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taehyung.

—Taehyung.

¿Hmm?

—Guarda eso. Estamos pasando tiempo de calidad en familia.

Alzo la vista del celular para mirar a mi padre. La palabra familia saliendo de su boca se escucha tan extraña, porque la mayoría del tiempo siento que solo somos mi madre, mi hermana y yo. Mi padre, aunque vive con nosotros, nunca aparece. Nunca, ni siquiera en la hora de la cena. Él cena con mi abuela, que vive en la casa de en frente, porque mi madre le dijo que si no aportaba económicamente a la casa no tenía derecho de comer (fue una discusión fea, con gritos y platos voladores y lágrimas. Una suerte que Hyewon tuviera el sueño pesado, porque yo no lo tengo). Así que él, en lugar de, no lo sé, hacer algo, solo huyó.

Mi padre nunca está presente, aunque lo veo todos los días. Solo aparece en nuestros cumpleaños, para darnos dinero y un abrazo forzado, o en ocasiones como ésta: Cuando tiene el repentino impulso de invitarnos a comer afuera.

—¿Con quién estás hablando? —interviene mi mamá, con un tono mucho más calmado. Es una pregunta trivial para que el ambiente no se torne tenso. Señala con el mentón mi celular, del que no he despegado la vista desde que llegamos al restaurante— ¿Con Sunghoon?

—Estoy haciendo el trabajo de Literatura —extiendo la mano sobre la mesa para mostrarle la app de Notas abierta en mi celular. Ya he escrito el prólogo y el epílogo, ambos de dos mil palabras. Le sonrío con orgullo—. Creo que lo terminaré hoy.

Ella intenta leer de más, pero guardo mi celular antes de que pueda hacerlo. Le sonrío con inocencia y ella pone los ojos en blanco con diversión. Mi padre carraspea, con la mirada fija en el menú. Hyewon juega doblando una servilleta. Con el silencio de nuevo establecido, sigo escribiendo en mi celular.

«Ella lo toca con cuidado, como si su piel fuera de porcelana. Él la deja hacerlo. Ella besa la punta de su nariz. Él besa su mentón. Y ambos, aunque saben que nunca se pertenecerán el uno al otro, deciden que ese momento será suyo y de nadie más.»

Antes me avergonzaba pensar que Jungkook iba a leer lo que escribía, pero supongo que al quinto trabajo me acostumbré. Tengo que llenar al menos cinco páginas antes de que llegue la comida (unas mil palabras más) y en el Asian Bay sirven todo demasiado rápido. Solo tengo que dejar que fluya, para terminarlo de una vez. Además, no creo que Jeon Jungkook pretenda leer todo el trabajo. No si quiere calificar todos los trabajos del salón y no demorarse mil años haciéndolo.

«Ella le da un pedazo de su corazón. Él le da un pedazo de su alma. Y ruegan en silencio poder encontrarse en otra vida, una en la que puedan entregarse sin estar atados a otras personas.»

Me pregunto si Sunghoon sabrá que los personajes de nuestro trabajo (nuestro, aunque he hecho todo yo solo) están inspirados en él y Jake. Ambos aseguran que son mejores amigos, inseparables, hermanos de otra madre, y sueltan arcadas cada vez que alguien sugiere que se ven bien juntos. Sunghoon, en especial, odia la idea. Dice que sería como incesto, que sería asqueroso.

Pero yo realmente creo que hay algo más ahí. Los amigos no se toquetean de más, no se abrazan tanto como ellos. Los amigos no se sienten mal cuando el otro consigue una novia, así que es sospechoso que Sunghoon deteste con su vida a cada ex-novia de Jake. Los amigos no se miran así.

—Taehyung — llama mi madre cuando nos traen la comida. Pienso que es por el celular, así que lo guardo, pero señala disimuladamente a una mesa en la otra esquina del restaurante—. ¿No es ese un chico de tu colegio? ¿O un maestro? Lo he visto un par de veces cuando voy a recogerte.

Miro la mesa de reojo, girándome lentamente hasta dar con ella, y no lo puedo creer. El fantasma de mis peores pesadillas está aquí, en el mismo restaurante. Es una casualidad. Debe ser el destino burlándose de mí, atormentándome. He visto tanto su cara que no me sorprendería soñar con él esta noche. Si no tuviera rasgos ligeramente agradables a la vista, ya estuviera harto de su rostro.

Está con una chica (debe ser su novia. Se está riendo de la misma forma que hace cuando está hablando por teléfono en el colegio. Debe ser su novia). Usa los mismos lentes que usó en la clase del viernes, y una sudadera similar a la del día de la feria. Ahora que vuelvo a verlo así, sin esas horribles camisas que se pone para el Saint Clair, vuelve a parecer un veinteañero. Se ve mil veces mejor así. Se ve más agradable, nadie pensaría que es maestro en un colegio particular. Es normal que mi madre pensara que es un alumno; yo también lo pensé.

Se ve bien.

Pienso en lo que dijo Hanbin hace unos días. Tiene cara de modelo.

Trago saliva, pensando que quizás tiene un poco de razón. Y me detesto por pensarlo, así que me obligo a recordar su cátedra sobre las calificaciones, solo para convencerme de que es un tipo imbécil, aunque sea atractivo y enseñe bien.

Tal vez lo dijo por mi bien, tal vez tenga razón.

Me encojo sobre el asiento y siento que me hierve el estómago y el pecho y el rostro. Mamá me sigue mirando en busca de una confirmación, así que muevo la cabeza.

—Es un tipo lindo. ¿Es un nuevo maestro, o algo así?

No puedo soportarlo más.

—Sí, es el reemplazo de la señora Bang —digo, demasiado rápido, y me levanto de un salto. Paso por encima de Hyewon para salir del asiento—. Iré al baño, regreso enseguida.

Mamá asiente con la cabeza, mi padre ni siquiera me mira y Hyewon parece a punto de dormirse sobre la mesa.

Camino lo más sigilosamente y me encierro en el baño de hombres. Escribo en el chat grupal que tengo con mis amigos que me encontré al tarado del maestro Jeon en el Asian Bay. Hanbin dice que le tome una foto. Sunghoon solo se ríe, y Jake ni siquiera opina. Me quedo un rato sentado sobre el retrete, y abro el app de Notas. Escribo unas veinte palabras más, con la mano temblándome, y mi celular canturrea con un nuevo mensaje de Sunghoon.

Sunghoon: Ese idiota nos está acechando, ¿qué te parece una orden de alejamiento?

Me rio sin ganas, levantándome y mirándome al espejo. Me arrepiento de vestirme así, con tan poco cuidado, y de no haberle hecho caso a mamá cuando me miró con mala cara. Veo mi expresión horrorizada en el espejo. ¿De verdad me importa cómo me vea Jeon Jungkook? ¿Estoy pensando en vestirme bien por un maestro?

Otro mensaje. De Hanbin.

Hanbin: Yo creo que él y Taehyung son destinados. Se encuentran en todas partes.

Me lavo la cara, pero mi rostro sigue caliente. Me apoyo sobre el lavabo, rogando que Jungkook ya termine su cita con su novia y se marche de aquí. Jake aparece de entre las tinieblas.

Jake: ¿Hilo rojo?

Me seco las manos sacando demasiadas toallas de papel del dispensador y me dispongo a salir del baño. Apenas abro la puerta unos cinco centímetros cuando lo veo a él, caminando por el pasillo que separa el baño de hombres del de mujeres. Me quedo pasmado y cierro demasiado tarde la puerta, porque hemos hecho contacto visual por dos segundos. Me siento en el suelo contra la puerta y escondo el rostro entre mis piernas. Me voy a derretir. ¿Qué tenemos este tipo y yo con encontrarnos en los baños? ¿Me habrá reconocido? (Por supuesto que lo hizo).

Sunghoon: Ew, es un maestro.

Quiero morir en este preciso instante.

Me quedo en el baño diez minutos más. Seguramente mamá piensa que tengo una infección estomacal. Cuando vuelvo a nuestra mesa, veo de reojo que la de Jungkook y su novia está vacía. Mamá me ofrece una mirada sospechosa, pero decide no preguntar. Le agradezco internamente.

Apenas puedo comer, aunque este sea mi restaurante favorito.

Todo es culpa de Jeon Jungkook. 

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2024 ]

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