—¿Qué? ¿Por qué están nuestras caras rojas en la pantalla?—preguntó Lisa mientras veia los MAMA en el televisor.

—No puede ser... eso significa...—empezó a decir Jisoo sin poder terminar la frase.

—¡Eso significa que nos están deseando la muerte!—exclamó Jennie enojada.

—¡No puede ser! ¿Quién hizo esto?—preguntó Rose sin poder seguir mirando la pantalla.

-—¡Voy a hacer unas cuantas llamadas y enviar a la cadena al infierno!—exclamó irritado el omega menor buscando su celular.

—¡Tianglong, espera! No podemos hacer eso—dijo Jennie tratando de detener al chico.

—No. No voy a controlarme, voy a decirles sus verdades—replicó a nada de agarrar su celular.

Las cuatro chicas se miraron sabiendo que el menor no debía hacer eso.

—Sí, tenemos que mantener la calma y descubrir qué está pasando—habló Lisa tomando el celular y guardándolo en su bolsillo

—Lo siento... estoy tan enojado...—se disculpó sentándose en el sofá.

—Está bien, Tianglong. Pero ahora mismo necesitamos apoyarnos mutuamente—comentó Jisoo sentándose a su lado para abrazarlo.

—Tienes razón, nonna... lo siento, chicas. No debería haber perdido la compostura así.

—Está bien, Tianglong. Todos estamos frustrados, pero vamos a superar esto juntos—exclamó Rose acariciando el cabello del chico.

—Sí, vamos a descubrir qué está pasando y cómo solucionarlo—dijo Jennie.

—Gracias, chicas. Lo siento por preocuparlas—se volvió a disculpar el omega.

—No hace falta, pequeño—dijo Lisa antes de abrazarlo.

Los cinco se abrazaron, no sabían que pasaba, pero no sé dejarían decaer por eso.