006. the quileute history
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↯ CAPÍTULO SEIS
▬ ❝ la historia de los quileute ❞ ▬
[+30 comentarios y +70 votos en este apartado para el cap 007.]
ESTIRE MIS BRAZOS MIENTRAS ME ADENTRABA A LA COCINA DE MI CASA, deseando que la noche durara más y que, de preferencia, no sintiera presencias en mi cuarto. ¿Qué si temía? No, por alguna razón no lo hacía, sentía la mirada más no intranquilidad.
—Hija, tu tía volvió a llamar —le lance una mirada furtiva a papá al oírlo decir aquello.
Entrecerré mis ojos en su dirección, mientras tomaba el plato en donde Hilary había desayunado antes de ir hacia el patio trasero a jugar.
—Si nos ponemos a meditarlo, esto termina siendo tu culpa —comente, sonriéndole irónica—. No debiste de contarle lo del accidente.
Lleve el plato de mi hermana al lavabo, en donde hice a un lado los restos de comida para que no se hiciera difícil al momento de lavarlos.
—Tienes razón —tomó un sorbo de su café—. Siempre se preocupa de mas.
Asentí en respuesta, mientras abría la llave del grifo y sentía como el agua empapaba mis manos, helándolas en el transcurso. Esparcí jabón por toda la superficie del plato y comencé a frotarlo con la esponja, oyendo como papá dejaba su taza sobre la mesa.
—Se la nota diferente —habló mi padre, mientras yo dejaba el plato en el mueble junto a mi para que se secara—. Se la nota feliz. Helian parece ser un buen tipo.
Me di media vuelta y me recargue en la barra de la alacena, mientras secaba mis manos con una toalla.
—Parece serlo, si —afirme.
—¡Mara, ven! —mire por la ventana que da al patio, en donde encontré a Ly, haciéndome señas para que saliera—. ¡Tienes que ver estas flores aquí afuera, corre!
Sonreí y mire a papá—. Creo qué hay un partido de béisbol en la televisión, tómate un respiro, pa'.
Papá rió—. Te tomaré la palabra, cielo. Ve con tu hermana, estaré en la sala.
Asentí, me acerque a dejar un beso en su mejilla y sin más salí hacia el patio trasero, yendo hacia Hilary que regaba un par de flores.
—OYE, LA PUSH NENA —mire extrañada a Alessia, quien se encogió de hombros, igual de confundida con las palabras de Eric—. ¿Vienen?
Lex y yo compartimos una mirada casi al instante—. ¿Qué?
—¿Qué significa eso? —inquirió Bella, quien parecía enfadada con el mundo.
—La playa Push, en Quileute —abrí mis ojos ligeramente, recordaba que Jacob lo había mencionado, algo así como una reserva—. Todos vamos mañana.
—Se viene una oleada —comentó Jessica.
—Soy especialista en esto —Eric se puso de pie en un salto he hizo una pose como si fuera a surfear, Mike lo imitó.
—Te paraste una vez en una tabla de espuma —una pequeña sonrisa se abrió paso en mis labios, aquello era y soñaba gracioso.
—También puedes ver a las ballenas —dijo Angela—. Vengan con nosotros.
—La Push, nenas. La Push.
Alessia rió—. Iré si dejas de repetir eso.
—Como sea —murmuró Bella, antes de cruzarse de brazos y bajar la mirada.
Hice una mueca—. Ahora vuelvo, voy por mi comida.
Mike se levantó de su asiento y se acercó a mi a paso rápido.
—¿Quieres que te acompañe?
Negué tímidamente—. Gracias Mike, pero no tardaré. Solo iré por comida.
El rubio asintió notablemente avergonzado y yo comencé a caminar hacia él área de bandejas.
No tarde en comenzar a servirme una ración de un poco de todo, sobretodo de verduras: quizás esto quedaría como una ensalada pero tampoco es como que tuviese un gran apetito.
Suspire y estire mi mano hacia una de las pocas manzanas que quedaban, la dejé junto a mi y me encargué de seguir rellenando mi plato con un par de hojas de lechuga, no me di cuenta cuando moví sin querer mi plato, haciendo que la manzana comenzara a rodar e hice una mueca cuando creí que esta llegaría al suelo.
Una voz y un movimiento rápido me impidió creer el fallecimiento de mi manzana.
—¿Arte comestible? —alce una ceja en dirección a Edward, quien en un movimiento extraño hizo con su pie que mi manzana no se ensuciase. Ahora está estaba en sus manos. Alce mi mirada de la manzana para ahora mirarlo a él, esta vez fingiendo no estar impresionada—. Hola.
Fruncí el ceño con una diminuta sonrisa—. Gracias por salvar mi manzana, Einstein —comencé a caminar hacia el otro lado de la barra, siendo seguida por él—. Aunque tus cambios de humor son preocupantes y me tienen mareada a mi.
—Solo dije que sería mejor no ser amigos, no que no quiera serlo —eso está relativamente peor.
¡Se está contradiciendo a si mismo!
—¿Y eso que significa? —inquirí, cruzándome de brazos.
—Que, si fueras inteligente y usarás tu intuición, te alejarías de mi por muy obvias razones —argumento.
Resople, inconforme con su respuesta tan monótona—. Supongamos que no soy inteligente y que mi intuición no sirve. ¿Dejarías de mentirme?
—Probablemente no —hice un gesto de "ahí tienes mi respuesta" y volví mi vista a mi plato, agregando un par de elotes pequeños a este—. Prefiero oír tus teorías al respecto.
—¿De qué, precisamente? ¿De por qué sigues tan joven como ese día en el prado? —sentí como se tensaba a mi lado, por lo que alce la mirada de nuevo hacia él—. He considerado arañas radioactivas y kryptonita, aún que el veneno no suena nada raro en esta situación.
Ignoro lo último que dije, causándome una sonrisa divertida: por alguna razón sabía que aquello iba a suceder—. Cosas de superhéroes, ¿no?
—Ya no pareces tan del siglo pasado, Einstein.
—¿Y si no soy el héroe? —ignoró mi broma—. ¿Si soy el malo?
Ladee la cabeza ligeramente mientras negaba con cuidado la cabeza—. No lo eres. Aparentas ser de una manera para que nadie se acerque a ti. Es una máscara. Ya vi al verdadero Edward hace trece años, sonriente y sin esa expresión de seriedad que siempre tienes —me encogí de hombros—. Para esos engaños mejor déjaselos a Bella, que por cierto, viene hacia acá.
Palmee su hombro –como una cosa de costumbre ya– y sin más me aleje en dirección a la mesa en donde estaban Alex y el resto de los Cullen, por más raro que aquello sonase.
Aunque tenía el leve presentimiento que la culpable iba hacia Edward en estos momentos.
—Lo siento, pero no soporto a esa hermana tuya —oí hablar a Rosalie, mientras que Lex me hacía un espacio junto a ella y junto a Alice. La rubia me miró, reduciendo su odio en sus ojos pero dejando su semblante de seriedad.
Puedo suponer que... ¿no me odia?
—No hay problema —dijo Alessia, sonriendo.
—¡Sabía que vendrías! —chillo Alice junto a mi, haciéndome sonreír divertida.
—Cariño, tranquila. No la asustes, apenas y llego —hablo Aston a su lado, abrazándola por los hombros.
—No hay problema —dije, encogiéndome de hombros antes de mirar a Alice sonriente—. Eres igual a mi hermana en la forma de ser.
Alice parecía que aquello le agradaba—. Eso suena bien, me encanta parecerme a Hilary.
Baje la mirada a mi comida y fruncí el ceño. ¿Como es qué conocía el nombre de mi hermana si nunca habíamos hablado de ella?
EL AIRE FRESCO GOLPEABA MI CARA Y EL SONIDO DEL MAR ME CAUSABA MUCHA SATISFACCIÓN. La vista era bastante buena y las olas también. Había bastante gente lista para montar esas olas, cosa que yo no me atrevería a hacer ni en un millón de años: soy un poco muy asustadiza con esos temas.
Acomode mi media coleta mientras observaba al resto de mis amigos colocándose el traje de surf de cuerpo entero. ¿Servirán de algo los trajes en específico o solo es para vender?
Alessia, quien estaba sentada junto a mí en una de las camionetas de los chicos, estaba distraída dibujando un poco del mar y otro poco de la costa: ella dijo que a eso era a lo que había venido ya que desde que era pequeña le temía al mar.
Hilary –a quien había tenido que traer ya que no podía dejarla sola en casa– parecía inquieta por ir hacia la arena y jugar con ella, o simplemente correr. Supongo que al ser todavía una niña necesitaba descargar energías.
—No sé si vale la pena —murmuró nervioso Eric, acomodándose su traje de la parte de atrás.
—Ya estamos aquí —le recriminó Jessica—. Yo al menos lo intentaré.
—Ustedes son unos bebés —burló mi hermana, haciendo que Jessica riera y chocase los cinco con Hilary.
Los tres comenzaron a alejarse de con nosotras con tablas en brazos directos al mar.
—Sigo esperando que Eric me invite al baile, —quite mi mirada del mar al oír hablar a Angela quien estaba en el asiento del frente de la camioneta— pero no lo hace.
—Tu deberías invitarlo —razone, encogiéndome de hombros—. Toma el control.
—Eres una mujer fuerte e independiente —habló Alex, quitando su vista de su dibujo para sonreírle a la de lentes.
—¿Ustedes creen?
Asentimos las tres en su dirección.
—¿Me ayudas? —Bella asintió hacia Jessica –quien creí que ya se había ido al mar– y comenzó a subir el cierre del traje.
Resople y comencé a juguetear con mis dedos, sin percatarme de que un trío de chicos se acercaba a nosotras, los tres con el cabello largo y piel rojiza.
Uno de ellos menos desconocido que los otros dos.
—¿Sam? —alce mi mirada de mis dedos al oír la voz de Jacob delante de mi. La sorpresa resplandecía entre mis facciones
—Jake —salude con una sonrisa tras salir de mi pequeño trance. Giré mi mirada a las chicas—. Oigan, él es Jacob.
—Te recuerdo, eres el hijo de Billy —habló Alessia, saliendo un poco más de detrás de la camioneta—. El que vendió la camioneta a papá para Bella y para mi.
—Hola —saludó también Bella, terminando de abrochar la parte de atrás del traje de Jessica.
—Hola, ¿como están? —saludó de regreso Jake, yendo hacia mi lado de la gran vagoneta negra.
Angela y Jessica le regresaron el saludo al muchacho, quien se sentó junto a mi y junto a Ly, esta última luciendo muy desesperada por explorar la playa de La Push.
—¿Qué haces por aquí? —inquirí, acomodando mi cabello sobre mis hombros.
—Estas en mi reserva, ¿recuerdas, Sam? —bromeó, sacándome una sonrisa—. ¿Vas a surfear?
Negué rápidamente—. Claro que no, yo prefiero el suelo firme, nada de esas cosas que me pueden matar.
—Deberían hacerles compañía a las tres —se adelantó a decir Jessica, aún mirando a los dos amigos de Jake—. La cita de Bella la rechazó. Y Alessia, Sam y Ly van a estar solas aquí.
—¿Quién rechazó a Bella?
La mencionada bajo la mirada con las mejillas rojas, lanzándome una mirada fulminante antes de oír hablar a Jess de nuevo.
—Invitó a Edward —abrí mis ojos de par en par al oírla. ¿Acaso para eso se había acercado a él en la cafetería?
—Solo fue por cortesía —alce una de mis cejas en dirección a Bella. ¿No creerá que nos creeremos eso, verdad?
—Me parece bien que lo haya hecho —alegó Angela—. Creí que Sami ya lo había invitado, o que Alex había invitado a toda la familia: nadie nunca los invita.
—Porque son raros —dijo como si aquello fuese obvio Mike, quien volvía junto con Eric a por Jessica.
—Sin duda alguna —se burló uno de los amigos de Jacob.
¿Sería algo típico de La Reserva dejarse el pelo largo?
—¿Los conocen? —cuestione yo, tomando una de las barras de regaliz que Ly me ofrecía.
—Los Cullen no vienen aquí —se limitó a responder el otro chico.
Pestañee un par de veces, confundida. ¿Por qué no vendrían los Cullen por acá?
—¿Ya podemos ir a dar la vuelta? Me volveré loca aquí encerrada —farfulló Hilary, cruzándose de brazos.
Sonreí divertida y me puse de pie, acomodando mi chaqueta de cuero y asintiendo—. Vamos, necesito que te canses para que no des tanta lata en la casa.
—Las acompañó —habló Lex, cerrando su cuaderno y colocándose sus tenis una vez más. Con duda miró a su hermana, quien se quedaría sola con Angela—. ¿Vienes, Bella?
Bella no dijo nada, más si asintió. Tenía una mirada extraña, un brillo que resaltaba en curiosidad.
—¿Jake? —él, aún con su sonrisa de oreja a oreja entendió lo que quería decirle y terminó asintiendo. Extendí mi mano para que la tomara y se pudiera de pie. Así lo hizo y sin más los cinco nos despedimos del resto y fuimos en dirección a la orilla del mar.
EL VER A HILARY CORRIENDO POR TODA LA ORILLA DEL MAR CAUSÓ QUE UNA SONRISA NACIESE EN MIS LABIOS, siempre buscaba maneras en las que ella pudiese olvidar un poco el tema de mamá y el distraerse haciendo distintas actividades era lo mejor.
—¿Qué quieres decir tu amigo con eso? —la voz de Bella me sacó de mis pensamientos. Quite la mirada de mi hermana y la guíe hasta Jacob quien iba junto a mi.
—Lo oíste, ¿no? —respondió Jacob—. Se supone que no debo hablar de eso.
—Podríamos guardar el secreto —sentí que mi ceño se fruncía ante la insistencia de la chica con el tema y podía notar también la incomodidad en Alessia, quien tenía la vista fija en mi hermanita.
—Es una historia antigua y tenebrosa —jugueteó Jacob, sonriendo nervioso.
—Quiero saber —Bella nos miró a su hermana y a mi—. Queremos saber.
¿Queremos? ¡Ja! Querrás tu, mi amor.
—¿Sabían que los Quileute son descendientes de lobos? —mire curiosa a Jake, quien sonreía con misterio.
—¿Qué? ¿Hablas de lobos reales? —cuestione yo, frunciendo el ceño divertida.
¿Así que aparte de personas que no envejecen hay lobos?
—¿Hablas en serio? —inquirió Lex junto a mi, igualmente luciendo incrédula.
—Si —afirmó Jake en una pequeña risa—. Es la leyenda de nuestra tribu.
—¿Y eso que tiene que ver con los Cullen? —¿porque comienzo a creer que Bella solo vino para saciar su curiosidad? ¡Oh, ya se! Porque solo a eso vino.
—Se supone que son descendientes del clan enemigo —respondió Jake, encogiéndose de hombros—. Mi bisabuelo, el jefe, los encontró cazando en nuestras tierras. Pero afirmaron ser algo diferente en su especie, así que hicimos un acuerdo. Mientras no pisarán territorio Quileute, no divulgaríamos lo que en realidad ellos eran caras pálidas.
—Pero recién vinieron —razonó Alessia, frunciendo el ceño luciendo un tanto desconcertada.
—O recién volvieron —corrigió Jacob.
—Claro —murmure yo, incrédula. ¿Qué era esta historia?
Ahora me siento como Bella, igual de curiosa por saber aún más, aunque en realidad creía que con la información que tenía era suficiente.
—¿Qué son en realidad? —quiso saber Bella, visiblemente interesada en el tema.
Jake sonrió burlón—. Es solo una historia, Bella —me miró y después hacía el frente, en donde Ly miraba en nuestra dirección, esperándonos—. Vamos, Hilary no se cansará sola.
Palmeó mi espalda y sin más seguimos nuestro andar, por mi parte bastante confundida.
¿A qué se refería con "caras pálidas"? Admito que los Cullen son de tez muy, muy blanca, pero no creo que tenga que ver con ello en absoluto.
O quizás él resultaba bastante bueno contando historia de terror.
MORDISQUEE MI LABIO INFERIOR MIENTRAS ESCRIBÍA EN MI LAPTOP LA SOLUCIÓN A MI CURIOSIDAD. Eche todo mi cabello empapado hacia mi hombro derecho y, una vez ya decidida, comencé a escribir en el buscador "Leyendas Quileute". Le di enter y los miles de resultados aparecieron frente a mis ojos uno tras otro. ¿Cómo saber cuál era el sitio correcto y con información fidedigna acerca de las leyendas de las que Jake habló?
Comencé a bajar y a bajar hasta que el nombre de un libro llamó mi atención, ya que este llevaba el mismo nombre de mi búsqueda.
Ladee un poco mi cabeza y le di click a la pagina: al parecer era una librería con un libro sobre los Quileute, esta se llamaba "Thunderbird & Whale" y se encontraba en Port Angels.
No estaba lejos de aquí: recuerdo que hace unos meses cuando llegamos a Forks hicimos una parada ahí y el trayecto hacia acá no fue tan largo.
Hice una mueca y cerré la laptop, soltando un suspiro cansino. Sabía claramente que este asunto no me convenía, y si algo sabía muy bien era él no meterse en donde no me llaman.
Negué ligeramente y saqué esas ideas de mi cabeza: ese tema no era de mi incumbencia, por lo que decidí mi lado moral y no darle importancia.
—¡Sami, la cena está lista! —grito papa desde el piso de abajo.
Pase mis manos por mi rostro—. ¡Ya voy!
Solo deseaba que fuera algo con salsa y mínimo así podría olvidar un poco mis problemas adolescentes sobre ser una metiche o no.
La curiosidad mato al gato.
Pero el gato murió sabiéndolo.
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