Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3


Taehyung y Jimin se hicieron grandes amigos casi desde el primer momento en que se vieron. Parecía como si de hecho se trataran de viejos conocidos que recobraban el tiempo perdido por lo fluidas que eran las pláticas entre ellos.

Yoongi pensó- o, más bien, estaba seguro-que tal vez se trataba de un caso de almas gemelas. De esos que ya pocas veces se veían en el mundo y de los que a nadie le importaba.

Era de las pocas cosas que él con sus tantos años encima todavía creía. Había sido testigo infinidad de veces de personas encontrando a su otra mitad como para negarse a pensar que era verdad.

Por supuesto, los casos de almas gemelas solían confundirse con relaciones románticas, pero eran pocas excepciones y no la regla. Yoongi sabía que las almas gemelas no solo se trataban de enamorados, sino de una profunda compatibilidad divina entre dos seres que habían nacido para conocerse.

Jimin y Taehyung tenían eso. Si se llegaban a enamorar o no, le daba igual. El único inconveniente era que ambos parecían muéganos derretidos. Desde la llegada de Jimin, cinco días atrás, su vecino había ido sin falta cada mañana a llevar café y postres de su cafetería.

— ¿Cómo te estás adaptando, Jimin? —preguntó su vecino, mordiendo un panquecito.

—Muy bien—dijo el pelinegro— Yoongi es muy... Amable.

El vampiro, como siempre, estaba sentado en el sillón principal, mirando hacia la nada, pero escuchando en contra de su voluntad la conversación de los dos intrusos que seguían desayunando en su cocina.

Él no se podía describir como alguien amable, sino como alguien permisivo y desinteresado. Jimin llevaba una semana viviendo con él simplemente porque no había sabido decirle que no a su compañera de trabajo.

¿Su compañero de piso diciendo que era amable? Nada más porque durante todos esos días juntos habían comido en la cafetería, sin falta, en sus horas libres. Yoongi incluso había servido como guía de turista cuando Jimin le rogó -con una súplica verborreica de media hora-que no lo dejara solo porque se perdía con su facilidad.

En todo ese tiempo, como nunca, Yoongi ya había ido al supermercado a hacer las compras tres veces, había visitado a la señora Kim para pedirle canela (porque Jimin quería hacerse un té y estaba cocinando como para ir con las manos calientes) y había dado una vuelta completa por toda la ciudad.

Y él se limitaba a asentir o negar mientras Jimin hablaba y hablaba y hablaba. El chico siempre tenía algo que decir, ya fuera una historia de su ciudad natal y lo que ya extrañaba de ella, o algo relacionado a su profesión. Yoongi podía jurar que en muy poco tiempo él mismo se iba a titular como comunicólogo de todas las cátedras que el hombre ya le había dado.

— ¿Yoongi amable? —la voz de Taehyung hizo que su mente volviera al momento en donde estaba y que de pronto se diera cuenta de que sus acompañantes se habían movido cerca de él. Ambos estaban sentados en el piso, junto a la nueva calefacción.

—Lo es, mucho—le respondió Jimin, sosteniendo su taza con algún líquido que humeaba. Desde donde estaba, Yoongi no podía notar el evidente sonrojo que el chico tenía—. Siempre está dispuesto a ayudarme.

—Tal vez no sabe decir que no.

Sí, Taehyung no era tan tonto como creía. Yoongi le concedía eso.

—O es verdaderamente muy servicial. Yoongi jamás me ha puesto una mala cara y siempre parece interesado en lo tengo que decir.

Yoongi casi hubiera sentido lástima de oír el malentendido, pero no pasó. No sintió nada. Sólo miraba el mismo punto fijo de antes, quedándose lentamente en blanco como usualmente le ocurría. Fue por eso que no se percató cuando Taehyung se sentó a su lado y sacudió su mano en frente de él, tratando de llamar su atención.

—En serio, ¿este hombre realmente está vivo? —pero, finalmente, volvió en sí. Su vecino lo miraba con sus curiosos ojos café que denotaban el deje de algo que Yoongi no podía interpretar.

—No lo estoy—le respondió y, si hubiera podido sentir, Yoongi hubiese odiado no estarlo. Tiempo atrás incluso había estado triste al respecto. Ahora, ya no sentía nada.

— ¿Que no te aburres de no hacer nada? —insistió el nieto de la señora Kim.

—Hacer nada es hacer algo, si no hiciera nada... Yo...

— ¡Estarías muerto!

—Es lo que dije.

Jimin, como era obvio, rompió en risas. Taehyung, en cambio, resopló.

— ¡Te dije que estaba muerto! ¡Ya lo aceptó! —le gritó a Jimin quien para ese momento se estaba yendo rumbo a su habitación.

—Yo nunca dije que no lo estuviera—fue la respuesta amortiguada del pelinegro, como si se estuviera cambiando de ropa.

Taehyung rodó los ojos y se cruzó de brazos; parecía un niño berrinchudo que había sido reprendido. A Yoongi le daba igual ser el receptor de sus miradas enojadas, pero debía de admitir que su presencia le causaba todavía más frío del que ya sentía.

—Es que estás muerto en vida—Taehyung susurró, acercándose hacia él. Yoongi asintió y se mantuvo estático en su lugar, ignorando el roce de su pierna con la del chico castaño.

—Es que soy un vampiro—le dijo. Llevaba mucho tiempo existiendo como para saber que nadie creía realmente en su especie y que, cuando lo admitía, nadie le creía.

Sin embargo, Taehyung no tuvo ninguna de las reacciones que se esperaba. Taehyung no hizo nada, en realidad. Taehyung lo miró con la misma seriedad de siempre.

—Y yo voy a demostrarlo—dijo al final, con un tono realmente grave y oscuro que hubiera asustado hasta al más insensato. Lástima que a Yoongi no le importara.

Para cuando Jimin volvió, ambos ya estaban en sus propios espacios personales, completamente separados y sin decir ninguna palabra. El pelinegro los miró un poco perplejo, sin comprender lo que ocurría, pero decidió ignorarlo y regalarles una de esas sonrisas tan grandes que Yoongi ya bien conocía.

—No conozco bien esta ciudad, ¿por qué no me llevan a dar una vuelta? —les propuso con la voz cantarina, girando con su índice el llavero de perrito amarillo chillante del que colgaban sus llaves.

— ¿Compraste eso en el barrio chino de tu ciudad? —preguntó su vecino, señalando el artefacto con la esperanza de cambiar el tema y no tener que salir—Siempre he querido un perro amarillo patito.

Jimin se frotó la mandíbula, escondiendo su sonrisa.

— ¿Llevas a tus conquistas al barrio chino en la primera cita? —dijo, cruzándose de brazos y poniendo su peso entero sobre una pierna.

— ¿Esto es una cita? Espera, ¿eres mi conquista? —Taehyung preguntó incrédulo y Jimin asintió repetidamente.

—Somos. Poliamor. Entre los tres. Es oficial desde hoy.

El entusiasmo que transmitía Jimin inundó a Taehyung, recorriendo su cuerpo de pies a cabeza como una corriente eléctrica, haciéndolo sonreír, a pesar de su obvio rechazo hacia Yoongi que seguía inmóvil en el sillón.

— ¿Un trío con el muerto? No me voy por tus mañas, Jimin, pero gracias—le dijo después de levantarse para coger la chaqueta de cuero que había dejado botada sobre el perchero mal pintado de la entrada. Su boca decía que no, pero sus acciones decían "bien, vamos."

—Ya, no hables de Yoongi como si no estuviera aquí—lo reprendió el pelinegro. Taehyung soltó un fuerte "já" y volvió a acercarse al susodicho para jalarlo desde la camisa.

— ¡Despabílate, muchacho! Jimin acaba de volvernos homo y tú no haces nada para disfrutarlo.

Yoongi parpadeó y giró su cabeza hacia ellos. Había desinterés en sus gestos.

—Creí que tú de por sí ya lo eras—dijo sinceramente, recordando su idea de las almas gemelas. Taehyung rechistó molesto.

—Me niego a ir con este desalmado.

Pero sí, fueron los tres. Jimin se las ingenió para levantar a Yoongi y para callar a Taehyung y juntos llegaron hasta el mercado de Seomun, donde perdieron el tiempo entre los distintos puestos callejeros. De alguna forma, el vampiro terminó por comprarse un montón de ropa que no pensó que necesitaba, pero que su compañero de piso insistió en que llevara.

—Necesitas esa ropa. Siempre estás muy frío, Yoongi, me preocupas—le dijo más tarde mientras bebía de su moka. Los tres estaban en una de las mesas del balcón del restaurante en el que habían decidido comer. Habían pedido un paquete especial que consistía en una montaña enorme de mariscos que tal vez no podrían terminarse nunca.

—Es mi temperatura habitual—respondió Yoongi, atreviéndose a probar un camarón ante la áspera mirada del castaño.

—Como no vas a estar frío si ya estás muerto—su vecino le insistió con desdén.

Yoongi asintió y, pensando que estaba siendo amistoso, tomó otro camarón y lo llevó hasta la boca de Taehyung para meterlo bruscamente.

—Ten, un premio.

El hombre escupió la comida y, cuando estaba a punto de tirarle encima el té que había pedido, Jimin lo sostuvo de las muñecas y negó lentamente con los ojos cerrados. Al menos la música de fondo era del agrado de los dos.

—Lo que creo es que los tres necesitamos algo que reaviva la llama de nuestro poliamor—les dijo con algo de diversión en la voz. Parecía estar cómodo charlando con ellos y cada pocos minutos alternaba su vista de uno a otro—. Algo para entrar en calor. Reforzar la amistad.

Taehyung soltó unas risitas burlonas y Yoongi solo siguió comiendo en silencio.

—A los muertos no se les para, no les fluye la sangre— dijo el vecino con satisfacción a lo que recibió un golpe en el tobillo por debajo de la mesa.

—Yo me refiero a que vayamos a beber, que hagamos algo que nos una más. Llevamos una semana de conocernos, pero siento como si los conociera de siempre.

El castaño frunció el ceño y su mirada fue de él a Yoongi. Dudó unos segundos antes de decir mesurado:

—Yoongi, ¿tú brillas bajo el sol?

El mencionado lució, por primera vez, un ligero brillo de interés en sus ojos y le dedicó un gesto significativo.

—Ya lo he intentado, pero creo que estoy defectuoso.

—Tal vez con un poco de iluminador...

— ¿Tú crees?

Jimin gruñó con frustración y les aventó pedacitos de pulpo que cayeron atinadamente sobre sus rostros y eventualmente sobre sus ropas, manchándolas irremediablemente.

—Hey, dejen de ignorarme, somos tres en esta relación.

—Yoongi es la capilla, sólo la capilla—dijo Taehyung entre risas y Jimin se le unió. Yoongi continuó masticando, pero por fin su atención estaba puesta en esos dos que se divertían a su lado.  

__________

;u; Sueñen bonito

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro