Capítulo 7
Capítulo 7
Alone again, naturally
Hestia había ido a verlo en persona. Hades sabía que el ragnarok estaba llevándose a cabo, sabía que su hermano Zeus había perdido, pero todavía seguía con vida porque el humano contra el que peleó no le importaba matarlo. Estaba al corriente de lo que había pasado, pero todavía no sabía lo que había pasado con su hermano Poseidón. Así que cuando su hermana mayor fue por él, temió lo peor. Sin embargo, Hestia solo fue con una sonrisa y buenas noticias.
—Poseidón lo encontró.
Hades no necesitó detalles de a quién encontró su hermano. Él sabía sobre la criatura de la cual su hermano se había prendado y que lo había tenido en una constante melancolía durante esos siglos. Hestia se lo había confiado, esperando que él pudiera hacer algo para animar a Poseidón. No pudo hacer nada, solo ver a su hermano continuar con su vida como siempre, solo que teniendo una mirada más apagada en sus ojos.
—¿Estás segura que se trata de él?—preguntó Hades acercándose a ella.
—Muy segura, de lo contrario, ¿qué motivos tendría nuestro amado hermano para rendirse ante un humano?
Con el orgullo de Poseidón, eso sería imposible. A menos que se tratara de ese humano que logró abrir su corazón.
—¿Ya lo has conocido?
—Le he dado mi bendición a Sasaki Kojiro—Hestia sonrió dulcemente—. Es un hombre con un corazón maravilloso. Nuestro hermano estará en buenas manos.
Hades sonrió, acariciando el cabello suave de su hermana.
—Entonces iré a conocerlo yo también.
—Podrías quedarte a ver el ragnarok también. Estás casi todo el tiempo en el Hellheim, te haría bien salir un rato y disfrutar del Valhalla—aconsejó Hestia tomando sus manos con dulzura.
Hestia siempre era así de dulce y amable con todos. Muy raras veces la vio enojada y Hades sabía bien que eso era mejor que nunca volviera a pasar. Hestia era bondad y pureza, pero podía ser más cruel que cualquiera de sus hermanos menores cuando se enfadaba.
—Bien, seguiré tu sabio consejo e iré al Valhalla a ver el ragnarok.
Hestia sonrió complacida y lo tomó de las mejillas suavemente para inclinarlo y besar su frente.
—Espero que tú también encuentres a quien rompa la regla de los dioses en ti. Mi amado Hades, te mereces ser feliz con alguien que comprenda a tu corazón—murmuró ella acariciando su rostro con cariño.
—Tú también te mereces esa felicidad, Hestia.
Ella sonrió y sacó sus manos suavemente. En ese momento Adamas llegó para informarle de algo, pero al ver a su hermana se quitó la máscara del rostro.
—Hestia—dijo gentilmente.
Ella era la única de sus hermanos a la cual respetaba sinceramente y por la cual sentía un profundo cariño.
—Mi adorado hermano—ella se acercó a él y acarició su mejilla—, has iluminado mis ojos con tu presencia.
—Deja la poesía, hablas raro—bromeó Adamas, Hestia rio.
Su risa era cantarina y aguda, como la de un gorrión.
—No hablo raro, solo hablo con el corazón.
—Adamas, saldré. Iré a ver el ragnarok, ¿crees poder hacerte cargo de las cosas aquí por el momento?—interrumpió Hades.
—¿Por qué debo hacerme cargo de las cosas aquí mientras tú sales a jugar? Necesito un descanso yo también—se quejó Adamas rodando los ojos.
—Creo que Adamas tiene razón—dijo Hestia mirando a Hades—. Si tiene algún trabajo que terminar podría ayudarlo y así podríamos ir juntos a la arena del Valhalla.
Si no fuera por Hestia, Hades hubiera dejado a Adamas en el Hellheim terminando sus trabajos antes de que fuera al Valhalla. Pero su hermana mayor estaba ahí y realmente no quería contradecirla, no cuando lo miraba como lo hacía.
—No importa, puede terminar todo después. Ve cuando quieras, Adamantino.
Ignorando la queja de su hermano, siguió su camino para salir del Hellheim y visitar al humano que se había ganado a su hermano.
***
Kojiro había visto la cuarta ronda del ragnarok a través de una pantalla que las enfermeras habían llevado. Poseidón no prestó demasiada atención, tampoco le importó demasiado el primer punto que los dioses ganaron gracias a la rendición del humano. No estaba interesado en esto del ragnarok, lo único importante para él era que había recuperado a Sasaki Kojiro y que no volvería a perderlo.
—Curioso, ¿no lo crees?
—¿Qué?
—No fui el único humano con una conexión previa con un dios—Kojiro rio, sosteniéndose la herida cuando le dolió—. Aish, ¿cuándo sanará?
—Solo unas horas más con las medicinas que Proteo trajo—informó Poseidón tocando con la punta de los dedos el vendaje que cubría la herida de Kojiro.
Un sabor amargo en su boca. Había sido su culpa que Kojiro saliera herido de esta manera. Debió ser más consciente de que un humano no podía igualar a un dios en velocidad. Pero estaba tan feliz que se dejó llevar como un idiota y terminó por herir al humano.
—Es mejor a estar meses así—Kojiro sonrió, restándole importancia a la herida que tenía por culpa de Poseidón—. Hasta que comience la quinta ronda, ¿quieres que hablemos de algo? No me dejan hacer mucho de todas formas—se burló rodando los ojos.
—Se supone que debes descansar cuando estás herido.
—Ya, es la sexta vez que me lo dices, ya lo sé, no es la primera vez que salgo así de herido—Kojiro suspiró y acarició su cabello—. ¿Eres así con tus hermanos también?
—No, nunca fui así con ninguno de ellos.
Kojiro lo miró extrañado.
—¿Por qué?
—Son mis hermanos, pero eso no quiere decir que los aprecie a todos—Poseidón pensó que sería bueno hablarle un poco sobre su familia a Kojiro—. Además de Hestia, tengo dos hermanas más: Deméter y Hera. Y dos...tres hermanos.
—¿Dos o tres?
—Realmente tengo tres, pero solo cuento como hermano a dos de ellos. En total tengo seis hermanos, pero los considero como tal a dos: Hestia y Hades.
—¿Por qué?—preguntó curioso el humano—¿Has peleado con algunos de ellos? Imagino que con el tercer hermano que no cuentas sí.
—No han hecho algo como para que los considere hermanos. Deméter es muy dócil y deja que los demás la manejen. Hera es irritable y molesta. Zeus es un idiota. Los únicos decentes son Hestia y Hades.
—Bueno, no los conozco, salvo a uno de ellos, así que no puedo decir mucho al respecto. Imagino que sus padres no los criaron para que sean muy unidos.
—Mi padre ni siquiera nos crio y mi madre solo se dedicó a educarnos, nada más.
—Oh, yo...lo siento, no quería tocar un tema así—Kojiro pareció incómodo por sus palabras.
Poseidón tomó su mano.
—No me molesta hablar al respecto, realmente no me importa mucho. De todas formas, creo que te mereces escuchar algo sobre mis padres luego de que tú me hablaras sobre los tuyos.
—No te conté mucho de ellos de todas formas porque apenas y los recuerdo—Kojiro sonrió apretando su mano.
—De todas formas, me lo contaste.
—Sí, es verdad—el humano se acomodó contra las almohadas, sonriéndole dulcemente—. Y bien, ¿qué me puedes contar sobre tus padres?
Poseidón entonces le contó sobre el cobarde padre que tenía, el cual los encerró en algún lugar del universo para debilitarlos por temor a ser asesinado por uno de ellos. Le contó cómo su madre ocultó al último de sus hijos, que era Zeus, y que fue este mismo quien mató a su padre en un torneo para saber quién sería el próximo gobernante del cosmos. Le contó que su madre no era una buena madre, los educó y se encargó de mantenerlos vivos, pero no parecía muy interesada en ellos, sino en deshacerse de su bastardo padre. El único cariño que recibió por años fue el de su hermana Hestia, la única de sus hermanas que tenía su respeto, y sus hermanos Hades y Adamas. A raíz de sus profundas creencias sobre la perfección de los dioses, Poseidón nunca consideró importante a su familia ni el recibir cariño de ninguno. Como un dios, todo esto era innecesario, ellos no eran humanos que necesitaban de amor para seguir adelante. Como dioses ellos habían nacido perfectos así que esas cosas eran completamente irrelevantes.
—Mm...ya veo—Kojiro asintió mirando sus piernas antes de mirarlo a él—. ¿Por qué Adamas no cuenta como tu hermano? ¿Por qué Hades y Hestia sí los consideras como tal?
—Cuando Zeus asumió el poder, Adamas quedó disgustado. En su opinión, como hermano mayor de Zeus, no se merecía ser menos que su hermano menor. Así que armó un ejército para derrocar a Zeus y buscó mi ayuda, luego de conseguir la ayuda de muchos otros dioses que habían jurado lealtad a mi hermano menor. No estuve de acuerdo con él y en el momento en que las cosas se pusieron tensas, Adamas me atacó. Fue ahí cuando lo asesiné o cuando casi lo hago.
—¿A qué te refieres?—Kojiro parecía sorprendido con lo último que dijo.
Para los humanos esto no debía ser muy normal entre hermanos.
—Adamas estuvo a nada de morir, pero Hades intervino y lo salvó.
—¿No te enojaste con Hades por eso?
—No—dijo sincero Poseidón—. En realidad, tuve la oportunidad de terminar lo que había empezado, pero no lo hice por Hades y Hestia. Aunque yo no aprecie a Adamas y no lo considere mi hermano, no quiere decir que ellos no lo hagan. Sabía que ambos sufrirían su muerte, así que por eso me detuve.
Kojiro sonrió, acariciando el dorso de su mano con el pulgar.
—A pesar de ese aspecto rudo e indiferente eres tierno por dentro.
—No lo soy—Poseidón frunció el ceño, mirando al humano—. Solo cumplía mi deber como hermano menor.
Kojiro rio y separó sus manos para apretar su mejilla.
—Tan tierno.
—No me trates como un niño.
Kojiro rio y se volvió a acomodar en las almohadas.
—¿Por qué con Hades y Hestia es diferente?
—Hades demostró ser digno de respeto el día que luchamos contra los titanes. Luchó solo en el Hellheim contra todos los titanes que se habían liberado ahí, solo para no preocuparnos y dejarnos el trabajo más ligero en el Valhalla. Se enfrentó solo a un montón de ellos para protegernos. Eso es digno de respeto para mí.
—Lo es—estuvo de acuerdo Kojiro—. ¿Y Hestia?
—Fue antes de Hades, durante el momento que tuvimos que huir con ayuda de Zeus para recuperarnos. Los guardias que mi padre había dejado para evitar que escapáramos nos encontraron y a pesar de la fuerza de Zeus, ellos eran demasiados. Iban a llevarse a alguno de nosotros, eso era seguro, pero Hestia intervino y nos indicó que siguiéramos adelante que nos alcanzaría después. Ella no tenía más poder que nosotros, estaba igual de debilitada, pero se quedó a luchar mientras nosotros seguíamos adelante. Pensé que había sido un sacrificio inútil y aunque sería gracias a ella que lograríamos escapar y enfrentar a nuestro padre, seguía pensando en que había sido demasiado imprudente al quedarse.
»Zeus estaba considerando regresar por ella cuando la vimos volver con la ropa llena de sangre, pero sin ninguna herida. Nos sonrió al vernos y aseguró que el peligro ya había pasado. No sé qué pasó allá, pero eso solo demostró que incluso debilitada, Hestia era una diosa fuerte y digna. Se ganó mi respeto ese día.
Kojiro sonrió manteniéndose en silencio unos segundos.
—Ella realmente los ama—comentó.
—Lo hace—afirmó Poseidón—. Creo que es algo de hermanos mayores porque Hades es igual a ella.
—Adamas debió aprender más de ellos y no dejarse llevar por la envidia. Después de todo, fue su hermano menor quien lo salvó de su padre.
—Lo sé.
El humano tomó de nuevo su mano, Poseidón lo vio, apreciando sus ojos cálidos.
—Gracias por contarme esto.
Poseidón apretó su mano y, sin saber qué decir, simplemente se inclinó y se apoyó contra el hombro de Kojiro.
*
William sabía que la charla con Hércules llegaría tarde o temprano. Luego de rendirse en la arena del Valhalla sabía que el señor Hércules lo buscaría para hablar sobre lo ocurrido. No era algo que fuera a ignorar, para nada. Así que cuando lo vio ingresar, William se preparó para explicarle si acaso Hércules no había leído el diario. Tal vez el diario se perdió porque nadie lo recibió, en ese caso debería explicarle todo lo que hizo en esos años fuera de casa. No sabía si podría contarle sobre los asesinatos que cometió, incluso si los hombres y mujeres a los cuales asesinó no fueron personas buenas. Sabía lo mucho que este enorme y bondadoso hombre valoraba la vida humana, posiblemente ahora le causara rechazo su presencia.
El señor Hércules se sentó a su lado. Era gracioso ver a un hombre tan grande sentado en una silla que quedaba diminuta ante su tamaño.
—Will—murmuró, llamándolo de la manera en que solía hacerlo cuando vivían juntos.
—Mister Hércules—contestó alzando la mirada.
Hércules lo miraba, sus ojos brillaban con lágrimas y con tantos sentimientos arremolinados. Quería estirar sus manos y limpiar sus lágrimas, abrazarlo y consolarlo. Pero William no sentía que tuviera ese derecho, no luego de haberse ido y abandonado a este amable hombre y la señora Megara.
—¿Por qué?—preguntó Hércules.
—Sería bueno que sea más específico, sir.
—¿Por qué te fuiste?
William jugó con sus dedos antes de responder.
—Veo que no recibió el diario.
—Lo hice—William lo miró—. Leí cada página durante todos estos años, cada palabra que dejaste escrita. Lo leí una y otra vez, puedo recitar cada día ahí escrito sin olvidarme de ningún punto ni ninguna coma. Pero aun así sigo sin entender por qué te fuiste. ¿Por qué nos dejaste? ¿Sentías vergüenza de lo que hiciste? ¿Creíste que te dejaría de lado por eso?—la voz de Hércules comenzaba a subir de tono, sus sentimientos comenzando a salir a flote con fuerza—Sí, no hubiera estado de acuerdo con que mataras porque eras joven y eso podría traerte problemas, ¿pero irte por eso? ¿Pensaste que te juzgaríamos? He matado a más personas de las que tú mataste toda tu vida, ¿por qué te juzgaría por matar al hombre que indirectamente mató a tu madre? No estoy de acuerdo con lo de tu padre, pero eso no quiere decir que te hubiera cerrado las puertas en la cara. Mucho menos te hubiera odiado por eso, William.
William no sabía qué decir. Simplemente miraba sus manos sobre su regazo, incapaz de decir algo. Se sentía tan pequeño, como un niño regañado por una travesura. Pero lo que había hecho había sido mucho más que una travesura y era claro que el regaño no era por nada. Había desaparecido por años, alejándose de todos y solo dejando un diario tras su muerte. Había motivos para que Hércules se sintiera enojado con él.
También sabía que no había nada que pudiera decir que calmara la ira de este bondadoso hombre que lo cuidó durante años. William sabía que un lo siento no cambiaría el daño que había hecho. No cambiaría los años que el señor Hércules pasó preocupado por él.
Un Lo siento no cambiaba nada. Solo eran palabras vacías. Incluso si las dijera, sentía que no sería capaz de sanar el corazón dañado de Hércules.
—¿Por qué te fuiste? Lo quiero escuchar de ti, quiero tu verdad no la de tu diario, William.
—No hay más que pueda decirle que lo que ya haya escrito ahí.
—Dijiste que te sentías sucio y que no querías manchar a alguien puro como yo.
—Sí, exactamente.
—Fue una estupidez. Que valore la vida humana no quiere decir que no sepa sobre su lado malo. Y que sea bueno no quiere decir que no haya hecho cosas malas, William.
—Lo sé.
—Entonces por qué te fuiste.
William apretó los puños contra su regazo. No quería hablar, no quería abrir su corazón. Aunque debía, Hércules se merecía escuchar la verdad.
—Will—Hércules tomó su mano delicadamente, tan suave y amable—, por favor.
Cerró los ojos porque era débil ante la mirada de este hombre. Su corazón todavía latía por él, no había manera en que pudiera ignorar esa mirada de súplica en sus ojos. Pero su mano lo apretaba con cariño, con añoranza. Parecía incapaz de dejarlo ir y William no quería que lo hiciera. Egoístamente quería estar para siempre junto a Hércules.
—Tenía miedo—confesó al fin, palabras que fue incapaz de poner en su diario—. No quería que me odiaras igual a como mamá me odió. No quería volver a pasar por eso. No quería que mi corazón volviera a doler porque la persona que creía que me quería ya no lo hacía. No era capaz de soportar otra vez eso.
Su voz se rompió en las últimas palabras, sintió las lágrimas tibias descender en finos hilos por sus mejillas. Era una imagen tan lamentable, pero solo era una imagen capaz de mostrar a Hércules y a la señora Megara.
Solo ellos podían conocer su lado más vulnerable.
Hércules se movió, incapaz de seguir sentado en la silla, y lo envolvió con sus gruesos y fuertes brazos. Su cabeza terminó en su amplio pecho, una situación que creyó que no volvería a vivir otra vez ni en mil años. La mano gentil de Hércules acarició su cabello pálido, un tacto tan suave y cálido. William pasó años sin sentir esta calidez otra vez, sin ver este hermoso color. Tan puro, tan brillante, tan sincero.
—Niño tonto—susurró Hércules, su voz también estaba rota—, yo jamás podría odiarte.
William se aferró a Hércules, escuchando su corazón latiente. Su cuerpo cálido lo mantenía cubierto por sus brazos, tan gentil, tan amoroso. Como el hombre que había conocido muchos años atrás en Londres y que muchas veces lo sostuvo de esa manera. El hombre que lo salvó de su madre y que lo abrazó para brindarle consuelo.
El hombre del que se había enamorado profundamente y al cual terminó abandonando por miedo a volver a ser odiado.
No se merecía ser amado por este hombre, no después de demostrar que no confiaba en él lo suficiente como para quedarse a su lado. Hércules no debería abrazarlo de esta manera y ser tan amable con él. William no se lo merecía.
Pero él egoístamente lo deseaba. Quería todo el amor de Hércules para él solo, incluso si no se lo merecía.
Era tan egoísta, tan bastardo. Hércules debería alejarse de él para siempre, no volver a hablarle ni a mirarle. Debía correr lejos mientras todavía podía hacerlo.
Pero Hércules no corrió y no lo haría. Por lo que les restara de vida a ambos, lo sostendría entre sus brazos y lo amaría cada día, hasta que en el alma de William se grabara su amor incondicional.
***
La curiosidad había carcomido la mente de Zeus durante el tiempo que estuvo curándose en su sala privada en la enfermería. Durante mucho, mucho tiempo, nadie fue capaz de ganarle una sola batalla. ¿Qué mucho tiempo? Nunca en su vida alguien fue capaz de ganarle. Y llega este humano, apenas cubierto por una hoja, y lo deja en el suelo incapaz de levantarse. Un simple humano, capaz de aprender la técnica de Cronos y usarla en su contra dos veces, una técnica que a él le costó mucho tiempo aprender.
No podían culpar a Zeus por sentir curiosidad por el hombre que lo dejó de rodillas en el suelo y que ninguna vez, en toda la batalla, cayó ante él. Un hombre así era digno de admirar, incluso para un dios. Los hombres últimamente habían caído en la desgracia, dejándose llevar por los vicios y las malas juntas. Los humanos habían caído en el completo egoísmo y la avaricia. Ninguno de ellos parecía haber heredado el amor infinito de su gran padre Adán. De haberlo hecho los dioses no hubieran estado de acuerdo en eliminarlos y el ragnarok jamás hubiera existido.
Zeus hacía demasiados años que no veía este enorme amor incondicional de parte de un humano. Incluso de parte de un dios era algo increíble de ver. Después de tantos años, los dioses habían dejado de lado temas como el amor y se habían concentrado más en pelear y ganar poder. El amor nunca les había permitido ganar guerras, todo lo que habían logrado con sus hermanos había sido gracias al poder que tenían, no gracias al amor de nadie. Si no fuera por su fuerza y su voluntad, no hubiera podido ganarle a su padre. El amor de nadie lo había ayudado en ese momento, solo había sido él. Él y su objetivo de rescatar a sus hermanos, porque así era la profecía, porque ese era su deber, eso decía el destino que debía hacer.
Él no había amado a sus hermanos el día que los rescató, él simplemente cumplía con lo que el destino decía que debía pasar, nada más que eso. Fue gracias al tiempo compartido con ellos que les tomó cariño, si no fuera por eso realmente no hubieran sido más que extraños para él.
Nunca había tenido una familia de verdad. Su padre fue una mierda, su madre estuvo ausente la mayor parte de su vida y sus hermanos eran meros desconocidos para él. Su única familia podía ser la mujer en la que confiaron su cuidado y entrenamiento para que llegado el momento tomara el lugar de Cronos, pero no tenía a nadie más. Su casamiento había sido mera formalidad y los hijos que tuvo después, si bien lo llenaron de alegría y felicidad, no llenaron el vacío que su alma tenía.
Su esposa era una divinidad dulce y amorosa que siempre buscaba velar por la seguridad de su familia. Zeus valoraba eso y la respetaba por aguantar las veces que desaparecía de su palacio para buscar algo de emoción afuera. Ella lo estaría esperando, sentada con sus piernas cruzadas y su cabello negro cayéndole trenzado por un costado. Lo miraría con sus inusuales ojos claros y diría una sola cosa mientras le extendía su mano:
—¿Te quedarás?
Zeus la ignoraba y se estiraba, diciendo que estaba cansado. Ella bajaría la mano, un aire de decepción en su mirada, antes de sonreírle y ofrecerle preparar su baño. Nunca lo aceptaba, no aceptaba sus gestos porque aunque fuera su esposa, Zeus no era capaz de estar con ella. Hera, sí, era muy extraño que su esposa se llamara igual que su hermana, era una divinidad preciosa pero ella buscaba que su relación fuera estable y sincera. Y él no estaba dispuesto a dársela porque no creía ser capaz de hacerlo. Lo único que lo movía era la emoción de una pelea, no la de sus abrazos. Su esposa no podría entenderlo, por más que se lo explicara, ella no sería capaz de hacerlo. Su forma de resolver las cosas era muy diferente, ella era paz y raciocinio, Zeus era euforia e impulsividad. No serían capaces de entenderse jamás.
Hera no era una mala mujer, era sin duda alguna paciente y amable. Buscaba por todos los medios ayudarlo y hacer que su vida fuera lo más sencilla posible. Zeus había disfrutado de sus días juntos, cuando a veces estaba aburrido en el palacio y ella aparecía para tocar la lira o hablar con él sobre algo que hubiera leído. Ella era interesante, pero eso no quería decir que pudiera tener el corazón de Zeus.
Zeus no era capaz de amar a alguien tal y como otras divinidades eran capaces de hacer. Él no estaba hecho para eso.
Por eso, ser vencido por alguien que solo luchaba por amor y no por diversión, despertó su curiosidad. El amor nunca había servido para luchar, mucho menos para ganar una batalla. Zeus había visto durante sus años de vida que aquellos que luchaban por amor terminaban muertos como sacrificios por aquello a lo cual tanto se aferraban.
Adán estaba en su habitación, con su esposa Eva tomando su mano y sus hijos a su otro costado hablándoles emocionados. Adán sonreía, incluso cuando apenas podía verlos. Notaba la suave película blanca sobre sus ojos que posiblemente opacaba su vista. Se veía tan feliz, rodeado de personas que lo apreciaban. Zeus estuvo solo todo el tiempo que estuvo recuperándose en su habitación privada. Hermes solo había ido para saber si debía hacer algo o decir algo en su nombre, pero nada más. Ares se quedó todo el tiempo viendo las peleas, completamente metido en cada batalla. Su esposa no había ido a verlo tampoco, quizás porque Hera se había quedado en el palacio y posiblemente nadie había ido a decirle de su pelea.
Aunque fuera el padre de los dioses, nadie parecía interesado en su bienestar.
Los hijos de Adán fueron los primeros en notar su presencia y se levantaron de sus lugares, poniéndose a la defensiva. Eva se aferró a la mano de Adán, acercándose a él como si quisiera protegerlo. Zeus estaba seguro de que ella no sería capaz de hacer nada si él decidía atacar.
—Caín, Abel, cálmense—dijo Adán deteniendo a sus hijos quienes parecían querer luchar contra Zeus.
—Nuestro padre ha ganado limpiamente su batalla, déjalo descansar—dijo uno de ellos que Zeus no sabía si era Caín o Abel.
No eran parecidos, pero Zeus no los había escuchado ser nombrados por nadie así que no sabía quién era quién.
—Solo vine a hablar con él, no me interesa pelear.
Los dos hijos de Adán se veían reacios a creerle, pero fue su madre quien se levantó y se acercó a ellos.
—Caín, Abel, salgamos un momento.
—Pero mamá...
—Caín, no desobedezcas a tu madre—dijo Adán.
Caín apretó los labios y no dijo nada, solo siguió a su madre fuera de ahí, dejando a Zeus solo con Adán.
Incluso con la vista limitada, Adán parecía capaz de romperle la cara de un puñetazo. Pero realmente la intención de Zeus no era pelear, así que se acercó a la cama, con las manos tras la espalda.
—Tu familia se veía preocupada por ti—comentó viendo la puerta por la que habían cruzado Eva con sus hijos.
—Es natural que se sientan así luego de verme pelear. Si bien mi ceguera es algo que se curara con el tiempo, eso no quiere decir que haya sido algo bueno. Al menos logré ganar la pelea.
—Fue una pelea increíble.
—Hubiera preferido no tener que llegar a eso—suspiró Adán, mirándolo con tanta indiferencia que Zeus podía darse cuenta que este hombre había visto más cosas de las que demostraba.
—Es un mínimo precio a pagar para seguir con vida mil años más.
—Es egoísta de parte de los dioses.
—¿Crees egoísta darles la oportunidad de ganar su salvación?
—Esta oportunidad solo nos la dieron porque querían divertirse. Los dioses no son muy diferente a los humanos, solo que su fuerza es mayor y es lo único que deja en desventaja a mi descendencia. Pero en egoísmo y crueldad, son iguales. Les divierte el dolor ajeno y buscan que sus planes salgan a su forma porque no encuentran otra forma de divertirse—Adán suspiró—. Se quejan de la humanidad, nos tratan de seres inferiores incapaces de entender su mundo y sus reglas, pero la verdad es que solo nos crearon para sentirse superiores. Sin nosotros, no habría manera en que pudieran compararse con nadie y su supuesta superioridad no existiría más que entre ustedes, lo cual seguramente frustraría a más de una divinidad con fuerza limitada. Sin la humanidad, los dioses no son más que otro tipo de "humanidad" avanzada.
—Sin embargo, existen.
—Lo hacemos y es por eso que ustedes se creen tan importantes.
—Bien, bien, tienes razón. Los dioses necesitamos siempre de algo que nos acaricie el ego, es parte de lo que somos.
—¿Es parte de lo que son o es solo una forma de sentirse útiles? Abuelo, cometes el mismo error que tu padre Cronos. Solo que para él, tú y tus hermanos eran la humanidad.
Zeus se quedó callado ante la comparación. Su padre y sus hermanos los habían encerrado y sometido, haciendo que dependieran de ellos para sentirse importantes. Arriba de ellos solo estaban los dioses primordiales, pero estos no intervenían, así que jamás habían representado un problema.
Volviendo al tema, él no era igual a Cronos. Quizás había aceptado la creación de los humanos para satisfacer a otros dioses, dejando que ellos se divirtieran e impusieran sus reglas tanto como creyeran necesario. A él no le importaba siempre y cuando eso fuera divertido.
¿No habría pensado lo mismo su padre de ellos?
Haber sido el entretenimiento de su padre y sus hermanos había sido un martirio para ellos. La falta de libertad había sido asfixiante y el simplemente ser sometido a entrenamiento para cumplir con una profecía había sido molesto. Zeus había querido enterrar esos recuerdos muy dentro en su memoria porque no habían sido en absoluto gratos. Pero ahora salían a flote mientras estaba en compañía de este humano. Era molesto, pensar en esto era muy molesto.
Zeus odiaba tener que pensar demasiado en su pasado.
—Conociste mucho sobre los dioses antes de irte, ¿alguien en especial que te informara?
No le importaba, solamente quería hablar de otra cosa para dejar de lado el tema de Cronos.
Adán lo miró, sus ojos siempre eran tan indiferentes cuando se dirigían a un dios.
—Sé que buscas cambiar el tema. No me interesa seguir con nuestra charla mucho más tiempo, así que solo diré algo más. Cronos no supo ser un buen padre y tú estás siguiendo sus pasos. Ten cuidado o solo llevarás a los demás a la ruina, tal y como tu padre hizo.
Zeus forzó una risa divertida antes de dar media vuelta para marcharse.
—Al parecer eres buen luchador, pero un mal orador. Recupérate, Adán.
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Título del capítulo parte de la canción: Alone again de Gilbert O'Sullivan
La canción esta relacionada con Zeus solamente.
Poseidon ha contado ya el por que admira a Hestia y Hestia ha ido a contarle a Hades que tiene cuñado jajaja Hades pronto llegara a conocer a Kojiro, asi que adelantare una sola cosa sobre él: NO participara en el ragnarok.
En el anime Hades participaba porque Poseidon habia muerto, pero aqui no lo hizo y Zeus tambien sigue con vida, asi que no tiene motivos para participar del ragnarok, por lo que no lo hara.
Zeus tendra desarrollo de personaje, pasara de ser un idiota a ser un dios respetable uwu
Su esposa Hera tendra su propio extra donde se vera su punto de vista, pero me gustaría adelantar una sola cosa: ellos NO terminaran juntos porque no son almas gemelas y ella no lo ama en realidad. Como esto no es esencial para la trama, lo diré: le puse un alma gemela a Zeus que resulta ser el hermano de Hera, de su esposa, y ella lo sabe. La aparicion de Calix, el hermano de Hera, se vera en el extra de ella.
Aqui les dejo a Hera:
Calix tambien tiene imagen pero es muy probable que la suba en el extra porque en otro capitulo se perdera.
Por cierto, subo este capitulo hoy porque mañana no podré. Así que este capitulo es de mañana y el ocho lo subiré el martes. Pero no se preocupen, los capitulos diarios continuan :D
Nos vemos el martes con el capitulo ocho donde ya hace su aparicion qin shi huang!
Besos :D
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