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Come inside of my heart
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Look at the stars, go a little bit faster
— Come Inside of My Heart, IV of Spades.
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[ 🌌 ]
Parte final:
My Universe
[ 🌌 ]
[ 7:1 ]
jungkook.
Abril fue uno de los mejores meses de mi vida, y tuve que imaginar que era un mal augurio, porque mayo está siendo un verdadero tormento. Todo, absolutamente todo, es culpa de Kim Taehyung. También es mía, por enamorarme de él, así que acepto un porcentaje de la culpa. Pero no es un cincuenta-cincuenta, más bien un sesenta-cuarenta o un setenta-treinta.
Él tiene la mayor parte de la culpa por hacer que actúe como un tonto, por robarme el corazón y guardarlo. No, no guardarlo, mejor dicho esconderlo debajo de su cama y dejarlo olvidado ahí. Cada día de abril, mis sentimientos por él crecían un poco más. Más y más hasta que ya no pude contenerlos y se desbordaron. Ahora no sé cómo actuar con él alrededor, cómo contenerme a mí mismo, porque prácticamente somos mejores amigos desde que empezó el pre-universitario.
O lo éramos, porque es normal llamar hasta tarde a tus mejores amigos, pero ¿dormir juntos en llamada? ¿Despertarte y ver que la llamada sigue conectada, y que la otra persona te diga buenos días con voz adormilada y ronca? Eso no lo hacen los mejores amigos.
Y todo es culpa de Kim Taehyung, por darme esperanzas para abandonarme por completo un segundo después.
—Taehyung está mal. Lo sé, ha estado mal desde abril y me lo ha querido ocultar. ¿Cómo no lo iba a notar? Lo veo, lo veo todo el tiempo. Notaría cada pequeño detalle sobre él, me daría cuenta incluso si corta dos centímetros de su cabello o cambia el marco de sus lentes, ¿y espera que no descubra que la está pasando mal? Pero no quiere hablar de eso, entendido, entonces no hablo de eso. Le pregunto a veces, y me dice que son los exámenes. Exámenes que tendrán lugar en un mes. No es eso, obviamente, así que insisto un poco y descubro que es la universidad. Entendido, la universidad es una mierda, yo también pienso lo mismo, así que lo consuelo y empezamos a... A dormir juntos —Minji y Beomgyu levantan una ceja al mismo tiempo. Balbuceo con las orejas tan rojas que sueltan humo— por teléfono. Todos los días. Él está tan cansado que se duerme enseguida, y lo escucho. Respirando y moviéndose en la cama y murmurando cosas, y no puedo pensar en otra cosa que no sea él. Su hermana duerme también, así que tengo que estar callado, y algunos dirían que es una molestia, pero no. Yo no, a mí no me molesta. Y también pienso muchísimo en la universidad, en el CSAT, sí, pero sorprendentemente ambas cosas están equilibradas en mi cabeza. No he entrado en pánico. Lo quiero, me gusta, estoy enamorado de él, pero no me distrae del CSAT. Quiero tocarlo más, quiero besarlo y quiero hacer tantas cosas, pero verlo tan agotado todo el tiempo me detiene y no sé qué hacer para ayudarlo y no enloquecer.
Después de tal cátedra que acabo de soltar, Minji se agarra la barbilla para pensar y Beomgyu le da un largo sorbo a su café. Ambos estaban en la cocina cuando bajé a desayunar. En lugar de preguntar qué mierda hacía él en mi casa a las siete de la mañana (seguramente durmió aquí anoche y preferiría no conocer los detalles), no pude evitar sacar todo cuando mi hermana me preguntó qué tal iban las cosas con Taehyung.
—¿Ha estado actuando diferente en el pre? —pregunta Beomgyu, dejando su taza de café.
—Cada día luce más muerto que vivo. Ya ni se molesta en esconder las ojeras —respondo, hablando muy rápido. Alguien debió advertirme que estar enamorado te vuelve automáticamente diez veces más estúpido y te quita habilidades tan básicas como vocalizar al hablar. Tomo aire, necesito calmarme.
—Tú también tuviste un pequeño colapso antes de graduarte —dice Minji, mirando a Beomgyu. Él asiente y ambos se ríen—. Eras un pequeño niño ojeroso. No pegabas el ojo en las noches por el pavor que te producía la posibilidad de dar el discurso. Cuando anunciaron a Heeseung como el mejor graduado, lloraste.
—De la felicidad —añade Beomgyu.
—Lo de Taehyung es diferente —replico.
—Admite que solo estás haciendo un berrinche porque ya no eres el principal receptor de su atención —dice Beomgyu, volviendo a beber de su café. Tartamudeo intentando refutar, pero tiene un poco de sentido y me quedo callado—. No falta mucho. Ya estamos a mediados de mayo. Los exámenes de fin de curso son la primera semana de junio, si no me equivoco —asiento, encogiéndome sobre el banco de madera—. Después, Taehyung será un graduado, el mejor, dará el discurso y estará tan feliz que se olvidará un rato de la universidad y lo tendrás para ti otra vez.
—Deberías confesarte en la graduación —dice Minji, robándole el café a Beomgyu. Él mira embobado como ella pega los labios en el lugar exacto del que él bebió segundos atrás y sonríe como un estúpido. No lo juzgo, porque reaccionaría exactamente igual si se tratara de Taehyung (el incidente de la pajita es una clara prueba)—. Le gustas, todo el mundo lo sabe. No hay posibilidad de que te rechace. Y, teniéndolo como tu novio, podrás tocarlo y besarlo y hacer todas las cosas que quieras. Preguntándole primero, obviamente —dice, terminándose el café de un sorbo final y levantándose para dejar la taza en el lavabo.
—Tiene razón. Deberías estar planeando algo, algo grande, amigo —dice Beomgyu, sonriendo y empezando a mover sus manos—. Un ramo gigante de rosas, una cena elegante, una serenata justo afuera del colegio...
—¿Te recuerdo que yo trabajaba ahí? ¿Qué crees que pensará la gente cuando vea a un ex-maestro y a un recién graduado? Nadie ahí sabe mi edad, probablemente pensarán que soy un depravado.
—No, no creo —Beomgyu se encoge de hombros—. Te ves como un bebé, Jungkook. Era la ropa, ¿cuántas veces te lo han dicho? Si te vistes así —me señala de arriba a abajo. Llevo una camiseta blanca con el logo de una caricatura para niños y pantalones grises deportivos—. Nadie te reconocerá. Pero si tomas mi idea de la cena romántica, usa una camisa y esos lentes horribles. No solo te hacen ver mayor, te hacer ver sexy —imita de manera pobre a un tigre y usa sus manos para simular garras. Yo suelto una arcada fingida.
—Novio, ¿podrías dejar de coquetear con mi hermano? —Minji regresa, abrazando a Beomgyu por detrás y besándole la cabeza. Beomgyu literalmente se derrite, blabuceando un sí, sí, lo que tú quieras mientras Minji toma asiento a su lado
—No es mala idea, pero es verdad que Taehyung volverá a estar preocupado una vez termine la emoción de la graduación —explica Minji—, así que tel vez solo deberías... esperar. Él dijo que te diría todo cuando esté listo. A veces la gente necesita estar sola para solucionar sus problemas. Tú solo... asegúrate de estar ahí para cuando él lo necesite. Es lo mejor que puedes hacer por Taehyung —estira el brazo para tomar mi mano y darle un apretón.
Tiene razón, y detesto que la tenga. Me he sentido como un niño pequeño desde que dejé de trabajar en el Saint Clair. Ser profesor me dio una muestra del mundo de los adultos, me hizo sentirme en un escalón arriba, pero ahora, sin empleo, siento que me han empujado de ese escalón y volví a caer al suelo. Más abajo del suelo, porque me siento como un niño de siete años que quiere dormir en el cuarto de su hermana cuando tiene pesadillas y haría lo que sea por atención.
Por su atención. Quiero que Taehyung me mire cuando tenemos recesos en el Joseom, que las llamadas nocturnas no se limiten a ayudarme con los ejercicios simuladores y a dormir (aunque no es que me queje por la parte de dormir). Me muero porque vuelva a contarme sobre su día, sobre lo que hace con sus amigos, sobre lo horrible que es el nuevo maestro de Literatura en comparación a mí (eso último es un deseo muy personal, y detesto que me responda que el tipo es decente cada que le pregunto sobre él). Me gustaría que responda emocionado cuando le pregunte sobre lo que está pasando en Orgullo y Prejuicio, pero lo único que me ha dicho es que no ha tocado el libro desde inicios de mes.
Tal vez pueda hacerlo sonreír si lo llevo al Asian Bay (dirá que no tiene tiempo) o le compro un galón de leche de chocolate y voy a su casa a dárselo (me lo devolverá y me gritará por mostrarme en su puerta sin avisar. Porque, sorpresa, su madre aún no sabe sabe sobre mí. Piensa que soy un chico más del pre-universitario y que es una coincidencia divertida que antes fui su maestro). Si le compro dos kilos de fresas (dijo que está tan estresado que las fresas le dan náuseas ahora) o le regalo materiales de arte (también dejó de dibujar)...
Por Dios. Mi Taehyung está muriendo justo frente a mí, y no puedo hacer nada para evitarlo. Me siento tan impotente que me agarro del cabello como un desquiciado cuando Minji y Beomgyu salen de la cocina. Es similar a cuando quieres llorar, pero las lágrimas no salen. Te desesperas, porque sabes que llorar te hará sentir mejor, pero simplemente no salen, y ya no sabes qué diablos hacer para estar mejor.
No quiero esperar. Me siento impaciente, tanto que correré a la casa de Taehyung ahora mismo si pierdo solo un poco el control.
—Jungkook —Minji me llama, apoyada contra el umbral de la puerta. Me volteo y ella me está sonriendo. Beomgyu aparece detrás y la abraza—, saldré con Beomgyu al centro comercial, ¿quieres venir con nosotros? Te hará bien salir de casa.
Estoy por decir que sí, porque es verdad que salir y despejar la mente un rato me ayudará, pero entonces recuerdo que mi hermana y mi mejor amigo son pareja y que seguramente saldrán en una cita, así que rechazo su oferta con cortesía y ambos salen de la casa. Subo a mi habitación con un vaso de leche y una tostada. Bam me espera sentado en mi cama con la lengua afuera. Me siento a su lado y le acaricio la cabeza, dejando la comida en mi escritorio y revisando mi celular.
Nada, vacío. Ni un solo mensaje.
Suspiro y me siento frente a mi escritorio, encendiendo mi laptop y dándole una mordida a la tostada sin muchas ganas. Me pasé por un poco cuando la hice y sabe a pan quemado, pero no importa. Sé que lo único que me puede distraer ahora mismo es escribir.
Abro el archivo de El dilema de nuestro universo y me dispongo a revisar la escaleta antes de empezar a escribir. Tener tanto tiempo últimamente gracias a la ayuda de Taehyung en el pre-universitario me permitió volver a hacer de escribir un hábito. Terminé hace bastante el cuento del planeta y el Sol (no quedó para nada mal. Minji lo leyó y dijo que debería inscribirme sin encuentro algún concurso de cuentos cortos). El cuento (y Taehyung, pero nunca se lo diría) me inspiró para empezar otra historia. Ya no un cuento corto, sino una novela de verdad.
El dilema de nuestro universo es (para sorpresa de absolutamente nadie) una novela de romance. Bastante cliché, pero Minji me dijo cuando le conté la trama que eso será bueno para el marketing si de verdad me atrevo a enviarla a una editorial. Mamá también dijo que sonaba interesante, y eso fue suficiente para sentarme de una buena vez a planear.
Cuenta la historia de una niña que siempre fue la más alegre del pueblo cuando era pequeña. Disfrutaba de ayudar a los demás y todos (padres, maestros, alumnos, vecinos) la adoraban. Un día, se encuentra con un niño en el parque y, al ver lo triste que parece, se acerca a hacerle compañía. El niño es mordaz y grosero, pero con el paso del tiempo su trato hacia la chica se suaviza y se vuelven cercanos. Todo para que el niño se mude a otra ciudad unos meses después. La partida del chico entristece tanto a la niña que no vuelve a sonreír. Una parte de sí misma murió cuando él se fue, y cada día su luz se apaga más y más.
Hasta que el niño, varios años después, regresa al pueblo. Ahora él, gracias a la ayuda de la niña cuando eran pequeños, se volvió alegre y amable. Ahora es su turno de ayudarla, de encender nuevamente la luz en su corazón.
Aunque... aún no llego a esa parte aún.
Quisiera enseñársela a Taehyung. Mientras escribo pienso en el momento en el que él lo leerá y la reacción que tendrá. ¿Sabrá que los personajes del libro somos nosotros dos? ¿Le molestará si lo descubre?
Me pregunto qué está haciendo ahora mismo.
Lo extraño.
¡Nos leemos luego! ♡
[ Noduru, 2024 ]
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