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jungkook.

—Es el mejor día de mi vida. El mejor. Insuperable. Lloraré de la felicidad en cualquier momento —dice Taehyung y, aunque cualquiera pensaría que es sarcasmo, sé que está siendo sincero. Se pone de puntillas para sacar dos tazas de los gabinetes (después de una hora cocinando, se familiarizó bastante rápido con mi cocina), toma con sumo cuidado el galón de leche de chocolate y sirve dos tazas como si estuviera sirviendo algo tan sagrado como el elixir de la vida eterna.

—¿Esto es mejor que el milkshake arcoíris?

Obviamente es mejor —responde, como si mi duda fuera insultante—. ¿Cómo un unicornio mediocre va a superar a esta —alza con ambas manos la leche de chocolate. Sé que le cuesta, porque tiembla bajo mi sudadera (Por Dios, Kim Taehyung está usando mi sudadera) por lo pesado que es sostenerla— majestuosidad?

—Tu majestuosidad es pesada, ¿eh? —se la quito de las manos y vuelvo a guardarla en la refrigeradora. Taehyung se ríe—. Sinceramente, cuando llegaste con esto en las manos, pensé que habrías escogido el de fresa.

—No, no, ew. La leche de fresa sabe a medicina para un resfriado —toma asiento en un banco de madera tan alto que sus pies quedan colgando. Me reiría de él, pero pasa lo mismo con los míos cuando tomo asiento a su lado. Le da un sorbo a su taza—. Este, en cambio, sabe a gloria.

Cuando vuelve a dejar la taza sobre la encimera, tiene un bigote de leche de chocolate. Me atraganto con la mía cuando empiezo a reír. Taehyung alarga el brazo y me da unas palmaditas en la espalda hasta que me calmo. Y entonces él estalla en carcajadas y yo me encojo con vergüenza.

—Tienes... algo —digo, señalando mis propios labios. Él se enrojece y está a punto de limpiarse con su mano, pero recuerda que lleva puesta mi ropa y alcanza una servilleta.

Los tacos no nos salieron nada mal. Taehyung me enseñó a hacer el mejor guacamole que he probado en mi vida y, para sorpresa de los dos, no quemamos nada en el proceso. Guardó uno para su madre y su hermana (decidí no preguntar por su padre, aunque me imaginaba la situación después de lo que me dijo en el Asian Bay), y yo hice lo mismo para Minji y mamá. Le dimos a Bam el pollo que sobró y entonces Taehyung sacó eso que tardó tanto en buscar en el supermercado y mi aparente regalo.

Claro que Kim Taehyung, el chico que dará el discurso de graduación y que moriría por un examen, compró un galón de leche de chocolate. Ya ni me sorprende.

Nos disponemos a comer. Mamá siempre se va a dormir temprano y tiene el sueño pesado, así que no ha bajado aún con todo el escándalo que hemos hecho. Taehyung preguntó si no sería grosero irrumpir en su casa sin siquiera presentarse adecuadamente, pero lo mejor es no despertar a mamá si no quieres terminar en su lista negra. El único que nos esperaba cuando llegamos y que nos acompañó toda la noche fue Bam. Taehyung lo adoró y el sentimiento fue mutuo. No me sorprendería que Bam intentara irse de aquí con él.

Taehyung toma un taco de carne y yo uno de pollo. Los mordemos al mismo tiempo e intercambiamos una mirada, sabiendo exactamente lo que piensa el otro. Está delicioso.

—¿Qué tal estuvo hoy la escuela? —digo, rompiendo el silencio cuando ambos ya hemos devorado la mitad de nuestros tacos.

Taehyung traga con dificultad. Es la típica pregunta que haría un padre de familia en el momento de la cena, pero genuinamente quiero saber. En el pre-universitario solo hablamos de (vaya, qué sorpresa) el pre-universitario. Le conté sobre mi salida con mis amigos, pero él evitó hablar de su día y eso lleva preocupándome un poco desde la tarde.

Normal, si ignoramos lo de —abre los ojos muchísimo y suelta el taco sobre el plato para cubrirse el rostro con ambas manos. Incluso creo que lo escucho maldecir en voz baja (es impresionante escuchar a Kim Taehyung diciendo mierda)— ¡la ficha! La olvidé por completo y es para mañana... No, no, no... Mamá dijo que me ayudaría cuando volviera a casa, pero sé cómo es. Está en la sala de estar viendo realities en la TV a lo que espera que regrese. No querrá ayudarme, de seguro ya lo olvidó.

Balbucea todo como un torrente de palabras que apenas comprendo. También dejo mi taco y me limpio las manos con una servilleta antes de poner una sobre su hombro. Él se relaja bajo el contacto, pero no descubre su rostro.

—Ficha... ¿de orientación vocacional? —pregunto, y él asiente. Recuerdo perfectamente el día en el que nos hicieron llenarla en el colegio. Yo fui de los primeros en entregarla, pero varias personas tardaron muchísimo e incluso necesitaron hablar con el consejero escolar. La conversación que tuvimos saliendo del pre-universitario me hace sospechar que Taehyung es una de esas personas— Te distraje por mucho tiempo. Lo siento, Taehyung. Te llevaré a casa ahora...

No —dice, bajando sus manos para mirarme a los ojos. Toma aire y los cierra—. Digo, sí. Sería lo mejor.

Ambos parecemos reacios mientras arreglamos la cocina para irnos. Envuelvo su taco de pollo y el que dejó a medio comer en papel aluminio. Taehyung se saca mi sudadera y la deja bien doblada sobre el banco de madera. Llama a su madre y le dice que está saliendo de la casa de Sunghoon y volverá pronto. Juega con Bam mientras yo llamo a Minji. Ella me dice que está por salir del trabajo y llegará a casa en unos cinco minutos. Taehyung y yo nos sentamos a esperar en la sala.

El ambiente no es precisamente tenso, pero sé por su silencio que tiene un torbellino de pensamientos en su cabeza ahora mismo. Está tan preocupado que no repara en mi ausencia cuando me levando y voy a la cocina por algo que él está olvidando. Solo levanta la mirada cuando vuelvo a estar plantado frente a él y le extiendo una funda plástica.

Taehyung revisa el interior e intenta devolvérmelo.

—Es tuyo —insisto.

—No, es demasiado. Lo compraste tú, deberías quedártelo también —vuelve a empujar la funda hacia mí.

—Lo compré para ti, Taehyung —vuelvo a darle la funda con el helado de fresa y lo que queda de la leche de chocolate y él deja de rechistar. Aclarándose la garganta, se gira hacia mí cuando vuelvo a sentarme a su lado, y la pequeña sonrisa que me da es lo único que mi corazón necesita para tranquilizarse.

—Gracias. No solo por... esto. Por todo. Por hoy, por el viernes, por los últimos meses —suspira y se ríe nasalmente—. No me alcanzan las palabras para agradecerte por todo, Jungkook.

—No es... no es nada —digo, apartando la mirada. Este repentino cumplido es más de lo que puedo soportar ahora mismo. Le he comprado un par de cosas, no es para tanto—. Tú también —digo en voz baja. Él se acerca un poco inconscientemente para escucharme y siento que la respiración se queda atrapada en mi garganta— me has ayudado mucho, Taehyung. Gracias.

—¡Me dijeron que una princesa necesitaba un carruaje de vuelta a su palacio! —los dos damos un respingo e incluso Bam ladra del susto cuando Minji entra a la casa abriendo de par en par la puerta. Se acerca a la sala. Lleva un traje elegante y el cabello recogido. Le sonríe a Taehyung—. Vamos, Taehyung. Te llevaré a casa.

—Eh, sí. Muchísimas gracias, Minji —dice Taehyung, alejándose de mí al notar lo mucho que se ha acercado—. Yo... Bueno... Adiós, Jungkook. Nos vemos mañana.

—Sí, adiós.

Sigo con la mirada todos sus movimientos, la forma en la que agarra la funda de plástico, tan pesada que casi la deja caer. Me levanto y lo ayudo a cargarla hasta el auto de Minji. Afuera hace tanto frío que considero seriamente prestarle mi sudadera, pero Taehyung se adentra en el auto y cierra la puerta antes de poder pensar en hacerlo. Bam ladra, como gritando que ya lo extraña, y Taehyung baja la ventanilla para decirle que volverá pronto. Bam mueve la cola y jadea con una sonrisa, pero su alegría no se compara a la que yo siento.

¡Regresaré pronto, Bam!

Estas expectativas por el futuro no las había sentido desde hace años. Por primera vez quiero que llegue el día siguiente, quiero despertarme y saber que tengo un día entero por delante, que en algún momento del día podré ver a Taehyung. Que Taehyung también quiere verme.

Dios, ¿esto es a lo que Minji se refería con romance adolescente tardío?

Recuerdo algo de repente y doy media vuelta cuando estaba por entrar a la casa otra vez. Corro hasta el auto y agradezco que Minji está ocupada buscando una estación de radio y aún no ha arrancado. Le doy unos golpecitos a la ventana de Taehyung, la cual ya subió después de despedirse de Bam, y él la baja, descubriendo poco a poco una expresión de confusión pura.

—Estaremos viéndonos seguido ahora, ¿no? Creí que... sería buena idea intercambiar números —su expresión atónita no cambia y me invade una ola de timidez. Carraspeo y me rasco la nuca—. Ya sabes, por cosas del pre-universitario.

—Sí, por supuesto. Tiene sentido —saca su celular con tanta vehemencia que casi lo deja caer.

Observo el auto alejarse hasta que desaparece de mi vista y Bam se sienta a mi lado, empezando a gimotear. Me giro hacia él y él me devuelve la mirada, lamiéndose la nariz y empezando a jadear con la lengua afuera.

—Le pedí su número —digo, sin poder procesar lo que acaba de pasar. Me agacho para estar a la altura del perro—. ¿Puedes creerlo? Tengo su número —le muestro la pantalla, el contacto agendado de Kim Taehyung brillando como un trofeo—. Tengo el número de Kim Taehyung.

Continúo en trance lo que queda de la noche. Hago las cosas sin prestar atención a mi entorno realmente. Me siento en la sala sin encender la TV y en cierto momento Minji abre la puerta, tirándose a mi lado y hablando del día de mierda que tuvo en su trabajo, pero que fue refrescante hablar con Taehyung. Que su conversación hizo que los veinte minutos que tuvo que conducir hasta su casa valieran la pena. Pone un documental malo en la televisión sobre el universo y en algún momento se queda dormida. Yo no he dicho ni una palabra.

Me cambio de ropa, me cepillo los dientes y me meto en mi cama como un muerto viviente. No salgo del trance hasta que estoy por poner la alarma a las seis en mi celular y un mensaje nuevo destaca en mi polvorienta bandeja de entrada.

Mi corazón suelta una serie de latidos erráticos mientras lo abro.

Taehyung: El discurso en la graduación.

Miro la pantalla por unos segundos, sin saber lo que significa. Intento descifrarlo, pero él alcara las cosas por mí en un segundo mensaje.

Taehyung: Mi sol. Preguntaste por mi sol.

Taehyung: Ese era mi sol, el discurso.

Recuerdo la carta y el trabajo de Taehyung que aún guardo en una carpeta. Las cosas empiezan a cobrar sentido, pero me fijo en que su mensaje está escrito en pasado y vuelvo a sentir curiosidad.

Jungkook: ¿Ese sigue siendo tu sol?

Tarda en responder. Escribe y borra el mensaje una y otra vez hasta que se atreve a enviar algo más.

Taehyung: No, ya no.

Jungkook: ¿Puedo preguntar cuál es tu sol ahora?

Taehyung: Ehh, bueno. Digamos que el discurso sigue siendo mi sol.

Taehyung: Pero ahora hay otro sol en mi sistema solar.

Taehyung: (¿Eso tiene sentido? ¿Un sistema solar con dos soles?)

Me río en voz baja.

Jungkook: No tengo idea, probablemente no.

Jungkook: Los planetas se confundirían y no sabrían alrededor de cuál orbitar.

Taehyung: ...

Una vez más su mensaje tarda más de lo normal y estoy a punto de apagar mi celular cuando vuelve a enviar otro.

Taehyung: Tengo dos soles. No me importa si será un problema, me gustan los dos.

Taehyung: No quiero deshacerme de ninguno, no sé cómo.

Taehyung: ¿Cuál es tu sol?

No dudo ni un segundo en responder, tan rápido que resulta humillante.

Jungkook: El CSAT.

Jungkook: Es horrible admitirlo y quisiera tener otro sol.

Taehyung: Puedes tener otro sol.

Trago saliva. La única otra cosa que se roba mis pensamientos y no me deja tranquilo es él. El CSAT y él. Mi cabeza está dividida en dos, en una constante guerra interna que no hizo más que empeorar desde que admití que Taehyung me gusta.

¿Él es mi otro sol?

Jungkook: Creo que también tengo dos soles, entonces.

Jungkook: ¿Eso es malo?

Taehyung: No, no lo creo.

Taehyung: Ya nos las arreglaremos, ¿no lo crees?

¿Cuál podría ser el otro sol de Taehyung? Una cosa que se robe su atención casi tanto como sus calificaciones y el colegio, algo que invada su mente y no lo deje vivir su día a día normalmente...

¿Podría ser... ?

Jungkook: Sí, eso espero.

Jungkook: :)

Apago el celular antes de que más ideas peligrosas se me ocurran. Lo dejo sobre la encimera y me voy a dormir. Ni siquiera me importa que he olvidado poner la alarma.

Soy un desempleado ahora, no tengo por qué levantarme temprano. 

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2023 ]

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