Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34

[ 5:3 ]

jungkook. 

—Muchísimas gracias por traerme a casa —Taehyung, parado junto al auto de Minji con el rostro iluminado por las farolas de la calle (perdimos un poco la noción del tiempo en el restaurante), hace una reverencia.

Minji sonríe como solo lo haría una hermana mayor.

—Por supuesto, no hay problema. Taehyung —él alza la cabeza y un mechón de cabello le cae sobre el rostro. Se lo quiero acomodar tanto, tanto. Por Dios, tengo que dejar de pensar en este tipo de cosas—, por favor, cuida de este mocoso en el pre-universitario. Se descontrola un poco sin supervisión.

—¡Oye! —intento quejarme, agradeciendo que la oscuridad de la noche disimule como mi rostro se enciende. Me he sonrojado más en las últimas tres horas de lo que lo he hecho en veinte años. Los dos se ríen, de mí.

—Él ha estado cuidando de mí por meses, así que esperaba que lo siguiera haciendo en el pre-universitario —comenta Taehyung, sacándole otra risita a Minji y aumentando mi sonrojo. Me encojo en el asiento y decido dejar de mirarlos por mi propio bienestar—. Nos vemos. Otra vez, muchas gracias.

—No hay de qué —Minji me da un codazo (muy poco) disimulado y señala con un movimiento violento al chico que sigue mirándonos desde la acera—. Despídete como se debe —me grita en un susurro mordaz. Pongo los ojos en blanco. Minji siempre me hace sentir como un niño de cinco años.

—¡Adiós, Taehyung! N-Nos vemos... —acabo de tartamudear. Maldición, acabo de tartamudear. Me aclaro la garganta y sonrío (no sé sonreír con naturalidad ahora, así que incluso sin verme puedo imaginar la mueca incómoda que muestran mis labios)— el lunes.

—Adiós, Jungkook —responde Taehyung—. Gracias por hoy. No lo olvidaré.

Se despide de ambos una vez más con la mano y Minji no enciende el auto hasta que vemos como Taehyung entra en su casa y desaparece cerrando la puerta. Suelto el aire que he estado conteniendo desde el incidente de la pajita y Minji empieza a conducir lejos del vecindario de Taehyung en silencio. Lo único que suena como un murmuro lejano por el volumen tan bajo es la radio. Decido alzar el volumen solo un poco e identifico que suena Fly Me To The Moon de Frank Sinatra. A Minji le encanta esta estación que solo pasa canciones antiguas por la noche.

—Te gusta —dice, ojos fijos en el camino.

—No —respondo, con un tono de voz que me delata campalmente. Minji se ríe con la nariz, girando el volante a la izquierda en una curva.

—Te gusta tanto, y la verdad es que no te juzgo. Ese mocoso es un amor de persona. Tengo que admitir que fue un poco perturbador cuando me contaste que te interesaba un alumno, pero ¿Kim Taehyung? No creí que fuera tan adorable. Tienes mi bendición, invítalo a salir.

—No haré nada, Minji —entorno los ojos fijándome en el exterior, en la llovizna que empieza a caer sobre el auto. Abro un poco la ventana y dejo que la lluvia se meta en el interior. Está helada cuando cae sobre mi mano. Maldición, estoy ardiendo—. Somos amigos. Hace mucho que no... Me siento así con nadie —suspiro cuando la escucho reír—. Confianza. Confío en él y confía en mí, como amigos. Hace mucho que no he tenido un amigo de verdad, y no quisiera arruinarlo solo porque... Me empiece a gustar o algo parecido, entonces agradecería que no plantes pensamientos así en mi cabeza.

—A mí me parece que esa idea ya lleva mucho tiempo plantada ahí —aprovecha un semáforo en rojo para soltar el volante y darme unos toquecitos con el dedo en la cabeza. La aparto de un manotazo—. Y ya está empezando a echar raíces. Tal vez solo necesitabas algo para, no lo sé, darte cuenta.

—¿Y qué es ese algo? ¿Tú, y esta conversación sin nada de sentido? —refunfuño. 

—Tal vez —presiona un botón y la ventana de mi asiento se cierra. Volteo a mirarla y ella ya tiene la mirada clavada en mí, con esa sonrisita de una persona que lo sabe todo. De una hermana mayor que lee a su hermanito como a un libro abierto— dejar de ser su profesor.

—No, Minji, ¡no! ¡Dios! —empieza a carcajearse cuando mi rostro se desfigura con repulsión— Haces que todo suene asqueroso si lo dices así, ¿lo sabes?

—Es verdad, y estoy muy segura de que Taehyung también tiene sentimientos por ti. Son un par de tortolitos muy obvios, si me permites decirlo —avisto nuestra casa y Minji ya empieza a desacelerar—. Pero está claro que tener un enamoramiento fugaz con un maestro es mucho más fácil de aceptar que la situación en la que estabas metido tú. Digo, ¿enamorarte de un alumno? Es casi un delito. De todos modos, ya no eres el maestro Jeon. Eres Jeon Jungkook, siempre lo has sido —estaciona su auto y se gira para mirarme a los ojos. Mi expresión debe ser un auténtico cuadro, porque pone una mano en mi hombro para reconfortarme—. Solo son Jeon Jungkook y Kim Taehyung, así que permítete sentir ciertas cosas, ¿sí?

Minji sale del auto y cierra la puerta. La observo alejarse en dirección a la entrada de casa, deteniéndose cuando Bam corre hacia ella. Minji se agacha y le acaricia detrás de las orejas. Ambos entran y yo permanezco en el auto por un rato. La lluvia incrementa su intensidad y ahora cae como pequeños proyectiles sobre el techo del vehículo. Cierro los ojos. 

Taehyung, Taehyung... Siempre me agradó. Es obvio que, como maestro, tuviera cierto aprecio especial por el único alumno que se tomaba en serio mis clases. Como ser humano en plena crisis-de-los-veinte, fue reconfortante encontrar a alguien dispuesto a escucharme. Pero ya era muy difícil separar a Jungkook-maestro de Jungkook-amigo-de-Taehyung. 

Amigo. Somos amigos.

Jungkook-maestro ya no existe. Y quizás su presencia estaba nublando muchas otras cosas.

Dios. Acerco la cabeza a la ventana y mi respiración empaña el vidrio. Mi cabeza es un caos ahora mismo y no tengo espacio o tiempo para entretenerme con pensamientos así. Renuncié a ser maestro en parte para concentrarme en el CSAT. Desde el lunes, mi cabeza estará llena de ideas relacionadas al examen, y nada más. En el último CSAT, incluso con la mente despejada y una preparación estrictamente dedicada al examen por meses, fallé. Me alejé de mis amigos por ese maldito examen. De mi familia, de todo lo que me hacía feliz, para fallar estrepitosamente y alejarme aún más del mundo.

Si ahora me permito distraerme, ¿qué será de mí? ¿Qué me esperará en el futuro? No quiero un año más de espera, no lo soportaría.

Pero Taehyung...

Incluso si Minji tiene razón y (milagrosamente) este escenario peligroso que parece estar echando raíces es verdadero y correspondido, él estará igual o más estresado que yo por el CSAT. Lo sé, lo veré con mis propios ojos, estaremos en el mismo pre-universitario, después de todo.

—Mierda, mierda —escondo mi cabeza entre mis manos.

Estaremos en el mismo pre-universitario, lo veré todas las tardes. Es inevitable, porque nos inscribimos por las mismas fechas y solo había un horario disponible. Incluso lo invité a salir (no, no es una cita. Es una salida normal. De amigos) después de nuestra primera clase el lunes. Le compré un estúpido pastelito que decía I LUV YOU.

Me armo de valor y salgo del auto de Minji. Uso mis manos como escudo improvisado contra la lluvia y corro hacia la casa. Trago al tiempo que abro la puerta y la lluvia se transforma en un rumor lejano cuando la cierro. Estuve tanto tiempo escondido en el auto que la llovizna ahora es una tormenta despiadada y estoy empapado. Bam corre a la entrada cuando escucha que llego y jadea con una gran sonrisa. Se impulsa para poner sus patas en mi pecho y tumbarme con facilidad. Me quejo mientras rio y lo acaricio desde el suelo.

—Ah, por cierto —Minji aparece por el umbral de la cocina. Lleva un delantal rosa y una espátula en la mano. Huelo el aroma a chilli desde aquí. Sonrío. Conociéndola, quiere hacer una gran cena para celebrar mi renuncia y, probablemente, algo relacionado con Taehyung—, aprovechando que sacaste el tema de amigos en el auto...

Se queda callada sin continuar y juguetea con la espátula en sus manos. Cruzo las piernas y Bam se sienta sobre mí. Lo hace desde que es un cachorro y ni siquiera el gran tamaño que tiene ahora ha hecho que se detenga.

—¿Sí? —pregunto, para nada convencido al ver la duda que impregna su rostro. Ella mueve la cabeza de lado a lado, organizando sus ideas.

—Tus amigos del colegio, el rubio alto y el pelinergo de mal carácter —Bam lame el rastro de lluvia en mi mejilla, pero no ayuda a aminorar el revoltijo agridulce que se asienta en mi estómago. Me parece una coincidencia horrible que justo los mencione el día en el que los recordé. Mucho peor que saque el tema cuando ya tengo demasiado en la cabeza. Asiento para que continúe—. Me contactaron hace poco, y me pidieron tu número. Les dije que no podía dárselos sin tu permiso, así que... ¿Se los doy?

—¿Beomgyu y Yoongi? —Minji asiente con la cabeza y yo paso una mano por mi cabello.

Beomgyu y Yoongi fueron mis amigos desde que tenía catorce hasta los diecinueve. Mis mejores amigos. Ellos nunca se estresaron tanto por el CSAT. En realidad, creo que Beomgyu ni siquiera se presentó al examen, pero yo nunca fui bueno lidiando con situaciones estresantes y se podría decir que tiendo a aislarme cuando estoy metido en una. Con aislarme me refiero a nunca más volver a contactarlos, ignorar sus mensajes y llamadas y pedirle a mamá que no los dejara entrar cuando se presentaban en mi casa.

El CSAT me comió la cabeza y fui un imbécil de primer nivel, no tengo excusas.

—Hazlo —termino por responderle, y Minji parece mucho más satisfecha de lo que me habría imaginado—. ¿Por qué estás tan feliz? —bufo— ¿Estabas tan desesperada porque vuelva a socializar un poco? ¿O tienen otra vez algo que ver con Taehyung... ?

—No. Bueno, ¿puede ser? Es verdad que te quedarás sin excusas para seguir negando lo de Taehyung si vuelves a tener amigos —me señala con la espátula en un gesto amenazador que, gracias a su delantal, es todo lo contrario. Sigo acariciando la cabeza de Bam mientras contengo una carcajada—, pero, eh, tengo que decirte algo.

—¿Qué?

—Prométeme que no reaccionaras como un loco demente. Prométeme que me apoyarás sin importar qué —remarca cada palabra con la espátula. Tiene los ojos muy abiertos y luce especialmente nerviosa. Tengo un mal presentimiento—. Tengo un arma y no dudaré en usarla solo porque eres mi hermano.

—Está bien, dímelo.

Aprieta los labios y mira a ambos lados, como cerciorándose de que no hayan testigos. Sale de la cocina y da pasos lentos hasta la entrada. Se pone de cuclillas y acaricia a Bam. Se niega rotundamente a mirarme y diría que incluso parece sentirse un poco... ¿culpable? ¿Qué sucede? ¿Me confiará que asesinó a alguien? ¿Qué tiene que ver eso con mis amigos?

—Choi Beomgyu... y yo... —su voz se apaga con la última palabras y vuelve a quedarse en silencio. Levanta un poco la mirada—. Digamos que nos estamos conociendo.

Abro la boca para responderle, pero las palabras no me nacen y la vuelvo a cerrar cuando Bam amenaza con lamerme la cara. Tomo aire profundamente y lo suelto, asimilando el peso de una confesión que es, literalmente, lo último que podría haber esperado. Entonces recuerdo que la última vez que ellos dos estuvieron en mi casa, Beomgyu se lanzó un muy poco disimulado comentario para preguntarme si Minji tenía novio. No dejó de insistir hasta que le confirmé que no, incluso cuando le dije que era mayor a nosotros con cuatro años.

Por supuesto que ese maldito iba a ir tras mi hermana apenas se rindiera conmigo.

—¿Desde hace cuánto? —pregunto, incrédulo. Minji juega con las orejas de Bam.

—Un mes —murmura.

—¡Un mes! —repito, estupefacto— Por Dios, Minji, ¿y nunca pensabas decírmelo?

—¡No pensé que era importante! Tú estabas feliz con tu nuevo trabajo y no quería arruinarlo. Yoongi llamó a la casa hace una semana, y Beomgyu dijo ayer —vuelvo a abrir los ojos en grande como preguntando ¿Ayer? y Minji carraspea— que ambos quieren verte. Les alegra escuchar que ya estás mejor y les gustaría ponerse al día. Fuiste un idiota con ellos la última vez.

—En mi defensa —empiezo a decir, pero la ceja enarcada de Minji me calla enseguida— no tengo defensa. Fue una mala época y lo sabes.

—Lo sé, lo sé mejor que nadie, Jungkook —sonríe y me acaricia la mejilla. Sigo frío por la lluvia, pero el contacto mezclado con el aroma que emana de la cocina y el calor corporal de la bestia café en mis piernas están haciendo que entre en calor—. No solo me refería a que tengas tu romance adolescente tardío cuando mencioné lo de permitirte sentir —pongo los ojos en blanco, pero ella continúa con seriedad—. Te estás abriendo de nuevo a experimentar cosas, estás sonriendo más de lo que lo has hecho en el último año y no quiero que todo eso acabe. Inténtalo, ¿sí? Pase lo que pase, estaré aquí para ti. Estaremos —se corrige cuando Bam sacude la cabeza y le pone una pata en la rodilla—. Y mamá también, pero a veces olvidas que hay más personas preocupadas por ti fuera de tu familia.

Suspiro sonoramente, dejando que el peso de toda esta conversación me caiga encima. Hago lo posible porque no me engulla y me asfixie, sino que permito que me rodee con delicadeza, que me abrace aunque luzca amenazante. No sé cómo permitirme sentir, pero sí sé que los últimos dos meses han sido lo más cercano que he tenido a una época tranquila en mi vida. Quizás, y solo quizás, pueda empezar de nuevo.

—Lo intentaré —acepto de mala gana con una sonrisa a medias.

Minji me revuelve el cabello y ambos empezamos a reír. Bam cree que queremos jugar, así que se levanta moviendo la cola y ahora se tira sobre Minji. Jugamos un rato con el perro hasta que el olor en la cocina se vuelve intenso y Minji abre los ojos con pánico. Se quita a Bam de encima con mucho cuidado y corre a la cocina. Le doy una última caricia antes de salir tras ella y me apoyo contra el marco de la puerta.

—¿Es chilli? —pregunto. Minji apaga la estufa y se limpia una gota de sudor imaginario, dejando la espátula en la mesa. Nunca la había visto sonreír tanto como en este momento.

—¿Tú qué crees? —me devuelve la pregunta con diversión— Hoy tenemos muchísimas cosas que celebrar. 

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2024 ]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro