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Capítulo 52

La historia de cómo empezó todo

[Jaylin Davis]

Sentados delante de la casa, con los pies colgando hacia el canal, Jake me lo cuenta todo, sin saber que yo ya sé gran parte de lo que ocurrió.

—Arthur siempre ha tenido tres alumnos. Bueno... Hubo una vez que tuvo cuatro, pero eso fue porque...

—Jake...

—Lo siento, lo siento. Nunca he contado esta historia —murmura mientras se rasca la cabeza—. Es difícil. —Añade. Coloco mi mano encima la suya. Instándole a seguir y sacarlo todo. Un largo suspiro se escapa entre sus labios antes de empezar—. Éramos tres, Alice, Cameron y yo. Eran principios de enero y me acababa de sacar el carné, no había manera de que alguien que no fuese yo condujese. Estaba emocionadísimo.

» Eran apenas las seis de la tarde, pero no quedaba rastro de luz. Nos encontrábamos en una carretera secundaria y empezó a llover. No me preocupé. Había niebla, pero no suficiente como para que parase. Veía lo que había delante de mí.

» En el coche éramos tres. Yo iba al volante, Cameron en el asiento de atrás y Aline, su hermana pequeña, en el del copiloto.

» En una curva cerrada perdí el control del coche. Nos salimos de la carretera y tras dar dos vueltas de campana nos estrellamos contra un árbol.

» Cameron se quedó ciego por culpa del impacto. Aline murió a causa de un traumatismo craneoencefálico, al instante, aunque si eso no la hubiese matado lo habrían hecho las otras innumerables heridas que recibió. Y yo, nada. Un par de moretones y una costilla rota. Una puta costilla rota —suspira levemente pero no tarda nada en continuar, impidiéndome así consolarle.

» Los días siguientes fueron los peores días de mi vida. Aline había muerto por mi culpa y Cameron estaba en coma en la UCI con pocas posibilidades de sobrevivir.

» Tuve que asistir a su funeral. Tuve que escuchar millones de veces que no era mi culpa, aunque lo fuese. Tenía a la prensa encima todo el día. No sabía si Cameron lo lograría. Mi mente no paraba de decirme que yo era el culpable, enseñándome sus caras ensangrentadas a todas horas. Una y otra vez. Una y otra vez.

Con la mirada fija en el agua continúa hablando.

» Lo único que podía hacer era practicar. El violín era lo único que me quedaba. El violín e ir a ver a Cameron tanto como se me permitiese.

» Cameron es tres años mayor que nosotros. Era el mejor de los tres, pero aun cuando se recuperó no podría tocar. No podía tocar y eso me convirtió a mí en el mejor, o eso decía la prensa.

» No solo le había quitado a su hermana y la vista, sino que también le había quitado su pasión y se me consideraba mejor solamente porque él ya no estaba. Como si me lo hubiera quitado de en medio para poder sobresalir.

» La culpa era tan grande que no podía soportar estar en la misma habitación que él. Lo evité durante más de un año, hasta que cuando se consideró suficientemente autónomo como para vivir solo con la ayuda de alguien, se fue.

» Estuvo viviendo tres meses aquí hasta que decidió irse a Barcelona, según me contó Alice porque habla castellano y porque las bicis en Holanda esperan que te apartes tu y él no podía hacerlo. Por mi culpa.

» Hacía casi dos años que no lo veía y hoy en la calle... Ha sido demasiado inesperado. La culpa ha vuelto de golpe y no he sabido reaccionar. Lo siento.

» Siento como te he tratado durante todo este tiempo.

» Mi mente me decía es que habías ocupado el lugar que le correspondía a él y bueno, eras un recordatorio constante de lo que he hecho.

» Pero ya no, porque no eres como él. Eres... Bueno, eres Jaylin. La chica con la mejor sonrisa. Con un don para la música. Inteligente. Vegetariana. La prodigio —añade pocos segundos después regalándome una sonrisa tensa.

Tras un par de minutos procesándolo todo hay algo que no me acaba de cuadrar.

—¿Puedo preguntarte algo? —él asiente con la cabeza, si mirarme como no lo ha hecho durante todo su discurso—. ¿Qué tiene que ver Raven en esto?

Tras soltar un resoplido irónico y pasarse la mano por la cara con fuerza sigue hablando.

—Hice daño a mucha gente. A Cameron, a Alice, a Arthur, a sus padres, a sus hermanas, a sus amigos, a sus familiares...

—A ti... —añado yo. No parece tenerse en cuenta.

—Pero hay gente en especial a la que le hice más daño que al resto. Raven es una de esas personas.

» Raven es la... —rectifica—. Era la melliza de Aline.

» Eran completamente diferentes pero inseparables. Se complementaban la una a la otra. Mientras que Raven era reservada y tranquila, Aline estaba siempre en compañía. Mientras que Raven era reflexiva y pensativa, Aline era espontánea y alegre. Siempre estaba alegre. Y era amable y empática. Si fuese por ella habría estado en todas las ONG del mundo hablando delante de miles para convencerlos de participar o ayudando en primera línea mientras que Raven lo estaría organizando todo para que nada les pillase desprevenidas. Pero en la sombra.

» Raven no solo perdió a su alma gemela, sino que tampoco sabía si su hermano mayor sobreviviría.

» Como lo hice yo, buscó un lugar donde refugiarse, pero ella no tenía la música y el lugar en el que normalmente se habría refugiado ya no estaba, así que se enfrascó en saber todo lo que ocurría a su alrededor para que nada la pillase de nuevo con la guardia baja. Justo como si pudiese haber predicho el accidente.

» Hubo un chico que intentó ayudarla, pero ella lo sabía todo de todos así que no dudó en exponer todos sus secretos y amenazó con hacerlo de nuevo si alguien se acercaba a ella. Nadie lo intentó de nuevo.

» Y cuando llegase tú se volvió loca. Le estabas "robando" a Cameron el lugar que le pertenecía y a Aline... —su frase se pierde en el aire, pero sé que hay una cosa que no se ha atrevido a contare.

—Le estaba robando también su lugar. Junto a ti.

Por primera en toda la conversación clava sus ojos en los míos.

—¿Lo sabías? ¿No estás enfadada? —pregunta con autentico desconcierto en la voz.

—Nos lo acaban de contar Alice y Arthur, pero ¡Claro que no! ¿Como voy a estar enfadada por esto? Anda... Ven aquí —murmuro mientras lo abrazo.

—Te quiero —murmura mientras nuestros cuerpos siguen entrelazados.

—Yo también, Jake. Yo también. 

Undécimo día con capítulo diario.

Decimocuarto día encerrada en mi casa.

Penúltimo capítulo de esta historia (sin contar epilógo y escena extra)



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