15
Un mes y medio finalmente había pasado. En medio de todo el caos que Taehyung y Yoongi siempre provocaban con sus discusiones, Jimin había logrado el equilibrio entre su investigación, su tiempo como profesor y su nueva vida hogareña. Casi podía decir que se sentía como en casa.
Antes de ir a Daegu, había llevado un ritmo totalmente diferente al de la actualidad. Siempre había sido fiestero por naturaleza, por lo que frecuentemente había estado fuera de casa en alguna reunión social o bailando en los mejores antros. En el día se dedicaba plenamente a sus estudios, pero nunca perdía la oportunidad de aprovechar su juventud por las noches.
Habían sido buenos tiempos, pero ahora todo eso parecía haber quedado atrás y, contrario a lo que se hubiera imaginado, le gustaba el cambio. Era divertido pasar largas horas junto a Yoongi en frente del calentador, platicando sobre cualquier tema mientras lo veía acurrucarse a su lado en búsqueda de un poco de calor.
El hombre se había vuelto un poco menos friolento (al menos ya no tenía los dedos como hielos), pero seguía temblando cuando entraban ráfagas de viento al abrir la puerta. Incluso, a veces Jimin notaba como sus labios cambiaban de un suave rosado a un pálido azul.
En momentos así, Yoongi simplemente se colocaba al lado de la ventana y cerraba los ojos, disfrutando de los rayos de sol. No decía ni hacía nada más. Y a Jimin le gustaba sentarse cerca de él y admirarlo. La luz iluminaba su rostro de tal forma que sus pestañas parecían ser más largas y su piel resaltaba en suavidad.
Para él, su anfitrión era como un girasol que constantemente buscaba al sol. Uno que deseaba conservar y cuidar.
Aunque, claro, el hombre no era el centro de su atención. Aunque poco, seguía saliendo a divertirse, ya fuera a pasear con Taehyung, a beber con Namjoon, a debatir con colegas, o a bailar de vez en cuando, e incluso a dar la vuelta con Jungkook quien, así sin más, se había vuelto uno más en su nuevo grupo de amigos.
La única pequeña (gran) diferencia que lo hacía sentirse renovado era que alguien lo recibía al llegar a casa. Yoongi siempre estaba ahí cuando abría la puerta, ya fuera con un pastelillo o con una nueva flor sobre la mesa, o simplemente sentado en el sillón de la sala, calificando en silencio las tareas de sus alumnos. Entonces Jimin se acomodaba junto a él, recostando su cabeza sobre uno de sus hombros y comenzando a platicarle su día. Como de costumbre, Yoongi le prestaba atención en cada detalle.
Su rutina ya estaba hecha. Y aunque no había pasado absolutamente nada después de esa noche en la que casi se habían besado, poco a poco la luz entre ellos comenzó a ganar intensidad. Por ejemplo, Yoongi y él a veces dormían juntos. Nunca habían hecho nada más que descansar uno al lado del otro, y ni siquiera se abrazaban por voluntad propia, pero compartían sus noches más de lo que alguna vez lo hicieron con otras personas.
Yoongi era quien lo buscaba la mayor parte de las veces; tocaba a su puerta y le pedía con una mirada silenciosa que lo dejara dormir a su lado. Otras veces, era él mismo quien iba hacia él, cuando el silencio de su habitación se volvía extraño y pesado. Se había acostumbrado en tan poco tiempo a las suaves respiraciones de Yoongi que se sentía fuera de lugar cuando no podía escucharlas.
Por las mañanas, ninguno comentaba al respecto y disfrutaban juntos del desayuno, contando anécdotas de los abuelos del mayor o de los pendientes de Jimin. También pasaban tiempo con Taehyung, quien cada vez parecía menos irritado con la vida. Como en ese momento, que se encontraba sentado al lado de Yoongi, dándole palmaditas en la espalda y hablándole casi en el oído:
—Pudo haber sido mucho peor. ¿Sabes cuántas palabras combinan con chupa? Chupacabras no suena tan mal.
Jimin no entendía del todo la conversación, pero, al parecer, sus amigos habían estado hablando sobre una supuesta experiencia que incluía cabras, sangre y países extranjeros. Como él ya tenía bastante con el hecho de que probablemente los vampiros existían (y que vivía con uno) había permanecido en completo silencio.
— ¿Qué es un chupacabras? —se atrevió por fin a preguntar, aunque por la cara que puso Yoongi supo que tal vez no necesitaba esa información.
—Emh... es un tema sensible para nuestra tercera rueda aquí presente—se apresuró a responder Taehyung, alejándose del mayor y rascándose la nuca.
—Tercera rueda—Jimin miró a Yoongi. Se veía serio y sin ánimos de estar despierto, como siempre.
Taehyung resopló y dijo:
—Porque tú y yo somos almas gemelas. No podemos ser trillizos, así que Yoongi es la tercera rueda. Y deja de repetir todo lo que digo, me estresa. Y en cuanto a ti, Yoongi, estás comiendo bien, ¿verdad?
Jimin inhaló con fuerza.
—Yoongi se alimenta muy bien, gracias—le dijo. Irritado. Se había despertado muy temprano para preparar el almuerzo para todos y se había asegurado de que ni una sola migaja fuera desperdiciada.
Aunque pocas veces se molestaba de verdad, el comentario de su amigo lo había sacado de quicio por alguna razón. Al menos, Taehyung pareció darse cuenta porque se movió de un lado a otro luciendo incómodo.
—Sí, claro. No quise decir lo contrario. Es que es un hecho que él debe de comer bien—el chico se rascó la nuca y se giró de nuevo hacia el mayor—.Yoongi, si estás muerto... ¿Tienes algún fetiche con los pies? Los muertos jalan los pies, ¿no? ¿O jalas otras cosas? Señor, chupac...
—Taehyung, basta.
Paz consigo mismo. Jimin sabía que a veces la paz podía ser perturbada por algo de celos. ¿Alguien podría culparlo? De la noche a la mañana, sus dos amigos habían empezado a ser más y más unidos. Y aunque de verdad se alegraba por ello, no podía evitar sentirse un poco excluido. Sabía que era una tontería porque, diablos, él mismo salía a solas con cada uno, pero nada podía hacer para quitarse esa ácida sensación en el pecho.
—Bien, lo siento... Tengo que ayudar a mi abuela—se excusó Taehyung— ¿Nos vemos en la noche?
Jimin simplemente asintió, recordando que Namjoon los había invitado a ver la lluvia de estrellas de esa noche. Taehyung asintió también, y salió sin decir ninguna otra palabra.
—A él no le gusta el café—dijo Yoongi momentos después, cuando vio que Jimin se alejaba hacia la cocina, y señaló su taza de café—. ¿Por qué no me dijeron?
—Creí que ya lo sabías—respondió Jimin, llevándose el líquido a los labios. De pronto, su buen humor lo había abandonado—. ¿Por qué el interés?
—Porque he estado comprando café para él desde que me mudé aquí.
Jimin dejó de lado la taza y se cruzó de brazos, mirando al exterior a través de la ventana. Ahora, no sólo se sentía molesto sino que comenzaba a sentir una horrible acidez.
—Tal vez deberías de comprarle algo más—gruñó.
—Tal vez, sí.
—Bien.
Yoongi se levantó del sillón y caminó tímidamente hacia él.
— ¿Te gustan los girasoles?
— ¿Qué tiene que ver eso con lo otro? Por supuesto que me gustan.
—Porque no quiero equivocarme contigo—el vampiro miró a sus pantuflas y se hundió de hombros—. Compraba el café para Taehyung para que dejara de molestarme. Los girasoles los compro porque te hacen brillar.
Y así como así, Jimin volvió a sentirse de buen ánimo.
— ¿Sí? ¿A qué te refieres con que "brillo"? ¿Te recuerda a tu natal Forks*?
Yoongi levantó a prisa la mirada y negó.
—No. Soy de Daegu.
Jimin rompió en risas.
—Nunca cambies, por favor.
Ya en la noche, Jimin estaba terminando de arreglarse justo cuando sonó el timbre. Yoongi ya estaba de pie ahí, bajo la luz de su puerta principal, completamente arreglado con ropa de invierno a pesar de que no hacía tanto frío, y llevaba entre los brazos unas sábanas azul eléctrico cuidadosamente dobladas.
Jimin bajó en el momento en que Taehyung entró a la casa, cargando enormes sacos de dormir que parecían tan viejos como su propia abuela.
—¿Ya me echaban de menos? —el castaño saludó, y enganchó los pulgares en las trabillas de sus vaqueros una vez que se liberó de su carga.
Yoongi pestañeó, despacio.
—Jamás lo he hecho, pero supongo que tal vez Jimin lo hizo—le dijo, quedándose bajo el foco de la puerta. Eran apenas las diez de la noche, pero el cielo se veía incluso más oscuro que otros días, como si la electricidad se hubiera ido en algunos lugares de la ciudad.
—Eres una horrible persona—gruñó Taehyung, y después señaló a Jimin quien se acomodaba el cabello en frente del espejito que habían colocado en la pared de la sala—. No lo estás educando bien, Jiminnie.
—Yoongi no es un perro—el pelinegro se quejó y recibió a cambio una carcajada de Taehyung cuando el más pálido suspiró sonoramente.
—Él no dijo que fuera un perro, tal vez se refería a que pareces un padre—le dijo Yoongi, con lo que parecía ser un reclamo—. Se nos hará tarde si no nos vamos ya.
Ese era uno de esos momentos en los que Jimin pocas veces se quedaba sin habla. Yoongi era callado y jamás se quejaba, por lo que oírlo así de ofendido hizo que no supiera qué decir. Aparentemente a Taehyung le había pasado lo mismo porque no sonrió ni se burló de nuevo y asintió, levantando los sacos de dormir para dirigirse al auto de Jimin que ya tenía adentro todo lo que iban a necesitar.
Por fortuna, el viaje en carretera no fue incómodo ni silencioso. Taehyung se encargó de alegrar el ambiente contando una extraña anécdota que había vivido con su abuela, así que pronto los tres se olvidaron de lo ocurrido y disfrutaron del cambio de escenarios entre el campo y la ciudad.
Después de media hora de ver solo vegetación, finalmente llegaron a una gasolinera donde Namjoon los esperaba en su enorme camioneta todoterreno que había comprado recientemente un mes atrás, a pesar de no saber manejar muy bien.
—Pensé que no llegarían jamás, me estoy helando—les dijo, resaltando su sonrisa con su característico par de hoyuelos, y tembló dramáticamente para reforzar su punto. Debido a la hora y a la ubicación en la que se encontraban, la temperatura había descendido bastante, llenando de niebla la carretera—. Los cité aquí para que compraramos algunos aperitivos. Será una noche larga.
La tienda de conveniencia al lado de la gasolinera era muy pequeña, pero estaba bastante surtida. Taehyung corrió de inmediato al área de dulces, mientras que Jimin se encargó de preparar tres cafés lo suficientemente cargados para sobrellevar la desvelada. Yoongi se movió por los cortos pasillos hasta llegar a la sección de licores y los miró con algo de añoranza, sintiendo por detrás que Namjoon se le unía pocos segundos después.
—Podemos llevar algo de licor, si quieres—le ofreció Namjoon, pasando uno de sus brazos por encima de Yoongi para alcanzar una botella verde—. Estoy seguro de que a Jimin le agradará la idea.
Yoongi siguió mirando en silencio las botellas, pero al cabo de un rato se decidió por llevarse tres que tomó entre sus manos.
—Creo que esto le gusta a él, ¿cierto? —Antes había visto a Jimin beber, pero el hombre realmente tenía un amplio gusto en alcohol, por lo que era difícil saber con exactitud cuáles eran sus preferencias.
—Cualquier cosa está bien para él, mientras lo haga sonreír—Namjoon ensanchó todavía más su sonrisa y se movió para evitar que algunas botellas se cayeran cuando accidentalmente las pasó a traer con sus brazos—. Pero no les digas que te dije eso. Creo que cuando está contigo quiere ser un mejor hombre.
—Él ya es el mejor—Yoongi dijo con prisa, abriendo completamente sus ojos por la sorpresa—. Y debería de saberlo.
—Sí, es que a veces es un poco inseguro—Namjoon se hundió de hombros y le señaló con el mentón que debían de avanzar para pagar; Taehyung y Jimin ya se encontraban en el mostrador, platicando alegremente con el encargado—. Sería un gran detalle que se lo hicieras notar de vez en cuando.
Yoongi no entendía del todo las intenciones de Namjoon, pero había captado la idea. Si tenía que remarcar todo lo positivo que podía ver en Jimin para que se sintiera feliz, entonces él lo haría.
Ambos se acercaron con las botellas y fueron dejándolas muy metódicamente sobre la barra de la caja. Cuando estuvo cerca de Jimin y este levantó la vista, sus miradas se encontraron y quedaron enlazadas unos segundos. La forma en que el hombre le estudiaba hizo que se le pusiera la piel de gallina, por primera vez en mucho, mucho tiempo.
—Bien pensado, algo de alcohol para entrar en calor—les dijo Taehyung rompiendo la burbuja, sonriendo a pesar de que su tono de voz sonaba molesto e impaciente. Namjoon recargó una mano sobre su hombro y negó.
—Eso es un mito. El alcohol produce una sensación momentánea de calor al dilatar los vasos sanguíneos, ya que dirige la sangre hacia la superficie de la piel, pero en poco tiempo la temperatura interior de tu cuerpo disminuirá y se sentirá más frío. Así que, en realidad, no es una buena idea consumirlo.
Taehyung tartamudeó nervioso por el contacto y dijo algo sobre lo fastidiosos que podían ser los hombres letrados, haciendo que Jimin comenzara a reír tan felizmente que Yoongi ignoró la forma en la que el encargado de la tienda los miró.
—Oye, Namjoon... Te presento a Jungkook, él es nuestro amigo—exclamó de repente el pelinegro y Namjoon y Yoongi voltearon a ver hacia el cajero que resultó ser, efectivamente, Jungkook. El joven llevaba puesto un delantal rojo y una camisa blanca, y sonreía jubilosamente para ellos.
—Trabajas aquí—le dijo Yoongi, no sorprendido por verlo ahí. Podía entender perfectamente que, después de tantos años, Jungkook se encontrara aburrido. Era obvio que no deseaba dedicarse exclusivamente a una sola actividad teniendo tanta experiencia.
El vampiro más joven tarareó su afirmación y se cruzó de brazos.
—Sí, qué coincidencia. En medio de la nada. Sorprendente vernos, ¿no? Hola, Namjoon. Soy Jungkook.
El mencionado hizo una ligera reverencia y asintió.
—Jimin me habló de ti, sería bueno que te unieras a nosotros.
Como era de esperarse, Jungkook se quitó el delantal, lo dejó sobre el mostrador y tomó un puñado de dulces de la estantería de al lado, caminando hacia ellos con una sonrisa.
—Sí, qué suerte tienen que este trabajo no me guste tanto.
Fue así que los cinco volvieron a la carretera. Como el todoterreno de Namjoon era el vehículo más grande, decidieron irse todos en él con Jimin al volante, y se aventuraron por la espesa niebla de la noche. Cuando llegaron al verdadero destino (una única cabaña en medio de los árboles) ya pasaba de la una de la mañana.
—Este lugar es de mi madre—les comentó Namjoon mientras montaba la pequeña tienda de campaña que había llevado. Taehyung se encontraba tratando de encender una fogata a la par que los demás se encargaban del resto de actividades—. Si queremos ver una lluvia de estrellas, a fuerza tenemos que salir de la ciudad.
Todos estuvieron de acuerdo. Especialmente Yoongi que había vivido infinidad de eventos similares. En el pasado había sido mucho más fácil apreciar el cielo nocturno, pero, con el tiempo, las luces de la civilización lo habían hecho más difícil.
— ¿Qué deseo tienen en mente? —les preguntó Jungkook un rato después, acomodándose en una pequeña silla plegable roja que había llevado Taehyung—. Tendrán un montón de estrellas fugaces para pedirles lo que sea.
—En realidad, no creo en esas cosas porque...
Namjoon comenzó a explicar las razones científicas para no creer en los deseos, pero a mitad de su argumento Yoongi se perdió. Jimin se veía feliz y emocionado, por lo que toda su atención se había quedado en él y en su rostro ilusionado que miraba hacia la noche estrellada.
—Bien, tienes un punto ahí, Namjoon—le dijo Taehyung—. Yo pediré mucha salud para mi abuela.
Jimin se giró a verlo y asintió sonriendo.
—Yo pediré que tu deseo se haga realidad—le dijo, sonriente—. Y el de todos. Eso me hará feliz, ¿qué pedirán ustedes? Jungkook, Yoongi.
La mirada de Jimin se posó un instante en Yoongi, que se limpiaba la nariz con la manga, y después se detuvo en Jungkook, que le estaba mirando a él, pensativo, y con los ojos más brillantes que nunca. Y quizá fuera por la poca luz pero, por una vez, no parecía tener ese gesto burlón que el piercing en la ceja le confería.
—Quiero algo que me haga sentir pleno... —dijo su nuevo amigo, convirtiendo sus palabras en un sonido descendiente—. O quiero volver a sentir miedo.
Todos, menos Yoongi, lo miraron con algo parecido a la lástima, inseguros de porqué aquella oración los había dejado con una sensación melancólica muy pesada, pero nadie le dijo nada para tratar de animarlo.,
Más tarde, cuando la mitad de los aperitivos habían desaparecido y con ellos el alcohol, Yoongi aprovechó para acercarse a Jungkook y tener una conversación privada.
— ¿Has intentado dejar de comer? —le sugirió, escuchando a los insectos que revoloteaban cerca de ellos—. La última vez que me alimenté mal y vi lo que hice, experimenté lo más cercano al miedo.
Jungkook asintió, sin calidez en su expresión. Tampoco era fría. Estaba... nervioso, decidió Yoongi. Tímido
—Lo hice, pero sinceramente no recuerdo que pasó, así que no me divertí.
—Me pasó algo similar. Y no, no es divertido.
Hubo un minuto de silencio y luego Jungkook dijo:
—Seguramente piensas que... Los estoy siguiendo. No es así. Ustedes están por todas partes. Intenté irme hace una semana, no quería estar cerca de ti si no tenías las respuestas a mis preguntas, pero Jimin estaba ahí, en la terminal de autobuses. Se acercó a mí y me invitó a comer. Perdí mi autobús.
Yoongi estuvo de acuerdo.
—Lo entiendo. Estar con Jimin es perder la noción del tiempo.
El vampiro más joven suspiró.
—No fue por eso.Es que habla mucho y no supe cómo callarlo.
Y por segunda vez en la vida, Yoongi le sonrió a Jungkook. Quizá porque había una mágica conexión entre vampiros o simplemente porque el hombre era entretenido, lo que sí era cierto era que estar con él le parecía refrescante.
Los demás descansaban encima de sus bolsas de dormir, en un círculo alrededor de la hoguera. Taehyung estaba callado, pero se veía de buen humor, escuchando la historia de constelaciones que Namjoon estaba contando. Jimin comía malvaviscos derretidos y miraba de reojo hacia Yoongi, pero estaba más preocupado por no quemarse que por cualquier otra cosa. La reunión parecía muy relajada e íntima. Aquí todos eran amigos. Y Jungkook trató de ignorar la envidia que tenía por ello.
—¿Está bien si me quedo un poco más? —le preguntó a Yoongi un rato más tarde, observando que la primera estrella fugaz surcaba el espacio—. Quiero decir, ser su amigo hasta que tenga que irme...
Yoongi ignoró las estrellas que siguieron, así como a los gritos emocionados de Jimin y Taehyung que le pedían que pusiera atención a lo que ocurría arriba de ellos. Lo que había dicho Jungkook le había llamado más la atención y había hecho que un insoportable y doloroso frío lo cubriera casi por completo.
—Puedes quedarte el tiempo que quieras—le dijo, consciente de que así como Jungkook, él también tendría que alejarse de sus nuevos amigos cuando se volviera obvio que el tiempo se había olvidado de él—. Pero no puedes tocarlos. A ninguno de los tres. Ni a la abuela de Taehyung.
Jungkook se hundió de hombros.
—No es como que me alimente mal, ¿por qué crees que escogí un trabajo en medio de la nada? A diferencia de ti, a mi me gusta cazar.
A Yoongi le daba igual lo que Jungkook hiciera con su vida o la manera en la que buscaba su alimento. Le bastaba con saber que no le haría daño a los que se habían vuelto sus amigos, si es que podía llamarlos así.
El resto de la noche transcurrió en armonía. La lluvia de estrellas fue un espectáculo bonito de ver. En algún momento, todos se habían quedado en silencio cuando la magnitud de lo que veían los sobrepasó, y solamente se dedicaron a mirar mientras pedían sus deseos en la privacidad de sus pensamientos
Sin embargo, a eso de las tres de la mañana, tanto Namjoon como Taehyung se habían rendido al sueño y se habían encerrado dentro de bolsas de dormir. Como Jungkook se había incluido de imprevisto, prefirió descansar dentro de la todoterreno y dejó que los otros siguieran disfrutando de la noche poco usual que estaban viviendo.
Jimin, por la razón que sea, se acercó al vampiro y se sentó a su lado. Inmediatamente, cogió uno de los guantes que tenía puesto y empezó a ponérselo a él en la mano contraria. Parecía sonreírle mientras lo hacía, y Yoongi le devolvió la mirada, queriendo pedirle perdón por tomarse la molestia.
—Gracias—dijo en su lugar, porque Seokjin le había dicho antes que a veces decir "gracias" era mejor que pedir "perdón"—. Pero te vas a congelar tú.
—No pasa nada, tengo la solución—Jimin extendió su mano en frente de su cara y la sacudió, queriendo explicar lo que estaba a punto de hacer—. Cuando era niño y olvidaba mis guantes, mamá me daba uno y ella se quedaba con el otro.
—Pero entonces seguían teniendo frío.
Jimin negó.
—No, porque ella hacía esto—. Con sumo cuidado, Jimin se movió con lo que parecía ser un gesto de valentía y enredó sus dedos entre los de Yoongi. Después, levantó sus manos entrelazadas y las llevó hasta el bolsillo de su chamarra, escondiéndolas en lo calientito de la prenda—. Si te parece incómodo, puedes decirme.
Yoongi miró el bulto que había formado su mano con la de Jimin y sintió de pronto que todo el frío que había ganado junto a Jungkook se diluía rápidamente dentro de su pecho. Taehyung antes le había dicho que era un hombre tibio, y él empezaba a creer que esa era la sensación más cercana que podía describir cuando estaba cerca de Jimin.
—Estoy bien así—le susurró, viendo fijamente que las estrellas se reflejaban en los ojos del menor—. Me gusta.
—A mí también.
Jimin se volteó para ver a sus demás amigos. Jungkook no se veía en el interior de la camioneta, pero Namjoon y Taehyung parecían completamente dormidos y ajenos a ellos. Tomando nuevamente valor, recargó su cabeza sobre el hombro de Yoongi, fingiendo que veía la oscuridad de la noche, y dijo:
— ¿Pediste tus deseos?
Porque él sí había pedido el suyo. Tal vez era un poco romántico, pero esperaba que fuera escuchado. Yoongi exhaló vaho e, inesperadamente, correspondió el anterior gesto de Jimin y recargó su mejilla sobre su cabeza.
—Lo hice, sí.
— ¿Me lo contarás algún día?
—Espero que puedas verlo con tus propios ojos.
No dijeron nada más. Mirando hacia arriba, le hicieron compañía a las estrellas que, apresuradas, cumplían los deseos de los demás.
"Por favor, haz que Jimin viva mucho tiempo".
La ciudad de Forks es escenario de Crepúsculo, primera película de la saga de vampiros protagonizada por Robert Pattinson y Kristen Stewart. :D
Perdón por tardar, la vea' es que desde el terremoto como que se me quitaron las ganas de escribir x'D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro