Capítulo 29
Raven
[Jaylin Davis y Alice Walker]
Raven me observa con una mirada del más profundo asco.
Raven me tiene sujeta contra la pared.
Raven empieza a hablar.
Había olvidado a Raven.
Es una chica bastante alta, de piel ligeramente morena y pelo liso, marrón oscuro. Sus ojos, de un intenso color chocolate oscuro se encuentran rodeados de densas y muy envidiables pestañas.
Tiene un cuerpo fuerte, aunque que está delgada. Un cuerpo delgado pero ancho que con toda su fuerza me presiona conta la pared.
De entre sus carnosos labios rosados salen las palabras más amenazantes que ha oído nunca. Unas palabras tan frías como el mismísimo hielo de los témpanos. Tan frías que me dejan temblando. Aunque yo siempre tiemblo.
—Aléjate de Jake. ¿Me has entendido? Aléjate de él.
» Lo sé absolutamente todo sobre ti. Así que aléjate de él si no quieres que tu estúpido sueño se vea hecho añicos. Puedo hacer que te echen fuera con un solo clic así que yo de tú me alejaría de una puta vez. ¿Entendido?
Pero lo que más me asusta no son sus palabras. No son sus amenazas. Ni siquiera mi integridad física -que en este momento es suficiente motivo de preocupación como para preocuparse. Preocuparse mucho-. Lo que más me preocupa, lo que más miedo me da, es que pueda ser verdad. Que pueda arruinar todo lo que he logrado para llegar aquí. Eso sería peor que morir y ella lo sabe. Y aunque no haya presentado ninguna prueba, sé que es capaz. No sé cómo, pero lo sé. Y no dudará a hacerlo si no... «¿Me alejo de Jake?» Como si estuviésemos precisamente unidos...
Aumenta su fuerza, presionándome tanto contra la pared que me corta la respiración.
—He preguntado que si me has entendido.
Y como buena estúpida que soy, me quedo completamente en blanco. Me quedo completamente en blanco mientras observo su mano dirigirse hacia toda velocidad a mi cara, donde se estrella contra mi mejilla.
Dolor.
Mi visión se nubla.
Mis ojos se inundan de lágrimas.
Me arde.
El dolor se extiende.
Mis manos se dirigen a la cara, presionando.
Su fuerza contra mi pecho se incrementa.
Desaparece.
[Alice Walker]
Paseo sin rumbo por los pasillos desiertos del instituto, adentrada en mis mundos o, mejor dicho, adentrada en mis auriculares donde suena una de mis canciones favoritas que no tiene ni un solo violín. Una de las canciones que me permite olvidar, porque, aunque prefiera mil veces el violín, este solo hace que recordarme mis problemas, al girar todos en torno a él.
Jaylin y su nuevo odio hacia mí.
Jake, su dolor y todo lo que hace para intentar sobrellevarlo. En vano.
Yo, mi dolor y todo lo que hago para intentar sobrellevarlo. En vano.
Raven, su dolor y todo lo que hace para intentar sobrellevarlo. En vano.
Él.
Ella.
Todos mis problemas giran en torno al mundo del violín. Puede que mi música sea el problema...
Paseo sumida en mis pensamientos, en una canción que no tiene nada que ver con todo, hasta de repente escucho gritos.
«¿Es esa Raven?»
Quitándome los auriculares me dejo guitar por la intensidad del sonido hasta que veo una extrañamente perturbadora escena: Jaylin con las manos en su mejilla y los ojos llorosos, sujeta contra la pared por ¿Raven?
Alguna que otra pieza hace clic en mi cerebro. Definitivamente lo que hace para sobrellevar el dolor es en vano y además es completamente descabellado. Pero la conozco y definitivamente el suyo es uno de los más fuertes, así que corro a separarlas antes de que haga algo de lo que definitivamente se arrepentirá.
Empujo a Raven, dejando a Jaylin sentada en el suelo con las rodillas bien pegadas al pecho, mientras grito sin poder evitarlo.
—¿¡Pero qué demonios estás haciendo?! ¡¿Qué coño te pasa?!
Intento no prestar atención a lo que me responde. Está enfadada. Dolida. «No piensa lo que dice» o al menos eso es lo que me digo a mí misma. Porqué sus palabras duelen, duelen como las mías le dolieron a Jaylin.
«Yo también estoy rota».
—¡Vete antes de que lo llame! ¡Y ya sabes a quién me refiero! —grito de nuevo dando en el clavo, porque se va. Con furiosos pasos, pero se va.
Suelto todo el aire que he contenido sin darme cuenta y con preocupación me dirijo a Jaylin, quien sigue en la misma posición casi-fatal, controlando y venciendo el segundo ataque de ansiedad del día.
Me agacho delante suyo, colocando mi mano en su rodilla. «Dicen que el contacto humano hace maravillas».
—¿Estás bien?
Cuando asiente ligeramente me dejo caer a su lado, la espalda apoyada en la pared. Suelto un par de respiraciones nerviosas.
—Chica, ya son dos hoy. Madre mía, despiertas pasiones —ironizo. Como dijo alguien que no recuerdo (o puede que sí, pero no quiero decirlo): "El sarcasmo es mi única defensa". «¿Quién diría que una frase de una serie juvenil puede ser tan real? Es una auténtica ironía y más si tenemos en cuenta que era de temática sobrenatural cosa que la hace...»
Una risilla por parte de ella me saca de mis pensamientos. No puedo evitar estampar una sonrisa en mi cara ante tal inesperada reacción.
Las dos nos quedamos en silencio durante unos minutos, aún recuperándonos de todo, cuando su voz rompe el silencio.
—¿Me ayu-yu-yudarías a buscar un vestido para el intercambio?
—¡¿Aún no tienes el vesido!? —exclamo con creciente pánico haciendo mella en mí.
Niega un par de veces con la cabeza con una pequeña sonrisa en los labios ante mi reacción—. Lo haré. Vaya sí lo haré. ¿Cómo puedes no tenerlo aún? Tendremos que ir a... —mientras suelto todas las tiendas dónde podremos encontrar algo de última hora no puedo reparar en que esto es una tregua y aunque nuestra relación no será como antes -o al menos de momento- esto es una tregua y una tregua es maravillosa.
Una ligera sonrisa aparece en su rostro y minutos después Arthur nos encuentra todavía sentadas y apoyadas en la pared. En silencio.
—¿Todo bien? —pregunta, y nosotras solo asentimos mientras nos levantamos, compartiendo una mirada cómplice.
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Gracias de todo corazón, cada pequeña estrellita, cada numero más en las leidas, alegra mi día.
Gracias,
onrobu
14/11/19
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