11
Había pocas cosas que realmente llamaban la atención de Yoongi. Siendo alguien que había vivido muchos años, ya era muy raro que se impresionara, asustara o que siquiera sintiera curiosidad por algo.
Hasta esa noche.
Estar en el mismo espacio que Jungkook parecía casi predestinado. El hombre había afirmado conocerlo y, aunque en un principio, no le había importado y hasta lo había dejado en el olvido, ahora comenzaba a creer que aquella afirmación podía ser relevante.
No era como si en serio se preocupara de la supuesta historia de terror que acababa de escuchar; si bien era cierto que había presenciado guerras, no recordaba exactamente haber torturado a alguien o haberle convertido en vampiro. Es más, ni siquiera sabía cómo hacerlo.
—No entiendo a qué te refieres con eso de contarte una historia de terror—Yoongi finalmente habló, pues era bastante obvio que nadie más quería hablar.
Jimin tenía en su rostro una evidente mueca de interés, mientras que Taehyung parecía casi solidario con él. Jungkook, en cambio, continuaba sonriendo maliciosamente.
Fue ahí donde comprendió que su vecino había tenido razón en haberse querido esconder de él. Ese hombre parecía significar problemas.
—No lo sé... ¿La casa está embrujada? —Jungkook dijo, pasando un brazo por la espalda de Tae y susurrando un "estás empapado"—. O tal vez has visto un duende o... No sé. ¿Un vampiro?
Ahí estaba. Yoongi vagamente comenzaba a recordar. Por supuesto, ya habían pasado muchos años, pero Jungkook ya no se veía tanto como un desconocido. De hecho, hasta podía decir que lo único vagamente diferente en él era la edad. Tuvo que haberlo conocido cuando éste tenía unos dieciocho o veinte años...
—Tú eras el novio del muchacho—exclamó, volviéndose lúcido respecto al pasado—. Eran la parejita. Los que querían desertar. Jungkook y Yu...
—Yugyeom... —lo ayudó el pelinegro—Mira, parece que no tienes una memoria tan mala, después de todo.
—Yu-gyeom, sí... El que murió en mi casa...
Jungkook esbozó una sonrisa siniestra. A pesar de no haber luz eléctrica, se podía notar la evidente aura de cautela que emitía. Yoongi pensó que en cualquier momento iba a atacarlo, pero Jimin rompió con el frío ambiente echándose a reír de forma nerviosa:
—No entiendo qué está pasando... Y admito que ahora sí me está dando miedo... ¿Estuvieron juntos en clases de actuación o algo?
Jungkook se giró hacia él y, volviendo a poner una cara obviamente falsa de cortesía, asintió.
—En realidad, Yoongi fue mi maestro—dijo—. Es increíble lo bien que se conserva, ¿no lo crees?
Jimin le dio la razón y trató nuevamente de hablar, pero Taehyung lo interrumpió con una fuerte tos que tenía el claro objetivo de llamar su atención, y se movió hacia él para levantarlo y obligarlo a seguirlo.
—Sí, hombre, ¿por qué no dejamos que entre raritos se entiendan? Es que tengo mucha hambre... ¿Y si vamos a por una pizza?
— ¿Con esta lluvia? Dijiste que habías traído comida.
—Ya, pero en serio me muero de hambre y no quiero exponer a los repartidores a venir con este clima.
—Claro, y exponernos a nosotros suena mejor, ¿qué hay de tu instinto de conservación?
—Ay, Jimin, créeme que lo tengo bien presente. Ahora cállate y muévete.
Jimin se tragó sus quejas y salió junto a su amigo, sin siquiera tener tiempo de tomar un paraguas. Aún con la lluvia cayendo, Yoongi escuchó el momento exacto en el que se quedó completamente solo con Jungkook.
—Eres un vampiro—le dijo sin rodeos, volviendo a fijar su atención en él. El chico se había echado hacia atrás en el sillón y parecía haberse relajado por fin porque ya no se veía como un posible asesino.
—Tú me convertiste en uno—admitió el hombre—. No puedes decirme que eso ya lo olvidaste.
—No pude haberlo olvidado porque no lo hice.
—Por favor, Yoongi. Nos quedamos en tu casa un par de noches y, oh sorpresa, me vuelvo un vampiro una semana después.
Yoongi sopesó la información y trató de recordar si por casualidad y por accidente había convertido a Jungkook en un vampiro. La respuesta fue un rotundo no.
Por aquel entonces, había estado viviendo en las orillas de Busan, recluido en una cabaña muy alejada de la sociedad. Como el país había estado en guerra, constantemente había tenido que huir para no participar en ella. Lamentablemente, de vez en cuando se cruzaba con alguna lucha.
Podía recordar que fue en mayo, después de un cruel bombardeo aéreo, cuando Jungkook apareció junto a su novio en la puerta de su casa; buscaba apoyo mientras trataba de detener una enorme hemorragia en la pierna del otro chico.
Yoongi, sin nada mejor que hacer, accedió a dejarlos entrar y les ofreció su ayuda, curando a Yugyeom, como dijo llamarse entre lloriqueos, y dándole de comer a Jungkook que rozaba el límite de lo sano.
Fueron cuatro largos días en los que estuvieron escondiéndose en el sitio, rogando encarecidamente para que no los entregara con el ejército, ya que ambos decían ser desertores. Como de hecho Yoongi también podía considerarse como uno, les dijo que podían quedarse el tiempo que quisieran.
Sin embargo, el todavía humano Jungkook le confesó unas noches antes de partir que en realidad todos esos planes de desertar habían sido sólo ilusiones de enamorados.
—Eso de desertar... No está bien—le dijo a escondidas, mientras fumaban a la luz de la luna—. Él dice que es posible, que nos movamos un poco más al norte, pero los soviéticos están por todo el territorio y... Gente como él y yo... No está bien. Mañana partiré antes del amanecer, por favor, dile que me perdone.
—Puedes volver si las cosas se ponen difíciles—le ofreció, esperando sinceramente que el hombre viviera.
Y así como había dicho el chico, partió antes de que el sol saliera, sin compañía y con el corazón roto. Yoongi había sido humano en el pasado, por lo que podía entender vagamente las razones de Jungkook. ¿Qué futuro tenían dos amantes en tiempos de guerra? Especialmente al tratarse de dos hombres. Si no los mataba la guerra, los mataría algo más.
Lo que no entendió fue que, lejos de enojarse, Yugyeom sólo se rió al enterarse del abandono de su amante.
—Él es así, Yoongi. Nunca pensé que realmente desertaría conmigo. Creo que el único enamorado soy yo.
— ¿Vas a seguirlo?
—No. Volveré al cuartel general. Tengo una misión pendiente. Con un poco de suerte, lo encontraré en el camino.
Yugyeom sorprendentemente volvió. Un año después, ya con los territorios divididos, el hombre apareció en la puerta de su casa otra vez, sumamente herido y con una carta en mano. Le contó a Yoongi que había tratado de buscar a Jungkook, pero que el hombre había desaparecido completamente.
Yugyeom también le explicó que había sido atacado unos días atrás y que sabía conscientemente que pronto moriría. El vampiro no pudo más que darle comodidad y dejó que descansara en su habitación. Esa misma noche el chico murió.
Ahora, tantos años después, Yoongi aún podía recordar la mirada triste con la que Yugyeom había aparecido en su hogar, preguntando por el hombre que tanto había amado.
—Lo sigues amando—afirmó, volviendo al presente junto a Jungkook que lo miraba fríamente.
La lluvia continuaba cayendo a mares, pero los truenos habían dejado de sonar.
—Por supuesto que no—respondió el otro vampiro—. Lo superé hace como cincuenta años. No estoy aquí por él, estoy aquí por mí, Yoongi. Siempre quise encontrarme con el culpable de haberme dado esta maldición.
— ¿Por qué piensas que soy yo?
— ¿Tal vez porque eres el único otro vampiro que he conocido? Haberte visto en aquel bar fue toda una revelación. Cuando te reconocí todo tomó sentido para mí.
—Puedes creer lo que quieras, pero no sé de qué hablas.
Yoongi se llevó una mano hacia el cuello para comenzar a rascarse una comezón imaginaria. Hacer que Jungkook le creyera no debía importarle pero, por alguna razón, seguía sin quitarse el rostro afligido de Yugyeom de la mente.
— ¿De verdad? ¿Es todo lo que vas a decir? —insistió el más joven.
—Llevas muchos años siendo vampiro como para ya haberte dado cuenta de que no basta con beber sangre para convertir a alguien. ¿A cuántos has vuelto como nosotros? Es obvio que ya sabes la verdad.
Jungkook finalmente explotó. Se levantó tan rápido que hizo que la mesita del centro se cayera hacia atrás y que el sillón se moviera en diagonal.
— ¿¡Y ya!? ¿¡Eso es todo?! ¿Quieres que me conforme con un "ya sabes la verdad"? ¡Vete a la mierda!
El mencionado suspiró y trató de alejarse, pero Jungkook volvió a moverse hacia él con decisión, por lo que decidió responder a su brote violento:
—Siempre puedes tomar justicia de propia mano—explicó, porque sabía que los hombres eran así—, me da igual.
Y de un momento a otro, Jungkook lo obedeció. Tomando impulso, caminó hacia él y le propinó un fuerte golpe en la mejilla que lo desequilibró, logrando que cayera de rodillas y que lanzara al piso los objetos cercanos.
Por supuesto, Yoongi rara vez se metía en pleitos o discusiones, pero si algo había venido incluido en el paquete vampiro, había sido precisamente un fuerte sentido de sobrevivencia, por lo que casi como reflejo, lo jaló de las piernas para que cayera junto a él.
El chico gruñó irritado y levantó uno de sus puños para regresarle el ataque, pero no alcanzó a completar el gesto porque Yoongi fue más rápido y se giró salvándose de un doloroso moretón. En ese momento, todo parecía ir en cámara lenta. Jungkook volvió a levantarse bruscamente y se encimó en el otro pelinegro, logrando por fin propinarle un golpe que hizo que su cuerpo temblara y que viera luces por unos segundos.
Yoongi llevaba tantos años sin que alguien perturbara la paz que tanto le había costado construir, que de pronto sintió extraño cuando un deje de alguna emoción que no supo reconocer comenzó a inundarlo. Era incómoda, explosiva y negativa.
Como sentía también que su corazón latía con fuerza, se encontró a sí mismo deseando someter a Jungkook sobre el piso y gritarle que se detuviera.
Así que se decidió a hacerlo. Con un golpe de adrenalina, logró zafarse del ataque del chico y lo empujó con fuerza sobre el suelo, colocando una rodilla sobre su espalda y sosteniéndolo por el cabello.
—¿Cuál es el verdadero problema, Jungkook? ¿Que Yugyeom esté muerto o que tú sigas vivo? —le preguntó agitado, engrosando la voz casi de forma sobrenatural—. No fui yo el cobarde que lo dejó a su merced, así como tampoco fui yo quien te convirtió en vampiro.
Jungkook soltó el aire que ya le costaba respirar y gruñó su respuesta con su mejilla pegada al suelo.
—Mi maldito problema es que me estoy convirtiendo en alguien como tú, Yoongi. Me estoy quedando vacío.
Yoongi no respondió. Por lo que podía ver, dejar de sentir era algo natural en los viejos vampiros. Había pensado vagamente que tal vez existían otros con mejor suerte que la suya, pero ya que Jungkook se veía tan desesperado por conservar sus emociones, comprendió que el destino era igual de cruel para todos.
Sin embargo, ¿no era buena señal que todavía se aferrara a su corazón? Si todavía tenía emociones tan complejas como el rencor o la melancolía, significaba que todavía tenía salvación. Yoongi no había tardado tanto en congelarse, había sido casi de inmediato, así que quizá el otro hombre tenía esperanzas.
La repentina curiosidad por saber qué ocurría, el ardor sobre su mejilla y la pequeña herida en una de sus manos, le recordó a Yoongi que, a pesar de sentirse muerto, todavía seguía vivo. Más de lo que quería admitir. Así que, soltando finalmente al chico, tomó distancia e inevitablemente... Sonrió.
Era una mueca bastante difícil de interpretar, a decir verdad, pero no dejaba de ser una sonrisa, porque aquella escena le resultaba casi surrealista: Dos vampiros peleando en una noche lluviosa, esperando pizzas para cenar y comprendiendo que ninguno sabía nada de su horrible maldición.
— ¿Qué es lo gracioso, idiota? —Jungkook susurró, sacudiendo su ropa. Yoongi le regresó la mirada y negó suavemente.
—No estás vacío todavía—respondió—. Aún recuerdas a Yugyeom.
—Mi problema no es que lo esté olvidando, mi problema es que me dejó de importar... Como si fuera un extraño más.
—Te importa, sino no estarías tan desesperado por aferrarte a él. Lo lamentaría, pero yo no te convertí en vampiro.
—Si no fuiste tú... ¿Quién fue el maldito? —Jungkook caminó hasta el sillón mal acomodado y se aventó en él, viéndose rendido y cansado. Yoongi se acomodó a su lado, seguro de que no le haría nada violento otra vez—. ¿Quién te convirtió a ti?
—Fue una mujer. Mucho antes que a ti, pero dudo que haya sido ella. Sólo lo hacía por algo a cambio. Ni siquiera sé cómo lo hizo exactamente.
Como humano, había nacido sin ninguna estrella encima. Pobre, con unos padres que desaparecieron sin razón y unos abuelos grandes y enfermos que trabajaban cuando ya no tenían que hacerlo. Yoongi había decidido cambiar su destino y dejar de ser una carga para su familia, por lo que acudió con la única persona que decía poder ayudarlo: Una mujer que vivía sola en una casa grande y que constantemente le prometía lo mejor del mundo.
El trato malvado que hizo que Yoongi se volviera vampiro había sido sellado en la noche, por supuesto. Ella lo había convertido en uno de sus amantes, de los que solía alimentarse frecuentemente. A cambio, le daba dinero y otros regalos. Incluso, bebía de él casi hasta la muerte cuando perdía el control.
Una de esas noches, Yoongi simplemente despertó siendo como ella, pero jamás tuvo una explicación al respecto. Ya lo había intentado alguna vez con otros humanos, pero nunca logró transformar a nadie. Aquella mujer no había querido explicar las razones y, después de algunos días, desapareció.
Él había querido darles paz y estabilidad a sus abuelos, pero resultó que, a final de cuentas, sólo les regaló culpa y preocupaciones.
🦇 🦇
Cuando Jimin y Taehyung regresaron de la pizzería y vieron las condiciones en las que estaban armaron un escándalo digno de recordarse. Curiosamente, Jimin no exigió explicaciones y se limitó a correr hacia el baño para conseguir el botiquín de primeros auxilios. Se veía nervioso y un poco asustado, pero se mantuvo enfocado en su tarea de limpiar las heridas de Jungkook, mientras que Taehyung ayudaba a Yoongi, a petición de éste mismo.
—Pensé que no te fluía la sangre—le susurró esbozando una sonrisa cuadrada, apretando un algodón remojado en alcohol sobre su frente lastimada—. O que la tenías azul o que simplemente no tenías.
Yoongi se hundió de hombros y decidió no contestar. Taehyung se dio cuenta de lo que pretendía hacer y presionó bruscamente el algodón hasta hacerlo rechistar.
—No me gusta cuando me ignoras—volvió a hablar, con los dientes apretados. Jimin parecía platicar alegremente con el invitado, pero aún así no quería llamar su atención—. Deberías de estar agradecido por evitar que nuestro hombre viera lo que sea que haya pasado aquí.
— ¿Agradecido por qué? —Yoongi de verdad no lo comprendía.
—Tal vez no estás tan muerto como creía. Sé que su opinión te importa... y como que ya estoy aceptando que seamos tres en esta relación.
—Sigo sin entender, Taehyung. Yo no te pedí nada.
El castaño suspiró, esta vez colocando una tirita en otra herida que tenía en la mejilla.
—No mentía cuando me refería que mi historia de terror se remontaba a cuando te conocí, Yoongi—le dijo incluso más bajo que antes—. Ahora sé que eras tú. Pero no creo que sea prudente que te lo diga ahora. Si necesitas un consejo, trata de no asustar a Jimin con todo... Esto. No me gustaría que se fuera para siempre.
Yoongi gruñó cuando Taehyung le arrancó la tirita de la piel, argumentando que la había colocado mal. Si finalmente podía pensar en algo que su viejo yo hubiese querido, sería en que definitivamente deseaba a alguien como Jimin dentro de su vida.
🦇🦇🦇
Ay, creo que estuvo un poco denso, pero necesitábamos este capítulo :3
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