Capítulo 5
Capítulo 5
Ocean Soul
Volvió al otro día, al mismo lugar donde había estado, esperando que milagrosamente la planta hubiera crecido y él pudiera marcharse pronto de ahí. Pero no, la planta no creció y no recibió a ningún mensajero para informarle. La única compañía que tuvo fue la del humano que, otra vez, apenas le dirigió un par de palabras antes de practicar. Poseidón no comprendía su afán de entrenar tan duro si, al fin de cuentas, seguramente seguiría siendo tan malo y tonto como siempre. Entrenar de esa manera no lograría nada más que perder su tiempo y su vida en un entrenamiento que jamás lo llevaría tan lejos. Ni siquiera sabía por qué entrenaba tanto.
Ignoró al humano que entrenaba cerca de él. Solo notaba su sombra moviéndose en la arena, pero fuera de eso a Poseidón no le importaba lo que sea que estuviera haciendo. Lo único que podía hacer era sentarse e ignorarlo porque si lo mataba recibiría quejas y un posible enfrentamiento con otros dioses. No tendría problemas de pelear, pero no estaba ahí para eso y no iba a entrar en conflictos por solo un humano.
El cielo despejado se expandía como otro océano sobre ellos. El sol iluminaba cada rincón y la brisa de mar refrescaba su piel. La libertad y la pureza que se sentía al estar ahí era única y Poseidón amaba esa sensación. Junto al mar, la soledad de la que escuchó hablar a otros dioses, no se sentía. Ser solo él y el mar estaba más que bien.
No era como sus hermanos, quienes buscaban la constante compañía de otros. No era como Zeus que buscaba meterse en la cama de dioses y humanos por igual casi a diario. No era como Hades que andaba por la vida adoptando otras divinidades a las que consideraba hermanos. No era como Hera, quien se rodeaba de otras divinidades femeninas con las cuales quejarse de Zeus. No era como Deméter, quien se juntaba con ninfas y divinidades menores a pasar las tardes. Mucho menos como Hestia, quien disfrutaba de pasar tiempo en su hogar y charlar con cuanta divinidad se cruzara en los pasillos.
Mientras menos dioses Poseidón viera en el día, mejor sería este.
Siempre había sido así, desde muy pequeño incluso. O al menos así lo recordaba Poseidón. Toda su vida había ido por su lado, haciendo actividades en solitario y dedicándose a entrenar para, un día, poder destronar al desalmado de su padre. No recordaba haber pasado algún momento importante con sus hermanos, algo que recordara con añoranza. No había nada en su memoria de ese tipo, solo él estudiando y entrenando, o dedicándose a realizar algún pasatiempo.
¿Tal vez podría considerar el momento en que Hades le enseñó a silbar como un recuerdo valioso? Poseidón lo recordaba, tenía recuerdos así con Hades y Hestia, pero no podía considerarlos como valiosos o importantes. No había manera en que pudiera hacerlo. No lo sentía de esa manera.
Pero así era como debía ser un dios. No tener amigos, no formar alianzas ni complotar entre ellos. Eso era estúpido, los dioses eran perfectos como eran, no necesitaban de nadie para ser mejores o sentirse mejor. Ellos mismos eran suficientes.
—Amigo, iré por algo para comer, volveré más tarde. Si estás aquí para cuando regrese podrás probar las deliciosas frutas que encontré en el bosque—dijo el humano.
Poseidón cerró los ojos para continuar ignorándolo. Tal vez sería buena idea cambiar de lugar para que ese humano pensara que se había ido y así no volvería a molestarlo. O bien podía quedarse ahí, no era como si ese humano hubiera dicho demasiado. Era fácil de ignorar porque parecía captar el mensaje perfectamente.
Como esperó, el humano captó su silencio y se fue de ahí. Poseidón encontró paz entonces, un momento para suspirar tranquilo y esperar a que, en algún momento del día, ocurriera el milagro y pudiera irse de ahí.
*
Los recuerdos llegaron a Poseidón como una ola a la orilla de la playa. Una ola que golpeaba y estallaba en la arena, arrastrando a su vuelta todo lo que estuviera encima, pero trayendo también cosas del mar.
Lo que la ola trajo esta vez, fue a su padre Cronos. La figura de su padre siempre fue imponente y fuerte, una divinidad que muchos envidiaban. Cronos era orgulloso y temerario, pero también era un cobarde.
Gracias a las moiras, Cronos se enteró que llegaría un día en donde uno de sus hijos lo destronaría y tomaría todo su poder para encargarse de los demás dioses. Como el cobarde que era, en lugar de aceptar el destino y preparar a ese futuro hijo para que tomara su lugar, Cronos decidió que lo más lógico sería encerrar a sus hijos en una cueva en el rincón más oscuro del universo y alimentarse de sus poderes cada dos días. No importaba lo que intentaran ellos, nada daría resultado porque Cronos siempre los mantendría debilitados.
Su madre, Rea, nunca hizo nada para evitar eso. Aceptó la decisión de su esposo y permitió que se alimentara de sus hijos mientras ella convivía con ellos, sin poder salir tampoco. Ni siquiera era capaz de alzar la mirada y decir algo al respecto, solamente asentía y le decía a Cronos que se haría cargo de continuar con la educación de sus hijos y su cuidado.
En su educación, Poseidón había aprendido la historia de su padre y sus abuelos. Aprendió sobre los dioses y que la perfección era lo que los definía por excelencia. Cronos, incluso, solía decir que no existían dioses imperfectos. No era algo que Poseidón no hubiera notado ya. Él había pensado, luego de saber la diferencia entre dioses y humanos, que era obvio que ellos eran perfectos, cada quien a su modo. Adamas parecía no comprenderlo del todo pero era algo que a Poseidón no le sorprendía. De todos sus hermanos, Adamas era el menos brillante.
La perfección corría por la sangre de todos ellos, la grandeza era parte de sus existencias. Era innegable que habían nacido con esa cualidad y que debían respetarla por sobre todas las cosas. La perfección los hacía dioses y Poseidón iba a conservar esa característica que lo hacía quién era. Su poder lo haría invencible, si tan solo el bastardo de Cronos no se la robara cada dos días. Pero el poder con el que había nacido no era poca cosa, él podía llegar a partir los mares y derrumbar las embarcaciones con solo un movimiento de sus dedos. Podía gobernar un extenso territorio sin problemas, hacerse de todos los pueblos y el poder para comandar a otras divinidades. Poseidón sabía que podía ser más de lo que su padre le permitía ser.
Él podía ser un rey.
Él iba a ser un rey.
Y eso era algo que ni siquiera Cronos sería capaz de evitar.
*
—Amigo, me alegra volver a verte. Como prometí, traje fruta deliciosa—el humano regresó, Poseidón podía escuchar sus pasos sobre la arena.
Su sombra se notó en el suelo, acercándose con algo a un costado que parecía una canasta. Poseidón no se molestó en ver más, simplemente cerró los ojos y se apoyó contra el tronco del árbol, dejándose llevar por el sonido del mar y la brisa marítima en su rostro. Sabía que el humano practicaría, pero no le prestaría demasiada atención. No era como si le importara un entrenamiento físico humano, nunca tenía nada de especial.
Los humanos eran curiosos, entrenaban mucho para no lograr nada. Tenía sentido, de alguna manera. Ellos no habían nacido como los dioses, perfectos desde un inicio. Ellos obviamente no sabrían nada de entrenamiento real ni tampoco serían capaces de conseguir la perfección. Quizás si pasaran siglos entrenando lo lograrían, pero la vida humana era efímera, conseguir la perfección en cuarenta años, para seres como ellos, era imposible. Lo mejor que podían hacer era resignarse y seguir con sus vidas, haciéndolas tan amenas como les fuera posible.
Sabiendo todo esto de los humanos, Poseidón no podía comprender del todo el por qué su hermana Hestia sentía un cariño especial por estos seres. Según ella eran especiales y únicos, para Poseidón no había mucha diferencia entre ellos y una ameba. Realmente no podía ver a los humanos con los ojos que su hermana sí. Mucho menos podría verlos con los mismos ojos que Zeus los veía.
No comprendía a sus hermanos, pero creía que ellos estaban viendo algo que él no y simplemente los dejaba ser. Si estaban equivocados o no, solo el tiempo se los haría entender.
El sol comenzó a hacerse menos cálido y Poseidón supo que el atardecer no demoraría demasiado en aparecer. No cambió su posición, simplemente se quedó esperando a que oscureciera y a escuchar los pasos del humano alejándose. Realmente no era como si disfrutara demasiado la compañía de un ser de ese tipo. Era el equivalente a estar en compañía de un gusano para los humanos. Era repugnante e indeseado. Los gusanos como este tenían suerte de que dioses como Poseidón no los pisaran por atreverse a acercarse un poco a ellos.
La oscuridad invadió la playa, Poseidón notó el cambio de luz a través de sus párpados. Esperó pacientemente a que el humano ya tomara sus cosas y se marchara, pero los minutos pasaron y el humano parecía no querer irse.
—Oye, amigo, ¿no se te está haciendo muy tarde para regresar a casa?—Poseidón lo ignoró, esperando a que se despidiera y se fuera de una vez—Hey, ¿te dormiste? Amigo, despierta, ya es muy tarde. Yo me quedaré unas horas más practicando, pero no es hora de estar solo por aquí, tu familia te debe estar esperando.
Poseidón, sabiendo que el humano no se iría pronto, se levantó de un salto y emprendió su marcha, caminando tranquilamente por la playa.
Si seguía escuchando la voz de ese humano diciendo estupideces, definitivamente se volvería loco.
*
Tras una noche paseando por el borde de la playa, cuya agua jamás llegaba a tocar sus pies, Poseidón regresó al mismo lugar al que se había habituado a pasar el día esperando por la noticia de que la planta de Hades ya estaba lista para ser llevada al Helheim. Si no fuera por esa planta, él no estaría ahí varado como un idiota mientras esperaba esa maldita planta que, en realidad, no creía que pudiera ser de mucha utilidad.
Realmente no entendía qué tenía Hades en la cabeza para encargar esa cosa. Si tanto quería algo para controlar a los problemáticos de bajo poder, bien pudo conseguir divinidades que lo ayudaran y no buscar una extraña planta que creaban otras divinidades.
Como fuera, lo único que tenía presente ahora era el hecho de que nunca más volvería a hacerle otro favor a Hades, menos si involucraba vegetación de cualquier tipo.
Mientras se iba acercando al punto donde normalmente esperaba, escuchó un jadeo y el movimiento de algo que pasaba a toda velocidad por el aire. Mirando la arena, descubrió una sombra que se movía, repitiendo un mismo movimiento una y otra vez. Conocía esos movimientos, conocía esos jadeos. ¿Acaso el humano todavía seguía practicando? ¿Pasó toda la noche entrenando? Era un estúpido.
—¡Hey, amigo! No pensé verte tan temprano—saludó el tonto humano.
Poseidón lo ignoró y se sentó de nuevo en el mismo árbol, cerrando los ojos mientras se apoyaba contra el tronco, escuchando las olas rompiendo a la lejanía y sintiendo la brisa marina acariciar su piel.
El humano dijo algo más que Poseidón ignoró casi por completo. Lo único que había captado fue algo sobre comida, por lo que podía llegar a deducir que le había cuestionado sobre si había comido. O quizás le había preguntado si tenía algo para comer, no lo sabía.
Mientras seguía fingiendo que el humano se había evaporado en el aire, Poseidón pensó en que, al llegar, posiblemente debería recuperar el tiempo perdido y poner en orden muchas cosas de su territorio. Posiblemente el pueblo del sur, el que se encontraba en una fosa marina, hubiera vuelto a generar problemas. Generalmente lo hacían cuando Poseidón tenía otros asuntos lejos de su territorio, pero al regresar siempre los ponía en su lugar de manera rápida y eficaz. A la gentuza había que demostrarle cuál era su lugar antes de que empezaran a tener ideas erróneas al respecto. Si a la basura no se le dejaba en claro que era basura, podría malentender las cosas y empezar a generar problemas. Poseidón lo único que hacía era evitar esos problemas.
Fue quizás gracias a eso que los demás comenzaron a llamarlo como el Tirano del Mar. No era como si le importara mucho ese título, era mejor para él ser llamado Tirano ya que tal parecía ser que, de esa manera, los demás le temían. Y gracias a ese temor era que lo obedecían y respetaban.
Sintió una superficie suave contra su pierna y, al abrir los ojos, descubrió una botella de bambú bien cerrada con unas gotas cayendo por su larga superficie hasta el suelo.
—Puedes beber si quieres, luego puedo buscar más—dijo el humano, refiriéndose a la botella que Poseidón tenía contra su pierna.
Poseidón suspiró internamente pensando en el acto estúpido de este humano. Un dios como él no necesitaba comer o tomar agua todos los días para mantenerse vivo. Él no era un asqueroso y débil ser humano.
Poseidón consideró volver a irse y no regresar hasta la noche.
*
La sala del trono brillaba en oro y joyas. Poseidón se levantó de su trono repleto de perlas y caminó derecho hacia la salida, donde la enorme puerta se abrió y dio paso a un ancho pasillo con paredes de mármol y decoraciones de oro. Los enormes candelabros que colgaban tenían infinidad de cristales de todo tipos y tamaños. Cristales de los más costosos y que para otras divinidades no eran más que sueños inalcanzables.
A lo largo del pasillo había puertas iguales de grandes que la de la sala del trono. Tan imponentes y tan lujosas. Poseidón sabía que cualquier habitación donde entrara lo esperarían un montón de muebles de alta calidad y brillo de piedras preciosas y oro.
No importaba el rincón al que mirara, Poseidón solo sabía que vería lujos y perfección. Un palacio digno de un dios.
Al llegar al salón principal, Poseidón sonrió al ver la inmensa habitación alfombrada de azul y con cristales celestes decorando la pared, formando una ola que ocupaba de arriba abajo. Pasó su mano por uno de los muebles contra la pared, suave y pulcro, sin una mota de polvo, arena o tierra. Nada que mancillara su belleza.
Un palacio digno de ser descripto como perfecto.
Sasaki con Poseidon: dejese querer...
Poseidon tendra su cambio a medida que pasen los capitulos, ya lo iran viendo jajaja Ahora esta tipo: humano tonto y patetico
Pero pasara a pensar diferente, ya veran jaajaj
Y por si alguien tenía dudas, el ragnarok pasará aqui tambien pero se vera en la parte 2
Proximo capitulo: 6/6
Nos vemos! Besos :D
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