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taehyung.

He perdido por completo el tiempo del descanso porque, con la ficha de orientación vocacional abandonada en mi mochila, lo pasé hablando con Jungkook. Sorprendentemente, el primer día en el Joseom no estuvo tan mal. El maestro no preguntó a qué carrera aspirábamos, mi mayor temor desde que puse un pie aquí, y fue directo al punto con las clases de Biología. Sí escuché a algunos chicos hablar sobre el tema en el descanso, pero Jungkook me distraía bastante de pensar en el tema. Para bien o para mal, apenas he pensado en la ficha desde que llegué.

Tampoco es que pudiera pensar mucho durante las clases. Han sido tres horas de copiar apuntes y resolver una infinidad de ejercicios. Mi mente está un poquito exhausta y no puedo esperar para salir de aquí, pero saber que hice todo bien cuando el maestro dictó las respuestas y haber sido el primero en terminar me hizo sentir bien. Preparado. Después de todo, esto no solo me servirá para el CSAT, sino que también para los exámenes finales antes de la graduación. Son dos pájaros de un tiro y este ha sido un buen comienzo.

Claro, la calma antes de la tormenta no dura mucho.

—Taehyung —me llama Jungkook cuando empezamos a guardar nuestras cosas y los chicos ya empiezan a abandonar el salón. El cielo ahora es de un celeste casi azul mientras la noche cae sobre nosotros. Levanto la mirada de mi mochila para enfrentarlo—. Hay algo que me he estado preguntando desde hace un tiempo, y creo que nunca te lo dije.

—¿Qué cosa?

—¿Qué carrera quieres estudiar? —se ríe un poco, sin notar como su pregunta vacía mi mente en un segundo—. Siempre hemos hablado de lo que yo quiero en la universidad, pero nunca hemos tocado el tema si se trata de ti.

—Eh, bueno —cierro mi mochila y me levanto antes de colgármela en el hombro. Hago mi mayor esfuerzo por sonreír, como si la respuesta que le voy a dar no fuera como un martillazo que me deja mareado por el impacto—. Siendo sincero, no lo sé.

Ahora él parece tan afectado como yo, así que me apresuro en completar mi respuesta aunque no hay mucho que agregar.

—Ahora que lo pienso, nunca lo consideré. Siempre supe que quería entrar en la universidad Hankuk —le digo, parpadeando muy rápido para no empezar a llorar. Si pude fingir frente a mi madre, podré hacerlo frente a Jungkook—, pero no sé muy bien qué quiero hacer con mi vida después de graduarme —me río al final como si la situación fuera graciosa y no aquello que me lleva atormentando desde la mañana.

—Tiene sentido, podrías hacer muchas cosas —caminamos juntos por los pasillos hasta que llegamos a las escaleras y bajamos—. Pero creo que lo importante es disfrutar de lo que haces. Incluso si no eres tan bueno en ello... ¿Qué es lo que más disfrutas hacer? Y, por favor, Kim Taehyung, que no sea nada relacionado al...

—Me gusta sobresalir —aprieta los labios con una sonrisa de rendición, como si lo que digo fuera exactamente lo que no quería escuchar—. Lo que quiero decir es que me gustan demasiadas cosas, pero ninguna lo suficiente como para decir que es lo que quiero hacer por el resto de mi vida. Y mi madre quiere que también tenga en cuenta el futuro. Ya sabes —sé que lo que voy a decir lo afectará tanto a mí, que las palabras serán dagas filosas, pero no puedo evitar que salgan. Me doy cuenta de mi error demasiado tarde—, la gente no vive de sueños.

Pronuncio la última palabra y dejo de bajar las escaleras. Jungkook baja una más y se detiene también para volverse hacia mí. Para mi sorpresa y alivio, no parece dolido por lo que acabo de decir. Me sonríe e inclina un poco la cabeza, un gesto insignificante que para mí significa el mundo entero, que me da paz y calma los pensamientos tormentosos que tengo.

—Dime algo, Taehyung —dice, con un tono suave aunque las palabras sean duras. Estudiantes continúan bajando las escaleras, ajenos a nosotros y en su propio mundo—. ¿Quién estudiará por años en la universidad? ¿Tú, o tu madre?

Respiro profundamente, agarrando con tanta fuerza la correa de mi mochila que me clavo las uñas en la palma de la mano.

—Yo —digo en voz baja.

—¿Quién luchará por ganarse un puesto en el mercado laboral cuando se gradúe? ¿Tú, o tu madre?

Cierro con fuerza los ojos y los abro enseguida. Mi visión es borrosa un segundo hasta que vuelve a enfocarse en Jungkook.

—Yo —repito, esta vez con un poco de seguridad. Jungkook me pone una mano en el hombro y me da un apretón antes de subir al escalón en el que estoy. Hace un gesto con su cabeza para indicarme que continuemos y le hago caso.

—¿Lo ves? Es tu vida, Taehyung. Mamá tampoco estaba feliz cuando le dije que quería ser escritor —su expresión se vuelve triste, como si recordara el momento exacto, pero no deja de sonreír—, pero ella no puede elegir por mí. Digo, si ella hubiera pagado mi matrícula universitaria, aceptaría que tiene un poco de derecho en la decisión —salimos del edificio y la noche es fría cuando nos recibe. Tiemblo un poco, aunque no estoy muy seguro de que sea solo por la ventisca que nos atraviesa—, pero Hankuk es pública. Decide por tu cuenta, Taehyung. No dejes que otros lo hagan por ti.

Dejo que sus palabras calen en lo profundo de mi ser y tomo aire, llenando mis pulmones con el viento helado, dejándolo salir con lentitud. Tiene razón. Mamá es una de mis personas favoritas en el universo, siempre hemos sido ella y yo contra el mundo, pero eso no le da el derecho de interferir. Esto es algo que tengo que pensar por mi cuenta. Si fallo, afrontaré las consecuencias de mis acciones. Pero prefiero fallar haciendo algo que yo escogí en lugar de triunfar para alguien más.

Pero, ¿escoger qué? ¿Qué opciones tengo? No lo sé. Con lo que dijo Jungkook, sé que ya no tengo que limitarme a carreras que me aseguren un empleo decente en el futuro. Puedo elegir lo que me guste, pero ¿qué me gusta? No hay nada que me apasione tanto como a Jungkook la escritura o a Hanbin la biotecnología. Nada me hace sentir vivo como a Sunghoon cuando canta. Todos parecen tener muy clara la razón por la que están en este mundo, y me abruma pensar que no tengo la menor idea.

Como si supiera que ya no quiero tocar el tema, Jungkook me da un toquecito en el hombro para llamar mi atención.

—Nuestro transporte ha llegado.

Espero ver el auto de su hermana estacionándose junto a la acera, pero en su lugar veo que el autobús se detiene junto a la parada que está en la calle de enfrente. Parpadeo, un poco confundido, esperando una explicación de Jungkook. Él no me la da y yo no respondo nada, así que toma mi muñeca y se asegura de que el semáforo esté en rojo antes de cruzar la calle, llevándome consigo.

Sus dedos se enroscan alrededor de mi muñeca y su calor contrasta con lo helada que está mi piel. El viento vuelve a chocar contra nosotros y a levantar nuestro cabello en el aire. No quiero que me suelte, no quiero llegar al otro lado. Quiero que siga llevándome consigo a donde quiera que vaya, y que sus dedos aflojen su agarre y encuentren su camino hasta entrelazarse con los míos.

Quiero que tome mi mano.

Llegamos al autobús y Jungkook no me suelta hasta que subimos. Solo me libera para pagar ambos pasajes, pero vuelve a agarrarla para llevarme a la parte de atrás del autobús. Tomamos asiento y me deja el lugar junto a la ventana. Estoy en una especie de trance mientras acomodo mi mochila sobre mis piernas y sigo esperando una explicación que no recibo hasta que el autobús vuelve a arrancar.

—¿Qué fue eso? —le pregunto, riéndome con incredulidad.

—¿Qué cosa? —pregunta, genuinamente sin saber. Bufo.

Todo. Creí que... que Minji vendría por nosotros —admito, mirando por laventana. Jungkook abre un poco la boca y dice oh antes de volver a cerrarla.

—Hoy trabaja hasta tarde —explica, aclarándose la garganta—. El autobús es peligroso, lo sé, pero no sucederá nada si estás conmigo. Te lo prometo.

No tengo ni la menor idea de qué responder a eso, y afortunadamente no tengo que pensar en hacerlo porque el chofer del autobús no ve un gato blanco que pasa como un rayo cruzando la calle a tiempo y frena en seco apenas unas calles más allá del pre-universitario. No tenemos puestos los cinturones de seguridad, pero Jungkook logra estabilizarse en su asiento y evitar estrellarse contra el respaldar del que está en frente.

Yo, por otro lado, dejo que el vehículo me sacuda consigo y alcanzo a tomarlo del brazo, algo que no evita en absoluto que me impulse hacia adelante. Y así, de alguna forma, termino con ambas manos sujetando con fuerza el brazo de Jeon Jungkook mientras él pone su mano entre el respaldar frente a mí y mi frente, evitando que me golpee.

Hay dos centímetros separándome de su mano, así que sigo los gritos de mi corazón y me inclino un poco hacia adelante para deshacerme de ellos y tocar su mano con mi frente. El contacto entre frío y calor consigue sacarme un escalofrío que disfruto.

Algunas personas maldicen en el autobús y el conductor se disculpa antes de poner en marcha el vehículo. Me acomodo en mi asiento y suelto a Jungkook, pasando las manos sobre mi pantalón y estirando el brazo para coger la mochila que cayó al suelo. Jungkook mira el techo con los labios apretados.

—Gracias —consigo murmurar.

—No es nada —me responde apenas.

Avanzamos un par de calles más en completo silencio. No estoy seguro de lo que él está pensando sobre lo que acaba de pasar, pero sí sé que yo tengo una montaña rusa de emociones que me revuelven el estómago. Me giro hacia la ventana solo para sonreír desvergonzadamente sin que él se de cuenta, y veo en el reflejo que él también sonríe.

Un nuevo pensamiento se hace presente, tan abrasador y enorme que engulle todo lo demás hasta que solo queda él. No he tenido una idea tan loca desde que confirmé que me gustaba Jungkook. Aunque he considerado esto varias veces, es la primera vez que parece real.

Que tal vez (y solo tal vez) esto signifique para él lo mismo que significa para mí.

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2024 ]

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