Naturaleza
El viento acariciaba sus mejillas y mecía sus hermosos rizos con gracia. Era como si Merida fuera parte del paisaje, de aquel escenario.
Su naturalidad era una joya que resaltaba lo bella que era física y emocionalmente.
Su mirada seguía fija en el cielo. Veíamos las nubes tratando de encontrar formas en ellas, pero yo disfrutaba el espectáculo que ella misma me estaba ofreciendo con su presencia. Admirarle era uno de mis momentos preferidos desde que habíamos comenzado a ser una pareja.
Miré con detenimiento algunas de sus pecas, colocadas con delicadeza en su precioso rostro. Como si de una obra de arte se tratara, aunque ella lo era completamente.
Merida era tan natural, tan única. Vi como sonrió señalando una nube. Sus ojos se iluminaron llenos de entusiasmo, bajo la oscuridad de la noche parecían un par de luceros brillantes.
— ¡Mira esa! Tiene forma de oso —exclamó mientras se giraba un poco para verme.
Desvié mi mirada de ella para comprobar lo que me decía, en verdad me resultaba difícil dejar de mirarla, pero era importante para mi princesa.
—Vaya, tienes razón —sonreí algo sorprendido, confirmando su idea.
—Siempre la tengo, vikingo —dijo con superioridad.
—Sí, claro —respondí con sarcasmo. Ella en respuesta golpeó mi abdomen volviendo a fijar su vista en la bóveda celeste. Recuperé el aire después de su golpe.
Nos quedamos en silencio nuevamente, contemplando como el viento parecía mover las nubes lentamente. Respiré hondo.
— ¿Escuchaste eso? — preguntó de repente atrayendo mi atención.
— ¿Qué? —contesté un poco confundido y colocó un dedo sobre mis labios, nuestros ojos se conectaron en ese momento, como si por medio de ellos habláramos.
Los sonidos de la naturaleza comenzaron a emerger con más fuerza. Podía distinguir los sonidos de algunos animales, parecían intercalarse como si de notas musicales se tratase.
El viento agitaba algunas hojas y movía el césped contra nosotros. Incluso escuché unos suaves ronquidos por parte de Chimuelo que se unían a la melodía natural de la noche.
Sonreí bastante complacido por aquel momento.
— ¿Sabes? Siempre logras sorprenderme, mi lady —admití regresando mi vista hacia ella.
Ella también me miró con una sonrisa. En verdad amaba esa sonrisa.
—Tómalo como una señal del destino, dragon boy —habló acercándose un poco más—. Mientras más cerca esté de ti, más sorpresas habrá en tu vida.
De repente sentí como se acurrucó contra mi pecho. Mi corazón volvió palpitó un poco más rápido. Sentir y recibir el mismo afecto de su parte me hacía feliz.
Soltó una risita y tomó suavemente mi brazo, colocándolo alrededor de su cintura.
—No había disfrutado tanto de una noche al aire libre —confesé apretando un poco más mi agarre contra su cintura.
Sentí su suspiro y una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo.
—Ni yo... —sentí como acariciaba mi pecho—. Y no la cambiaría por nada.
Estos eran los momentos en los que más seguro estaba de lo afortunado que era de tenerla en mi vida, y lo muy enamorado que estaba de ella.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro