Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19

El lugar que me corresponde

[Jaylin Davis]

Des del umbral de la puerta contemplo el frenético movimiento de al menos una docena de estudiantes que cargados con cajas y maletas se mueven de un lugar a otro con la emoción escrita en el rostro. Al fin y al cabo, la gran mayoría de ellos, habrán conseguido uno de sus sueños, estudiar en la prestigiosa Julliard School of Music. Suspiro al darme cuenta de que se me ha acabado la tranquilidad. El tener toda la residencia para mi sola. Aunque en cierto modo será agradable poder comer por fin en el comedor, poder usar los servicios que la residencia ofrece, no quería perder mi libertad. No quería que acabase. Me gusta la soledad, no tener que responder ante nadie. Y ahora esto ha desaparecido. Hola, compañera de habitación. Hola, compañeros de pasillo. Hola, compañeros de baño. Hola, estudiantes universitarios.

Me obligo a avanzar hasta mi habitación. Tiene la puerta abierta.

Dentro una chica menudita descansa en una de las sillas del escritorio mientras mueve rítmicamente la cabeza al ritmo de la música que suena en sus voluminosos cascos. El pelo listo y oscuro atrapado en un moño rápido. Piel pálida. Cuerpo definido. Espalda ancha. Es bailarina.

Me quedo de pie, sin saber que hacer, hasta que abre los ojos reparando en mi por primera vez. Me examina como yo lo he hecho y bajándose los auriculares se levanta.

—Me llamo Julie —comenta mientras me tiende una mano y una tímida sonrisa curva sus labios.

—Jaylin.

—He oído sobre ti ¿Sabes? Sabía que estarías aquí así que vine un par de días antes, pero resulta que no estabas.

—Yo... Yo... Lo-lo siento...

—¡No pasa nada mujer! He estado haciendo turismo. Nunca había estado en Nueva York —al ver que no respondo sigue hablando ella—. ¿Qué te parece si me enseñas todo esto y yo te presento a algunos de los chicos? Se mueren por conocerte. A no ser que hayas quedado con amigos o algo...

El dolor me invade y tras una lucha que parece eterna, acabo dejándolo salir. — No me hablo con mi mejor amiga —confieso.

Me regala una mirada triste.

—¿Y no hay más amigos?

Los últimos días pasan por mi mente. Alice en el verdad o reto. Oliver, Ivy, Joanne, Hope... ignorándome porqué parece que consideraron muy cruel mi pregunta y no se molestaron en explicarme el motivo... Jake haciendo como si no me viera...

Niego lentamente consiguiendo que una sonrisa triste curve sus labios.

—Eso podemos remediarlo. Ven —la sigo cuando sale fuera, olvidado ya el recorrido por las instalaciones que tenía que darle.

Llama a la puerta de al lado mientras saca la cabeza por una puerta ubicada un poco más abajo.

Un chico asiático sale de la última y cuando me ve se inclina en una reverencia.

—Un placer mi dama. Lee Chang a su servicio —no puedo evitar soltar una risita, olvidándome momentáneamente de mis dramas.

Cuando se levanta -contento con mi reacción- observo como Julie menea la cabeza con diversión.

La otra puerta se abre revelando a dos imponentes chicos. El más alto pero delgado, -tan rubio como Jake- me observa de arriba abajo sin vergüenza y justo cuando empieza a abrir la boca el otro -más bajo, fornido y con una piel oscura sin ninguna imperfección- lo interrumpe.

—Akin, un placer conocerte.

Asiento, mi sonrisa provocada por Lee borrándose ante su posado serio. El otro chico procede a presentarse.

—William, y te quiero en la sala común dentro de cinco minutos. Demuéstrame lo que sabes hacer enana —desaparece de nuevo dentro de su cuarto sin decir nada, pero dejándome con los ojos abiertos de terror.

Julie sonríe mientras suspira con diversión poniendo ligeramente los ojos en blanco.

—Lleva toda la mañana repitiendo que no puedes ser tan buena y que lo tiene que ver con sus propios ojos. Te acaba de retar a un combate de violín.

Trago saliva, mis manos revolviendo con fuerzas los bajos de mi vestido.

—Y no puedes negarte, hermosura —añade Lee moviendo las cejas rítmicamente—. Estamos todos deseosos de que le bajes los humos a ese cretino.

Así que cinco minutos después y temblando como una pluma entro en la sala común donde William y un par de chicos que enfrascados en sus móviles no me prestan atención esperan. Julie, Lee y Akin me siguen y se sientan en uno de los sofás.

Me quedo de pie sin hacer nada -más tensa que la cuerda de su instrumento- cuando él saca su violín y empieza a tocar.

Caras de admiración observan el espectáculo y un pensamiento demasiado prepotente para mi gusto aparece en mi cabeza. «Toca muy bien, pero no es rival para mi» La sacudo, esperando borrarlo.

Cuando acaba se aparta un poco y me observa expectante. Mi temblor se incrementa exponencialmente.

—¡Tú puedes Jaylin! —me anima Julie des de su puesto en el sofá.

—¡Bájale los humos a este cabrón! —añade Lee mirándolo con diversión, aunque este no le corresponde puesto que está observándome fijamente.

Saco mi violín y con manos temblorosas empiezo a tocar.

Su mandíbula cae hasta tocar el suelo. Los ojos de los chicos que miraban el móvil se clavan en mí. Estudiantes empiezan a acerarse, pero yo no me doy cuenta.

Por primera vez en mi vida, mi vergüenza desaparece. Mis temblores cesan. Y solo puedo tocar. Solo puedo dar lo mejor de mí, sin importar los otros. Solo puedo tocar sin dejar que los miedos me eclipsen. Y me siento libre.

Cuando bajo el instrumento, parte de la vergüenza reaparece, pero nada comparado con antes. Las caras de admiración de músicos a admirar, mirándote, flipando, son increíbles. Y te sientes comprendida por primera vez en la vida.

Ya no eres la que un pueblo sin conocimientos reales de música considera prodigio. Ya no eres la bicha rara que prefiere tocar un instrumento anticuado a salir de fiesta. Ya no eres la nueva. Ni la nueva especial. Simplemente eres una más. Y aunque las felicitaciones y caras de admiración me siguen poniendo nerviosa, me siento feliz.

Finalmente, la gente va volviendo a la mudanza y nosotros cinco nos quedamos solos.

William me observa con los ojos entrecerrados.

—¡Admite la derrota! ¡Admite la derrota! ¡Admite la derrota! ¡Admite la derrota...! —empieza a canturrear Lee y Julie se le une. Akin solo los observa con aire analítico y una pequeña sonrisa en el rostro.

Al ver que no dice nada, Lee se levanta, fulminándolo con la mirada y sin darme tiempo a reaccionar me sube a sus hombros.

—¡Bájame! ¡Bájame! —Lee ríe mientras me pasea por el pasillo con Julie dando saltitos a su lado, Akin siguiéndonos de cerca con una sonrisa que hasta muestra parte de sus dientes y Will quejándose hasta que finalmente admite su derrota.

Me siento bien.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro