Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13

Jimin resultó ser una persona muy abrazadora. Cuando Yoongi abrió los ojos, se encontró con que el hombre tenía una de sus rodillas encima de su cintura y uno de sus brazos aprisionándolo por el cuello.

Parecía ni siquiera darse cuenta de su posición porque su rostro, levemente escondido en el hombro de Yoongi, se mantenía sereno e imperturbable. No era precisamente una imagen angelical por el exceso de sudor en su frente y la boca completamente abierta, pero el hombre seguía tan deslumbrante como de costumbre.

Cuando le pidió quedarse con él un momento, no sé imaginó que se convertiría en toda una noche. Mucho menos que Jimin se adueñaría de casi toda la cama y que lo escucharía hablar hasta dormido.

Aunque, a decir verdad, Yoongi no creía que fuera algo por lo cual alarmarse. Si Jimin quería asfixiarlo con su enredo de extremidades, y balbucear en su oído en la madrugada, pues que lo hiciera. Él no podía sentir mucho calor ni podía morir, así que no había problema en ello; Jimin podía decir cuánto quisiese porque incluso entre sueños, él pensaba escucharlo.

Había tenido que pasar más de una vida para encontrar alguien que finalmente llamara su atención como para ignorarlo así como así; Yoongi había estado a punto de perderse entre la nada tantas veces y sus pensamientos vacíos y oscuros casi lo habían consumido por completo que ningún otro escenario lucía más desolador que eso.

Se sentía (¡Sentía!) bien de tener algo nuevo en su existencia. Jimin había aparecido al lado de Taehyung de una manera inesperada. Le habían robado su tranquilidad y constantemente lo obligaban a salir de su zona de confort, pero qué más daba.

Sabía que ese par no era su salvación. Ciertamente, no podían quitarle la maldición ni podían quitarle todos esos años que cargaba encima, pero vaya que ellos sí habían sido un recordatorio de que todavía podía vivir algo interesante, de que seguía vivo, al menos por el tiempo que los tuviese.

Jimin se iría, al igual que todos, y Taehyung también.

Pero Yoongi había dejado de sentir miedo o desesperación mucho tiempo atrás como para preocuparse por algo así. Si algo había aprendido con el pasar de los años había sido que no debía de aferrarse a lo que no podía controlar. Fluía con la vida que, en su caso, era eterna.

Por fin, decidió levantarse. A diferencia de él, que aún tenía libres unas horas antes de su primera clase en la universidad, Jimin debía de estar listo antes de las diez si deseaba llegar con tiempo a la sesión con su asesor de tesis. Cómo sabía que el chico tardaba tiempo suficiente en arreglarse, se removió debajo de él y lo instó a despertar, diciendo repetidamente el nombre del pelinegro.

Inesperadamente, su voz había salido ronca e inestable, sorprendiéndolo de alguna forma. Era normal que en las mañanas su garganta se resecara, pero no al punto de desconocer su propio timbre habitual, por lo que dedujo que la presión que su compañero inconscientemente ejercía sobre su cuerpo debía de ser la razón. Su cuerpo seguía siendo el de un humano, después de todo.

Lo menos que quería era asustar a Jimin, así que volvió a intentar levantarse para dejarlo cómodamente dormido, cuidando de no moverlo mientras se iba. Pero como el mundo quería reírse de él esa mañana, Jimin se lo impidió, girando hacia él para aprisionarlo de nuevo con un abrazo que le robó el aliento.

—Creo que esto será incómodo para ti cuando despiertes—Yoongi volvió a hablarle, aunque apenas podía hacerlo por la falta de aire; llevó una mano a la cabeza de Jimin y lentamente movió sus yemas sobre el cuero cabelludo contrario para ver si con eso se despertaba.

Fue así que pudo sentir como la suave respiración sobre su cuello se volvió una inhalación sorprendida.

—Lo volví a hacer, lo siento tanto...—Jimin por fin despertó. Se alejó de forma abrupta del enredo corporal que había hecho y negó resignado. Sus mejillas tenían un color rojizo que pronto ganó fuerza cuando las golpeó con ambas manos—. Olvidé decirte que soy un necesitado de afecto.

—Está bien—Yoongi realmente había decidido que estaba bien.

—La próxima vez seré más cuidadoso... Es decir, si quieres, claro... porque hace mucho frío y, tú sabes, relación... Poliamorosa. Dios...

El vampiro dudó y observó como su acompañante se sacudía el cabello con algo de violencia y luchaba para tratar de mantenerse despierto.

—Si Taehyung no está incluido, sí—confirmó. El hombre podía ser alma gemela de Jimin, pero no necesitaba de nada para saber lo problemático que sería si se incluía también en sus noches; no quería ser testigo de nada extraño.

Jimin, por fortuna, no protestó. Sólo exhaló con lo que parecía alivio y sonrió por primera vez en la mañana.

—Sí, será nuestro secreto. ¿Vamos a desayunar?

Yoongi no tenía problemas con guardar otro secreto más, especialmente si éste hacía que el chico brillara más que de costumbre.

Lo primero que Yoongi hizo al salir de trabajar fue reunirse con Taehyung. Sus alumnos habían estado muy inquietos en clase-más de lo que solía soportar-, así que estaba más cansado que otros días. Había planeado dormir gran parte de la tarde, pero su vecino había sido muy insistente en que tenían que verse lo antes posible, preferentemente sin Jimin.

A Yoongi no le preocupaba si aquello se trataba de un plan para desaparecerlo o para exponerlo, porque... Bueno, pocas cosas le importaban. Y ahí estaba, sentado en una banca solitaria afuera de la taquilla del teleférico de la montaña Palgongsan. Veía con aburrimiento las casetas amarillas que lentamente se movían en medio de los árboles, y escuchaba los sonidos de la naturaleza. Tal vez su vecino de verdad lo había citado en un lugar tan escondido con la intención de matarlo. O tal vez sólo quería tener una cita como compañeros de Jimin en su relación. No sabía.


El susodicho llegó corriendo media hora más tarde de lo que dijo. Sudaba y respiraba con dificultad, pero aún así parecía mantener la postura a la defensiva de siempre. Se sentó a su lado en silencio y, después de calmarse, habló:

—Realmente quiero subirme a esa cosa—señaló una de las cabinas y suspiró—. Pero no contigo, obviamente.

Yoongi asintió de acuerdo y desvió el tema.

—Hueles a ajo—el olor era realmente penetrante y estaba seguro de que incluso podría sentirlo a muchos metros de distancia.

El castaño olfateó su ropa y gruñó molesto.

—Sí, todos parecen recalcar mucho eso. ¿Te molesta?

—No. Me da igual.

Taehyung volvió a quejarse guturalmente y se echó hacia atrás, pasándose las manos por todo el rostro. Se veía cada vez más frustrado.

—¿En serio? ¿Te da igual?—Como Yoongi solo se encogió, decidió volver a hablar después de unos tensos minutos en silencio—Bien, hombre. Da igual. Gracias por venir

Taehyung lo miró, las luces de la montaña se reflejaban brillantes en sus ojos. Yoongi fijó de nuevo su atención sobre el paisaje y esperó. Sentía como sus manos se congelaban mucho más que el resto de su cuerpo, a pesar de estar cubierto con la chamarra que Jimin le había prestado esa mañana y quien ya debía de estar preparando la cena que no le apetecía en absoluto.

— ¿En que piensas? —la voz de Taehyung otra vez interrumpió el silencio armónico en el que habían entrado. Se veía más compuesto que minutos antes, pero guardaba ese usual toque ansioso. 

—En que tengo mucha hambre—Yoongi respondió algo rápido; su necesidad por sangre parecía querer consumirlo. Había notado días atrás que el hambre había aumentado de forma alarmante, pero simplemente no le había prestado mucha atención.

La expresión de Taehyung era de aparente impasibilidad, pero estaba retorciendo las manos.

—Te conocí hace años—dijo de pronto, como si estuviera hablando del clima y no de un tema delicado—. Yo era un niño, pero sé, , que eras tú. Te veías igual que ahora. Yo vivía con mis padres en ese entonces.

Yoongi lo observó, cavilando. Esos ojos precavidos lo estudiaban con intensidad. Sabía que de ser otra época estaría nervioso, pero en ese momento no sentía más que frío colándose por sus huesos.

—No te recuerdo—le dijo.

Taehyung comenzó a mover las piernas con ansiedad, como tratando de recordar memorias dolorosas.

—Mucho tiempo creí que sólo era una coincidencia, pero luego Namjoon contó su historia y todo tuvo sentido para mí—retomó—. Recordarás que antes de vivir en tu casa actual vivías cerca de aquí.

Yoongi miró a los alrededores. Las montañas siempre le habían gustado para vivir porque mantenían alejados a los curiosos. Era verdad lo que Taehyung decía; muchos años atrás había vivido cerca del teleférico. Por aquella época, había compartido terreno con una pequeña familia de tres. Unos jóvenes enamorados, padres de un hijo pequeño de sonrisa cuadrada. 

—Ah, sí—dijo, guardando sus manos dentro de las mangas de su chamarra—. Tae, Tae. ¿Eras tú?

Taehyung sintió una ola de miedo apoderarse de su pecho, pero se mantuvo sentado en su sitio. Los sonidos de la noche comenzaban por fin a acompañarlos y un par de insectos revoloteaban a su alrededor, por lo que decidió tomarlo como una señal de que no corría peligro.

Antes de compartir casa con su abuela, había vivido junto a sus padres cerca de la montaña en donde Yoongi y él estaban en ese momento. Su pequeño hogar había estado ubicado detrás de una ladera que llevaba a una casa más grande, perteneciente al dueño de todo el lugar y a quien pocas veces habían visto.

Su madre solía decir que se trataba de un hombre bastante misterioso que odiaba la luz del sol y que precisamente por eso debía de ser un vampiro. Por supuesto, aquello había sido sólo una broma que él, como niño, terminó tomando muy en serio.

Por esa razón, había pasado largas horas buscando la manera de llegar hasta esa casa sin ser reñido por sus padres. En lugar de jugar de la manera habitual, se dedicó de lleno a planear estrategias que generalmente fallaban, hasta que finalmente una funcionó. 

Se escabulló por la noche y corrió ladera abajo hacia la casa de su vecino. Al llegar, descubrió que no había ninguna clase de seguridad por lo que sin ningún problema logró entrar. Se encontró con que la casa que tanto había soñado estaba sucia y descuidada, casi como si estuviera abandonada, sin embargo, la tenue luz desde uno de los cuartos le confirmó que ahí vivía alguien más.

Sin miedo a que algo le pudiese pasar, giró el picaporte de la puerta principal y lentamente comenzó a empujarla, por desgracia, antes de que pudiera entrar y descubrir lo que sentía era el secreto más grande la historia, un hombre joven de piel pálida y cabello negro lo detuvo con un suave empujoncito que lo llevó hacia atrás.

Lo siento, esto es propiedad privada.

Fue la única vez que cruzó palabra con su vecino. El hombre no dijo nada más, pero sí que se atrevió a tomarlo del brazo para guiarlo ladera arriba hasta donde sus padres ya se encontraban gritando desesperados por no encontrarlo. Entre palabras de alivio y enfado, alcanzó a escuchar vagamente que el hombre se disculpaba por lo ocurrido, aunque no tuviese la culpa.

Nunca más volvió a verlo. O al menos no en su infancia. Años después, Taehyung fue de visita a casa de su abuela por un par de días. Ella le había comentado sobre un curioso vecino al que pocas veces veía, pero al que de vez en cuando le gustaba enviarle café y tortitas de mantequilla.

Fue así que Taehyung volvió a verlo. Era de noche cuando tocó a su puerta por encargo de su abuela. Al igual que la primera vez, la casa estaba descuidada y desolada, y le había abierto un hombre pálido y de cabello negro. Su mente se había negado a creer que se trataba de la misma persona, por supuesto, habían tantos años de diferencia entre un momento a otro, pero entonces... ¿Por qué el hombre también tenía la misma voz? ¿El mismo porte?

Desde esa noche, Yoongi se volvió un tema importante para él. Aunque Taehyung había tratado con todas sus fuerzas de dejarlo pasar, cada vez más notaba más que el hombre no envejecía. ¿Quién o qué era Yoongi? No lo sabía y por más que trataba de investigar no hallaba nada. Poco a poco había comenzado a creer que jamás encontraría la verdad, pero entonces apareció Jimin y la serie de eventos junto a él lo habían llevado hasta ese momento con Yoongi que lo miraba con la misma paz de siempre.

—Es difícil de creer cuando lo dices en voz alta, pero una vez que lo haces ya no puedes dar marcha atrás... Yoongi, eres un vampiro.

Las palabras ya no le parecían absurdas. No lo decía de broma ni como acusación, sino como un hecho concreto. Yoongi no lo negó. De hecho, contra todo pronóstico, se acercó a él y le regaló una palmadita  en el hombro.

—Te la he estado diciendo todo el tiempo, pensé que me creías.

Taehyung tragó dificultad.

—Entonces... Tú...

—No le haré daño a Jimin—Yoongi dijo, levantándose por fin para estirar su cuerpo. Desde ese ángulo, lucía más como un gatito que como un monstruo de literatura—. Tampoco te haré daño a ti.

Y sorprendentemente, Taehyung le creyó. Su niño interior podía estar tranquilo de que el misterio había sido resuelto.


Una vez más, Taehyung y Yoongi llegaron a casa pasadas las doce. Jimin había preparado su guisado especial para la cena de esa noche, pero como nadie había aparecido ni había dado señales de vida, había tenido que degustarla en la soledad de la barra de cocina mientras Mechita, su gato, lo juzgaba desde el sillón.

A pesar de que ilusamente había creído que alguien le ofrecería una explicación por la tardanza, vio con sorpresa que su vecino parecía solo querer hablar sobre el clima espeso que se avecinaba en los próximos días porque no había ningún otro tema que se atreviera a continuar. Después, simplemente se había retirado sin hacer mención sobre los planes que habían hecho para el día siguiente sobre la remodelación del baño.

Yoongi, a la vez, se había aventado sobre el sillón y había prendido la televisión para mirar en completo silencio un canal que carecía de señal.

—Y bien, te divertiste hoy—no fue una pregunta. Jimin no quería darle oportunidad para dar respuestas ambiguas. Conscientemente sabía que no era de su incumbencia, pero emocionalmente no podía detenerse de preguntar.

Por desgracia, Yoongi sólo se hundió de hombros.

— ¿Pasa algo? —esta vez sí preguntó. Su compañero podía llegar a ser muy callado, pero en esa ocasión se veía diferente. Tenso. De no ser que en realidad seguía teniendo su rostro sereno, Jimin se hubiera atrevido a decir que estaba casi en el borde—. Puedes hablar conmigo, si quieres. 

—Lo siento—dijo Yoongi al cabo de un rato. Sus dedos tamborileaban sobre la superficie del sillón.

— ¿Por qué? —Jimin preguntó. De reojo podía ver que su gato lo seguía juzgando a la distancia, pero decidió ignorarlo y se atrevió a sentarse al lado de su compañero de piso, muy cerca.

—Tal vez Taehyung ya no nos visite como antes.

— ¿Por qué? ¿Discutieron?

Jimin  ganó terreno, nervioso. No quería sentirse así por no saber lo que estaba ocurriendo entre sus dos amigos, pero no era como que pudiera controlar del todo sus repentinas emociones.

—No. No discutimos—respondió Yoongi, cabizbajo.

Jimin presionó más.

— ¿Qué pasó? ¿Te dijo algo incómodo?

—Uh.. No, no lo hizo. Sólo creo que lo asusté.

—No creo que-

—Sí, sí lo hice, pero está bien, Jimin.

Yoongi dejó de lado el control que había estado sosteniendo hasta ese momento y se levantó, dejándole claro a Jimin que el tema había terminado. Pero como él no quería que los ánimos entre ellos también estuvieran densos, se animó a intentar cambiar el ambiente. Con suavidad, tiró de él, agarrándolo por los hombros, y lo abrazó. 

—Perdón, sólo sentí que lo necesitabas—le dijo, o más bien, le susurró, y se apretó más a su cuerpo—. Por la mañana, verás que seguramente hay solución a lo que sea que haya pasado. Taehyung te aprecia, aunque es muy cabezota para admitirlo. 

Yoongi no dijo nada, al menos con palabras, porque con sus acciones le dejó bien en claro que estaba agradecido con aquel abrazo y con aquellas palabras. Tímidamente, levantó sus manos y las llevó hasta a su cintura que no tardó en también aprisionar contra él.

—La verdad es, Jimin...—le dijo, usando otra vez la voz gutural de esa mañana y viendo como la piel de su cuello se erizaba mientras hablaba—Que en este momento tengo mucha hambre... 

 ...


Jojojo ya se viene el fluff

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro