Invención
Hipo había demostrado ser un gran inventor, de eso no había duda.
Su creatividad era increíble, su talento y dedicación no dejaban de asombrarme.
Me encantaba verlo volar, ya fuese con su traje o junto con Chimuelo. Se veía tan feliz y tan libre, me daban ganas de estar a su lado.
Las creaciones de Hipo me fascinaban siempre.
Pero las mejores creaciones que él fabricaba eran sus momentos conmigo.
Él lograba hacerme reír como nadie más. Y cuando sus ojos me miraban sentía que el tiempo se detenía.
Me sentía vulnerable, indefensa, pero no tenía miedo, sabía que mientras estuviera con él no habría nada que temer.
— ¿Qué te parecen estas alas? —me preguntó con una sonrisa mientras me mostraba su nuevo diseño.
Hice como si examinara detenidamente. Él sabía que ni siquiera tenía mucho conocimiento en la creación y diseño para hacer un análisis detallado de aquella invención, así que rio suavemente.
—Se ven muy bien, se parecen bastante a las que tienes ahora —respondí con una sonrisa—. Aunque...
— ¿Aunque? —me miró insistente.
—Son algo pequeñas para ti, ¿no? Digo, no es proporcional al tamaño de tu cuerpo.
Él soltó una carcajada, yo le miré perpleja.
—Eso es porque no son para mi... —dijo con un gesto de burla— Son para ti, princesa —añadió susurrando en mi oído, logrando que sintiera su cálido aliento en mi piel.
— ¿Ha-hablas en serio? —exclamé sin creerlo.
—Naturalmente, pelirroja —él no quitaba su sonrisa de su rostro.
—Yo... Yo no se qué decir... —le dije algo avergonzada—. Gracias vikingo, no debiste molestarte.
— ¿Crees que no he visto cómo miras hacia el cielo cuando vuelo? —dijo con suficiencia mientras se cruzaba de brazos.
Iluso, a quién miro es a ti.
—Y no tienes que preocuparte, Chimuelo y yo te enseñaremos a usarlas —agregó al mismo tiempo que el furia nocturna respondía con un alegre gruñido.
Y volví a confirmar que ese jinete era un cofre de sorpresas.
Cuando estuvimos listos para la acción no pude evitar sentir algunas cosquillas en el estómago, no sabía si por la emoción de volar por primera vez o volar tan cerca de mi vikingo.
— ¿Estás lista? —preguntó tomando mi mano con suavidad en el momento que yo respiraba hondo.
Apreté el agarre un poco.
—Claro.
Y cómo si nuestras mentes pensaran como una sola, ambos saltamos a la vez.
Solté su mano para extender "mis alas". Y por primera vez sentí que podría hacer cualquier cosa en la vida.
— ¡Hipo! ¡Hipo! ¡Estamos volando! —exclamé con una alegría incontenible.
Él me miró tan dulcemente y al instante se acercó a mi, sin robarme espacio para disfrutar de la experiencia.
Con él a mi lado me sentí más viva que nunca.
Escuchaba los rugidos de Chimuelo, quien parecía disfrutar del vuelo tanto como nosotros.
Llegó el momento de aterrizar en tierra firme.
Hipo lo hizo tan limpiamente, definitivamente la práctica había funcionado bastante.
Yo en cambio, choqué contra un montón de ramas, un ave y acabé encima de mi querido castaño.
—Bien... la siguiente clase será sobre aterrizajes suaves —dijo intentando recuperar su respiración.
Yo reí nerviosamente mientras nuestros luceros volvían a encontrarse insistentemente.
Sentí como el calor invadía mis mejillas y me levanté rápidamente. Tenía que volver a actuar como si esto no me afectará.
—Es el mejor invento que has hecho Hipo, nada mal.
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La verdad no tenía idea de qué escribir para esta temática pero por fin algo salió 💕
Gracias por sus favs 💖💖💖 me llenan el alma. No los merezco uwu.
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