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taehyung.

La mejor opción ahora es jugar a hacerme el tonto, así que empiezo una búsqueda fingida por los alrededores que se convierte en una búsqueda real por el auto de Minji. Ya debería estar aquí, siempre es de las primeras en llegar al pre-universitario. Pero no veo su auto por ningún lado, ni Jungkook cuando se une a mi búsqueda. Jungkook alza la cabeza y yo me pongo de puntillas, abriéndonos paso entre el mar de estudiantes para acercarnos a la acera. Jungkook toma mi muñeca para evitar que nos separemos, algo que a este punto ya es un hábito. Sigo sin aventurarme a decirle que puede tomar mi mano, aunque me muero por hacerlo.

—No puede ser —Jungkook se detiene, aún sin soltarme. En la acerca del frente está estacionada una camioneta roja. Todas las ventanas están abiertas, y un chico pelinegro con el entrecejo fruncido mira aténtamente su celular desde el asiento de copiloto. En el volante, un chico rubio habla y habla sin ser escuchado por el otro. Se estira sobre el pelinegro para sacar la mano por la ventana, gritando saludos. Jungkook se agarra el puente de la nariz—. No puede ser. Vámonos, tomaremos hoy el autobús. Yo pago.

Su agarre se vuelve más firme sobre mi muñeca mientras me arrastra lejos de la multitud, haciendo caso omiso a los incesantes gritos del rubio en la camioneta, incluso cuando empieza a gritar por Jungkook específicamente y algunas miradas caen sobre nosotros. El rubio deja de gritar para encender su auto y empezar a conducir lentamente para seguirnos el ritmo.

—¿Quiénes son? —pregunto, acelerando el paso para no tropezar.

—Mis amigos. Beomgyu y Yoongi, ¿los recuerdas?

No he hablado mucho de mis amigos últimamente, porque todo lo que hacen lo relacionan con la universidad y eso me parece deprimente. En su lugar, Jungkook ha estado saliendo bastante con dos chicos con los que perdió contacto tras la graduación. Nunca me dijo cómo se veían, pero sí que ha hablado mucho de ellos, y esos dos chicos de la camioneta encajan a la perfección con las descripciones que he escuchado. Asiento con la cabeza cuando Jungkook me mira de reojo. El rubio debe ser el novio de Minji, probablemente el mismo chico que vi en el parque esa vez.

—¡Jeon Jungkook! ¡Detente o tocaré la bocina! —grita el rubio cuando nos alcanzan. El pelinegro pone los ojos en blanco y Jungkook deja de caminar a regañadientes—. Eso, buen chico. Él es Taehyung, ¿verdad? —me enrojezco hasta las orejas y sonrío con torpeza, saludándolos con la mano—. Minji me dijo todo. Hoy los llevaremos nosotros. ¡Suban al Beomgyu-móvil! —da dos bocinazos que llaman aún más la atención de los otros y yo río en voz baja mientras Jungkook abre la puerta y se hace a un lado para dejarme pasar.

Por dentro, el auto tiene su encanto. Parece un modelo antiguo, probablemente conseguido en re-venta, pero completamente personalizado por su dueño. Los asientos y el volante están revestidos con cuero de colores vibrantes y patrones. Hay dos ambientadores en forma de calaveras colgando del espejo retrovisor y hay peluches decorando toda la parte de enfrente. En serio, peluches. Pequeños, probablemente tejidos a mano, de varios animales. Por la oscuridad, solo puedo divisar una ovejita y una pequeña rana.

—¿No es increíble? —dice el chico rubio (Beomgyu) girándose hacia atrás para mirarnos cuando Jungkook cierra la puerta—. Admítelo, es increíble.

—Si no tuvieras ya a mi hermana, te diría que esta es la razón por la que no tienes novia —resopla Jungkook, cruzándose de brazos.

—A Minji, para tu información, le encanta. Ella hizo estos —señala el grupo de animales de la parte de enfrente con orgullo—. Y a este chico también le gusta, ¿cierto, Taehyung?

Todas las miradas caen sobre mí, incluyendo al chico del celular, y me encojo en el asiento de cuero. Una cosa era estar con Minji, que ya es una adulta, en un auto. Porque sé manejar a los adultos, y porque Jeon Minji es una adulta increíble que hizo que me sintiera cómodo en un segundo. Ahora, por otro lado, son los amigos de Jungkook. Un año mayor a mí, pero universitarios después de todo. Graduados.

Los amigos de Jungkook.

Es una presión para la que no estaba preparado esta noche.

—Sí —digo, esforzándome por no tartamudear. Toco el patrón de triángulos en mi asiento y le echo un vistazo a la rana—, es lindo.

Beomgyu se estira hasta el asiento de atrás para alcanzar a Jungkook y golpearlo sin fuerza en los hombros, mientras suelta una hilera de unos cinco te lo dije sin dejar espacio entre las palabras. Jungkook lo hace a un lado, pero se ríe con él. Observo el intercambio como un testigo lejano y sonrío para mis adentros, aún más cuando veo la sonrisa poco sorprendida del chico pelinegro.

—Soy Choi Beomgyu, el mejor amigo de este chico y el mejor novio que ha tenido su hermana —dice Beomgyu de repente, extendiéndome su mano y señalando con la cabeza a Jungkook. La miro por un momento, indeciso, y la agarro después. Beomgyu tiene la mano caliente y me da un apretón firme antes de soltarme.

—Soy Taehyung —respondo con timidez—, es un placer.

—Este chico es Yoongi —Beomgyu le toca el hombro al pelinegro antes de acomodarse en el asiento de conductor—. Es un poco, eh, como un robot la mayoría del tiempo. No es porque sea un imbécil o no le agrades, pero acostúmbrate a que actúe como una pared —me mira por el espejo retrovisor. Yo asiento con una sonrisa apretada.

—Hola, Taehyung —dice Yoongi, sin levantar la mirada de su celular.

—Hola —digo, tartamudeando un poco. Miro a Jungkook en busqueda de una forma de escapar y él me da una pequeña sonrisa avergonzada.

—Son buenos chicos —me dice en un susurro, acercándose demasiado otra vez. Me da escalofríos—. Les he hablado mucho de ti, por eso actúan como unos tontos.

—¿Qué les has dicho de mí? —respondo, también en un susurro. Jungkook se encoge de hombros.

—Solo las cosas buenas.

—¿Tengo cosas buenas? —me da un golpecito con su puño en la cabeza que se convierte en una revolcada de cabello.

—Todo sobre ti es bueno, Taehyung.

—Dejamos primero a nuestro invitado, ¿verdad? Minji me pasó su dirección —pregunta Beomgyu, esperando a una confirmación de Jungkook por el espejo retrovisor.

—Su casa queda más cerca que la mía desde aquí —dice Jungkook, entrecerrando los ojos con diversión—. Deberías saberlo, señor conductor.

—Aún me estoy acostumbrando a las calles. Pasé más tiempo decorando esta belleza en lugar de echarle un vistazo al mapa de la ciudad —Beomgyu saca su celular, abriendo algo en específico y enseñándoselo a Jungkook—. Además, existe Google Maps, ¿por qué memorizar las calles si existe esto?

La voz robótica de una mujer sale del celular de Beomgyu y le da instrucciones para ir a mi casa. Beomgyu tararea en voz baja, dándole golpecitos al volante, pero Yoongi lo aguanta por unas cuantas calles antes de encender la radio. Reconozco la voz de Steve Lacey y muevo la cabeza al ritmo de la canción, mirando por la ventana.

Mamá me mataría si descubriera que estoy en el auto de un veinteañero que no conoce. Cuando me preguntó, por única vez, cómo llegaba y salía del pre-universitario, se creyó enseguida la mentira de Sunghoon otra vez. Incluso cuando recuerdo haberle contado que Sunghoon no entró a ningún pre-universitario.

—Nunca creí que de verdad te alcanzara el dinero para un auto... decente —comenta Jungkook, riéndose. Se ve tan natural riendo y bromeando con sus amigos, y me enciende el corazón notar que, por lo menos desde que abril empezó, se comporta con tal naturalidad conmigo también. Beomgyu lo mira de mala manera por el retrovisor.

—¿Me estás subestimando? Podré no haber entrado en la universidad, pero soy un chico hábil.

—Lo sé, lo sé, pero ¿qué empleo te da el dinero suficiente para comprar un auto?

—Esta belleza tiene algunos fallos, así que tampoco fue tan costoso —responde Beomgyu, conduciendo con gran agilidad para ser alguien que supuestamente recién estrenó el auto—. Además, te dije que llevo bastante tiempo trabajando en el taller de mi tío. Eso, más los ahorros de literalmente toda mi vida, me permitieron comprármelo.

—No son solo algunos fallos —responde Yoongi. Escuchar su voz de repente se me hace tan extraño que despego la mirada de la ventana para verlo a él—. No te asustes si ves que sale humo de la parte delantera —añade, sorprendentemente mirándome a mí. Sonríe un poco y deja su celular sobre su regazo para hacer comillas con sus manos—. Es solo un pequeño fallo.

Ya, no lo asustes —replica Beomgyu, dándole un empujón a Yoongi y maniobrando para seguir agarrando el volante con la otra mano—. Descuida, Taehyung. Soy un conductor increíble.

—E imprudente. Ambas manos en el volante, ojos en el camino —dice Jungkook, molesto, empujándolo hacia adelante. Pone los ojos en blanco mientras Beomgyu se queja.

Después de un rato, cuando empiezan a pasar comerciales por la estación de radio, me acerco a Jungkook y le susurro en el oído.

—¿Beomgyu no entró en la universidad? —pregunto. Los dos chicos en la parte de adelante están en su propio mundo sin prestarnos ya mucha atención. Beomgyu canta en una voz muy baja una canción de amor que no reconozco de la radio, volteándose a Yoongi para decirle que le recuerda a Minji. Yoongi hace una mueca, pero luego asiente con la cabeza y vuelve a concentrarse en el juego de su celular. Jungkook niega con su cabeza.

—No, ni siquiera se presentó al examen —responde, susurrando también—. Yoongi fue solo ese día.

—Y Yoongi... ¿el puntaje le alcanzó para entrar a Hankuk? —Jungkook vuelve a negar— ¿Qué estudia?

—Biología en la Universidad Bulgogi —dice. Hanbin también quiere estudiar ahí, ¿será que se encontrará con Yoongi en el campus cuando empiece a estudiar? Por la visita a la universidad de hace unos días, sé que las dos carreras están ubicadas en la Facultad de Ciencias. Viendo de primer plano la actitud de Yoongi, me pregunto si llegarán a llevarse bien.

—¿Biología era su primera opción?

—No, la segunda.

—¿Cuál era la primera?

—Medicina —escucharlo pronunciar esa palabra me hela la sangre, y eso no debería pasar. Debería haberme emocionado, porque esa es la carrera a la que aspiro, ¿no? ¿Por qué me aterra pensar en la carrera que quiero?

Fácil, porque no la quiero en realidad.

—Oigan, tortolitos, ¿qué se susurran tanto ahí atrás? —Jungkook y yo nos separamos tanto al escuchar la voz de Beomgyu que ambos terminamos pegados a las puertas de la camioneta—. Taehyung, ¡hemos llegado a tu morada! —me río, porque es algo que perfectamente diría Minji y me cuesta menos imaginarlos como pareja. 

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2023 ]

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