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A la mañana siguiente de haber llegado, Jimin llamó a un técnico en mantenimiento para que checara la calefacción. Yoongi no había estado muy de acuerdo al respecto porque tener tantas personas en su casa sólo era un riesgo para su vida secreta como vampiro, pero Jimin se veía tan decidido por dormir calientito esa noche que no pudo decirle que no.

—Es una suerte que no te hayas enfermado, tu casa es realmente fría.

Jimin seguía hablando demasiado. Si acaso se callaba por breves momentos mientras comía, pero fuera de eso, parecía que quería desbocarse en todas las palabras que conocía. Yoongi no sabía si debía de responderle a todo lo que decía por lo que se limitaba a hacer afirmaciones o negaciones con la cabeza a la par que le escuchaba hablar.

—El hombre dijo que sólo puede venir al mediodía, pero a esa hora tengo una reunión con el decano de la facultad, ¿sería mucho problema si lo atiendes tú?

Yoongi, muy en su interior, era consciente de que su viejo yo, el humano, estaría molesto por los atrevimientos que Jimin se estaba tomando. Su viejo yo era malhumorado, reservado y odiaba que alguien se tomara atribuciones con su persona. Pero su nuevo yo era distinto, a su nuevo yo le daba igual lo que el chico hiciera.

—Tengo que dar una clase a la una—así que respondió con la verdad sin mostrar un ápice de emoción en el rostro.

Jimin asintió pensativo.

—Lo resolveré—afirmó—. Por cierto, ¿te molesta si corto el césped? No sabes la cantidad de insectos ponzoñosos que pueden esconderse ahí. Juro que anoche ví un vinagrillo ahí.

—Uh, no tengo una podadora, Jimin, lo siento.

—No pasa nada, alguno de tus vecinos debe de tener. Sirve para que los vaya conociendo. ¿Alguno en particular del que deba de cuidarme?

—Taehyung.

Yoongi no sentía absolutamente nada por su vecino, pero tenía ojos y no era tonto, sabía que el nieto de la señora Kim no disfrutaba de su compañía. Si debía de cuidarse de alguien, debía ser de Taehyung.

— Oye, ¿no vas a comer?

Después de que Jimin lo obligó a desayunar el omelette que había preparado, salió a dar una vuelta por los alrededores. Al parecer, era de esos hombres que amaban socializar y conocer gente nueva. Yoongi supuso que sería ventajoso si eso lo mantenía metido en sus propios asuntos y lo suficientemente entretenido como para no prestarle atención a él.

Porque, curiosamente, de las pocas horas que el pelinegro llevaba viviendo ahí, ya tenía puntos menos a su favor: Lo había hecho ir al baño después de mucho tiempo.

Finalmente, Jimin regresó media hora más tarde, con una sonrisa enorme, una bolsa llena de tortitas calientes en una mano y un termo de café en la otra.

—La señora Kim es un pan de Dios—dijo desde el umbral de la puerta, borrando su mueca feliz cuando lo descubrió en el mismo lugar en el que lo dejó—. ¿Sigues ahí?

—Estaba limpiando las migajas de comida que dejaste—mintió, aunque era consciente de lo mal que estaba haciéndolo—. Es muy tardado si lo haces una por una, pero efectivo.

El pelinegro trató de mantener su rostro serio, pero de un momento a otro rompió en risas. El sonido le pareció tan único a Yoongi que, sin querer, se le quedó grabado para siempre en la memoria. No podía recordar cuántos años llevaba sin hacer a nadie reír.

—Gracias por limpiar mi desorden, Yoongi—dijo cuando se calmó y se aventó en el sillón rojo para comenzar a sacar las tortitas y acomodarlas en la mesa de centro—. Pero cambiando de tema, hoy conocí a la señora Kim y creo que me enamoré. Me regañó por hablar mucho y por mi cabello pintado, pero también me dio esto, ¿qué piensas?

Yoongi se acercó con lentitud y parpadeó perplejo, no sabía qué pensar sobre lo que Jimin le preguntaba, ¿había que pensar algo al respecto? ¿Qué se decía acerca de una anciana regalando comida?

—Uh... Yo... No pienso nada.

Como si hubiese dicho algo súper divertido, Jimin volvió a romper en risas, echándose hacia el respaldo sin poder evitar retorcerse y doblarse por la mitad.

—Me refiero a que la señora Kim es muy amable, ¿no crees? También conocí a su nieto—el chico tarareó las palabras, si Yoongi no hubiera tenido el corazón congelado se hubiera dado cuenta de las dobles intenciones que había en ellas—. Taehyung. Un chico muy agradable.

Yoongi no asintió ni negó. Él no sabía si su vecino era agradable o no.

—Taehyung es Taehyung—era su opinión más sincera. Jimin volvió a sonreír.

—Es que me pareció realmente agradable. Él incluso me dijo que ustedes pasan mucho tiempo juntos.

—Supongo. Él viene dos veces por semana.

—Y también me dijo que te conoce desde hace años.

—Sí.

Jimin, quien había estado dividiendo las tortitas en dos, las dejó de lado y destapó el café para pasárselo a Yoongi como una ofrenda de paz. Había en su rostro un deje de sospecha casi insignificante.

—Y también se ofreció a recibir al técnico mientras no estemos, claro, si no te molesta.

Yoongi alejó involuntariamente el termo que Jimin le seguía ofreciendo y se sentó a su lado, sopesando la idea de tener a personas ajenas en su casa mientras él no estaba.

Jimin se percató de la miradita aparentemente fría que el mayor tenía sobre sus propias manos que estaban apretadas entre ellas; manos que parecían nunca recibir el sol directamente por lo blancas que lucían.

— ¿Cuánto tiempo van a estar aquí? —fue lo único que dijo antes de que Jimin le respondiera que no más de una hora. Si le había molestado o no su petición, Yoongi no lo expresó, pero se mantuvo sereno y distante, aceptando con un asentimiento escueto de cabeza.

Aunque el pelinegro tenía la extraña sensación de que aquello era una falsa y que Yoongi se estaba conteniendo, decidió no hablar más al respecto y dejar que las cosas pasaran, puesto que realmente necesitaban la calefacción.

Por eso, más tarde antes de irse, cuando ya tenía un pie puesto fuera de la casa y el otro adentro, decidió que tenía que disculparse con su anfitrión, quien yacía sentado en su sillón sin hacer absolutamente nada.

— ¿Te parece si comemos juntos más tarde? Es que no conozco a nadie en la facultad—Yoongi lo volteó a ver con la misma expresión aburrida e hizo afán de negar con el mismo movimiento de siempre, pero Jimin se decidió a arreglar las cosas e insistió—De hecho, ya que también vas para allá, ¿por qué no nos vamos juntos?

El hombre abrió y cerró la boca un par de veces como si no supiera qué decir, tal vez pensando en que faltaba mucho para su clase de la una, pero finalmente aceptó con un suave "sí" y se levantó para seguirlo hacia la entrada.

Jimin sonrió con alegría y ambos iniciaron su día.

--

Yoongi no supo ni por qué aceptó comer con Jimin, pero de pronto ahí estaba, sentado en medio de la cafetería de la universidad, con todas las miradas encima, masticando tortitas de miel y escuchando a su nuevo compañero de piso hablar sobre lo agradable que era su nuevo asesor de investigación.

—Kim tiene un sentido del humor muy peculiar—comentó Jimin con la boca llena; mirando de reojo a su alrededor—. Me dijo que la vida es como un moco seco, tardé en entender, pero cuando lo hice casi muero ahí mismo.

—Hubiese sido ventajoso.

El vampiro pensaba que la muerte de su compañero, sin duda, hubiera sido una salida fácil a todos sus problemas actuales, pero no, Jimin ahí estaba, exclamando cosas como: "dura" y "porque no te deja respirar" que, de haber sido su yo del pasado, hubiese malpensado.

—Oye, de verdad debes de ser un profesor muy aclamado porque todos aquí te están viendo—Jimin estaba mal sentado. Con una pierna encima del asiento y el mentón recargado sobre su rodilla—. ¿Qué dices que enseñas?

—Historia universal—el mayor desvió la mirada hacia el resto de personas. Podía distinguir a colegas, alumnos y a la señora que a veces le vendía el café que llevaba sólo para cuando Taehyung iba a pedir.

Jimin trató de seguir con la conversación diciendo que él intentó estudiar una maestría en historia, pero finalmente cedió y miró también hacia los alrededores, suspirando mientras guardaba los utensilios donde había llevado toda la comida. Por primera vez, Yoongi vio en él algo distinto a una sonrisa en el rostro.

—Lamento mucho todos los inconvenientes que te estoy ocasionando, sé que han sido cambios repentinos de un momento a otro—Jimin se sentía incómodo y apenado, producto de sentirse el centro de atención en aquel lugar— ¿Puedo compensarte lo de la calefacción?

Yoongi ignoró por fin al resto del mundo y centró la mirada en la nariz de su acompañante. Pocas veces veía directamente a los ojos de los demás y Jimin tampoco era la excepción.

—Podrías sacar a Taehyung de mi casa.

Jimin no sacó a Taehyung de la casa. De hecho, cuando ambos regresaron, descubrieron que tanto él como el técnico seguían ahí, charlando acaloradamente mientras el primero trabajaba sentado en el piso del jardín que ahora lucía mucho mejor que en la mañana. 

—He cortado el césped—los recibió Taehyung con una mueca cuadrada, señalando el lugar con sus dedos largos—. Y he cuidado que este señor no se robe nada de la casa.

El señor en cuestión resopló resignado, pero siguió en lo suyo, girando pinzas en el presostato del aparato sin siquiera voltear a ver a los recién llegados.

—Gracias, Taehyung, ¿te gustaría quedarte a comer? —le preguntó Jimin, caminando derecho hacia la cocina donde sacó sobrecitos de fideos comprimidos—Creo que hoy haré un omelette de caviar sevruga con sabor y apariencia de ramen instantáneo.

Taehyung se rió repentinamente, asintiendo con una expresión risueña que Yoongi registró en su memoria por primera vez en su vida, inconsciente de que a partir de ese momento la vería por muchos años más y la correspondería con el mismo afecto. 

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La que iba a actualizar diario, dice-

Por ciertooo, los capítulos no están cortados, sólo son pequeñas escenas que subo antes de cada capítulo xd

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