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C5: 16 semanas

16 semanas/Tercer mes

Un estruendo proveniente de la cocina despertó al pelimorado. Supuso que los gatos se empezaron a pelear...

Con su instinto de Madre Leona, Hitoshi se levantó para detener la supuesta pelea de sus hijos. Caminó torpemente por el pasillo, y prendió la luz de la cocina.

—... Tú no eres el gato que esperaba — Bromeó al ver a su novio hincado rebuscando en el refrigerador con Anvorguesa encaramado en su espalda. — ¿Qué buscas, mi amor?

— Yo, ah... — Se quedó pensando un rato — Buscaba el trozo de pastel que quedaba. — Hitoshi sonrió tiernamente —... ¿Dónde lo dejaste, Toshi?

... Te lo comiste ayer, Kitty — Shinso sacó a su calico gato de la espalda de su pareja. Levantó al rubio suavemente y lo llevó a la habitación. El rubio dio un puchero tras no saciar su antojo de pastel — Yo te traeré algo, Denki. Tú ve a la cama.

— Bien, ah... Encontré unas galletas en la... repisa. — Hitoshi disminuyó su voz al ver como el rubio se encontraba durmiendo en la cama, en su trasero, se encontraba el gato, amasándalo.

Dejó suavemente el paquete en su repisa, lo arropó y besó su frente. Tomó al gato que se había acomodado en su lado de la cama y lo movió lentamente al medio.

Berlioz se colocó en el vientre del rubio y empezó a acurrucarse en su pancita, ronroneando suavemente. Hitoshi apagó la luz de la habitación, pero dejó una luz en el velador del rubio, decorando su techo de estrellas y puntos.

— Hasta mañana, Denki.

Hubo unos minutos en silencio, solo por los ronroneos del gatito negro que disminuían cada vez. Denki fue el primero en romperlo.

— ¿Hitoshi...? — dijo vagamente. El pelimorado hizo un corto sonido — Aún tengo hambre.

El día siguiente había llegado, al igual que la tarde. El desayuno ya había sido comido y la pareja se encontraba en su sala de estar jugando el juego de mesa que había pedido con ansias el rubio.

— ¡Te dije que la tercera era la vencida! — El rubio dijo al ganar, al no tener ninguna carta.

— Así es, Denki. Tú me ganaste — dijo el pelimorado, acariciándole la cabeza a Marie. Dejarse ganar era algo que el pelimorado por alguna extraña razón le hacía sentir mucho mejor que ganarle a su pareja. Era muy lindo ver cómo el rubio se daba cuenta que ganó.

— Dicen que hay nuevas cosas en el barrio — Hitoshi comentó con un tono de interés en su voz. El rubio le sonrió y se dirigió hacia la ventana, donde se veían las personas cruzando hacia la izquierda, donde quedaba el centro de su "sector vecinal".

Salgamos un rato entonces.

La pareja se levantó de la mesa y empezó a ordenar su casa. Denki empezó a lavar los platos y encargarse de los gatos con su comida y agua.

Hitoshi se dirigió a la habitación para buscar abrigos y quizás un gorro para el rubio. El viento en Musutafu corría muy fuerte y no quería que su novio embarazado se enfermara.

Tomó el abrigo de Denki y el suyo, además de un gorro de lana para su novio y caminó hacia la sala. Denki estaba esperándolo en la puerta, saltando emocionado.

Hace tiempo no sabían salido a una cita, ¡Qué emoción!

— Denki, ponte el gorro. Tus orejitas — el pelimorado regañaba a Denki que estaba a unos pasos delante de él, entusiasmado por cómo estaba decorada su calle. Sus vecinos habían decorado las calles y los techos para darle la bienvenida a nuevas tiendas y casas.— Denki, tu gorro.

— No me lo voy a poner, me arruina el outfit. — Denki saludaba con la cabeza a las personas que pasaban, mientras tocaba ligeramente su vientre.

— ¡Wow, Hitoshi Shinso y Kaminari Denki!

La presidenta de la junta de vecinos se acercó a ellos con su sonrisa. Esa sonrisa de Flanders, de esas personas que son tan alegres que caían mal.

Bueno, eso pensaba Hitoshi. Denki la amaba.

— ¿Y quién llegó al vecindario? — preguntó el rubio luego de que el pelimorado y la chica hablaron unos segundos.

— Llegaron unas familias y varias parejas recién casadas y también esperando bebés. — La chica paró unos segundos cuando otra pareja preguntó por una calle. Hitoshi aprovechó ese momento para hablarle a su novio.

— Ay, qué lindo, familias. — dijo Hitoshi sarcásticamente — Y niños.

Literalmente, Hitoshi había elegido ese sector porque no había tantas familias ni niños. Era un vecindario tranquilo y prácticamente solitario.

— ¡Hitoshi, nosotros tendremos niños! — exclamó el rubio en tono de regaño.

Pero serán míos, es diferente. — La mirada juzgadora del rubio cesó al ver como la chica se había dado la vuelta para seguir hablando. — Ah... ¿Parejas, y qué más?

— Ah, sí. Bueno, además de parejas y familias llegaron un 24/7, una farmacia y... ¡Ah, sí, un café con gatos!

La ampolleta de Hitoshi se prendió rápidamente al escuchar eso. El rubio solo rodó los ojos al ver lo que le esperaba.

— ¿H-hablas de... los Neko Café? ¿Esos cafés dónde hay gatitos y puedes estar ahí con ellos? — La vecina asintió no entendiendo la exaltación del ojimorado —... A ver, chica, ¿Me estás diciendo que a metros de mi casa hay un café de gatos?

— Ah... ¿Sí?

—... ¿Y está abierta?

— ¡PERO, HITOSHI! — El rubio le gritaba a su novio que se calmara al ya estar en la vitrina de la tienda, viendo a los gatos que se encontraban en la ventana. Hitoshi había estado sacudiendo al rubio, bastante emocionado. — ¡PERATE WE, ME VOY A WACAREAR!

— ¡Ay, Denki, entremos!

— ¡Pues deja de sacudirme, pues! — El pelimorado se detuvo y lo abrazó un rato por la mirada mareada del ojiamarillo. Luego de eso entraron lentamente, tomados de la mano. Un chico les dio la bienvenida con un gato en sus brazos. — Hola~

El joven les dio la bienvenida y les explicó las instrucciones sanitarias y de cuidado para los gatos y el público. Todas las instrucciones y reglas fueron ignoradas completamente por la cabeza del rubio, pero Hitoshi las escuchó como si su vida dependiera de ello.

El pelimorado le dijo a Denki suavemente junto con un beso en la cabeza que se sentara en la mesa que apuntaba, y se llevó una bolsa de premios para gatos.

Esto iba a ser una aventura~

— Deberíamos de ir en nuestra próxima cita...

El pelimorado le daba un pequeño masaje al rubio, mientras se estaban acomodando para dormir. El rubio solo rodó los ojos por tercera vez consecutiva y le sonrió suave. Cuando llegaron a su casa, sus gatos no le prestaron atención.

Venían con olor a otro gato. A muchos otros gatos...

— Te divertiste hoy, ¿Toshi? — el rubio le preguntó al pelimorado, que seguía con el pequeño masaje en su cabeza, presionando suavemente a veces la sien del rubio.

— Sí, mucho... te quiero mucho — besó su frente y apagó la luz, prendiendo la luz de su velador.

— A... ¡ACHOO! — El rubio estornudó fuertemente.

— ¡TE DIJE QUE TE PUSIERAS EL GORRO!

¡Oh no, Denki se enfermó! 

Este capítulo solo ha sido para que no hayan muchas fechas importantes seguidas y también como capítulo de Enero.  Próximo capítulo será: San Valentín. 

Adieu! :(

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