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C8: "Anvorguesa"

6 meses/24 semanas

—¿Qué tal Sunny y Moon? Sol y luna son similares y opuestos.— el pelimorado le preguntó al rubio que reía por todas las ideas de nombres que le había dado a su pareja.

—No... lo sé. Es bonito, sí, pero no me gustaría que el significado sea tan... literal. — echó algunas barritas de cereal en el carrito.

—Mmm... — dio un quejido —¿No sería más fácil llamarlas "Cosa 1" y "Cosa 2"?

—Sí— Denki río — sería mucho más fácil.

El pelimorado tomó el carrito de compras para empezar a avanzar por el pasillo de lácteos. El rubio bostezó con pereza y se estiró llevando sus brazos lo más alto que podía.

—No puedo esperar a ir a acostarme con Anvorguesita en mi panza. Es tan lindo cuando ronronea. — el rubio tomó varios yogures de distintos sabores — Pero Marie y Berlioz son muy autoritarios.

—Sí, cuando están sobre tu panza no me dejan tocarla.— el rubio río. — Kitty, ¿Quieres algo de este pasillo?

El de orbes amarillos se quedó mirando el pasillo, mientras veía todas las galletas y dulces en los anaqueles. Y con su mano derecha daba ligeros golpes para despertar la curiosidad de sus hijas.

Esas galletas— la tomó y la acercó a su vientre, recibiendo ligeras patadas.

—Aún no entiendo cómo funciona tu método... — el pelimorado le preguntó dejando otra caja extra de esas galletas.

Porque nunca se sintió tan mal como cuando Denki lloraba porque se había dado cuenta que había comido toda la caja de cereales él solo. Pero ahora sabe que tiene que comprar dos.

Hitoshi desprevenido, vale por dos.

—Y como... Harmony y... ¿Qué complementa Harmony?

—¿Ah... Melody?— el rubio asintió al darse cuenta que complementaba con el nombre de su sobrina. —¿Qué tal nombres en otro idioma que no sean ni japonés ni inglés?

—¡Oh, oh! ¿¡Qué tal algo en irlandés!? O de por ahí, quizás...

El pelimorado y el rubio hablaban mientras le entregaban las cosas a la cajera.

Aíne con Nora: Honor y Gloria. o Nelda que es campeón. Kahlan, líder fuerte...

—Cuando lleguemos a la casa vemos otros nombres, ¿De acuerdo? — el pelimorado asintió, dándole un cálido beso antes de salir del estacionamiento.

La vida de Hitoshi y Denki ha ido escalando. El embarazo del rubio ha ido alegrando la vida de la familia, manteniéndose más unidos, más comunicados y más felices.

—Compremosle cosas a las niñas, ni siquiera hemos ordenando su futura habitación. Y yo tengo una clara idea de lo que quiero para su pieza.

El pelimorado giró la cabeza mientras le entregaba su tarjeta de débito a la chica.

—Ay, no... ¿Y cómo quieres decorar la pieza de las niñas?— preguntó algo preocupado.

—Ya lo vas a ver... — dijo emocionado, saltando en su asiento con una pequeña risa maliciosa al final. El pelimorado miró de reojo a su pareja: Tenía suerte de tener a Denki Kaminari.

Abrieron la puerta de entrada, llegaron a su casa, Marie y Berlioz maullaban al ver a sus papás llegar. El pelimorado tomó con cuidado las bolsas del supermercado y las llevó a la cocina.

El rubio caminó hacia su habitación para cambiarse a su cómodo pijama. Se colocó una sudadera del pelimorado y acarició su vientre para despertar a sus hijas que se habían quedado tranquilitas en el auto. Lo hacía para que estuvieran calmadas en la noche junto a él para que no tenga que quedarse despierto, mientras las gemelas golpeaban sus órganos.

Creía que iban a ser más enérgicas. Claro, tenían su sangre. Pero los mellizos Kirishima no dejaban descansar al rubio en su segundo y tercer trimestre.

Parece que sus hijas eran muy... piolas.

—¡Niños, a comer! — el pelimorado le servía la comida en los 3 platos para Marie, Berlioz y Anvorguesa. Marie tiene un plato color lavanda y sus croquetas estaban ligeramente húmedas. Berlioz tenía un plato más grande de color azul, con trocitos de carne cruda. Anvorguesa tenía el plato más grande entre los tres. Croquetas surtidas, trozos de carne, algo de juguito... Un gatito saludable.

Marie y Berlioz caminaron a paso veloz y empezaron a comer a gusto. Pero el plato de Anvorguesa seguía lleno.

—¿Anvorguesa?

El pelimorado empezó a buscar en la torre de los gatos y en las habitaciones de reojo.

—¿Anvorguesa? A comer, mi amor— Entró al armario. Ahí siempre le gustaba tomar siestas dentro de los cajones y entremedio de la ropa y abrigos.

—Toshi, comerá más tarde.— el rubio abrazó por la espalda a su pareja.

Hitoshi giró su cuerpo para ser la cuchara grande en el abrazo, y sujetó con sus palmas la barriga del menor.

—Tengo sueño... — el pelimorado le susurró al rubio que había dejado reposar su cabeza en su hombro.

—Vamos a la camita, y me pones la cremita, ¿Sí?— el rubio le preguntó suavemente, el pelimorado asintió, restregando su nariz en las suaves hebras rubias. El pelimorado lo llevó de la manito hacia la pieza para cambiarse a su pijama. Denki tomó el tarrito de crema para entregárselo al pelimorado. — Gracias, Toshi...

—No te preocupes, me encanta hacerlo.

El pelimorado levantó el pijama del rubio para descubrir su vientre. Empezó a colocar y a esparcirlo por las estrías rojizas y rosadas que se formaban por el estiramiento de su piel. La primera vez que salieron, el rubio se sintió inseguro. Pensando en que solo iba en su sexto mes, las estrías iban a crecer y a oscurecerse. ¿Hitoshi aún lo va a querer?

Y que el pelimorado le ponga la crema antiestrías le respondía la pregunta: Sí, sin duda.

—Mm... Hitoshi, no puedo dormir.—el rubio se movía para ambos lados, acariciando su vientre. Faltaba algo, alguien, un calorcito que ronroneaba y calentaba su vientre.

Se paró lentamente de la cama y empezó a buscar a su gato entre susurros.

—¿Anvorguesa? Mi amor, venga a la camita.

Ni en su habitación, ni en el de las niñas, ni el baño, ni el armario, ni la cocina...

Y... y su plato seguía lleno.

El rubio observó el plato lleno con las manos temblorosas. A paso lento caminó hacia su habitación, por el lado de la cama del pelimorado. Y empezó a moverlo entremedio de sollozos.

—H-hitoshi...¡Hitoshi despierta! — el pelimorado se levantó de golpe. Al despertar su cansancio desapareció al ver cómo el rubio tenía sus ojos rojos y llorosos. —¡Anvorguesa no está!

—¿Qué? Denki, calma.. — el rubio negaba entre sollozos y lágrimas. El instinto del mayor fue agarrarlo de los brazos suavemente y llevarlo hacia su cuerpo. El pecho de Denki subía y bajaba rápidamente, mientras intentaba calmarse con las caricias en su cabello. —¿Qué ocurrió, mi vida?

—¡Anvorguesa no está en ninguna parte! No ha comido, no está en ninguna de las piezas ni en la torre de los gatos. ¡Anvorguesa se perdió! —la voz del rubio se quebraba cada vez que hablaba, mientras el pelimorado le sobaba la espalda.—¡Hay que ir a buscarlo!

—Denki, son las 2 de la mañana.— el rubio al ver como le negaron, empezó a llorar mucho más fuerte, intentando zafarse del abrazo del pelimorado.—¡Yo voy a ir! ¡Denki calma, yo voy a ir! Voy a buscar a Anvorguesa, ¿De acuerdo?

Todo iba tan bien. La llegada de las gemelas iba a ser una bendición, y Marie, Berlioz y Anvorguesa estaban muy felices y muy encariñados. Anvorguesa... un gato que los ha acompañado casi toda su relación. Ellos lo vieron crecer desde un cachorro, el rubio le había puesto su nombre y le había entregado su collar.

El collar de anvorguesa de gatito. Debió ser el primer regalo de pareja que Denki le dio a Hitoshi.

El pelimorado caminaba por las calles del vecindario. Los rincones y atajos de su lugar. Le daba pena volver a casa y ver la cara de tristeza de su pareja.

Y su mundo ya quebradizo por la situación se derrumbó...

Por una sola llamada.

—¿Denki? Aún no lo encuen- 

Fue interrumpido por los sollozos y gemidos de dolor del de orbes amarillos.

—Las bebés... me duelen, mucho.

Hitoshi es una persona que se puede mantener bajo control, pero con su gato desaparecido y la vida de su pareja y de sus hijas en riesgo; ¿Lo estará?

Ig: @te.de.arandano

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