OO1, la resaca y; el aroma en la cara.
Un sonido sordo la despertó, lo siguió el sonido de una cremallera cerrándose, la luz que se filtraba por la ventana la hizo cerrar sus ojos fuertemente al apenas entreabrirlos. El murmullo de una voz a lo lejos la hizo soltar una queja y removerse entre las sábanas, su cabeza queda entre las almohadas y una corriente la golpea por toda su columna vertebral. Aspira el dulce aroma y su alfa se despierta en un gruñido.
— Dioses, mis padres me mataran. — escucha esta vez, la voz es más clara ahora y sus sentidos parecen estar más despiertos de repente. Sus ojos parecen pegados aún por el sueño.
Se presiona más contra la suave tela de las almohadas y su alfa vuelve a rugir en su pecho, anhelando olfatear el aroma desde su fuente y se queja en un gemido al sentir que se cabeza la tiene en una rueda de la fortuna que da vueltas a mil por hora. Su alfa le exige algo desde lejos y aún se siente tan dormido como para analizar lo que está sucediendo. Escucha el ruido de zapatos golpeando la madera, la cama se hunde por unos segundos y luego el peso se va.
— Espera...espera...— se queja, consiguiendo despegar su cara de la almohada que parece atarla a ella, el aroma es tan embriagante. — No te vayas aún...— su garganta y su boca se sienten secas y ásperas al hablar.
Se incorpora apenas en la cama y justo cuando sus ojos consiguen despegarse apenas, lo único que logra ver de forma borrosa es una cabellera negra, la espalda de lo que parece ser una omega y luego la puerta blanca se cierra de golpe. Dejando apenas un leve indicio de su presencia. Suspira con un quejido y vuelve a caer con su rostro hundido en la suave tela de la almohada que huele increíble.
Cuando vuelve a despertar la boca de su estómago arde y su cabeza da vueltas cuando se sienta de golpe en la cama, una punzada la recorre desde la nuca hasta los ojos y tiene que cerrarlos fuertemente cuando el dolor se vuelve punzante. Se levanta con cuidado y un gemido de molestia por el dolor, lo primero que hace es orinar porque beber demasiadas cervezas hace que quiera orinar miles de litros. Suspira con pesadez echando su cabeza hacia atrás. Sus mechones golpean apenas su nuca y por debajo de su hombros.
Toma algo para el dolor y se pone unos pantalones, suspira con pesadez antes de tomar el picaporte de su puerta y abrirla. El pasillo está repleto de basura, vasos rojos descartables, bolsas de algún tipo de snack, restos de comidas y dos o tres personas durmiendo en el suelo. Las esquiva con cuidado y niega con una sonrisa. Yeji deberá ayudarla a sacar a todos antes de que sus padres vuelvan y lo maten por hacer otra de sus grandes y alocadas fiestas. Imagina que el resto de la casa se encuentra en la misma situación.
Un sonido lo hace girarse y volver sobre sus pasos, su teléfono suena desde su habitación y resopla cuando uno de los betas que está en el suelo larga un quejido molesto entre sueños. Solta sobre el suave colchón y cae de boca, toma el aparato entre sus manos y contesta rápidamente antes de siquiera ver el nombre aunque no tiene que leerlo para saberlo.
— Si no tienes la casa limpia en menos de dos horas, te descontaré de tu sueldo y te obligaré a tomar clases particulares de francés al igual que tu hermano.— Su madre habla del otro lado de la línea con voz aburrida y algo de enfado. Aeri rueda sus ojos con molestia.
— Buenos días a ti también, madre. — dice de forma sarcástica y su madre suelta una risa molesta del otro lado.
— Y lava las sábanas por ti misma por el amor a los Dioses, la última vez que lo hice yo vi demasiadas cosas asquerosas. — Ella se queja en un sonido de asco y se escucha la risa de su padre de fondo. La llamada se cuelga luego de eso.
Aeri suspira y tira su cabeza en las almohadas, gime ante el aroma que la recibe y su lobo gruñe en su pecho, nunca antes había sentido a su loba tan despierta, no más que alguna presencia por aquí y por allá y alguna que otra comunicación amena, pero jamás algo tan fuerte como esto. Toma la suave almohada entre sus manos y entierra su rostro en ella. Busca con desespero una mancha entre las sábanas y resopla cuando no la encuentra. Esto es patético se dice a sí misma. Necesita descubrir inmediatamente quién es la omega que huele tan bien y tenerla por una noche entre sus manos.
La lavanda y la miel la tienen como idiota.
— Aeri...
Nunca antes la había notado, la particular omega que siempre entra tarde con sus lentes mal acomodados, libros entre sus manos y un gran suéter de lana con colores extraños y aburridos. Su cabello es particularmente negro y parece achicarse en su lugar al entrar al lugar. Sus hombros están hacia adelante y su cabeza gacha.
— Aeri, Aeri...
¿Realmente lo hizo? ¿Realmente se acostó con ella y no lo recuerda? Si así fue este definitivamente sería un nuevo récord para ella, para la grandiosa y aclamada Uchinaga Aeri, nunca antes había pensado en expandir sus fronteras y tener acostones con los nerds de la escuela, pero teniendo en cuenta que su aroma lo tuvo buscando de forma muy vergonzosa una mancha de lubricante para olfatear mejor el aroma...
— ¡Aeri! — un golpe la saca de sus pensamientos y su mirada vuelve bruscamente hacia la alfa frente suyo. — Te estoy hablando, idiota, ¿si te acostaste con ella? — Yeji pregunta frente a la japonesa y solo puede abrir su boca de forma tonta sin saber realmente qué decir.
— ¿Por qué lo dices? — frunce su entrecejo y Hwang rueda sus ojos. Todo el mundo parece estar hablando de eso ahora mismo.
— Porque todo el mundo en la fiesta te vio metiéndote con ella en tu habitación y estoy muy seguro que lo último que hicieron fue sentarse a charlar sobre el Big Bang. — Yeji se burla y la hace rodar sus ojos de forma molesta.
— No, no bueno... no lo recuerdo. — no había una mancha de lubricante así que no podía saberlo. — Estaba demasiado ebria, apenas recuerdo algo de lo que hice.
— Pero ni siquiera bebiste demasiado...— Yeji niega, una expresión de confusión y preocupación recorre su rostro. — Estabas como poseída, tus pupilas estaban algo dilatadas y parecías gruñirle al mundo entero cuando estabas camino a tu habitación, te pregunté algo y solo me gruñiste. — ella ríe y se encoge de hombros mientras niega suavemente con su cabeza.
— ¿Crees que me haya drogado? — la duda la recorre, pero no recuerda beber nada con sabor extraño o sentir bajo su olfato algún indicio de algo. Niega ante su propia duda y la descarta haciendo una seña vaga con su mano. — Olvídalo, no lo creo, la omega no parece de ese tipo específicamente.
Aeri solo se limita a encogerse de hombros y mirar en la dirección que la omega huyó, necesita demasiadas respuestas ahora mismo y sobre todo tener en sus manos por una noche a esa extraña y peculiar omega para saciar a su alfa y que no vuelvan a molestarlo o reaccionar de forma extraña.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro