INTRODUCCIÓN
Mi espíritu, durante muchos siglos, a guardado un secreto, que solo comparte, con la luna, ya que si algún día, fuera rebelado, estaría muerta, esa era la herencia, que me habían dejado, mis padres, antes de morir, la maldición, de generación a generación, de la familia, aunque era una suerte, que aún, viviera en una parte del reino, que no conociera, mi pasado.
- Otra vez, el mismo sueño - desde que tengo memoria, en mis sueños, siempre había aparecido, la misma frase: Al rededor de los cristales del reino, pocos son los árboles, que crecen, como un símbolo, de que las personas, que llevan la marca, deben morir. - No sólo era.....
- A mi no me engañas .
- Yo - sabia que cualquier cosa, que pudiera decirle, no la crería, en especial, si había, estado gritando, como solía hacerlo, todas las noches.
- Sabes que te conozco, y que cuando te encontré, te dije, que podías confiar en mi.
- Será mejor que nos demos prisa. - dije rápidamente, al levantarme de la cama, para cambiar el tema, de la conversación, por lo que continúe diciendo. - O el profesor brand, nos expulsará, definitivamente de sus clases.
Catalina laboni, se había convertido, en mi única amiga, en el reino de ever Freylea, después de haberme encontrado malherida, y haberme traído a su casa, presentandome ante sus padres, como marina harovat, desde entonces, sus padres habían mentido, a las personas del reino, diciendo que era prima de catalina, para evitar, que los cazadores, dieran conmigo.
Sin embargo, apesar de todos los años, que había vivido, con catalina y sus padres, me preguntaba, porque me habían, aceptado en su casa, en especial, cuando estaba segura, que habían visto, la marca de media luna, en una de mis manos, por lo que siempre, tenía que llevar, alguna ropa , que cubriera, completamente la marca, de la vista de todos.
Pero aún, seguía en mi aquella duda, ellos no me tenían miedo, al contrario parecían contentos de ayudar a una joven maldita.De la que no sabían absolutamente nada, apesar de las recompensas que los cazadores eguramente darían por entregarme, para después ejecutarme enfrente de todo el reino, y asi recordarles, que cualquiera que tuviera la marca de vía morir.
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