C9: "Hospital"
Denki siempre alegraba al pelimorado en los hospitales. Su carisma era algo que enamoraba al pelimorado desde el primer momento en que lo vio.
Esos fríos y blancos pasillos, con ese olor a limpieza. Ese olor característico de tanto limpiarlo todo, de los productos utilizados, que tienen que camuflar las heridas abiertas, los virus que corren por el aire con cada paso de los pacientes potenciales, las gasas sucias, los cuerpos sudados y entumecidos de estar estirados en la cama...
Ese melancólico y tenso ambiente...
Hitoshi sentía que urgencias estaba más callada de lo normal. El vacío daba ese ruido de estática, todo iba a cámara lenta. Lo único que podía hacer era quedarse mirando el suelo, mientras intentaba conectar todo lo que estaba pasando.
¿En qué mes se encontraba Denki? Ya no lo recuerda. ¿Qué debería de escribir en los carteles de búsqueda de Anvorguesa? ¿Da una recompensa? ¿O ahorrar sería la mejor opción para quizás la estadía de Denki en el hospital, y el costo de la cesárea. Quizás en las incubadoras...
—Señor Shinso — el pelimorado levantó la cabeza lentamente. Un médico lo veía, calmado. ¿Por qué esa tranquilidad le daba rabia a Hitoshi?
—¿Mhmm?— lo único que pudo decir, con la voz encolerizada.
—Puede entrar a la habitación con su pareja.
El rubio se encontraba en silencio. Lo único que se escuchaba era el sonido de las máquinas y de los sensores, los utensilios metálicos y los pasos lentos de los doctores.
—¿Hitoshi?— lo llamó suavemente, haciendo que éste se acercara.
—¿Sí?
—...—el rubio acunó con sus manos la cara cansada del pelimorado, preguntando en un hilo de voz. —¿Tú cómo estás?
La expresión de preocupación se transformó en irritabilidad, haciendo una mueca con sus labios.
—Denki Kaminari, Tú y las gemelas se encontraban en peligro, ¿¡Y tú me preguntas eso!? — el rubio esbozó una sonrisa, acariciando con sus pulgares la cara del de orbes morados. Hitoshi tomó el mismo gesto del rubio, pero peinó los cabellos ajenos para plantar besos en su frente.
—Responde mi pregunta, por favor.
—Estoy mejor, Denki. Mucho mejor. — le susurró cerca suyo, como una respuesta solo entre ellos dos. —¿Tú cómo estás?
—... Asustado. — río nervioso. — Sé que... encontraremos a Anvorguesa, pero... no me han dicho nada de las gemelas, Hitoshi. Me han hecho examen, tras examen y ninguna palabra.
El pelimorado hizo una mueca y levantó la mirada. Estaba buscando a un doctor o un enfermero, o a quién sea. Una joven, parecía recién egresada de la universidad, se encontraba limpiando algunos artefactos y leyendo de corrido algunos papeles. Cruzó miradas con Hitoshi, pedía hablarle. Así que la chica se acercó hacia ellos, nerviosa.
—¿Ocurre algo?
Denki le explicó sobre todo lo que había pasado, se escuchaba cómo tenía el nudo en la garganta. Se escuchaba cuánto le dolía al rubio. La chica los miró con una cara apenada y se fue a buscar los papeles en el mesón de la habitación.
Los leyó con cautela: habían ecografías, exámenes, notas escritas a mano, en servilletas, documentos impresos, fotocopiados. Mientras más leía, la cara se le preocupaba. Hasta que en la última nota, escrito en un nota sacada de un cuaderno, se acercó hacia la pareja.
—... Hubo una actividad estresante con el señor... Kaminari, ¿Verdad? — el rubio asintió. — y las gemelas obviamente reaccionaron de una manera... preocupante. Pero honestamente, según los estudios se encuentran muy sanas.
Hitoshi y Denki no sabrían cómo explicar ese alivio que sentían en ese momento. Un peso que los calmó demasiado.
—Sin embargo, sus hijas sí o sí, nacerán prematuras. Claramente, no tan pronto como a las 26 semanas, sino que unas 35, 36. Su cráneo ya tiene una alteración en cómo debería de verse en el parto, así que solo hay que esperar por si ocurre otro acontecimiento como este por si se adelanta mucho más. ¿Ya tienen el bolso para el parto?
—... No.
— Oh. ¿Y... la habitación de las niñas? ¿Su ropa aunque sea?
—...No.
La chica los miró con una cara preocupada. En realidad, una cara de lástima. Lástima por la pareja. Lástima que le pasara lo de Anvorguesa, de pensar en que iban a perder a sus hijas ya que sabía que todas las demás actividades, armar su habitación, comprar ropita, encargarse de todo lo demás para sus hijas.
Jamás va a ser lo mismo...
—D-descuiden, aún hay tiempo. Y tiempo de sobra. Ustedes tómenlo con calma y todo va a salir bien. Pueden irse cuando quieran, llévense esta carpeta y espero que... No, sé que todo va a mejorar. Se los aseguró. — colocó su mano en el hombro del rubio y dejó la carpeta azul en el mesón.
Hitoshi y Denki se encontraban caminando en el parque. Decidieron de que, antes de que tomara repaso el rubio, salieran un rato.
Denki se encontraba callado, eso hacía quemar en su interior al pelimorado. El rubio veía a su al rededor, se encontraba perdido, con lágrimas en sus ojos, haciendo que brillaran.
—Toshi...— musitó, con un hilo de voz. — Quiero churros.
Apuntó a un carrito que vendía churros. El pelimorado asintió, buscando en su bolsillo dinero. Le pidió al albino que le diera unos 2 churros con azúcar flor y manjar. Siguieron caminando, haciendo el recorrido del parque.
—Ah, ten Hitoshi. — el rubio le acercó un churro, pero él se negó. — Shinso, come.
—No tengo hambre, Denki. Tranqui-
—¡Quiero que comas! — el rubio le gritó, mirando hacia el suelo.— No soy la única persona que necesita encontrarse bien.
Levantó la mirada para verlo a los ojos. Se asustó. Muy pocas veces veía a Hitoshi llorar.
—Lo siento, Denki. Me siento tan... inútil. Nadie creía que íbamos a ser buenos padres, pero tú eres increíble y yo... — el rubio empezó a frotarle la espalda, el pelimorado seguía derramando lágrimas. De verdad se encontraba destrozado. — Creí... creí que iba a ser todo perfecto. Y ahora las niñas no tienen habitación, ni ropa... ¡Ni nombres!
—Hey, Hitoshi, no... — abrazó el pelimorado, intentando no mancharlo con su churro. Le hizo cariño en la espalda y la cabeza. Denki entendía lo que el pelimorado sentía, por eso intentaba explicarle lo bien que era como padre, pero... la voz no le salía. — Las gemelas sí tienen nombre, mi amor.
Hitoshi se limpió la nariz, viendo con los ojos rojos al rubio.
—¿Cómo así?
—... Cuando me estaban haciendo los exámenes, los únicos nombres que podría decirles a las niñas era el que hablamos en el auto ese día. Antes de llegar a casa y... lo que ocurrió con Anvorguesa. Esos nombres se quedaron, y todo el tiempo pensé en ellos.
—... — el pelimorado se quedó callado, pensando en dos de los quinientos nombres que discutieron.
—Darcy y Aileen Shinso. Luz y Oscuridad. Nuestra vida siempre es así, ¿no? Son perfectos. — el rubio dijo tocando su vientre. — Mira, la habitación y las ropas son cosas materiales y... mientras las niñas crezcan van a cambiar y siempre tendremos que hacerlo. ¿Pero sus nombres?
El pelimorado se quedó pensando en el nombre, juntó con la palma de sus manos la pancita de su pareja, que se encontraba redondo bajo el abrigo que llevaba.
—Darcy y Aileen Shinso no suena muy bien. — el rubio frunció el seño. ¿Ese no era el nombre que habían elegido?— ¿Y si tienen tu apellido? ...Darcy y Aileen, las gemelas Kaminari.
Unas patadas se sintieron al terminar de hablar. La pareja se vio enamorada. Darcy y Aileen Kaminari.
Todo va a estar mejor. Mucho mejor.
¡Hola, hola!
Perdón por tardar tanto en este capítulo, empecé las clases y los exámenes y ya no tengo tiempo. Quería hacer más En vivos en Instagram, pero hubo... malos comentarios. Pero me encantaría hacerlos de nuevo
En el próximo capítulo, Hitoshi y Denki van a ir a comprar las cosas y ropa para las niñas, y probablemente haya interacciones con las demás familias y/o la familia Aizawa. ¿Tienen algunas ideas en especial?
En fin,
Si hay algún error, idea, duda o cualquier otra cosita, ¡No duden en escribirme!
¡Y eso!
Adieu!
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