Capítulo 14
Capítulo 14
Questions of science, science and progress
Adamas necesitaba encontrar a Hades, no solo porque necesitaba consultarle algo del Helheim, sino porque también quería saber cuánto tiempo más estarían en algo que no les incumbía. Ganara la humanidad o no, no era como si afectara a su trabajo. Si bien se tomaba un descanso por pedido de su hermana Hestia, no era como si el Helheim pudiera quedar sin supervisión por demasiado tiempo.
Ya estaba cansado de pasear de pasillo en pasillo, buscando un lugar donde su hermano pudiera estar.
—¡Cuidado!
Pero bueno, ya era tarde. Humano idiota, ¿qué hacía doblando el mismo pasillo que él? Antes de darse cuenta Adamas tenía su cuerpo manchado con crema dulce y pegajosa.
—¡Maldito idiota, mira lo que hiciste!
El humano, que había visto cuando hablaba con su hermana, estaba ahí con un trozo de pastel destrozado en un plato de porcelana.
—Te dije que tuvieras cuidado.
—¡Cuando ya estaba con el pastel sobre mí!
El humano lo pensó antes de reír.
—Tienes razón, mi culpa—sacó servilletas de un bolsillo y le ofreció—. ¿Quieres que te ayude a limpiarte?
—¡No necesito la ayuda de un...!—pero antes de darse cuenta, el humano comenzó a limpiarlo luego de rodar los ojos.
—Los dioses tienen una gran aversión hacia nosotros, no entiendo el motivo. ¿Algún humano te hizo algo?
—Son seres inferiores y molestos—Adamas detuvo al humano, tomando su muñeca con brusquedad—. Tu confianza, creyéndote capaz de tocar a un dios como si nada, es despreciable.
—Se llama amabilidad y hospitalidad—el humano frunció el ceño—. Creo que es algo que los dioses deberían aprender. O bueno, la mujer que estaba contigo sí era amable.
—Mi hermana tiene una idea errónea de ustedes, por eso los trata bien.
—Bien, como sea, ¿puedes dejarme ir? Necesito llevar lo que queda del pastel para mi hermano.
El humano no parecía asustado, tampoco parecía estar nervioso. Hablaba con tal tranquilidad que Adamas solo se sentía más molesto con cada segundo que pasaba.
—¿Tu hermano? ¿Y quién es ese imbécil?
—Oh, vaya, Ada-chan, ¿por qué tan molesto? ¿Qué te hice para que me llamaras imbécil?
Adamas se dio la vuelta, viendo a Buda con unas cuantas vendas en su cuerpo, un parche en el ojo y el dios enano detrás de él tomando su brazo.
Se giró para mirar al humano y luego de nuevo a Buda. ¿Acaso el humano se refería a Buda cuando hablaba de su hermano? ¿Sería alguna especie de seguidor de este dios?
Pensando en que un enfrentamiento con otro dios no sería del agrado de Hades, en especial con Buda quien era uno de los dioses que tenía la simpatía de su hermano, soltó al humano el cual pronto fue asistido por el dios pequeño que acompañaba a Buda. Zerofuku pareció preocupado por la muñeca del humano y pronto sacó vendas de un pequeño bolso que llevaba consigo.
—El hueso no sufrió daños, solo tendrás moretones—informó Zerofuku suspirando aliviado.
El humano sonrió suavemente, aceptando los cuidados del dios. Adamas hizo una mueca, sintiendo la presencia de Buda pasar por su lado.
—Ada-chan, la próxima vez evita hacer eso—Buda sonrió simpático, pero su mirada no era para nada simpática—. No quisiera tener que desviarme de mi camino solamente para terminar lo que Poseidón no hizo.
—Tch, quisiera verte intentarlo.
Adamas se alejó antes de que terminara cometiendo una locura que lo llevara a ser sermoneado por su hermano Hades y su hermana Hestia.
Ser regañado por un humano de mirada dulce no valía la pena. Menos crear problemas con un dios de otro panteón.
Ah, ojalá todos los humanos fueran exterminados.
***
Belcebú se preparó para su batalla en el ragnarok. Todo ya estaba listo y lo único que faltaba era que hiciera su entrada tal y como estaba planeado. En medio de la oscuridad, esperó que su contrincante fuera capaz de matarlo, tal y como hacía años que esperaba. No le importaba la arena modificada, para la cual habían tardado unas horas en terminarla, realmente no le interesaba nada. Lo único que deseaba era morir de una vez.
—Solo confía en mí, no hay nada que la ciencia no sea capaz de lograr.
La ciencia no fue capaz de salvar a Nikola Tesla y tampoco sería capaz de salvar a Belcebú de su miseria. Lo sabía y lo aceptaba. Lo único que le quedaba era seguir adelante y esperar que el destino se apiadara de él y le permitiera morir.
Heimdall habló, diciendo cosas que realmente no le importaban a Belcebú. Solo quería entrar, luchar y listo. No necesitaba tanta presentación, no necesitaba demasiado, solamente entrar a la arena y luchar. Terminar con todo ese circo de una vez, con esa lucha sin sentido. Trece rondas de peleas solo para que los dioses satisficieran su necesidad de ver sufrir a los humanos. Un acto meramente egoísta y guiado por un sentimiento de humillación gracias a una valquiria que dijo un par de palabras que los provocaron.
Aunque quisieran, los dioses no eran más inteligentes que los humanos.
Belcebú comenzó a avanzar, acercándose cada vez más a la modificada arena de combate. Solo cuando estuvo adentro, se dio cuenta de los cambios que eran realmente inusuales. No entendía por qué, pero le recordaban a él y a sus planos a medio hacer. Planos solo completos en su mente.
Belcebú se apoyó en su bastón, escuchando a Heimdall presentar al siguiente luchador de la humanidad. Un humano que muy posiblemente terminaría muerto. Ignoró en gran medida la presentación de Heimdall, eran solo palabras bonitas para presentar a un futuro cadáver. Belcebú no perdería, nunca lo hacía y no porque no lo quisiera sino porque la maldición de Lilith no se lo permitía.
Su mente estaba pensando en que, con un poco de suerte, el humano sería lo suficientemente fuerte como para matarlo. Y entonces...
—... ¡Nikola Tesla!
Thump-thump.
Belcebú sintió todo su cuerpo tensarse ante un simple nombre. No, no era un simple nombre. No se trataba de un simple hombre.
Thump-thump.
De repente hubo rayos, luces, y un hombre volando con un intrincado traje metálico. Era un juego de rayos, de luces, que había llegado a ver alguna vez en el taller improvisado de Tesla. Algo con un nombre tan tonto que no parecía haber sido puesto por él porque, de ser así, el nombre sería todavía más tonto.
El humano se presentó, con su nombre escrito con ciencia sobre su cabeza.
Sí, definitivamente era él.
Thump-thump.
Se trataba de él, de Nikola Tesla. Del humano que alguna vez conoció, del humano del cual se alejó para no asesinarlo gracias a la maldición de Satanás. Se veía más joven de como lo había visto por última vez. Pero seguía conservando su mirada llena de vida y calidez, su sonrisa brillante y su aura de pureza.
Thump-thump.
Belcebú volvió en sí cuando Nikola se acercó a él, siendo mucho más grande de lo que era realmente.
—Señor Belcebú—Nikola sonrió inclinándose ante él para estar más cerca—, me alegra volver a verlo.
Podía sentir su sangre fluir por sus oídos, su corazón latiendo con fuerza. Tenía que calmarse, tenía que relajar su corazón antes de que Satanás saliera y lastimara a Nikola Tesla.
Thump-thump.
¿Pero cómo hacía para calmar su corazón cuando este no dejaba de latir emocionado por volver a ver a este humano?
¿Podía dejar sus sentimientos fluir con libertad sin poner en peligro a este hombre?
Thump-thump.
—Nikola—dijo todavía sorprendido, viendo a este alegre humano mostrarse emocionado por esta pelea.
—Por favor, dé todo de sí en esta pelea, ayude a la humanidad a avanzar.
Su sonrisa brilló, tan radiante y tan grande. Tan hermosa.
Thump-thump. Thump-thump.
Dio un paso hacia atrás, alejándose del humano. Sus manos picaban y eso era algo que le causaba un mal presentimiento. Si su corazón seguía emocionándose de esta manera temía que algo malo pudiera pasarle a Nikola.
Luego de años extrañando a este hombre, Belcebú no podía dejar que Satanás lo asesinara tal y como hizo con Lucifer y Lilith. No podía permitir que le quitara más seres queridos de los que le había quitado.
Belcebú miró uno de los dibujos que Nikola tenía en su escritorio mientras este mismo hacía cuentas tras cuentas en un pizarrón viejo en su habitación de hotel.
—Pierdes el tiempo—dijo Belcebú viendo al científico con dos palomas, una en cada hombro, concentrado en unos cuantos números—. La ciencia no puede curarme.
—No tienes que ser tan pesimista—Nikola se giró—. No será algo rápido, pero encontraré la solución a tu problema. Solo tienes que ser paciente.
—Lo soy—dijo Belcebú levantándose para acercarse a Nikola—. Pero aunque yo tenga todo el tiempo del mundo, tú no.
—Tengo el tiempo suficiente para hallar una solución para ti.
—Nikola—Belcebú tomó la mano que tenía una tiza blanca—, mi maldición no es algo que tenga solución. Tendré que acostumbrarme a vivir con ella y con mi incapacidad para morir. Solo es cuestión de que me resigne a que esta es mi realidad.
—No—Nikola soltó la tiza y alzó su dedo índice—, non, nein. No es cuestión de resignarse, no vas a vivir eternamente enfermo—su sonrisa era brillante y segura—. Yo hallaré una solución, solo debes esperarme.
Belcebú suspiró. Nikola Tesla era tan terco como Lucifer o Lilith lo fueron. Era tan brillante y tan terco.
—Sigo pensando en que solo pierdes tiempo.
Nikola puso una mano en su cabeza, sonriéndole cálidamente. Incluso sus ropas viejas y un poco sucias no apagaban su brillo y calidez. En lugar de ayudar a Belcebú, Nikola tendría que estar buscando ayuda para sí mismo.
—Solo espera y verás, Belcebú.
Lo único que podía esperar Belcebú, era convertirse en el verdugo de Nikola Tesla. No lo había sido en el pasado, pero el ragnarok lo estaba obligando a serlo. Como si este fuera su destino, como si asesinar a todos aquellos a los cuales amaba fuera su objetivo final.
Nikola fue el primero en moverse para golpearlo. Belcebú no necesitaba demasiado para protegerse, su propia habilidad sería suficiente para detener el puñetazo de Nikola.
Lejos de frustrarse o decepcionarse, Nikola sonrió emocionado. Él conocía su habilidad, sabía lo que había detrás de ella. No necesitaba estudiarla para saber cómo lo hacía, no necesitaba pensar en una estrategia en el momento para saber cómo evitar sus ataques. Belcebú no planeaba atacar, no quería hacerlo. Pero sabía que tarde o temprano lo haría, por la maldición de Lilith o por la de Satanás, pero terminaría por atacar a Nikola Tesla.
No quería terminar con el corazón de Nikola en su mano. No quería que fuera como en el pasado.
—¿Qué es este lugar?—preguntó Belcebú cuando el humano lo guio hacia otro lugar diferente del hotel donde vivía.
—Este es mi propio Gematria Zone—presentó Nikola felizmente—. Aquí llevo a cabo mis inventos. Tengo uno que quiero mostrarte, ven conmigo.
Como un niño emocionado, lo cual no era en absoluto, Nikola tomó su muñeca y lo jaló hacia otro lugar de la destartalada habitación. Un enorme galpón con ventanas tapiadas y paredes de ladrillos. Bueno, Belcebú no esperaba nada mejor luego de que Nikola lo arrastrara hasta un sitio casi abandonado. Tampoco podía esperar un gran laboratorio de alguien que vivía en un hotel porque apenas tenía dinero.
Cuando las luces se encendieron, Belcebú vio tres columnas inusuales en el centro del lugar. Algunos aparatos los rodeaban pero no entendía para qué se usaban. Entonces Nikola jaló algunas palancas y Belcebú vio rayos pasando de una columna a otra, tomando diferentes formas y patrones según lo que Nikola tocara. No era algo que hubiera visto nunca por parte de la humanidad. Era completamente nuevo y novedoso.
—¿Qué opinas?—preguntó Nikola feliz sonriendo y haciendo que se marcaran unas arrugas en las esquinas de sus ojos—Claramente esto es solo un...una especie de juguete. Hay más planes con esto, pero este es el inicio. ¿Qué te parece?
—¿Tú lo hiciste?—preguntó Belcebú sorprendido.
¿Un simple humano había conseguido hacer esto? Nikola Tesla, este delgado y canoso hombre con pocos recursos económicos ¿lo había conseguido?
—Por supuesto—dijo orgulloso Nikola, su rostro siendo iluminado por las luces de los rayos que pasaban de una columna a otra.
—¿Cómo?
—Ven, te mostraré.
Y con gran confianza, Nikola le contó todo sobre su creación, de principio a fin. Desde los materiales que había utilizado hasta cada paso para llegar hasta ahí. Incluso todos los errores que tuvo. Belcebú escuchó cada palabra, entendiendo cada cosa que le decía Nikola mientras admiraba el brillo de sus ojos al hablar. Tan emocionado, tan feliz, tan alegre, su mirada y el tono de su voz no era el usual en un hombre adulto. Pero Nikola parecía tan alegre cada vez que hablaba de sus inventos, de sus planes, de todo lo relacionado a la ciencia. Había un brillo inusualmente bonito a su alrededor que lo hacía ver como una inmensa luz, una gran luz que iluminaba la vida oscura de Belcebú. Y le gustaba, le gustaba mucho esa luz. Le gustaba que Nikola lo rodeara con ella, que calentara su corazón con su alegría y le hiciera olvidar sus penas. Con su luz Nikola era capaz de hacer retroceder la oscuridad que siempre perseguía a Belcebú.
Thump-thump.
Belcebú se congeló en ese momento. La calidez en su pecho era agradable y hacía tiempo que no la sentía.
Thump-thump. Thump-thump.
Su corazón cada vez latía más deprisa. Tal y como latía cuando asesinó a Lucifer y Lilith. Su corazón emocionado solo le estaba avisando de una realidad que Belcebú odiaba.
—¿Eh? ¿Pasa algo?—preguntó Nikola mirándolo.
Pero Belcebú retrocedió, alejándose de Nikola. Tenía que irse, si no lo hacía, si no escapaba, Nikola terminaría muerto.
Belcebú no soportaría recuperar la consciencia para darse cuenta de que su brazo atravesaba el pecho de Nikola.
Sin decir una sola palabra, Belcebú escapó de ahí tan rápido como pudo.
Había evitado asesinarlo, pero al final, cuando calmó sus sentimientos y regresó, Nikola ya había muerto.
Belcebú esquivó los ataques de Nikola, el cual iba de un lado a otro con pasos muy extraños. Sus movimientos eran inusuales y así como el humano había hecho con él, Belcebú también lo estudió. Notó sus intenciones, sin embargo, a pesar de saber que tendría que defenderse de un ataque, no lo hizo. Nikola desapareció repentinamente, teletransportándose detrás de él y lo atacó.
Fue lanzado a varios metros de distancia, derrapando en el suelo y cortando toda su ropa. El golpe fue lo suficientemente fuerte como para hacerle escupir sangre, pero todavía podía levantarse. Vio la mirada sorprendida de Nikola, como si no hubiera esperado darle un golpe. La humanidad vitoreaba feliz, pero Nikola no parecía feliz por su logro. Belcebú tampoco lo estaba porque sabía que de seguir así, Nikola terminaría estando en peligro gracias a la maldición de Lilith.
Lilith no lo dejaría morir. Pero su maldición tampoco lo dejaba ser feliz.
No podía ser feliz si mataba a Nikola Tesla.
Lilith, por favor, por favor, no hagas que lo mate.
No quería hacerlo. No a él. No a su brillante luz. Se supone que la luz debe extinguir a la oscuridad, no al revés.
¿Por qué su luz estaba en peligro de ser apagada?
—Belcebú—llamó Nikola, su mirada había vuelto a ser cálida—, está bien, pelea.
—No...no puedo hacerlo—Deja de sonreírme así, deja de mirarme así, maldita sea—. No quiero hacerlo.
¿Y si se rendía? ¿Eso haría que Nikola continuara con vida? El orgullo de los dioses le importaba poco, ellos no habían hecho nada por él, Belcebú no les debía nada.
Sin embargo, cuando estaba por rendirse, Nikola se volvió a acercar a él y comenzó a atacarlo. Belcebú no tenía tiempo de arrodillarse y rendirse porque el humano se acercaba a él, repartiendo puñetazo tras puñetazo, haciendo que Belcebú se cubriera o esquivara los ataques.
¿Por qué lo atacaba? ¿No era mejor si Belcebú se rendía y ya?
—Algún día los humanos superaremos a los dioses. ¡Nuestro avance no puede evitarse!
Tantos sueños en un solo hombre. Tanta luz.
¿Belcebú se merecía a este hombre? ¿Este hombre se merecía a Belcebú?
No. Este hombre no se merecía la desgracia de conocer a Belcebú. No se merecía morir miserablemente en sus manos.
Thump-thump.
Incluso cuando estaba esquivando los ataques de Nikola, Belcebú no podía dejar de ver su mirada cálida y su brillante luz. No podía dejar de admirar al hombre que había calentado su corazón luego de años de culpa y dolor. Un hombre que lo hacía olvidar su desgracia y lo hacía sentir vivo otra vez.
Thump-thump. Thump-thump.
Nikola Tesla, el hombre más brillante que había conocido en toda su oscura vida. Un humano con un corazón tan puro y bondadoso. Un hombre capaz de ayudar a un desgraciado sin cura. Capaz de perdonar al bastardo que no le dio el reconocimiento que se merecía. Un hombre que se conformaba con un cuarto de hotel y unas palomas a las que cuidaba.
Belcebú solo quería proteger a este hombre por la eternidad.
Thump-thump, thump-thump, thump-thump...
Quería darle todo lo que se merecía. El mejor laboratorio, los mejores libros, todo el conocimiento del mundo.
Thump-thump, thump-thump, thump-thump, thump-thump...
Quería ser bañado en su luz por siempre. Quería ayudarlo a ser la luz del universo. Darle todo lo que los humanos le negaron, todo lo que los dioses y el destino le quitaron.
Belcebú quería...
Thump-thump, thump-thump, thumpthump, thumpthump, thumpthump ...
Él quería...
Thumpthump, thumpthump, thumpthump, thumpthump, thumpthump, thumpthump ...
Amar a este hombre...
Thumpthump, thumpthumpthumpthumpthumpthumpthumpthump ...
Para siempre.
Thumpthumpthumpthum thumpthumpthumpthumpthumpthump ...
Lo podía sentir a Satanás deseando salir. Belcebú sabía que no podría evitarlo, aunque quisiera no podía. Iba a perder la consciencia y en ese momento todo terminaría. No quería que terminara, no quería matar a este hombre.
Pero lo haría.
Antes de que la consciencia lo abandonara, Belcebú movió los labios para darle un último mensaje a Nikola.
Te amo.
Fue un parpadeo. Siempre se sentía así. En un momento estaba siendo atacado por Nikola, moviendo los labios para confesar sus sentimientos, y al otro estaba contra el cuerpo de Nikola, arrodillados en el suelo. Belcebú apenas estaba regresando al presente, pero sentía su mano en el pecho de Nikola mientras su mentón estaba apoyado contra el hombro recubierto por el traje metálico del humano. Sentía los brazos de Nikola rodeándolo, quizás en un último acto de amabilidad de su parte. O quizás un intento por sacárselo de encima antes de morir.
La arena estaba en completo silencio. Tanto dioses como humanos no tenían nada para decir. El silencio era tan grande que Belcebú podía sentir hasta las partículas del aire moviéndose.
—Niko—murmuró, la culpa golpeando su corazón con fuerza.
—Belcebú—respondió el humano.
El dios sonrió, sus ojos picando por las lágrimas.
—Te dije que no tenía salvación—su voz se rompió al darse cuenta que otra persona que amaba había caído víctima de su maldición.
Sintió los brazos de Nikola apretándolo. No lo estaba alejando, lo estaba abrazando.
—Y yo te dije que la ciencia te curaría.
La primera lágrima descendió, Belcebú sentía su corazón doliendo como nunca antes. Dolía mucho más que con Lucifer y Lilith. Mucho más.
—Te equivocaste.
Nikola rio. Maldito tonto optimista.
—No...—uno de los brazos se movió para tomar el brazo que Belcebú tenía en el pecho de Nikola—non...—Belcebú sintió que las lágrimas descendían con abundancia por su rostro, no quería ver lo que había hecho, no quería—nein...
Y entonces Nikola lo separó de su cuerpo, sosteniendo su brazo. Sintió el traje metálico recorriendo su brazo hasta tomar su mano para entrelazar sus dedos. Fue cuando Belcebú se dio cuenta.
Su brazo no atravesó el pecho de Nikola, durante todo este tiempo había estado apresado entre ambos, con su mano sobre la bobina del pecho. Una bobina destruida.
—¿Qué?—miró a Nikola sin entender qué había pasado.
Thump-thump.
Se suponía que Satanás tomó su lugar, se suponía que había atacado a Nikola y atravesado su corazón.
Nikola apretó suavemente su mano, su sonrisa resplandecía tanto...
Thump-thump, thump-thump, thump-thump...
—Te dije que encontraría una cura—la otra mano de Nikola acunó un costado de su rostro, su mirada era tan cálida que Belcebú sentía su pecho calentarse—. Eres libre, Belcebú.
Thump-thump, thump-thump, thump-thump, thump-thump...
Belcebú cerró los ojos, como si esperara que de repente Satanás tomara el control de su cuerpo. Como si esperara abrirlos y encontrarse con la peor escena posible. Con el cadáver de Nikola atravesado por él.
Thumpthump, thumpthump, thumpthump, thumpthump, thumpthump...
Pero al abrirlos solo podía ver la sonrisa hermosa y luminosa de Nikola, sus ojos claros gentiles mirándolo. Veía su luz disipando su oscuridad.
Veía a este extraordinario hombre vivo a su lado, cumpliendo una promesa que Belcebú creyó imposible.
Thumpthumpthumpthumpthumpthumpthumpthumpthumpthumpthumpthump...
Su corazón latía desenfrenado, enamorado, pero nada pasaba. No importaba cuánto latiera, cuanto amor atacara su pecho, Satanás no estaba tomando control de su cuerpo.
Luego de años, Belcebú era libre de su maldición.
Luego de tantos años, Belcebú recobraba sus ganas de vivir.
—Tú...—Belcebú no tenía palabras para agradecerle a este hombre por lo que hizo.
Entonces, Nikola movió los labios sin emitir sonido alguno para darle un mensaje a Belcebú. Un mensaje que comprendió perfectamente.
Sí, Belcebú ahora sabía que palabras usar para agradecerle a Nikola por lo que hizo.
Sonrió mientras su mano y la de Nikola seguían entrelazadas.
—Me rindo—dijo Belcebú.
Y la humanidad gritó de alegría por una nueva ronda ganada.
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Título del capítulo parte de la canción: The scientist de Coldplay
Cancion puramente dedicada a estos dos tortolitos cientificos
Belcebu conocio a Nikola cuando este era joven y lo visito por muchos años, a sus cuarenta y tantos años fue cuando Belcebu se dio cuenta de que estaba enamorandose de él y entonces se alejo por muchos, muchos años. Al regresar, claramente Nikola ya había muerto. Por lo que sí, Belcebu pasó decadas alejado de Nikola y Nikola hasta su ultimo dia de vida buscó la cura a Satanás
En el proximo se sabrá qué era lo que tenía Belcebu uwu Y la cura de Nikola jaja
A este paso ganaran en la proxima ronda jajajaj Las proximas rondas se respetan del manga, la de Okita vs Susanoo puse lo que yo deseo que pase jajajaja Así que bueno, recemos jaja
Nos vemos en el proximo! Besos :D
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