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Capítulo 8

Capítulo 8

I fooled around and fell in love

Tras abandonar por un momento el Helheim, Hades fue a la arena de batalla donde se llevaba a cabo el ragnarok. Necesitaba conocer a este humano que se había ganado a su hermano, este humano que logró hacer que Poseidón se rindiera. Alguien capaz de ganarse el corazón de su hermano menor.

Luego de caminar por un buen rato por la arena del Valhalla los encontró en el pasillo. Al principio había ido a la enfermería, pensando que ambos estarían en el cuarto donde el humano estaría recuperándose, pero al no hallarlos Hades tuvo que buscarlos en otro lugar.

Poseidón estaba al lado del humano que apenas le llegaba al pecho. Su hermano parecía querer convencer al humano de volver a la enfermería, mientras una mano permanecía en su espalda, como si temiera que el humano fuera a desfallecer en cualquier momento. Sasaki Kojiro solo le decía que ya se sentía mejor y que su preocupación era innecesaria.

Poseidón sintió su presencia porque nada más dar un paso más se giró y lo vio. Incluso a varios metros de distancia, Hades notó el brillo inusual en sus ojos. Un brillo mucho más fuerte que el que vio en él incluso hace más de cuatrocientos años.

Se acercó a ellos, quienes habían dejado de discutir para girarse hacia él.

—Poseidón—sonrió y miró al humano.

—¿Hestia?—preguntó su hermano.

—Hestia—confirmó antes de dar un paso hacia el humano—. Un placer, mi nombre es Hades, soy el hermano mayor de Poseidón.

Sasaki Kojiro tenía la apariencia promedio de un japonés anciano, solo que con un cuerpo mantenido con los años de entrenamiento y un brillo vivaz en sus ojos. Tenía cicatrices en todo su cuerpo y una venda donde parecía haber sido herido, muy posiblemente por su hermano. Hestia se había olvidado de darle todos los detalles de la batalla.

—Oh—el humano lo miró, miró a su hermano y de nuevo a él—, un placer conocerlo, soy Sasaki Kojiro.

El humano sonrió, con una amabilidad y gentileza que no esperaba. A decir verdad, no sabía qué esperaba del humano que se había ganado a su hermano.

—¿A dónde iban?

—Quería ir a ver la quinta ronda del ragnarok, pero tu hermano no está convencido de que vaya al cuarto de un amigo a ver la pelea.

—Ya hemos visto la cuarta pelea en la enfermería, no es necesario que vayas a otro lado a ver—insistió Poseidón frunciendo el ceño.

—Te dije que estoy bien, la herida no me duele cuando me muevo—insistió Kojiro.

—Eso no significa que la herida haya sanado.

—Poseidón, solamente estaré de pie viendo la pelea en un lugar seguro—suspiró Kojiro mirando a su hermano.

Poseidón miró al humano como si estuviera harto de insistir con este tema. Parecía ser que desde que Kojiro salió de la enfermería habían estado discutiendo por esto.

—Puedes estar tranquilo y cómodo en la enfermería.

—Estoy cansado de estar ahí, necesito moverme, estar de pie.

—Puedes estar de pie en...

—¡Poseidón!—exclamó el humano, medio cansado y medio divertido.

Incluso Hades encontró divertida la insistencia de su hermano.

—Dijeron que necesitas reposo todavía y las medicinas que trajo Proteo aun no hacen efecto—le recordó Poseidón, su expresión viéndose más preocupada que enojada.

Kojiro lo miró y suspiró.

—Quita esa mirada, muchacho, me haces sentir culpable—el humano finalmente miró el techo con las manos en la cadera—. Solo esta ronda, la próxima iré al cuarto de Okita y no quiero ninguna queja al respecto, ¿está bien?

Solo en ese momento Poseidón asintió, aceptando los términos de Sasaki Kojiro.

—¿Solo para eso has venido?—preguntó de repente su hermano, sacando a Hades de su silencio.

—Solo venía a asegurarme de que estaba todo bien. Espero que podamos encontrarnos en otra ocasión.

—Si tu hermano me permite salir de la enfermería algún día, seguramente podremos hacerlo—dijo Kojiro sonriendo entre divertido y resignado.

Poseidón frunció el ceño y con su mano instó al humano a regresar a la enfermería. Hades sonrió y vio como ambos se alejaban de nuevo por el pasillo. Nunca pensó en ver a Poseidón tan sobreprotector y atento con un humano. Pero como Hestia lo había dicho una vez, solo existía un ser capaz de romper las reglas de los dioses en uno. Y parecía ser que Poseidón lo había encontrado.

Pensando en quedarse un rato por aquí, tal y como Hestia le aconsejó, se dio media vuelta para ir al sector VIP de los dioses. Tal vez ver esta ronda del ragnarok sería lo más divertido. Además, distraer su mente de todos los asuntos del Helheim tal vez sería...

BUM

Hades agradecía tener muy buenos reflejos, de lo contrario la explosión lo hubiera golpeado directamente. ¿Quién había hecho estallar una de las paredes? ¿Acaso había un pleito entre dos dioses?

—¿Dónde estará?

Cuando el polvo se disipó, Hades notó un hombre bajo con una venda en los ojos. Tenía los hombros descubiertos y en sus dedos había unas garras doradas que cubrían cinco de sus diez dedos. El joven hombre sonreía mientras veía hacia los costados por el pasillo. Su mirada aguda detectó que se trataba de un humano.

—Disculpa, ¿qué estás buscando?

Hades decidió intervenir, esperando evitar que este humano continuara rompiendo parte de la arena del Valhalla.

—Un buen lugar para esperar mientras veo la siguiente pelea.

—Las gradas de la humanidad están de aquel lado, puedo acompañarte hasta allá si gustas.

—Dije que buscaba un buen lugar para ver la pelea. Aquel no es un buen lugar—el humano se giró hacia él, dando unos pasos hacia Hades—. Eres amable y fuiste humilde al ofrecerte llevarme. ¿Podría saber tu nombre?

—Soy Hades.

—Hades, un placer conocerte. Yo soy el primer emperador que unificó China: Qin Shi Huang.

—Un rey—Hades sonrió—. Qué casualidad, yo también lo soy. Soy Hades, rey del inframundo.

El humano no borraba su sonrisa, tenía una confianza que pocas veces había visto Hades.

—Entonces, rey del inframundo, tal vez podemos ir juntos a un lugar agradable para ver la siguiente pelea, ¿qué dices?

¿Acaso este humano se estaba invitando a sí mismo para ir con Hades a...? Hades rio por la actitud desvergonzada, segura y directa de este humano. Qin Shi Huang rio junto con él, contagiado por su risa.

Qué humano más curioso.

—Sígueme, conozco un lugar—dijo Hades esquivando el desastre que el rey de los humanos hizo para dirigirse a la zona VIP de los dioses.

—¡Hao!

***

Luego del encuentro entre padre e hijo, Thor volvió a ingresar cuando Lü Shang salió a decirle que Lü Bu preguntaba por él.

—¿No volverá a entrar?—preguntó viendo al humano emprender camino hacia el pasillo, del lado de la salida.

—Volveré más tarde, su ejército seguramente querrán más información al respecto sobre él. Iré a informarlos.

Thor asintió, viendo a ese pequeño hombre marcharse de ahí. Tomó el picaporte y abrió la puerta, viendo a Lü Bu sentado esperándolo.

—¿No te dijo nada?—preguntó al verlo entrar.

—Me dijo que iría a hablar con tu ejército.

—No sobre eso, sino sobre el hecho de que quería hablar contigo.

—¿Por qué?

Thor se sentó al lado de Lü Bu, acercando su mano hacia la del general la cual estaba más cerca de él.

—Le conté sobre nosotros, sabe sobre mis sentimientos por ti.

Ah, ya veía. Eso no era algo que él pudiera hacer con su padre. Odín posiblemente podría tener sospechas sobre su relación con este humano por la primera ronda del ragnarok y su final. Pero eso no confirmaba su amor por este humano.

Tampoco podía confirmarlo públicamente, no si quería que Lü Bu continuara a su lado. Su padre no era un dios cuerdo, no sabía lo que le haría a su humano si decía algo sobre ellos.

—Ya veo—Thor se inclinó hacia Lü Bu y se escondió en su cuello—, no tengo problemas de hablar con él cuando lo desee. Podría entender si está preocupado por ti.

—¿Tu padre no reaccionaría...? Olvídalo, acabo de recordar que tu padre es un idiota—Lü Bu rio acariciando su cabello—. Vendrá por ti en cualquier momento, lo sabes, ¿verdad?

—Mi padre no ignorará mis decisiones en la pelea, tarde o temprano vendrá por mí y lo sé.

—Tranquilo, solo debes darle un martillazo en la cabeza y todo estará bien.

La broma de Lü Bu era mala, pero Thor rio suavemente por ella. La simple idea de darle un martillazo en la cabeza a su padre era estúpido pero a su vez divertida. Realmente sería capaz de hacerlo si le hacía algo a su humano.

Tres toques suaves se escucharon desde el otro lado de la puerta. Thor iba a levantarse y espantar a quien sea que estuviera molestando, a menos que se tratara de su suegro o de algún ser querido de su general, cuando una voz femenina se dejó oír.

—Thor, soy yo, Freya.

Si no fuera porque Thor conocía la manía de Loki de disfrazarse de divinidades y hacerse pasar por ellas, lo hubiera creído a la primera. Pero era gracias al tema de su padre que Thor recordó que muchas veces Odín mandó a Loki como su espía. Y esta podía ser la ocasión. O bien Loki solo buscaba algo para molestarlo.

—Si eres ella dime qué me dijo Freya cuando me llevó aparte el día que me casé con Sif.

—Thor, no te dije nada ese día, ni siquiera pudimos cruzar palabra alguna. Solo recuerdo haberme sentido decepcionada de ti.

—Sí, lo sé, lo vi en tus ojos—Thor sonrió—. Pasa.

Freya ingresó entonces al cuarto de Lü Bu. Su figura hermosa y delicada contrastaba demasiado con la de los dos guerreros que estaban ahí.

Thor apretó suavemente la mano de Lü Bu para llamar su atención.

—Ella es Freya, es una amiga cercana, podemos confiar en ella.

Lü Bu asintió viendo a la diosa de dorados cabellos acercarse hacia él, evaluando sus piernas rotas que estaban en proceso de recuperación. Ella parecía analizar las heridas de ambas piernas, incluso cuando tantas vendas no dejaban lugar a ver nada.

—¿Logra ver algo o prefiere que le diga sobre mi estado?—preguntó Lü Bu tras el momento de silencio.

Freya sonrió suavemente negando con la cabeza.

—Lo sé por las enfermeras, no hace falta decir nada. Tus huesos en verdad se rompieron y se salieron de sus lugares, no habrá sido nada agradable—los dedos de Freya pasaron suavemente por las piernas de Lü Bu—. No podrás levantarte de nuevo en unos días, por lo que ellas dijeron.

—No es nada grave, son solo unos días a diferencia de la medicina humana que me hubiera tomado meses o quizás nunca hubiera vuelto a caminar.

—Cierto—Freya sacó un frasco de vidrio de un pequeño bolso atado a su cintura—, pero con mi ayuda podrás levantarte pronto.

—Son solo unos días, no gaste de sus cosas en mí, puedo esperar a que mis piernas sanen.

Freya negó con la cabeza, todavía sonreía suavemente.

—Insisto.

Solo cuando Lü Bu asintió, aceptando la ayuda de esta mujer, Freya derramó unas gotas en cada piernas y recitó unas palabras que claramente el humano no iba a entender. Sacó otras cosas del bolsito que tenía atado a la cintura y comenzó a dejarlos caer en las piernas de Lü Bu. Freya era una diosa sabia, versada en el arte de la herbología y la medicina. Sabía mucho también sobre hechizos con runas y rituales antiguos. Era una de las diosas más solicitadas dentro del panteón nórdico por estos motivos.

Lü Bu apretó su mano casi al mismo tiempo en que un sonido se dejaba escuchar desde sus piernas. Freya se veía satisfecha de que su magia estuviera dando resultado.

—Sentirás algo de dolor por unas pocas horas, pero le dejaré a Thor algo para que lo calme en lo que terminan de curar tus piernas—Freya lo miró—. Necesito que me acompañes un momento afuera, lo olvidé en uno de mis bolsos.

Thor no comentó sobre lo extraño que sería que Freya se olvidara algo afuera, solo la siguió y cerró la puerta viendo que, efectivamente, no había ningún bolso de ella afuera.

—¿Necesitas decirme algo?

—No es algo que pueda ver de manera clara todavía, Thor, pero algo malo se avecina y se avecina pronto—la suave sonrisa de Freya cambió repentinamente a una mueca de preocupación—. Es mejor si Lü Bu tiene sus piernas como nuevas otra vez o podría salir perjudicado.

—¿Algo malo? Sé más clara.

—Hay algo que siento en torno a tu padre, Thor. No me da buena espina, así que ten cuidado tú también, ¿sí?

Su padre. A Thor, de alguna manera, esto no le sorprendía demasiado. Luego de varios años al lado de él podía asegurar que no era el mejor dios ni el más cuerdo de todos. Si planeaba algo sería algo muy, muy malo.

—Lo tendré.

Freya asintió y sacó de su pequeño bolsito un frasquito con un líquido espeso de color blanco.

—Unta esto en sus piernas cuando el dolor sea agudo, lo calmará el tiempo suficiente antes de que sus piernas se curen.

Thor tomó el frasco que le ofrecía y entonces ella se marchó de ahí sin decir nada más.

***

Belcebú sabía que estaba dentro de la lista del ragnarok para representar a los dioses. Su interés por esto era nulo, salvo por el hecho de ser asesinado para así deshacerse de la maldición de Lilith. Pero de todas formas no tenía la fe suficiente en la humanidad como para creer que lograrían lo que ningún dios era capaz de hacer. Era confiar demasiado en que el destino se apiadaría de él y lo liberaría de esa pesadilla que llevaba viviendo desde hacía años.

Con nostalgia recordó al humano que había intentado ayudarlo a liberarse de la maldición de Satanás. Un humano que no se había asustado al verlo ni que lo había tratado de demente al saber su condición. Belcebú se lo había confiado porque sabía que si el humano no le creía o intentaba decir algo pasarían dos cosas: o lo encerraban por loco o Belcebú mismo lo mataba.

Lo había conocido durante un momento en que visitó el midgard para buscar inspiración en nuevos inventos que pudieran matarlo. Este hombre estaba alimentando a las palomas de la plaza cuando Belcebú se sentó a su lado y comenzó a considerar hacer una especie de bestia mitad ave.

—Son animales realmente increíbles, ¿no lo crees?

Belcebú ignoró al humano que repentinamente había hablado. No le interesaba hablar de nada con él ni mucho menos entablar alguna especie de amistad. Por experiencia sabía perfectamente que eso terminaría muy mal para la otra parte.

—Las palomas son aves inteligentes. He criado varias de pichón y todas terminaron siendo adiestradas con éxito y sin demasiado esfuerzo.

Una mascota no era inteligente, simplemente era obediente. ¿Qué tenía de genial eso?

El humano dejó que una paloma se posara en su mano y la acarició con cariño, sonriendo suavemente al verla.

—Me gusta distraer mi mente a veces y estos pequeños animales me ayudan mucho a hacerlo—comentó acariciando el cuello de la paloma—. ¿A ti también o solo el aire fresco del parque es suficiente?

Belcebú pensó que responderle algo podría llegar a callar al humano antes de tiempo.

—Solo busco inspiración para un experimento.

Pensó que aclarar el motivo de su inspiración evitaría que el humano le preguntara más, pero cuando ese humano escuchó la palabra experimento, sus ojos brillaron.

—¿Experimento? ¿Eres un inventor? ¿Te dedicas a la ciencia?

—Podría decirse—respondió un poco incómodo.

El brillo en su mirada y esa felicidad, Belcebú lo había visto alguna vez en Lucifer. No era tan intenso como el de este humano, pero ciertamente había notado la calidez y el interés en su mirada.

—Eso es genial, quiere decir que eres un colega. Dime, compañero, ¿para que necesitas inspiración? ¿Qué es lo que estás intentando crear? Tal vez pueda serte de ayuda en algo.

Belcebú pudo haberse marchado en ese momento, dejar al humano hablando solo con las palomas y buscar inspiración en un lugar más silencioso. Pero hubo algo que le dijo que debía hablar, incluso si lo tomaban de loco debía hacerlo y confiarle a este humano su historia.

—Necesito crear algo que pueda matarme.

Hubo un momento de silencio antes de que el humano volviera a hablar.

—¿No sería suficiente con una soga o una pistola?

Belcebú suspiró. Sí, esa era la reacción humana normal.

—No es tan fácil.

Y entonces le contó su vida, le contó sobre las dos maldiciones que lo atormentaban. Le habló sobre los amigos que él mismo asesinó y la amiga a la que había llegado a apreciar como más que una amiga y que de igual manera terminó siendo asesinada por él. Contó que estaba en la búsqueda de algo que pudiera asesinarlo porque no podía seguir viviendo así en soledad, con los recuerdos de los amigos a los cuales mató y cuidándose de no sentir nada porque, de lo contrario, él mismo terminaría asesinando a aquellos a los que amara.

Belcebú se desahogó, contándole al humano que la maldición de Satanás había arruinado su vida y que ninguna magia existente sería capaz de ayudarlo a deshacerse de ella.

—No, non, nein—dijo entonces el humano, moviendo su dedo índice de un lado a otro—. Claramente la magia no te ayudará porque no existe, lo que necesitas es la ayuda de la ciencia. Y yo te ayudaré a deshacerte de esa enfermedad rara que tienes—el humano se levantó del banco donde había estado sentado y le ofreció su mano—. Compañero, mi nombre es Nikola Tesla y será un placer ayudarte con tus problemas. Solo confía en mí, no hay nada que la ciencia no sea capaz de lograr.

Sin embargo, la ciencia no había podido evitar que Nikola muriera en su cuarto de hotel. La ciencia no fue capaz de hacer nada por él y tampoco sería capaz de hacer algo por Belcebú.

Apretó los puños ante el recuerdo. La sonrisa del humano y el brillo en sus ojos era algo que no se había borrado de su memoria en todos estos años. Si muriera tal vez Belcebú tendría la oportunidad de verlo una vez más para deslumbrarse con su sonrisa y su charla incesante sobre ciencia.

Solo que no creía que el ragnarok fuera capaz de darle esa bendición.

***

Hércules se quedó a su lado mientras sus heridas sanaban, tomando suavemente su mano y acariciando el dorso con su pulgar. Por lo que recordaba de antes William, Hércules no era tan grande. Sí, era grande y un hombre que llamaba la atención donde sea que fuera por su color rojo de cabello y su musculatura. Pero era un estándar humano que podía considerarse normal todavía. Ahora, en su forma divina, el señor Hércules era mucho más grande que él, quien quedaba pequeño a su lado. Quizás si fuera como el primer luchador humano no se vería tan pequeño, pero William no era musculoso. Todas sus peleas las ganó más con ingenio que con fuerza bruta.

La puerta de su cuarto fue abierta lentamente, dejando ver a la señora Megara del otro lado. Ella lucía mucho más hermosa que la mujer que conoció cuando era más joven. Cuando todavía estaba vivo, ella vestía con sencillas faldas de colores oscuros y un delantal que llevaba casi siempre encima. También llevaba su cabello ondulado negro amarrado en un gran moño que dejaba fuera de su rostro cualquier mechón. Pero ahora, en su forma divina, William notaba la diferencia entre una mujer y otra. Megara aquí en el Valhalla era una diosa muy hermosa, con su cabello ondulado hasta la cintura y una prendas violetas de telas finas que marcaban su figura y le recordaban a bailarinas árabes. También tenía mucha pedrería en su cuerpo que tintineaba al caminar.

—Señora Megara—saludó, incluso cuando no debería hacerlo con tanta familiaridad como lo estaba haciendo.

Ella lo miró en silencio tras cerrar la puerta, como si analizara el hombre en el que William se había convertido luego de irse de casa. Un hombre que no habían visto por más de un siglo. Un hombre que se perdió por años, viajando para escapar de su hogar en busca de venganza. Un hombre que murió sin volver a ver a su familia una vez más porque sabía que era lo suficientemente débil como para no soportar un rechazo de ninguno de los dos.

Repentinamente, Megara se abalanzó hacia él, haciendo que Hércules soltara su mano. Los brazos delgados de la mujer los envolvieron con fuerza, su rostro escondiéndose en el cuello de William mientras sentía las lágrimas de la divinidad humedecer su piel.

—Niño tonto—murmuró ella, había tristeza en su voz, algo de enojo también—, no vuelvas a irte así de nuevo.

William correspondió al abrazo, aferrándose a ella con fuerza. La mujer frente a él no se parecía en nada a la mujer que había conocido, pero su cuerpo cálido y su corazón latiente eran el mismo. Cerrando los ojos podía hacer de cuenta que todavía estaba en su casa en Londres, con ambos a su lado consolándolo por cualquier cosa que le hubiera afectado a William. Si se concentraba lo suficiente podría sentir el olor a galletas o pan horneado que siempre invadía la propiedad gracias a Megara. También podría escuchar los carruajes pasando cerca de la casa, al señor Roger ofreciendo sus productos y a la señora Smith llamando a su gato gordo y gris que siempre se escapaba de su casa.

Con un poco de imaginación todavía podía sentirse en aquella casa de Londres donde fue feliz.

—Lo siento tanto...señora Megara—murmuró contra su cuerpo, sintiendo su corazón sangrar por el dolor.

No había querido causarles daño, pero había sido egoísta y con tal de no salir dañado él mismo terminó por lastimar a aquellos que amaba.

William no era un buen hombre, era tan egoísta como cualquier otro humano.

Megara lo mantuvo contra su cuerpo, llorando contra él igual a como William estaba haciendo contra ella.

Ambos tenían que sanar sus corazones.

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Título del capítulo parte de la canción: Fooled around and fell in love by Elvin Bishop 

La cancion esta relacionada con Hades y Qin 

Aqui les dejo este capitulo, mañana les traere el siguiente.

Nos vemos! Besos :D

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