Celtas
Si había algo que papá odiara más que los dragones eran los celtas.
Eran sus principales enemigos hablando desde un punto de vista territorial. Nunca había existido una posiblidad de tregua, por más que yo insistiera.
Y esa parte de mi le desagradaba, que yo no tuviese el "corage" para pelear por lo que era importante para la aldea.
Por más que había insistido él no cambiaba de opinión, pero yo tampoco cedía. En algo podríamos parecernos después de todo.
Durante un tiempo oculté que conocía a una princesa celta, que por azares del destino o intervención divina yo había encontrado en mi camino.
Y mucho menos había confesado a mi padre que estaba enamorado de ella. Además estaba decidido a casarme con ella.
Me había conquistado con una facilidad que no sabía explicar. Me capturó con su fascinante encanto, en sus redes estaba atrapado y lo peor es que yo no luchaba por zafarme de ellas.
La primera vez que la vi fue mi perdición. Fue como una ilusión, su cabello tan indomable, sus ojos tan hipnotizantes y esos labios tan pequeños que pedían ser probados.
Sacaba lo más bajo de mi instinto, ella siendo iracunda y peligrosa lograba que mi corazón estuviera al borde de un ataque. Demostraba una valentía inigualable, todo en ella me llamaba.
Estaba hechizándome, cada movimiento y palabra de ella era una trampa, la cual yo no tenía el menor cuidado ni interés de evitar.
Tan sólo la primera vez que probé sus labios me trastornó. Había comenzado mi adicción por ella y esta no tendría final. Descubrí que me encantaba ver sus mejillas sonrojadas y sus labios hinchados por la acción de los míos.
Cuando su boca entraba en contacto con la mía lograba despertar lo más animal de mi. Y eso sólo era el comienzo de todo, era la primera señal. La danza y batalla entre nuestras lenguas me incitaban a seguir. Era claro que ella tampoco buscaba detenerse.
Cuando nuestros besos comenzaban a subir de tono sentía que el mundo se detenía y sólo éramos nosotros, sin ninguna barrera que impidiese nuestra unión.
Su mirada feroz me devoraba, su tacto parecía quemarme a través de cada roce que había entre nosotros. Oh sí, papá estaría muy decepcionado de verme caer ante la belleza de una mujer celta como Mérida.
"Vikingo, ¿qué tal si peleamos un poco?"
Esas eran sus palabras antes de perderme en los movimientos de su cadera, en su cuerpo sobre el mío y sus caricias. La manera en la que susurraba aquella frase y el tono travieso que ocupaba al hacerlo me encendía de sobremanera.
Al estar piel con piel me llevaba al paraíso. Tener toda su figura para mi me daba una sensación de satisfacción inmensa. Me ayudaba a olvidar la idea de que éramos clanes enemigos. Para mi sólo éramos un par de jóvenes enamorados
Merida era fuerte, independiente y entregada, una verdadera diosa. Era lo que mi alma y cuerpo necesitaba, y no planeaba soltarla ahora que era mía y yo era suyo.
☆-☆-☆-☆-☆-☆-☆-☆
Ya se que me atrasé bastante, pero sigo firme en terminar todas las temáticas que pueda.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro