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Capítulo 5

Capítulo 5

It's been a long, long time

Poseidón acompañó a Kojiro mientras las curanderas hacían su trabajo. La herida había cortado la carne de manera profunda, por lo que tuvieron que coser y vendar, recomendándole al paciente que no se moviera por un tiempo de la cama para que la herida no se abriera. Una curandera también se acercó a Poseidón para sanar su mejilla, algo que solo tomó unos minutos porque no era para tanto.

Al terminar, ellas se marcharon de ahí mientras la valkiria que había permanecido con Kojiro salía también de la habitación, dejándolos a solas.

El silencio se formó entre ambos, principalmente porque no sabían cómo comenzar a hablar sobre el pasado. Había un pasado que los unía, recuerdos compartidos, preguntas que responder. Poseidón sabía que Kojiro tendría dudas sobre él, sobre lo que pasó entre ellos hace más de cuatrocientos años. Y Poseidón también tenía dudas sobre qué pasó con Kojiro poco después de que él se fuera y no regresara hasta meses después a la playa.

—Oye—comenzó Kojiro, medio sentado en la camilla de su cuarto en la enfermería—, ¿por qué estabas ahí?

No hacía falta que fuera muy específico. Poseidón sabía a qué se refería con esa pregunta.

—Era un favor a mi hermano. Tenía que buscar una planta que un grupo de divinidades estaba haciendo crecer. La idea era ir por unos días como mucho, pero hubo ciertas complicaciones que me obligaron a quedarme ahí dos meses.

—Ya veo... entonces, te marchaste en cuanto la planta estuvo lista, ¿verdad?

—Así fue.

Kojiro asintió, parecía pensar en lo que iba a decir.

—¿Sabes? Al final, regresé un día antes de mi viaje. Volví a la playa cada día esperando encontrarte, pero como no te vi, creí que simplemente habías regresado a casa. No estaba tan equivocado después de todo.

Volví a la playa cada día esperando encontrarte...

—Regresé unos meses después, pero solo me encontré con una lápida con tu nombre.

—Mm...tiene sentido, pelee en ese lugar por última vez antes de morir. Si volviste unos meses después, entonces tiene sentido que no nos hayamos visto. Morí tres semanas después de que te fueras.

—¿Qué pasó?

Poseidón ignoró la sensación amarga en su pecho.

—Fue la primera vez que no me rendí en una pelea—Kojiro sonrió mirando el techo—. Me emocioné peleando y decidí seguir hasta el final, incluso si eso me mataba. Al final, resultó ser así.

Poseidón se preguntó qué hubiera pasado si Kojiro y él no se hubieran conocido. De ser así, la anterior pelea hubiera terminado con la muerte de alguno de ellos dos. No quería imaginar la muerte de quien.

El humano se quedó en silencio mientras la mente de Poseidón se llenaba de cosas que quería decirle. Había muchas cosas que se había guardado en estos años, palabras que solamente decía en sueños a un Kojiro al que nunca podía verle la cara. Poseidón quería disculparse con él por las veces que lo ignoró, quería responder a preguntas que le hizo en aquel momento, decirle que le gustaría verlo con una corona de flores, que lamentaba haber arrojado lejos el colgante que le hizo.

Poseidón había conversado con el Kojiro de su sueño infinidad de veces, despertándose siempre con un vacío en el pecho. Pero ahora que tenía a Kojiro en persona, donde podía mirarlo a la cara y decirle todo lo que no pudo, era incapaz de dejar salir el mar de palabras que inundaba su boca. Había tanto que quería decirle, tantas cosas que solo pudo decir en sueños, tantas cosas que había pensado incluso mucho después, cosas que quería contarle a Kojiro, que necesitaba que supiera de él. Kojiro le había compartido parte de su pasado, de sus gustos, de sus sueños. Poseidón no fue capaz de compartir nada de su vida, lo único que supo el humano de él fue...nada.

—Yo...—dijo Kojiro llamando su atención—el día que regresé a la playa, estaba emocionado por verte. Había cosas que quería contarte, muchas cosas que quería decirte, que me decepcioné cuando no te vi. Pero entonces pensé que, tal vez, te habías ido de casa por alguna pelea y que, al final, habías conseguido volver. Eso...de alguna manera, me hacía feliz. No sabía nada de ti, pero igual me hacías feliz. Siempre estaba solo, sin nadie que me acompañara. Tu presencia, en ese momento, fue algo que realmente valoraba mucho. Aunque fuera de cierta manera forzado, estabas ahí y me escuchabas. Y yo valoraba mucho eso porque, normalmente, la gente deja de escucharme cuando comienzo a contar sobre algo que no sea de su interés. Contigo siempre podía contar lo que fuera—Kojiro hizo una breve pausa, apretando su ropa con una mano—. Pensé en ti cada día que me quedó de vida, incluso en mi último día pensaba en que si volvías a la playa, yo ya no podría regresar para volver a verte. Te pensé incluso durante los años que estuve muerto. Durante todos esos años te vi en sueños. Pero al igual que en la realidad, ahí tampoco me respondías nada de lo que te decía. Y entonces solo deseaba con más fuerza volver a verte, porque estando a mi lado tenía la esperanza de escuchar tu voz alguna vez. No me importaba el tiempo que fuera a tomarme, si conseguía oír tu voz al menos una vez, entonces sería el hombre más feliz del mundo—Kojiro sonrió, mirando la tela que apretaba con su mano—. Me tomó más de cuatrocientos años, pero lo conseguí, te volví a ver.

Dejó de apretar su ropa y metió la mano entre los pliegues de tela, sacando algo apresado en su palma. Se giró hacia Poseidón y extendió su mano. Poseidón se acercó y abrió la suya, dejando que Kojiro depositara lo que sea que tuviera.

Era un objeto liviano de tela. Una bolsita blanca bordada con flores de cerezo. Un colgante lleno de hilos caía, siendo más largo que la bolsita en sí. Había una pequeña mancha oscura en un rincón de la bolsita de tela, como si se hubiera ensuciado con tierra.

—¿Esto...?

—Me sorprendió hasta a mí tenerlo todavía, pero la muerte es curiosa—dijo Kojiro sonriendo con tranquilidad—. Hace cuatrocientos años te dije que te compraría un recuerdo que te fuera a gustar. La señora que me lo vendió me dijo que es una bolsita de buena suerte y siempre que lo lleves contigo nada malo puede pasarte. Yo... ¿te gusta?

Poseidón miró la sencilla bolsita bordada que Kojiro había guardado durante todos estos años. Un regalo con el que regresó para él un día antes de lo planeado de su viaje.

Un regalo tan simple y mundano, sin ninguna importancia. Una bolsita de buena suerte que dudaba mucho que fuera a dar suerte. Pero Kojiro lo compró para él, pensando en él. Era una bolsita tan normal, tan insignificante ante los miles de regalos que Poseidón recibió en toda su vida. Regalos de oro, de piedras preciosas, de seda y demás materiales costosos. A comparación con esos regalos, esta bolsita era simple basura.

Poseidón la apretó en su mano, su pecho se sentía presionado, era un sentimiento difícil de soportar. Había felicidad en medio de la tristeza, agradecimiento en medio de la culpa, enojo en medio de la paz. Había sentimientos contrarios que se entremezclaban en su corazón, enlazándose como serpientes alrededor, apretando con fuerza y clavando sus colmillos en su carne.

Se inclinó hacia Kojiro y apoyó la frente en su hombro. Había un nudo en su garganta, las cosquillas previas de una sonrisa en sus labios. Quería llorar, quería reír, quería destruir todo y gritar.

Odiaba al destino por ser tan bastardo. Pero también lo apreciaba por haber puesto a este humano en su camino.

—Gracias, Kojiro—murmuró contra su hombro.

La mano del humano se posó en su cabeza, metiendo los dedos entre los mechones de su cabello mientras acariciaba con suavidad.

Kojiro se apoyó cálidamente contra su cabeza y se mantuvo en silencio.

No necesitaban decir nada más por el momento.

***

Hermes había ido por Hércules luego de la tercera ronda del ragnarok. Según palabras de Zeus, los dioses del panteón griego tenían que recuperar algo de la dignidad perdida luego de las dos rondas anteriores. Por lo que había escuchado, Zeus había perdido contra Adán mientras que Poseidón se había rendido ante su oponente. No entendía por qué pasó eso, pero lo cierto era que pasó y que ahora los dioses griegos estaban buscando levantarse luego de semejante humillación.

—¿Estás seguro de ser quien cambie esta situación?—preguntó Megara deteniéndolo a mitad de camino.

—Prefiero ser yo, al menos yo sé que seré piadoso con el humano que me toque.

—De todas formas, tendrás que matarlo.

—Lo sé.

—Sabes que él podría estar entre el público, ¿no?

Hércules se detuvo, bajando la mirada ante esas palabras de Megara. Sí, él era consciente de que en el lado de la humanidad, William podría llegar a estar presente mirándolo. Sabía que iba a reconocerlo, después de todo, lo único que cambió de él mismo en ese tiempo fue el largo de su cabello. William sabía que era él y sabría que le había mentido respecto a quién era.

Pero tal vez, con suerte, sería su oportunidad de volver a verlo para hablar con él una vez más.

—Lo sé.

—Hércules—Megara se acercó a él, tomando su mano—, todavía hay formas de apoyar a la humanidad sin necesidad de pelear.

—Si no lo hago, temo que alguien más lo haga y sea peor. Del lado de los dioses griegos, sabes que hay dioses que solo ven a la humanidad como juguetes.

Megara suspiró, apretando su mano.

—Lo sé. Solo...ten cuidado, Hércules.

Cuando ella soltó su mano, Hércules se acercó a su frente y le dio un beso.

—Tranquila, todo estará bien.

***

Poseidón miró hacia la puerta cuando tocaron. Miró a Kojiro, preguntándole en silencio si esperaba a que alguien fuera, pero no era como si los conocidos de Kojiro fueran a ir por él a la enfermería. Y la valkiria que lo ayudó definitivamente no tocaría solamente la puerta antes de entrar.

—Ahm... ¿puedes ir a ver?—preguntó Kojiro.

Poseidón se levantó de la cama y fue a abrir la puerta. Esperaba que fuera una curandera o alguna de las valkirias.

No esperaba ver a Hestia ahí.

—¿Hestia?

—Hola, mi querido Poseidón—Hestia sonrió dulcemente—. ¿Podría pasar?

Sin motivos para rechazarla, Poseidón se hizo a un lado y la dejó entrar. Hestia pasó con su vestido largo cubriéndola por completo y un saco largo puesto sobre sus hombros. Miraba a Kojiro, una sonrisa amable en su rostro.

—¿Qué ha pasado, Hestia?

—Solo sentía curiosidad—dijo ella, su voz cálida y amable—. Sasaki Kojiro, ¿verdad?

—Un placer conocerla, señorita—Kojiro sonrió amablemente antes de mirar a Poseidón con duda sobre la visita.

—Ella es Hestia, mi hermana mayor—presentó Poseidón.

Hestia se acercó y se sentó en la silla donde anteriormente había estado él. Miró la herida de Kojiro un momento antes de ver sus cicatrices.

—¿Son cicatrices de batallas pasadas?

—La mayoría, otras fueron heridas por torpezas propias.

—Ya veo—Hestia sonrió, Kojiro parecía cómodo a su lado—. Kojiro, ¿me permitirías hacer algo?

Confundido, tanto o igual que Poseidón, Kojiro asintió dándole permiso a la diosa. Hestia tomó su mano con su propia mano derecha y con la izquierda tocó su pecho con la punta de los dedos. Ella cerró sus ojos mientras se mantenía en silencio.

Incluso a pesar de que era su hermana, había cosas de Hestia que Poseidón no conocía. Sabía que su don natural la hacía la más apropiada para ser la diosa del hogar, pero ni siquiera él conocía todos sus trucos.

Cuando ella terminó abrió sus ojos y observó a Kojiro. Había ternura y calidez en su mirada.

—Eres un humano maravilloso, Sasaki Kojiro—Hestia siguió sosteniendo la mano de Kojiro con una de las suyas mientras la otra le acariciaba el dorso—. Que la paz y la felicidad estén siempre en tu hogar, y que la dicha te alcance en cada rincón del mundo en el que estés.

—Muchas gracias, señorita Hestia, es en verdad muy amable.

Hestia acarició la mano de Kojiro con ternura, su sonrisa se veía tan pacífica y hermosa. Poseidón podía comprender por qué ella estaba ahí. De todos sus hermanos, ella y Hades posiblemente fueron los únicos que notaron algo raro en él luego de la muerte de Kojiro. Su hermana lo había estado visitando una vez cada dos meses, más de lo que lo había visitado en toda su vida.

Siempre la había notado triste y tensa, como si le afectara su situación. Pero ahora ella se veía tan tranquila y aliviada que hacía sentir en calma a Poseidón también.

—Debo retirarme—dijo Hestia levantándose—, por favor, descanse aquí, Sasaki Kojiro. Mi querido hermano, cuida bien de él.

Poseidón asintió mientras que Kojiro le sonreía amablemente a su hermana.

—No se preocupe, estaré bien, señorita Hestia.

Hestia le devolvió la sonrisa y le prometió que volvería a visitarlo en cuanto pudiera. Solo cuando salió del cuarto, Poseidón se sentó de nuevo al lado de Kojiro. La paz no duró mucho cuando volvieron a tocar la puerta. El dios tuvo que volver a levantarse para ver de quién se trataba.

En esta ocasión, era Proteo.

—Señor, estaba preocupado por usted, no lo había visto luego de su pelea.

—Nada malo me ha pasado—Poseidón miró a su sirviente más fiel con la cabeza inclinada para no mirarlo—. Me quedaré aquí, hazte cargo del palacio en lo que no estoy.

—Sí, señor.

—Proteo—llamó antes de que se fuera—, trae o envía a alguien a que traiga medicinas del palacio. Asegúrate de que sean aptas para humanos también.

—¿Qué tipo de medicinas, señor?—preguntó Proteo viéndose dudoso.

—Las mejores que tenemos para curar heridas. Ya has visto la herida de Sasaki Kojiro, no hace falta que preguntes más.

—Sí, mi señor.

Poseidón cerró la puerta del cuarto. Las mejores medicinas que tenía en el palacio no las usaba él normalmente, eso sería demasiado extraño que pasara. Estas medicinas eran hechas con ingredientes que solo se conseguían en el fondo más recóndito de los océanos y eran tan costosas que pocos dioses se podían dar el privilegio de tenerlas. Poseidón, como rey de los mares, había coleccionado de estas medicinas por años en su palacio, considerando que en algún momento podrían llegar a serles útiles.

No se equivocó, por supuesto.

—¿No es demasiado? Con la medicina de aquí creo que es suficiente para curarme—dijo Kojiro.

—La medicina de mi palacio curará más rápido tus heridas.

—Mis heridas no son para tanto, bueno, mi herida. Solo tengo esta cortada, no tienes que preocuparte tanto—insistió Kojiro suspirando—. No me gusta estar mucho acostado, nunca fui de quedarme mucho tiempo quieto.

—Podemos hablar para pasar el tiempo—propuso Poseidón sentándose a su lado.

—¿Hablar los dos o solo yo? No te recuerdo muy conversador—dijo Kojiro sonriendo de lado, tan provocador y travieso.

—Todavía puedo irme y dejarte solo.

—Mm, que cruel. Pero bueno, tal vez así pueda salir del cuarto a ver qué está pasando afuera—Kojiro atinó a levantarse de la cama, pero Poseidón fue más rápido y lo detuvo.

—Quédate ahí, me quedaré.

Kojiro sonrió triunfal, acomodándose de nuevo en la cama.

Ah, no dejaba de ser un mocoso molesto.

***

Lü Bu y Thor se quedaron juntos en el cuarto, en silencio, con la compañía del otro. No había necesidad de palabras, solo estando juntos era suficiente para ellos. Había recuperado al dios del que había estado enamorado por años y ahora podían estar juntos para siempre. A Lü Bu eso lo hacía muy feliz, volver a estar con Thor luego de tanto, ser correspondido en su amor era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.

Pero la calma de su habitación fue rota luego de que tocaran la puerta y la voz de Chen Gong se dejara escuchar. Thor se separó de él y se sentó recto a su lado, Lü Bu le dio permiso a su estratega de pasar.

Chen Gong se acercó a él medio llorando, arrodillándose a su lado y diciéndole lo aliviado que se sentía al ver que continuaba con vida.

—¡Mi señor, en verdad estoy tan feliz de haberlo visto pelear y ser tan feliz! ¡Nunca antes lo había visto sonreír en una batalla!—exclamó Chen Gong siendo tan expresivo como siempre.

—No tienes que exagerar tanto.

—Lo siento, mi señor, es solo que estaba tan feliz por usted—Chen Gong no dejó de sonreír.

Lü Bu sonrió, negando con la cabeza por la efusividad de su estratega. Sus ojos seguían brillando con lágrimas, pero no dejaba de sonreír.

—Thor, lo siento, déjame presentarte a mi estratega: Chen Gong. Me acompañó en cada batalla. Chen Gong, él es Thor, el dios con el que me iba a encontrar cada quinto día del mes.

Chen Gong miró a Thor sorprendido, como si la respuesta a una pregunta de años se hubiera respondido al fin. Se levantó para inclinarse un poco en un saludo respetuoso.

—Un placer conocer al rival definitivo de mi señor, gracias por hacerlo feliz.

Thor lo miró con una ligera sorpresa antes de asentir. Siempre de tan pocas palabras.

—¿Liebre Roja?—preguntó Lü Bu.

Chen Gong rápidamente se giró hacia él.

—Los demás lo están cuidando. Luego de asegurarse de que estaría bien se tranquilizó. Oh, por cierto, mi señor, casi lo olvido. Un hombre me interceptó en el camino, dice que lo conoce y quiere verlo, no sabía si usted querría verlo en su situación actual.

—¿Lo reconociste?—preguntó Lü Bu.

—No, mi señor.

Bueno, no tenía sentido decirle que no lo llevara, más si era un humano. Con Thor ahí a su lado no creía que alguien pudiera ser un peligro para él.

—Tráelo.

Chen Gong asintió y salió del cuarto. No tardó demasiado en escuchar sus pasos de vuelta, lo que quería decir que quien sea que hubiera querido verlo no estaba tan lejos. Thor se volvió a sentar a su lado y tomó su mano.

—¿Estás seguro de recibir a alguien ahora?—preguntó el dios.

Lü Bu se encogió de hombros.

—No tengo nada mejor para hacer.

Chen Gong tocó la puerta, informando que el hombre que deseaba verlo estaba ya afuera. Lü Bu le dio permiso de entrar y entonces quien deseaba verlo ingresó. El gran general volador abrió los ojos con sorpresa al ver al hombre que entró. Este hombre de ojos grandes sonrió, un brillo cálido y suave en sus ojos.

—Feng Xian.

—Papá.

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Título del capítulo parte de la canción: It's been a long, long time by Harry James ft. Helen Forrest 

La cancion esta relacionada obviamente con Poseidon y Kojiro. Amo a estos dos, en especial cuando tienen una relacion sana y feliz. Tambien disfrute de hacer a Hestia, sinceramente me encanto hacer un personaje femenino como ella. Ya veran, incluso tengo una parte narrada desde la perspectiva de ella, lo que muestra varios pensamientos de ella que no se ven en estas escenas

En el siguiente tendremos la batalla de Hercules y Jack. Esperen mucho drama innecesario porque estos dos son dos dramaticos, en especial Jack. Habrá algo de Shakespeare tambien para complementar el dramatismo jajajaj

Realmente espero que les haya gustado el capitulo!Nos vemos!!!

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