamaste?

—No —dije, aunque no tenía algo relevante, solamente quería escucharlo un poco, eso hacía que todo mi ser se sintiera mucho más tranquilo—, ¿cuándo estarás libre?

De nuevo el silencio inundo nuestra conversación a distancia, volví a mirar mi teléfono, ya estaba tardando un poco en decirme algo, y pensaba que incluso el sueño sería mucho más fuerte que él y terminaría por ganarle la partida, pero no fue así, no cuando escuche un nuevo bostezo de parte suya.

—Quizás el fin de semana.

—¿Por qué no mañana? —pregunte, en verdad quería verlo.

—Porque tengo trabajo —un nuevo bostezo escapo por sus labios—, tú también tienes trabajo ¿no?

—Lo tengo —asentí a pesar de saber que él no me vería—, pero tengo todo el tiempo del mundo para ti, gatito, los asuntos de la empresa usualmente los revisan mis empleados y mi mano derecha, así que —relamí mis labios levemente—, deberíamos salir.

De nuevo silencio.

—¿Yoongi? —esperaba que él no se estuviera quedando dormido.

—¿Estás invitándome a una cita? —su pregunta apenas y fue audible, pero fue lo suficientemente clara como para escucharla y entenderla.

—Sí —respondí—, es una cita, gatito.

Esperaba que por lo menos aceptase mi propuesta, quería verlo, necesitaba verlo, aunque sé que eso significa que no puedo tocarlo, no me lo permitirá para nada, pero espero por lo menos poder sostener su mano como antes.

—Salgo a las ocho —dijo y eso solamente me hizo sonreír en grande—, más te vale no llegar tarde y sí lo haces, entonces me iré a casa.

—Gatito, eso debería decírtelo a ti —casi podía verlo rodar los ojos, tan tierno—, no debes preocuparte, soy el hombre más puntual de todo esté país.

—¿Y yo él más impuntual? —pregunto con toque de ironía.

—Sí, por eso nos complementamos bien, encanto.

Una suave risa se escuchó del otro lado de la línea, desearía poder verlo para apreciar esa hermosa sonrisa suya, esa en la que mostraba sus perfectos dientes y rosadas encías, esa en la que sus lindos ojos desaparecían en medias lunas, espero poder hacerlo sonreír de ese modo el día de mañana.

—Bien, Park —soltó un suspiro—, supongo que te veré mañana.

—Sin suposiciones, gatito —conteste—, nos veremos mañana, pasaré por ti a tu trabajo a las ocho y de allí seremos libres de hacer lo que queramos, ¿estés dispuesto?

—Sí... —respondió Yoongi—, hasta mañana.

—Descansa, encanto —no me dijo nada más, él se encargó de terminar con la llamada y yo regrese mi vista a los documentos.

Con esto ya podía sentirme mucho más satisfecho, tendría una cita con mi hermoso gatito, aunque definitivamente no sé a donde podría llevarlo ahora, pero, aunque no tuviera un sitio al que quisiera llevarlo para pasar el rato, lo único que en realidad me importaba era estar con él, eso era lo que más valía la pena en ese instante, poder pasar la noche con él, poder volver a verlo y quizás poder volver a sentir su mano entrelazada con la mía.

Eso es lo que más añoro en estos momentos.

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