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9


Hacía demasiado frío. El día tan brillante que habían anunciado en las noticias, se había ido a la basura en un pelo de gato. Si bien al principio todo había parecido ir de maravilla (con personas alegres paseando por los parques y los animales corriendo debajo del sol), para las tres de la tarde ya todo se había vuelto oscuro y tétrico. De alguna manera, enormes nubes grises habían cubierto el cielo y llenado de agua toda la ciudad.

Por la radio ya anunciaban sobre la extraña tormenta repentina que se había formado y que parecía no querer irse, por al menos en un par de días. Todo se había vuelto un caos de un momento a otro e incluso Yoongi, a quien no le interesaba en absoluto el clima, se había visto envuelto en un molesto enredo con sus compañeros de trabajo que parecían ensimismados en querer llevarlo a casa.

Desde la llegada de su compañero de piso, el mundo parecía estar súper interesado en su vida. Todo el esfuerzo que había puesto en pasar desapercibido se había ido con una simple sonrisa de rayos de luz que le iluminaba la vida cada mañana en el almuerzo. Jimin, se llamaba el culpable.

Aunque, si pensaba con detenimiento, el chico en cuestión no había estado brillando como de costumbre. Después de la visita de Namjoon, había estado de un humor extraño, como si tuviera miedo de alguna forma. Parecía, de hecho, como un gato a la defensiva que encontraba todo como un riesgo.

Yoongi había llegado a pensar que, tal vez, finalmente había descubierto la verdadera personalidad de Taehyung y que por eso tomaba sus debidas precauciones, pero descartó la idea tan pronto como los encontró muy acaramelados en el sillón de la sala, unos días atrás.

Aunque, realmente no importaba. En ese momento, tenía que enfocar su mente en tratar de sobrevivir a su quinto compañero de trabajo que insistía en llevarlo a casa. Entendía que ahí parado afuera de la cafetería pudiera verse un poco deplorable; solo, sin un paraguas y con la camisa empapada, pero ¿Cuándo le había importado realmente a alguien?

—Insisto en darte un aventón, profesor Min, ahí solito me das lástima.

Kim Seokjin lo miraba con una sonrisa socarrona. Una de sus manos estaba dentro del bolsillo de su pantalón mientras que con la otra sostenía un latte a medio acabar. Su ropa, completamente beige, se veía arrugada y desaliñada, con pequeñas manchas húmedas en los hombros.

Yoongi negó, por segunda vez en la conversación.

—Aventón es una palabra poco usual, profesor—dijo, en lugar de negarse a la petición verbalmente, y retrocedió dos pasos de forma inconsciente. El contacto físico le seguía pareciendo innecesario y extraño.

—Venga, la palabra anda de moda entre la chaviza—dijo un poco ofendido, arrugando un poco el rostro después de beber su café que debía de estar muy amargo por el color que tenía.

—De su generación tal vez.

Kim rompió en risas estridentes, casi soltando el latte que se derramó de los lados por sus movimientos exagerados, pero se recompuso de inmediato, haciendo un carraspeo sonoro, cuando vio que estaba llamando la atención de algunos estudiantes.

—Que elocuente anda hoy, señor—dijo, llevándose nuevamente el latte a los labios—. Te hacía falta algo así, ¿sabes? Me refiero a Jimin. Parece que estar en una relación con él te sienta bastante bien.

Yoongi parpadeó confundido sin recordar su supuesta relación poliamorosa, pero cuando finalmente lo hizo asintió sin más.

—Y con Taehyung—remarcó. Debía de ser respetuoso con las almas gemelas—. Es nuestro vecino.

Kim asintió también con lo que parecía ser un gesto respetuoso.

—Bien. Tengo que irme. ¿Seguro que no quieres que te lleve? —insistió, pero al no ver respuesta por parte de su colega, suspiró y se hundió de hombros—. Sabe, hablando de Jimin, ví que andaba por aquí, ¿estaría bien si es él quien lo acompaña? No quiero incomodar, pero realmente el clima luce peligroso.

—Sería una molestia. Dijo que estaría ocupado con su tesis.

—Ya, hombre. No creo que le moleste. Al contrario.

Kim le dedicó otra mirada extraña. Sus gestos se habían vuelto todavía más compasivos, a pesar de que su postura continuaba tan despreocupada como siempre. Sacó su celular y lo extendió hacia él.

—Estoy seguro de que no trajo esto—dijo, señalando el aparato—, como de costumbre. ¿Por qué no lo llama?

Yoongi miró el aparato y sopesó la posibilidad. Objetivamente, no tenía nada que perder si llamaba a su compañero de piso. Si pensaba con la cabeza fría, sólo llegaba a la conclusión de que aquello suponía una ventaja, pues llegaría seco a casa, no lidiaría con el terrible frío y no tendría que lavar ropa obligatoriamente ese día. Así que finalmente asintió, tomando el móvil entre sus manos. Pensaba inevitablemente que, de poder decirlo, podría contarle a su compañero de trabajo sobre la evolución que había visto de este útil invento en las últimas décadas.

— ¿Cómo lo tiene registrado, profesor? No lo encuentro.

—Está como corderito—Kim confesó, sin ningún rastro de vergüenza—. Porque soy como su pastor. Y es adorable. Admítelo.

Yoongi lo miró en blanco. Como profesor, no estaba seguro de que el apodo resultara correcto para la relación que esos dos debían de tener. Por otra parte, si por casualidad Taehyung llegara a enterarse, no sabía qué rumbo podría tomar su relación. Él bien sabía que había gente muy posesiva.

— ¿Y él lo sabe? —preguntó, aunque internamente se cuestionó el motivo. Si sus compañeros se metían en problemas o no, no era asunto suyo.

Seokjin ladeó una sonrisa satisfecha y soltó una exclamación ganadora.

—Por supuesto que sí, Min—exclamó—. No seas tan celoso. El profesor Park no es de mis gustos.

—Él está con Taehyung.

—Y contigo, faltaba más. Siempre lo andas recalcando, ¿no?

Yoongi boqueó sin saber muy bien qué decir. Por primera vez en mucho tiempo, alguien le había hecho darse cuenta de que era partícipe de algo. Por supuesto, estaba consciente de que pertenecía a un montón de cosas, como al gremio de profesores investigadores de su universidad, pero no era el conocimiento lo que había llegado a él sino el sentimiento. Él se sentía parte de algo.

—Cierto. Somos tres—habló al fin, pensando en Jimin y en Taehyung y en sus interminables intentos por unirlo a todas sus actividades.

¿Podrían las almas gemelas estar destinadas a conocer a un tercero? Tal vez no en un plano romántico, pero tal vez sí en uno espiritual. ¿Él como vampiro todavía tenía alma? Aunque... como ya estaba muerto, ¿qué caso tenía analizarlo? Además, Kim seguía esperando una respuesta.

Sin pensarlo más, buscó el contacto y llamó. Después de dos largos pitidos, Jimin contestó.

—Profesor Kim, me equivoqué de nuevo en las referencias, ¿cierto?

— ¿Todavía te equivocas en las referencias?

Hubo un largo silencio después de su respuesta. Cuando Yoongi pensó que tendría que volver a marcar, Jimin respondió desconcertado:

— ¿Yoongi? ¿Eres tú?

El vampiro asintió, como si su compañero pudiera verlo a través de la llamada.

—Soy Yoongi—respondió.

Jimin exhaló sorprendido. Se oía muy extrañado. 

—Oh... Umh... ¿Qué haces con el celular de mi asesor?

—Me lo prestó.

—Ah... Yo... Veo que se hicieron amigos.

—No. Él no es mi amigo. Sólo me prestó su celular.

Seokjin, a su lado, le dedicó una mirada dolida.

— ¿Entonces? ¿Pasó algo? ¿Kim está bien?—continuó Jimin. 

—El profesor Kim dice que sería buena idea que me lleves a casa y me aconsejó llamarte.

De pronto, del otro lado de la línea, Jimin rompió en risas aliviadas. Yoongi pensó que se oía mejor siendo el mismo tipo alegre de siempre que el sujeto extraño de los últimos días.

— ¿En dónde estás, Yoongi? —le dijo el pelinegro. Por el sonido de su respiración, se podía deducir que había comenzado a caminar con prisa—. ¿Tú quieres que vaya por ti o sólo te está molestando mi profesor?

Yoongi pensó por un breve momento: ¿Él quería?

Por primera vez, la respuesta fue un sí.

—Sí. Quiero.

Jimin sonrió ampliamente, con el corazón latiendole con prisa dentro de su pecho. Era tan enorme que si Yoongi hubiera podido verla, hubiera sonreído también.

—Dime en dónde estás y voy por ti. 


Jimin estaba nervioso. Yoongi le había marcado para que pasara por él y regresaran a casa juntos. Lo que lo había puesto de muy buen humor. Había quedado consigo mismo en guardar distancia en lo que comenzaba "la operación vampiro", pero su personalidad tan simple lo había traicionado y lo había hecho aceptar sin objeciones.

Estaba emocionado. Yoongi jamás tomaba la iniciativa en lo que respectaba a su relación, por lo que haberlo oído decir que quería algo en especifico lo había hecho olvidarse de su supuesta precaución hacia él.

Si era sincero consigo mismo, después de haberlo pensado noches casi enteras, no era como si le preocupara realmente lo que estaba ocurriendo. Era casi imposible que Yoongi fuera de verdad un vampiro (porque eran solo leyendas, ¿cierto?), o aunque en el caso hipotético de que sí lo fuera no podía ser uno de los malos.

Yoongi era una masita de amor.

Después de tantos días de vivir juntos, le parecía increíble la idea de que no le hubiera hecho nada hasta ese momento, por mucho que Taehyung insistiera en que el hombre no era tan inocente como aparentaba.

Además, el resplandor de la emoción que sentía por haber recibido la llamada de Yoongi estaba bloqueando su buen raciocinio porque lo único que pensaba era en llegar hacia él cuanto antes. Lo cual, por suerte, hizo más pronto de lo que creyó.

Al dar la vuelta en su auto, el hombre en cuestión apareció en su campo de visión. Estaba recargado sobre la pared de la cafetería de la universidad, mirando sin expresión las gotas que mojaban su camisa blanca.

A Jimin le pareció cómico que el hombre luciera tan indiferente al hecho de que prácticamente los estudiantes babeaban por el espectáculo de "camisetas mojadas" que estaba dando sin querer. Era curioso porque, a pesar de no hacer nada en casi todo el día, Yoongi tenía un cuerpo envidiable.

¿Debía anotar eso como un dato relevante en su investigación?

—Profesor Min, lamento llegar tarde, suba antes de que se enferme—. Jimin sonrió con amabilidad una vez que estuvo lo suficientemente cerca como para ser notado, y se orilló para que Yoongi abordara su vehículo. Las personas alrededor volvían a mirarlos con interés, pero a ninguno de los dos pareció importarle.

Cuando llegaron a casa, Yoongi corrió directo a la ducha, ya que temblaba incontroladamente por el frío de la lluvia. Jimin pensaba que no era un clima tan desastroso como para morir de esa forma, pero de cualquier manera fue a su habitación por mantas y ropa calientita que dejó sobre la cama de su compañero.

Había notado que Yoongi no contaba con las prendas suficientes para sobrevivir a los climas pesados, por lo que pensó que prestarles algunas le caería de maravilla. Eso y un chocolate caliente que comenzó a preparar para cuando saliera de la ducha.

Yoongi bajó diez minutos más tarde. Llevaba puesto una enorme playera negra que le llegaba por debajo de la cadera y su cabello era un completo desastre de hebras húmedas. Por alguna razón, a Jimin le pareció adorable, especialmente por las pantuflas de felpa que se encontraba usando.

—Hice chocolate caliente, ¿quieres un poco?

Jimin le preguntó con una sonrisa, aunque ya estaba sirviendo el líquido en las dos tazas a juego que Taehyung le había regalado unos días atrás; cada una llevaba la leyenda "alma gemelas" y estaban unidas, con poca practicidad, por un hilo rojo que colgaba desde las asas.

Yoongi se le quedó mirando por un largo rato, pero finalmente asintió.

—Uh, sí.

El pelinegro dudó.

— ¿Pasa algo? ¿No te gusta el chocolate?

La respuesta era un "no" que Yoongi se guardó. Como no le interesaba el alimento humano, no veía necesario negarse a beber un poco de chocolate. Además, había sido su lado humano quien no disfrutaba del sabor, no él.

—Está bien, sírvelo—contestó.

—Yoongi, pero no te gusta—Jimin se veía preocupado, más que decepcionado. Casi de manera instantánea, le arrebató la taza que ya tenía entre sus manos y devolvió el chocolate al trasto inicial—. No tienes que complacerme en todo. Puedes decirme cuando algo no te gusta.

—Pero no pasa nada, puedo beberlo.

—Yoongi, esto no puede seguir así—Jimin negó con dulzura y regresó también el líquido de su taza, para así poder lavar ambas—. Tengo café de la mañana. Deja que lo caliente y nos sirvo un poco.

—No era necesario. Puedo tomar chocolate.

Jimin negó de nuevo y valientemente llevó sus manos hacia las mejillas de Yoongi, quien las miró sin entender el porqué de sus caricias. Como la lluvia había arreciado,vio-más que escuchó- el suspiro que exhaló.

—Podrías pensar que no es la gran cosa—comenzó a decirle, moviendo suavemente sus dedos sobre su piel—, pero es realmente importante que digas lo que quieres... O lo que no.

—Es que da igual.

—Es que shhh, no es muy difícil. Yo me siento muy feliz cuando eres sincero.

Yoongi desvió la mirada, extrañamente sin poder sostener la de Jimin.

—No me crees cuando te digo que soy un vampiro.

El chico tuvo el acierto de reír.

—Somos un caso—le dijo, bajando sus manos y dejando a Yoongi con la incómoda sensación del frío volviendo a su cuerpo—. Hagamos esto, si yo empiezo a creerte que eres un vampiro, tú comenzarás a decirme lo que te gusta o no, ¿te parece bien?

Yoongi continuó sin mirarlo. La propuesta sonaba decente para él, a pesar de que no le trajera ningún beneficio en absoluto. Si Jimin le creía sobre ser vampiro, no era relevante ni necesario en su vida, no le importaba, sin embargo, contra todo pronóstico, se encontró asintiendo quedito cuando su compañero lo sorprendió con un abrazo inestable que se sintió poco cálido por la ligera separación que todavía había entre ellos.

— ¿Estás bien?

Jimin se rio por lo bajo, pegado a su oreja.

—Creo que necesitas un abrazo, ¿puedo hacerlo? ¿Te gustaría?

Yoongi lo pensó por un breve momento. Si decía que no, su vida seguiría tan tranquila como siempre. Si decía que sí, el frío que sentía disminuirá un poco.

Finalmente, se decidió.

—Sí, me gusta.

Y Jimin apretó el abrazo que calentó la habitación.

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¿Se dieron cuenta de que Yoongi se la pasa pensando en Jimin? Ay lmaooo. En el siguiente capítulo trataré de explicar un poquito de cómo se convirtió en vampiro. ¡Gracias por seguir aquí! <3

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