01. Jimin
—Señor Park, la junta de las dos de la tarde se pospondrá para la siguiente semana, Namjoon me pidió que se lo dijera —la voz temblorosa de Eunji no era suficiente para sacarme de mis pensamientos—, además comento que se debían de firmar algunos papeles antes de la junta.
—Sí, sí —solté un resoplido, fastidiado, últimamente el trabajo ha ido en aumento, sé que es bueno para la empresa, pero en estos momentos mi cabeza no puede procesar nada que tenga que ver con el maldito trabajo—, ¿cómo está mi agenda?
—B-bueno —mire de soslayo a mi nueva asistente, una inútil, como todas las anteriores—, para hoy tiene que revisar algunas cosas del nuevo modelo para el nuevo vehículo, también debe reunirse con su padre en una junta por videollamada, y también...
—Cancela todo —deje de mirarla.
—P-pero, señor P-park —solté un nuevo resoplido.
—Sabes que detesto que tartamudeen mi apellido —volví a mirarla, mi ceño estaba fruncido completamente—, ahora, Eunji, lo que necesito en verdad es que canceles todo lo que tengo que hacer para hoy, y me dejes tranquilo, ¿bien?
—Sí, señor Park.
El semblante de aquella chica se vio apagado en cuanto me escucho, esta chica es igual a las demás, siempre creen que es fácil trabajar para mí, pero la realidad es distinta, sé que muchos dicen que parezco el mismísimo demonio cuando se trata de hablar con mis empleados, siempre he manejado todo con mano dura, por esa razón ni siquiera la empresa se había ido a la quiebra, aunque en estos últimos meses me he comportado como todo un emperador del inframundo.
Deje de mirarla para volver a mirar al frente, el taxi de la compañía seguía al frente, estacionado justo afuera de la tintorería como se lo ordene.
—Ve a la empresa y recuerda cancelar todo lo que tengo que hacer para el día de hoy —ella dio un asentimiento—, si es que te llegan a preguntar la razón, sólo diles que necesito atender asuntos de suma importancia, ¿bien?
—Sí, señor Park.
—Date prisa, Eunji —ella dio una reverencia antes de acercarse hacia el taxi y abrir la puerta que conducía hacia los asientos de atrás.
Desapareció por completo de mi vista cuando cerro la puerta, y luego el vehículo negro se encendió para después disponerse a moverse, el frio de aquella mañana solamente estaba haciendo que me doliera la cabeza, pero sabía que no solamente se trataba del frio, sino que también era por lo que había pasado.
Yoongi...
Jamás creí en la posibilidad de volver a verlo. El recuerdo de cuando él se confeso ante mí había llegado como agua fría sobre mi cabeza, aquella vez en que me atreví a llevarlo a mi habitación porque quería tenerlo de una manera distinta, una más intima y llena de cariño, simplemente mi corazón me dictaba que lo hiciera, y no me arrepentía de eso, pero...
Escuchar salir de sus labios que me ama, eso fue... fue sumamente extraño.
Cruce la calle en cuanto el semáforo estuvo a mi favor, mis pasos se escuchaban sobre el asfalto mientras me dirigía del otro lado de la acera, observando mis pies, al igual que las líneas blancas pintadas en el asfalto, y perdiéndome a mí mismo en todos mis recuerdos. Cuando mis pies estuvieron por fin en la otra acera, me detuve por unos momentos. El rostro de Yoongi se apareció de nuevo en mis recuerdos, aquella noche en que él se me confeso, quise detenerlo, por eso corrí hacia él, pero cuando él volteo a mirarme y vi esos ojos apagados y llenos de lágrimas retenidas supe que lo había decepcionado por completo.
Apreté los dientes con fuerza, se suponía que los sentimientos debían estar fuera de esto, pero...
—Eres patético, Park —me dije a mí mismo en voz baja, tragué saliva y continúe mi camino.
Estos meses no fueron fáciles para mí, y por supuesto seguramente para Yoongi no fueron los más felices de su vida, me había acostumbrado mucho a su presencia, tanto que inclusive a veces por inercia conducía cerca de la cafetería de sus padres, aunque jamás logré verlo, me daba golpes mentalmente por hacer esa estupidez, no debía molestarlo, no tenía porque acercarme de nuevo a él, después de todo, me había regresado todos mis regalos, no quería saber nada de mí, y considero que es justo.
Pero aun así quería darle algo pequeño, la cafetería de sus padres había logrado tener más éxito en parte gracias a mí, conseguí darles una publicidad mucho más privada en redes sociales, y funciono, por supuesto no quería decirle nada a Yoongi, esto sólo lo había hecho para hacerlo sentir mejor, inclusive pensé que se animaría a volver a trabajar con sus padres, aunque en realidad me gustaría que este conmigo.
Verlo en la tintorería me había dejado completamente aturdido, cada uno de los momentos que pasamos juntos parecieron haber pasado por mis pensamientos en un par de segundos, verlo ignorarme por completo era mi castigo por no haber dicho o hecho algo antes de que él se fuera aquella noche, pero lo único en que pensaba ahora era en ir por él.
Mi corazón esta confundido.
No entiendo lo que me pasa, tampoco entendí la razón por la que quise llevarlo a la terraza del museo ese día, ese lugar es especial porque inclusive yo me escapaba allí para relajarme en los días en que me sentía como la peor escoria del universo, pero aquella noche no pensé las cosas, en lo único que pensaba era en querer ver a Yoongi sonreír, en querer escucharlo hablar, en querer tenerlo entre mis brazos, sólo... sólo lo quería a él.
Esa noche no fue sólo para acostarme con él, esa noche había sido para demostrarle que... lo quiero, lo quiero más de lo que debía, tener ese sentimiento de cariño por un sumiso, eso no estaba bien, no cuando yo soy quien impone las reglas, se suponía que solamente esto era por puro placer, eso era todo, pero...
Solté un bufido, estaba cansado de pensar en lo mismo, pero volver a verlo había logrado que todos esos sentimientos que creí escondidos dentro de mí volvieran a germinar como semillas. Detuve mis pasos y giré mi rostro del lado izquierdo.
Allí estaba la cafetería, estaba repleta de personas, sonreí levemente, al menos ahora puede tener una distracción.
—¿Jimin? —conocía esa voz, apreté los labios antes de mirar detrás de mí, Min Mina, tenía el ceño fruncido—. ¿A qué vienes?
Sé que esta molesta, después de todo fui yo quien le rompió el corazón a su hermano.
—No deberías estar aquí, Yoongi no quiere verte y...
—Ya lo sé —solté un suspiro, volví a mirar la cafetería, sonreí levemente—, no le menciones que estuve cerca por favor —dije en voz baja.
Mire de nuevo a la chica, que ahora dejaba de fruncir el ceño.
—¿Estás bien? —me pregunto, ¿tan obvio era? Sonreí ladino y negué con la cabeza.
—Mentiría si dijera que me encuentro de maravilla —deje de mirarla—, cuida bien de Yoongi, es un chico... él es encantador.
—¿Lo extrañas?
—El contrato se acabó, no tengo porque extrañarlo —comenté, mordí mi lengua.
—Si eso fuera verdad, ¿por qué conduces cerca de la cafetería? —abrí mis ojos en grande y volví a mirarla—. ¿Crees que no lo sé?
—No se lo digas a Yoongi —le advertí—, él no tiene que saber que yo...
—Bien —alzo la voz—, no le diré nada, pero —soltó un bufido—, deberías de considerar también a Yoongi, ¿por qué es tan difícil para ti admitir que te gusta?
—No me gusta.
—¡No mientas!
Fruncí el ceño de nuevo y mire a la chica, la hermana de Yoongi es demasiado insistente, detesto que haya personas así, pero no podía estar molesto ahora, lo único que estaba sintiendo era una enorme confusión por el abrumador encuentro entre Yoongi y yo, y lo único que quería era encerrarme en mi departamento y mandar a la mierda algunas cosas.
—Me tengo que ir —dije y le di la espalda, emprendiendo de nuevo mi camino, debía irme antes de que él se percatara que estoy de nuevo cerca.
—¡Deja de escapar! —grito Mina.
Pero ni siquiera la mire, no necesitaba hablar con nadie más, las punzadas en mi cabeza seguían en aumento, tendría que buscar algo de medicina para el dolor de cabeza, aunque desearía que hubiera algo para que me ayudase a dejar de pensar en él, quizás inclusive el dolor en mi pecho se esfumaría.
Min Yoongi, ¿qué le hiciste a mi corazón?
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